Partida Rol por web

Me hice a un lado, no quería cometer alguna tontería aunque no pude disimular en mi gesto que no me agradaba nada la actitud de la elfa. Pero sabía que en el fondo era lo mejor y que además, así se comportaban ellos, la raza era soberbia. Sonreí, era gracioso pero al menos me había contenido de decir nada. Lo que alcanzaba a escuchar de los trasgos, no me decía nada. Podía parecer que estuvieran molestos pero siempre lo estaban. Cerré los ojos e intenté captar sus gruñidos, algo dentro de mí, muy estúpido me decía que quizás pudiera hacerlo o quizás no pero no tenía muchas cosas para hacer además de esperar.

Un instate  que podría medirse con apenas unos latidos de corazón, y la pieda "por arte de magia" comienza a moverse... Refunfuñando, los trasgos entran por la ranura que evidenteme conecta la superficie con lo que haya bajo la piedra rojiza... En el acto, la piedra vuelve a acomodarse en su sitio sin que vean còmo es que se mueve...

Al parecer mis sospechas fueron correctas, los trasgos estaban esperando algo y ese algo era una puerta secreta a su guarida. Mis ojos se abrieron como platos pensando en los tesoros que tendrian guardados alli dentro, de seguro varios despojos a viajeros o botines de guerra en grandes habitaciones...

Pero seguramente esten bien resguardados. Si solo pudiera guiar al resto de mis compañeros a traves de esos tuneles para hacerme con el botin...

Mire de reojo a mi acompañante para asegurarme que no habia visto mi cara de ambicion, y luego me voltie para hablarle.

Al ver lo ocurrido me volvi hacia mi compañera, mis ojos brillaban de emocion ante el hallazgo que habiamos hecho. Sin perder tiempo comence a volver mis pasos hacia donde nos separamos de la enana, cuando pase por al lado de la maga le dije.

-Vamos, hay que volver con los demas para avisarles lo que encontramos... esa entrada podria dirigirnos hacia el templo subterraneo que debemos investigar.

Sin dedicarle mas tiempo a la explicacion segui el camino de vuelta con el mismo sigilo que habia hecho el de ida.

Con Hugash aún debatiendose entre la conciencia y las sombras, Durbara volvió con preocupantes noticias.

La charla se había extendido entre el clèrigo y el paladìn, sembrando quizà la semilla de una gran amistad... Pero todo tiene un fin, y què otro peor que el anuncio de enemigos en las cercanías?

- ¿Más trasgos? - pregunto algo inquieto, aunque se me nota más calmado y aliviado que antes. La charla con Magnus me ayudó mucho. Tras escuchar la noticias de Durbara, me giro hacia el clérigo - ¿Qué hacemos? Tenemos a ellos 2 heridos y no creo que sea conveniente dejarles solos...

Al sentarte, ves que ha llegado la enana, y de hecho estàn hablando de trasgos... Nuevamente.

Ven como el explorador se incorpora, sentandose allí en el suelo donde había  quedado acostado, y atado. Su rostro demuestra que aùn està algo aturdido por el  golpe de Hugash...

Volví tras ella, era difícil seguirle el ritmo para cualquiera excepto para mí pero como tenía la cabeza en otra cosa, la verdad es que me apartaba por momentos bastante de ella. Sin embargo, pronto pude darle alcance, obligándome a no despistarme en nada más. No quise hablar sobre el tema pues no era momento para charlas.

Agite un poco la cabeza para tratar de volver en si o recuperarme de aquel golpe.... los mire entre sombras y tras un movimiento de cabeza logre sacarme la capucha que cubria mi cabeza; un hombre de cabello castaño y ojos profundos, una pequeña cicatriz en su mejilla izquierda quizas de alguna batalla o herida de Niño.

- Siento lo que paso - Agrego mientras les miraba atento

Las noticias de la enana, y las palabras del extraño explorador parecieron frenar el paso del tiempo, o al menos la resolución de la compañía para tomar nuevamente un camino. Tanto así, que pronto escucharon la marcha de Lorethel y Arshade...

O bien habían demorado poco en su campaña de espionaje, o bien habían ganado el camino con mayor velocidad que la blindada blonda.

Con algo parecido a un gruñido dolorido, escucharon a Hugash entrar en el plano de la conciencia nuevamente...

A las aún irresolutas cuestiones por atender se sumarían sin duda alguna las nuevas que aquellas dos muchachas (ilesas) trajeran...

Magnus todavía no podía dar credito a lo sucedido. En sólo una noche había perdido al grupo. No es que fuesen una grupo en si, pero al menos estaban en condiciones de convertirse en uno.

Lo que más le dolía era la perdida inutil de vidas. El clérigo creía a la enana cuando decia que el semiorco la había atacado, aunque dudaba realmente de que hubiese sido para violarla. Seguramente habría habido otro enfrentamiento de palabras y eso acabó con sangre.
Lo peor es que significaba que Hugash trataría de matar a Durbara. No creía que fuese a hacerlo por la espalda, pero seguramente uno de los dos mataría al otro. O haría que uno de ellos se marchase. Ambas cosas les venían muy mal.

Y para acabarlo de arreglar estaba el tipo que había propiciado todo esto. Que despues de curarlo, traicionaba la confianza y amabilidad mostrada volviendo a herir al barbaro. Apenas logran recuperarle.

Magnus se encontraba en un dilema. Y sólo tenía al paladín de Tyr que además estaba pasando por una crisis de fe. Las chicas se habían marchado, Hugash estaba herido y el tal Samir atado. Por lo menos tenía la decencia de pedir perdón.

Muy bien lo primero es lo primero.

El clérigo se cercioró de que el barbaro estaba estable, y luego se acercó a Samir. Comprobó que sus heridas también estuviesen limpias y luego rebuscó entre sus cosas apartando con cuidado sus armas.

Muy bien. Se que no estás curado del todo, pero creo que te puedes mover sin demasiada dificultad. Esto es lo que vamos a hacer. Cogerás tus cosas y te marcharas. No te voy a dar tú arco, aunque no vas a irte indefenso. Pero es que no me fio de tí. Si nos sigues no seré tan comprensivo la próxima vez.

¿Queda claro?

Observo con atención a Magnus, y finalemnte asiento ligeramente con la cabeza. Me imagino más o menos lo que le pasa por la cabeza, y es lógico que no se fíe de Samir... de hecho yo tampoco me fío demasiado, una persona que se mueve por venganza es capaz de atacar a un aliado si considera que le estorba en su camino. Me acerco a Samir y, con voz los suficientemente alta como para que Hugash me escuchase también, digo:

- La venganza es mala consejera, no te dejes cegar por ella.

Tras aquellas palabras me dirijo a Magnus, esperando sus instrucciones. Parece ser que soy el único que acata su liderazgo, cosa que no logro comprender del todo todavía. Quizá los demás son un tanto caóticos...

Arshade y Lorethel recién aparecían por el camino en que junto a Durbara se habían marchado a por agua... Tiempo de sobra hasta su efectiva llegada para que Magnus instruyera al explorador respecto de su proceder inmediato.

El bárbaro empezó a abrir los ojos pausadamente, se sentía muy débil y en un principio se encontraba algo perdido, y no recordaba lo sucedido, se llevó la mano donde la herida de flecha instintivamente, y notó el dolor, entonces empezó a recordad, se giró buscando al causante en el momento que estaban hablando con el, una mirada de furia contenida lo fulminó, si hubiera estado en condiciones seguramente hubiera ido a arrancarle la cabeza a aquel desgraciado, que le atacó después de haberle salvado la vida... Se intento reincorporar, pero le dolía todo el cuerpo, necesitaba unos instantes más de descanso... A la mente le empezaban a venir todas las imágenes de lo sucedido....

- Como dices? - Pregunto el Explorador - El arco vas a devolvermelo, es lo unico que tengo de mi Madre.... No te lo estoy pidiendo... - Dijo en tono serio....

- Me marchare, ya que la culpa de todo esto recae sobre mi, siendo que algunos no pueden contener la necesidad de ver sangre en los pastos verdes -

Durbara se relajó al ver a las mujeres volver al campamento. Ahora podrían discutir con más tranquilidad qué hacer con Hugash y con Samir. Como veía que el paladín y el clérigo ya estaban en ello, la enana se giró hacia las recién llegadas.

--¿Y bien? ¿Habéis encontrado algo interesante?

El clérigo del caballero rojo no tenía ni la paciencia ni las ganas de discutir con Samir.

Me parece que no compredes lo sucedido. Casi matas a uno de mi grupo, y te aseguro que tiene suficiente rabia acumulada como para realizarlo. Pero estoy cansado de curar heridas, y ya hemos enterrado a uno. Así que no hay negociación posible.
Siempre puedes quedarte aquí atado. Es la otra opción que tienes.

Luego observó como volvian las "chicas".

Bueno. Al parecer vamos a tener que movernos antes de lo que me hubiese gustado. Pero si hay trasgos cerca no podemos arriesgarnos. Preparad vuestras cosas.
Nathan por favor, manten vigilado a nuestro amigo Samir mientras me pongo mi armadura y recojo. Cuando acabe haz lo mismo.
Durbara procura no acercarte a Hugash. No quiero que su condición empeore porque no pueda aguantarse las ganas.

El rostro de Magnus era serio, mortalmente serio. El resto del grupo no lo conocia lo suficiente pero estaba claro que ese no era un estado al que pudiera llegar facilmente. Se fijó en que Hugash había recuperado la consciencia. Bufó antes de acercarse a él.

Mira Hugash. Comprendo como te sientes, pero este no es momento ni lugar. Al parecer tenemos enemigos en los alrededores, por lo que necesito que nos concentremos en eso ahora. ¿Podras?

Asiento con la cabeza y me dirijo hacia Samir para vigilarle, no sin antes dedicarle unas palabras al explorador.

- Por favor, no compliques más las cosas... suficiente tenemos ya con lo que tenemos. Entiendo que tienes asuntos pendientes, pero no debe ser la sed de venganza la que actúe contra los causantes de tu dolor... que sea la justicia la que caiga sobre ellos como flechas precisas y afiladas...

Ahí me quedo callado unos segundos... flechas, arco... sin dejar de vigilar a Samir, hablo al clérigo con la confianza que le pillé cuando me ayudó con aquel problema que tenía.

- Hum... Magnus, se me ocurre una tercera opción... quedarnos con sus flechas en vez de con su arco, pues un arco sin flechas no supone un peligro, a no ser que la blanda con ella, claro... Además, él afirma que ese arco es lo único que tiene de su madre, pero las flechas no creo que tengan valor sentimental alguno si no duda en utilizarlas contra esos trasgos o contra nuestro compañero bárbaro. Además, siempre puede conseguir un arco o flechas nuevas más adelante, sería lo mismo una opción u otra... ¿no crees?

De alguna forma entiendo que el arco tiene una fuerte carga sentimental para el explorador, y espero que con mi actuación las cosas se calmen y mejoren.