Bien vestido, bajo al comedor dispuesto a comerme media vaca, con su guarnición.
Me siento cerca de una de lasventanas, observando en paisaje hasta que me sirvan.
Como, para variar, bajas a cenar a la misma hora que todo el mundo, la cena está servida ya en las mesas.Hay casi de todo:carnes y pescados, frescos o en salazón...
Isabella está sentada al fondo. Te sonríe ligeramente cuando pasas. Mientras comes solo, mirando por la ventada, Taylor se acerca para servirte vino. -¿Quereis que pase esta noche a despedirme de vos?.-dice mientras se inclina frente a tí, sirviendo de la jarra, dejando sus senos muy a la vista.
-No es necesario, Dama Taylor, pues no me iré. Estaré encantado de pasar con vos tanto tiempo como quiera, pero sin sexo me temo. De aquí a un tiempo tengo intención de pedir la mano de Lady Isabella.-
Me molesta ser tan brusco, pero es mejor dejar las cosas claras desde el principio.
Taylor te mira muy sorprendida. -Como mandeis, Sir John.- murmura dejándote solo.
Por la puerta entra Ossian, obviamente te ha visto, pero decide ignorarte sentándose a comer solo en una esquina. Sir Françoise, ahora que ya ha conseguido lo que quería, sonríe rodeado de sus secuaces.
Al terminar de comer, me levanto y paso por la mesa de los Montaigneses.
-Sir Françoise. ¿Os apetece otra competición?-
El y sus sirvientes te miran sonriendo.
-Pensaba que habíais tenido bastante ya, pero nunca está de más competir si el rival lo vale. ¿Qué me proponeis, sir John?.- te pregunta.
Desde el otro lado de la sala, Ossian e Isabella hablan entre ellos, mirándoos con desconfianza.
Río ante la pulla y se la devuelvo. -Os recuerdo que gané, mi señor.- -Allá en Montaigne me enseñaron un juego unos viajeros de Vodaccio. Se llama tenis- le explico las reglas -¿Os parece bien? Como añadido cada uno deberemos fabricar nuestra propia raqueta.-
Tras su respuesta y acordar la hora, al amanecer del día siguiente, me acerco a la mesa de Ossian e Isabella y me siento junto a esta, tras saludarla, mirando a Ossian.
Françoise acepta encantado. Cuando te sientas con Isabella, Ossian se marcha con aire ofendido. Sabes que el druida no volverá a hablarte hasta que te disculpes.
-Buenas noches, sir John.- te saluda ella en tono formal -Parece que tiene una nueva apuesta en mente, ¿ha disfrutado de la cena.-
Varios rostros curiosos se giran al veros hablar cordialmente.
-Así es, excelente como siempre. ¿Y vos? Y, si, tenemos una nueva apuesta. Aunque aún no he decidido que apostar. Tal vez que se marche una temporada del pais, si sirve a tus intereses, o quizá simplemente servir al otro una noche. ¿Qué os parece?-
Inconscientemente busco su mano con la mía.
-Pretendía disculparme con el viejo, pero no me ha dado ocasión.-
Sujeta tu mano entre las suyas unos segundos, antes de soltarla, guardando las formas que tu pareces haber olvidado.
-La cena estaba deliciosa, gracias. Y Sir Françoise debe quedarse con nosotros, al menos un tiempo más.- te explica disimulando -Deberíais hablar con vuestro viejo mentor, no parece muy contento con vos.-
-Me pilló en un mal momento...y concidió que lo último que habiamos hablado, era parte de culpa de lo que me sucedia. Pero, habladme de ese chico pupilo de Ossian. Os he visto jugar con él, junto con vuestra hija ¿Quíen es?-
Te mira asombrada.
-Es Morgan, mi hijo mayor. Pensé que Ossian te lo habría dicho. Lo entrena para que pueda usar sus habilidades.- te explica.
Sigue comiendo tranquilamente, ignorando las miradas que miden vuestros movimientos.
Me la quedo mirando boquiabierto unos instantes.
-Estoy casi seguro, al menos nunca me lo ha dicho, de que ella no puede usar el glamour. Sé que Mantell no podía.- vienen a mi memoria las palabras de Ossian "Es una pena que sea un media sangre." -Seguro que hay otra explicación.-
-¿C-cuantos años tiene?- apenas puedo reprimir un leve temblor en mi voz.
O.O
Isabella te mira muy calmada a los ojos.
-Tal vez no sabíais todo de Marcell.- te contesta- Morgan tiene cinco años..
Podría ser verdad, tu mismo no pudistes usar el glamour hasta hace muy poco. Puede que tu reencuentro con Isabella te está levando a hacerte ilusiones de cosas que no son.
-Marcell y yo fuimos uña y carne hasta hace siete años cuando...cuando os conocí a vos. Lo sabiamos todo el uno del otro. Todo.-
-Pero...no...no puede ser hijo mío. Aunque.....Morgan.....Bonito nombre.-
-En fin, mi señora, lo mejor será que me marche, pues todo el salón os mira raro.-
La saludo con una reverencia y me marcho en pos de Ossian.
Encuentras a Ossian en los jardines, con su nuevo alumno. El chico está practicando con una pequeña planta, haciéndola crecer más rápido de lo normal.
Cuando termina, se gira hacia tu antiguo maestro con una sonrisa triunfal. Ahora que lo ves de cerca, te das cuenta de lo mucho que se parece a Isabella.
Al llegar allí me aclaro la garganta.
-¿Podemos hablar Ossian? Morgan, tu madre seguro que se alegra si le das un abrazo delante de todos, vete con ella, necesito un momento a tu maestro.-
Espero a que el niño se marche, y sin más preámbulos, antes incluso de disculparme o decir nada más:
-Ossian ¿Es hijo mío?-
El niño te observa unos segundos, hasta que decide que es mejor obdecer. Ossian te apoya con una inclinación de cabeza. -Hasta la clase de la tarde.- se despide antes de salir corriendo.
El druida, que esperaba una disculpa, te mira con los ojos entrecerrados cuando formulas la pregunta. -Marcell reconoció al niño como suyo, es su heredero.- te contesta secamente.
-Una cosa no quita a la otra. ¿Es mi hijo o no? La última vez que me acosté con Isabella fue hace unos 6 años, quizá algo menos. Que yo sepa Mantell no poseia Glamour, y nos conociamos muy bien. Isabella no lo posee. ¿Es mi hijo?-
Mi mirada deja aflorar el miedo y la incredulidad que me embargan.
-A mi me consta que es hijo de Marcell, pero no lo se todo, y mi visión está disminuída. Si teneis problemas de paternidad, preguntadle a la madre.- dice.
Se marcha aún más enfadado, y dejándote en un mar de dudas.