Partida Rol por web

En cuanto la sueltas, se aleja de tí.

-Hablaremos en otro momento.- dice tajante. Se aleja de tí caminando por el pasillo. Recuerdas cierta leyenda de un hombre que dejó que su amada se marchase, y jamás volvió a verla.

Habeis pasado tanto tiempo separados, que ya no recordabas lo terrible de tu existencia sin ella.

Pensativo, deambulo si nrumbo fijo.

-¿Qué habrá pasado? Esta tarde ha sido magnífica pero ahora.-

Una ola de rabia ciega me recorre cuando se me ocurre que quizá sea cosa de Ossian.

-Cómo sea cosa del viejo...aunque sea por accidente, juro que lo mataré.-

Dándole vueltas a todo, acabo llegando al burdel de Jonh, sin habermelo propuesto.

-Ya que estamos aquí...entremos, aunque estará mosqueado.-

El burdel te recibe con los brazos abiertos, cálido y bullicioso. Cuando te llevan al despacho de John, te das cuenta de lo demacrado que está. Te señala una silla mientras apenas separa la vista de los documentos que estaba leyendo.

-Me temo que tenemos problemas, Castilla está organizando una flota. Como se unan a Montaigne, no tendremos nada que hacer. Además, han envenenado a la hija de la Regente de la corte. Tendremos que ponernos en marcha.- dice con aire distraído.

-Y, ¿Qué pretendes que haga yo? Poco puede hacer nadie desde aquí. Y sin duda los Montaignese no me escucharán. Puedo matar a Françoise si es l oque quieres...pero eso no arreglará nada. Lo único que veo que yo pueda hacer, es hablar con esa dama de Castilla, Lady Merced. Y tampoco veo que eso solucione nada....¿Qué tienes en mente?-

Sin molestarse en levantar la vista del sus documentos, el hombre te contesta con laconía.

-Tranquilo John, no cuento con que puedas hacer nada, solo te relato las consecuencias de tus actos, de tu propia inconsciencia. Deberías ir al castillo e intentar sacar toda la información posible a la dama castellana, puede que así nuestro país sobreviva en libertad.- te recrimina.

-Oh, ahora resulta que una guerra entre naciones es culpa de un simple espía...no de la avaricia de las naciones que atacan...o de la ineptitud de los dirigentes de las naciones atancantes y defensoras...No, es solo culpa mía. Esto no ha sido cosa de un día, lo sabeis mejor que nadie. No podiais pretender que yo impidiera nada, mucho menos en el desconocimiento en el que me "soltasteis" al nido de viboras que es la corte. Si, yo también lo soy, pero eso no significa que me guste ir a ciegas. no, lo que pretendiais era un chivo expiatorio.-

Cada vez estoy más enfadado.

-Es mucho pedir, o clarividente señor de los espias, que me informes de TODO l oque ha ocurrido y crees que va a ocurrir?-

Te mira con indiferencia. Es el momento en el que te das cuenta de que preferirías que estuviese enfadado o que te gritase.

-John, el trabajo de los cortesanos es descubrir ciertas cosas antes de que sucedan. Como los ataques enemigos. Hemos tenido mucha suerte de que nos llegasen por otras fuentes. No te han trasladado a Avalon de nuevo para que fallases así a tu pais. Puede que pasasen demasiado tiempo en Montaigne, y que ya no tengas claro donde ha de estar tu lealtad.-

-Vale, haz lo que quieras , di lo que quieras, piensa lo que quieras. Si soy tan inútil, tan desleal, ¿para qué querías verme? Bah, está claro que lo mejor que puedo hacer es largarme. LA mujer que amo me odia, por algo que no es culpa mía. Mi jefe, que todo lo sabe, no sabe un mierda, o no lo dice, con lo cual, no puedo hacer nada. Lo mejor será que me marche al campo con alguna cortesana.-

Cierro con un portazo la puerta de su despacho.

Cuando sales por la puerta, te das cuenta de que estás solo. Sin John ni Isabella, ni Ossian. Te han destinado de nuevo a tu país, y parecía que las cosas tomaban un buen rumbo pero, en solo unas horas, todo se ha torcido.

Cuando llegas a la planta baja, un par de jennys se acercan a tí. Después de como te ha tratado Isabella, ¿por qué no pasar un buen rato en compañía de dos hermosas mujeres?.

Les doy una moneda a cada una, rechazando no obstante su compañía.

Marcho a la corte, y busco a un criado, que me lleve a mi habitación, al menos tres botellas del mejor Whiskey. Le daré propina.

Ante la promesa de una buena propina, el criado te trae las botellas raudo y feloz, acompañadas de un poco de comida y sumergidas en agua para que se mantengan frescas.

Tienes tres botellas y un cuarto vacío. Lasensación es muy diferente a la noche pasada, la noche que pasastes con ella. La melancolía te invade. El dolor de perderla de nuevo amenaza con destruirte.

-Isabella...te odio y te quiero...me vas a volver loco.-

Antes de que el chico se haya alejado demasiado, le llamo de nuevo, y le pido que llame, discretamente, a Jenny.

Mientras espero, murmuro para mi:

Jenny aparece por la puerta al cabo de una media hora, justo cuando empezabas a impacientarte.

-Buenas noches, sir John. ¿Deseais algo?. Por vuestro tono al última vez que nos vimos, no pensé que me fuéseis a llamar más veces a vuestros aposentos.- dice mientras se apoya en la puerta.

-Yo...tampoco lo creía. Pero las mujeres sois malas. No lo nieues...lo sois. Así que mejor disfrutar que no cualquier otra cosa. Solo prometeme una cosa. No te enamores de mi.-

La hago entrar acariciando su rostro, y ciñendo su talle.

-¿Me prometes eso?-

Antes de que responda ya la tengo tumbada en mi cama, yo sobre ella, mordiendo y besando su cuello.

Jenny se limita a reir juguetona, haciendote girar hasta que se pone incima. Se mueve sensualmente encima de tu pelvis.

-Enamorarse no es para una cortesana, Sir Jonh. El amor, para nosotras, es solo un juego más.-

Te lastiman sus palabras, ¿acaso sólo has sido un juego para Isabella? ¿un juego del que se ha aburrido?.

Sus palabras son duras para mi, pero en cierto modo me alegran.

La despojo de su vestido, dejándola ddesnuda sobre mi, antes de besarla rudamente y apretar sus pechos. Tras ello la tumbo. Me levanto, y tras desnudarme, cojo las cintas con las que la até la otra vez.

-Jenny te voy a hacer daño, te voy a hacer sufrir y gozar. Y me vasa suplicar que no pare nunca.-

Mi sexo ya está duro como una piedra mientras la ato a la cama, tan sol ode pensar en su cuerpo gimiendo y retorciendose de dolor y placer.

Hundo mi cabeza en su sexo antes de nada, quiero sentir su impotencia, la hago llegar al clímax una y otra vez pero sin dejar nunca que termine, hasta que me suplique de tal manera que no me pueda negar, momento en que la penetro.

Va a ser una noche de dolor y sexo.

Jenny asiente, consciente de lo que vais a hacer. Y es una noche de sexo, placer y sangre.

Una o otra vez volveis a hacerlo. Jenny siempre te recibe húmeda y ansiosa. Te araña, te muerde y te golpea, dándote todo lo que necesitas. A veces es sumisa; otras, ingobernable.

No es como el sexo con Isabella, sin duda. Pero te ayuda a evadirte del dolor.

Os sorprende el amanecer, doloridos y exaustos. Jenny está adormilada a tu lado.

Recorro sus pechos con mis manos. Dolorido tanto por el sexo salvaje que me ha proporcionado, como por el exceso de alcohol, nos bebimos dos botellas entre los dos.

-Jenny Jenny Jenny...eres increible.-

Beso el hueco entre su cuello y su mandíbula.

-¿Volverás si te llamo? No lo haré a menudo...al menos no todos los días, eres muy intensa- río -Además, seguro tienes otros amantes mejores que yo.-

Tras morder su carnoso labio inferior, comienzo a estimularla de nuevo, hasta que su cuerpo me pida a gritos que la penetre de nuevo, momento en el que lo hago, con rudeza, demostrando mi control, mis manos sujetan sus brazos por encima de su cabeza mientras mi vaivén es cada vez más profundo e intenso,cuando no puedo más, exploto en su interior, y me dejo caer sobre ella, atrapandola así, con mi miembro aún en su interior.

Dejas a Jenny exhausta. Se duerme entre tus brazos mientras el sol hace rato ya que os ilumina. Te despierta un fuerte golpe en el cuarto. Cuanto te incorporas, ves en el suelo una bandeja de desayuno.

Frente a tí, Isabella te mira enfadada. -Ya veo, Sir Jonh, vuestro amor y vuestro afecto.- dice con los ojos entrecerrados. Se marcha dando un sonoro portazo.

Adormilado aún, no soy capaz de reaccionar antes de que se marche. Cuando ya estoy espierto del todo, me incorporo.

-No debería ir tras ella...pero...- suspiro- DIOS, con lo fácil que era mi vida hace unas semanas.-

Me levanto y visto, marcahando en busca de Isabella.