Partida Rol por web

Cuando se está marchando le susurro:

-Preparate para un viaje en un par de días. Serás mi criada personal ¿De acuerdo?-

Con un último mordisco en su cuello la dejo marchar.

Duermes tranquilo, casi placenteramente... si no fuese por los sueños que te asaltan. La misma sala del trono, las mismas personas... pero las posiciones empiezan a moverse, como si de un sutil tablero de ajedrez se tratase.

Al vuestro bando, se ha unido Lady Merced, que mira con un profundo odio a Sir Françoise. El niño que iba de la mano de Ossian, ahora se aferra a la de Isabella. Isabella te mira con una sonrisa dulce. Lady Anna, se apoya en el hombro de Sir Françoise, luciendo una hermosa alianza.

Al despertar, medito unos instantes sobre el sueño.

-Si no es hijo de isabella...lo debe haber adoptado. O ser su protegido. Y Lady Merced odia a Françoise ¿Por despecho por que se ha casado con Lady anna? Puede ser...pero no. Isabella me sonríe sin cinismo o desprecio...es solo un sueño.-

Al levantarme me visto y bajo a desayunar.

Como siempre, bajas ya pasada la hora del desayuno. Los excesos de la noche anterior te han hecho pasar demasiadas horas en la cama. Los criados te sirven comida igualmente, comida que deboras.

El salón está vacío, hasta que aparece la criada de Lady Anna.

-Mi señora desea hablaros, id al columpio, en los jardines.- te susurra.

Asiento, pero no me doy prisa.

Una vez he terminado de desayunar me dirijo allí con tranquilidad.

-¿Qué ocurrirá ahora?-

Lady Anna te mira muy seria, directamente a los ojos.

-Sir John, yo... he tomado una decisión. Me casaré con Sir Françoise. Lo siento Sir John, pero se que es la mejor manera de ayudar a mi pais. Al igual que el ayuda al suyo. Mi matrimonio será una mentira, una farsa como otros tantos, pero al menos sacaremos algo bueno de el.-

Se balancea suavemente, con ese movimiento tan sensual que la caracteriza. Parece serena, pero un atisbo de nerviosismo asoma por sus ojos.

-¿A si? ¿Y qué es eso bueno?- mis palabras son secas, duras.

Ni yo mismo me entiendo, es la solución a mis tribulaciones, a parte de ellas al menos, y aún así...no me gusta nada.

Empiezas a darte cuenta de que le está costando mucho hacer esto. Te mira con ojos tristes.

-Haré algo bueno por mi pais. No me odieis Sir John, no podría soportarlo.- susurra mientras se levanta del columpio.Te abraza fuerte. El olor de su cabello llega de nuevo hasta ti, haciendo que recuerdes su cuerpo desnudo.

La separo lo suficiente para poder mirarla a los ojos, l oque hago durante casi un minuto.

-Tienes miedo, Anna. Dime por qué.-

No la suelto, ni permito que se suelte. tampoco aparto mi mirada.

Sonríe ligeramente, mientras una lágrima se desliza por su blanco rostro.

-No tengo miedo, yo he escogido esto, con todo lo que conlleva. Lo he escogido yo John, es lo que quiero, ¿entiendes?. Estoy harta de quedarme en una ventana bordando, sin poder formar parte de lo que ocurre en el mundo, sin poder participar.-

-Y crees que casandote con Françoise podrás participar. Eres muy ingenua. Y no me puedes engañar, estás aterrada.-

Beso sus labios de forma gentil primero, más ruda después, y me separo de ella, dándole la espalda.

-Si es vuestra decisión la respetaré, mi señora. Podeis mentirme, o intentarlo, pero no puedes mentirte a ti misma. Buenos días.-

Me alejo sin mirar atrás, quizá no pueda hacerlo si no es así.

Lady Anna deja que te marches, sin intentar detenerte. Te sientes confuso. Ayer le declarastes tu amor, y hoy se casa con otro, haciendo que todo cambie. Te siente aliviado, es cierto, pero es la segunda vez que una mujer con la que te planteas una boda, acaba en la cama de tu enemigo.

Prefiero no seguir por esos derroteros, al fin y al cabo...Françoise no es mi "enemigo" solo un rival.

Deambulo pensativo unos minutos, tras los cuales* busco a Taylor.

Taylor te encuentra a ti mientras paseas por los jardines. Lleva un cesto de mimbre lleno de flores. Te mira sonriendo.

-¿Me acompañais, sir John?. Me temo que necesitaré vuestra ayuda con los rosales.- dice empezando a caminar, sin esperar a que la sigas. Se agacha al lado de unas plantas, esperando a que te pongas a su altura. .-Dicen los criados de Lady Merced que pasaron la noche juntos.- te susurra.

La ayudo en lo que necesite.

-¿Juntos, es decir, como las pasamos vos y yo, bella Taylor, o simplemente en compañía?-

Mientras la ayudo y le susurro, me acerco a ella, oliendo su perfume. Pensando en su sabor....Me controlo a tiempo, con esfuerzo.

-Cada vez necesito más y más sexo para olvidar a..Isabella, y cada vez la olvido por menos tiempo.-

El único momento en el que te olvidas de tus problemas es en la cama. Y eso se convertirá en un problema, lo sabes. Hará que tu reputación penda de un hilo. Taylor se inclina un poco más, dejando el nacimiento de sus senos expuesto a tu vista.

-Los criados no me pudieron confirmar nada, pero Sir Françoise marchó ya de día. No creo que estuviesen rezando.-

-Me voy a marchar unos días. ¿Estarás al tanto de todo por mi?- no puedo evitar acariciar su mejilla con las yemas de mis dedos.

-Las mujeres....mi deseo y mi perdición....-

Te mira un poco sorprendida.

-¿Os vais?. Pero... ¿a Montaigne de nuevo?. Mi señor,eso sería muy peligroso, si los rumores* son ciertos. Haré lo que me digais, pero no me parece prudente.-

Parece preocupada por tu seguridad.

-No. No a Montaigne. A la casa de mi familia. A ver a mi bella sobrina, a su padre, mi hermano, y a sus hermanos, que ya deben ser unos hombrecitos. Mis padres ya murieron. ¿Os preocuparía que volviera a Montaigne?-

-Por supuesto.- dice con gesto serio. Se levanta sacuciéndose el vestido, cogiendo el cesto con una mano -Suerte en vuestro viaje sir John, os informaré de todo lo que sepa cuando volvais. Ahora debo irme, mi señora espera por sus flores.-

Te das cuenta de que en el cesto lleva rosas naranjas, las favoritas de Isabella. A veces te cuesta recordar quien es su señora.