Partida Rol por web

-¿Cómo soy? ¿Y cómo soy exactamente? ¿Un libertino que va de lecho en lecho? Si, es cierto. Tenía que ahogar la pena de mi corazón de algún modo. Cuando volví y os vi casada....era la única salida. Pues decidí que no mereciais que me quitara la vida.-

Olvidado ya de que estoy el el lago, desnudo, sigo hablando.

-Pero si lo mereciais, me hubiera dolido menos. Hubiera sido mejor. El que me acusaras de asesinato- inconscientemente dejo de usar el lenguaje formal- ¡cuando sabias que jamás haría algo así, me terminó de destrozar. Las mujeres me han servido para olvidarte. Pero nunca te he olvidado. Siempre te buscaba, aunque no me he dado cuenta hasta ahora, hace apenas uno o dos días.-

Guardo silencio, sumido en sensaciones demasiado turbulentas como para seguir hablando.

Te mira muy enfadada, ya no con odio, pero muy enfadada.

-Sois un embustero que no sois capaces de manteneros fiel a nada, por mucho que os importe. Yo no os acusé de asesinato, de eso se encargaron vuestros enemigos.-

Se gira, marchandose con paso airado.

-Sabeis que no lo hice yo. Aún así no lo habéis desmentido. Y jamás os engañe. ¡Erais lo único en mi vida maldita sea! Jamás os engañé.-

Las lágriams bajan por mi rostro, dificiles de ver por la lluvia.

-Si el asesinato es cosa de mis enemigos...¿No puede serlo también? Pero no, sois tan testaruda que no admitiríais que os podéis haber equivocado...-

No hago más por detenerla, simplemente salgo del agua y comienzo a secarme.

La discursión empieza a subirse de tono.

-Oh, por favor. Sois increible. ¿Esperais que os crea?. Habeis tardado seis años en hablar conmigo, ¿quien, si no un alma culpable, no se molestaría en intentar demostrar su inocencia?. Decidme, JOhn, ¿con cuantas mujeres os habeis acostado desde que llegasteis al castillo?, ¿una diaria?.-

-No voy a negar eso. Pero jamás os fui infiel. No antes de que os casaseis con Mantell. Y después de eso..¿Esperábais fidelidad acaso? Además cuando sabéis que estoy aquí, organizáis un teatro de máscaras representando nuestra historia. O al menos tu versión de la historia.- ya seco, todo lo seco que se puede estar bajo la lluvia, y con los pantalones puestos me acerco a ella, cada vez más enfadado, como ella, esperando que nueva puya me soltará.

-Intenté odiarte. No pude. Intenté olvidarte, no puedo. Maldita sea, aún os quiero con todo mi ser. Y eso me esta volviendo loco.-

Me detengo a apenas un metro de ella, mirando a los pozos de sus ojos, mostrando mi sinceridad.

Se gira alejándose de ti a paso rápido, sin responder a tus palabras.

Me acerco de nuevo, la cojo del brazo, quizá algo bruscamente, la obligo a mirarme y...la beso.

La beso con rabia, pero con amor al mismo tiempo. Sujetando su cabeza con una mano y el brazo con la otra, apoyándola contra uno de los árboles de la linde del bosque.

La beso, y en ese momento sé que, pase lo que pase, es lo que tengo que hacer. por primera vez en mucho tiempo, me siento completo.

Isabella te colma de felicidad cuando te devuelve el beso con tantas ansias como las tuyas, como si lo desease y le hiciese tanta falta como a tí. Hasta que te aparta bruscamente, con los labios hinchados por la pasión y la respiración agitada.

-¿Es así como demuestras tu inocencia? ¿Estas son las pruebas de tu verdad?.- te reprocha dejando por fin atrás el tono formal.

-¿Qué pruebas puedo darte? No son documentos que pueda mostrar...Pero creo que el no importarme que me rechazaras, que me golpearas, y la posterior humillación pública, hablan por si mismos. Si no te es suficiente...no sé que hacer. Pero píde y tendrás en la medida de mis posibilidades..-

La beso de nuevo, más tiernamente. Ni siquiera estoy exitado, o pienso en el sexo siquiera, todo mi mundo se centra en su rostro y sus labios. En que no me ha rechazado.

Te mira dudosa, casi tan atormenteda como tú.

- No puedo, no puedo confiar en ti después de tanto tiempo. No se que pedirte que hagas John.-

Parece tan, sumida en dudas, que lo único que te importa ahora mismo es calmarla.

-Lo que quieras. Pide lo que quieras. Esto que nos ha pasado no ha sido culpa ni tuya ni mía. Sino de alguien que desconocemos, o que al menos yo desconozco. Empecemos de cero. Por ejemplo..por ejemplo pasando un día en el campo, presentándoem a tu hija...no lo sé.-

-Juraría sobre el perdido Grial* mi amor por ti, mi fidelidad para contigo, en todo, mi apoyo como marido, incluso sería el padre de una hija que no es mía, si me lo pides.Cualquier cosa. Yo...te amo Isabella.-

Te mira dudosa, casi con miedo, jurarías.

-No se John, no se... tendría que pensar sobre esto y... ya hablaremos. Dejame ir, por favor.- te suplica en voz queda.

La dejo ir como me pide. Pero diciendo una cosa más.

-Te amo Isabella. Lo sabes. Y tú me amas. Lo sé. Haz lo que tengas que hacer, pero...por favor, no tardes mucho, o me volveré loco. Mañana me iré a casa de mi hermano. Pensaba llevarme a una criada, Jeni. Y lo haré de todos modos. antes era para olvidarte, ahora para no volver y llorar a tu puerta.-

-Te quiero.-

Te mira dolida.

-Eres imposible. ¿Como puedo confiar en un hombre que me jura su amor y, en cuanto puede, salta a la cama de una sirvienta. Tal vez sea mejor que olvidemos lo sucedido hoy.-

Se marcha muy enfadada de nuevo.

La vuelvo a sujetar, frustrado por mi propia estupidez.

-¿Y cómo puedo yo fiarme de una mujer que se casó con otro sin siquiera hablar conmigo, dando por sentado que le fui infiel? ¿Ves de lo que hablo? Te necesito Isabella, sin ti no soy nada. ¡Te quiero! Y sé que me quieres. Si no es así- la obligo a mirarme a los ojos -dímelo. Dime que no me quieres, dime que me marche, y lo haré para siempre. Tan solo sabrás una cosa más de mi. Dime que no me quieres.-

Te mira con los restos del enfado en sus ojos.

-Han pasado demasiadas cosas entre nosotros...- te contesta con gesto triste- quédate y demuéstrame que no mientes, que podrías serme fiel. Déjame ver que estaba equivocada.-

Cierro los ojos y la abrazo, apoyando me cabeza en su hombro.

-Gracias.-

Me arrodillo frente a ella y beso su mano.

-Mi señora, no os fallaré.-

Tras ello em isto y recojo mis cosas.

-¿Qué hacíais en el bosque sola, por cierto?-

Sonríe para si misma, mirando la sencilla copa color bronce que aún guarda entre sus manos.

-He ido a recoger una vieja reliquia familiar.- dice caminando a tu lado. El camino se divide en dos. Isabella se para. -Iré por este lado, prefiero volver sola al castillo. No te olvides de lo que has prometido.-

Antes de dejarla marchar la atraigo a un último beso, ardiente y con anhelo.

-No lo olvidaré.-

Al llegar a mi habitación, hago venir a un criado.

-Dile a Jenifer que hay cambio de planes. No me marcho.-

Me tumbo en la cama, feliz de verdad por primera vez desde hacía mucho tiempo. Aunque ni siquiera me había dado cuenta de lo much oque me oprimía hasta que desapareció.

Te quedas un buen rato en cama, disfrutando de la casi desconocida paz interior que sientes, fantaseando con Isabella a tu lado. El ruido de tus tripas te saca de tus ensoñaciones. No has comido nada en todo el día, y es la hora de la cena.