Partida Rol por web

me volvi a girar para ver a quein me dirigia la palabra - Donde pienso ir? pues a recuperar el rastro - Aseguro con dudas - O quizas deba descanzar unas horas y seguir por la mañana - Afurmo mientras buscaba un lugar para asentarse por la noche.... quizas alguno de los arboles seria buen lugar para pasar unas horas.

A falta de interpelación mayor, el sombrío individuo se aleja al extremo norte del claro, debatiéndose entre buscar las huellas, adentrarse en el bosque denso, o en su defecto, descansar relativamente cerca de la fogata... Lo ven perderse en las sombras tras un cansino saludo.

No es demasiada la distancia que te alejas del rudimentario campamento para hacer lo propio. De hecho, cruzas el camino, y te diriges a un grupo de cuatro árboles, pero te decides por el mas alejado del bosque denso (bien al sur del grupo de esos 4 arboles)... Acomodas tu espalda contra el tronco, con la tenue fogata y lo campamentistas a la vista, momento en el cual... Zaz!

Tres pequeñas figuras toman forma en tu campo visual, pero fuera de lo que el fuego ilumina. TRASGOS!

Uno de ellos, agazapado tras una piedra de tamaño considerable a la vera del camino, los otros dos, en los dos árboles mas cercanos a tu paradero actual...

Lo peor de todo: Ves que los trasgos han estado aparentemente acechando el campamento... Quien sabe desde hace cuanto tiempo... Y ahora, su objetivo ha cambiado... No es otro que tu persona!!!

El leve silvído de una jabalina al volar hasta acabar ensartándose contra el árbol que estabas por usar de cama te pone sobre aviso que no planean esconderse más de ti... Pero al menos, el primer disparo, proveniente de los árboles al norte de tu posición, falla.

El trasgo tras la piedra parece tener mejor ángulo (aún considerando que no estas cubriéndote tras tu cama-arbol), y el serpentino sisear del proyectil te perfora la armadura a la altura de la clavícula... El dolor es monumental, pero fiel a lo aprendido, no escapa un gemido de tu boca, tan solo sangre.

Un último siseo, casi como un relámpago, surca el espacio que te separa de los arboles al norte de tu posición. El proyectil roza tu hombro izquierdo dejando un surco de carne herida y sangre brotando!

Samir busco resguardo tras el arbol para esconderce de la vision de los Trasgos, tras hacerlo grito - Tragos! - Para que escucharan los que se encontraban cerca del fuego y le diera tiempo de preparar el arco y una flecha para hacerse de alguno de los que habia marcado su vida.

En la calma nocturna interrumpida simplemente por el tenue crepitar de las llamas, y de la "vida" del bosque en si mismo, un grito razga la tranquilidad silenciosa de vuestro descanso...

TRASGOS!

Lorethel y Arshade, ya despiertas, sin tiempo aùn para haber comentado siquiera la curiosa apariciòn de la que fueron testigo,  no pueden sino sobresaltarse, listas para hacer lo que consideren oportuno...

Los bàrbaros, Hugash y Crotar, por su condiciòn de semisalvajismo, cual gatos, no necesitan siquiera un segundo para estar despiertos y atentos a cualquier amenaza, ya de piè y espectantes.

Durbarà (desconfiada del orco, sacando en costo beneficio que era mejor dormir incomoda que no despertar nunca), enfundada en su armadura de escamas, se toma un pequeño instante para incorporarse, y lo hace algo contracturada y molesta, al igual que Nathan (èste, por impericia o mera juventud, o quizà por haberse tomado demasiado tiempo pensando en la noche anterior, y en sus votos a Tyr...).

Magnus por su parte, instruído por clérigos de Tempus en la batalla, y por sus pares del Caballero Rojo en el modo de actuar cotidiano, se recostò sin su armadura (èste no contaba con ningún  tipo de recelo respecto de sus compañeros de partida). Por lo tanto, se despertò tan sobresaltado como el resto, pero con el cuerpo descansado y como nuevo.

Ahora, en medio de la noche, todos estan a la espectativa, listos para defenderse de lo que fuere... o medio listos!

Apenas podía creer lo que mis ojos veían, no entendía cómo era posible que aparecieran de la nada y que no nos hubiéramos percatado de ello sólo hasta que fueron realmente visibles. Preparé mi cayado y grité con todas mis fuerzas para alertar al resto.

-¡Trasgos! ¡Arriba todo el mundo! ¡Arriba! ¡Vamos a cortar cabezas!

Incluso me atreví a medio sonreír, aquello era ridículo hasta para mí pero me había salido del alma. Sentía como la adrenalina recorría mi cuerpo, no me pasaba por la cabeza, ni la más remota idea de sucumbir ante un monstruo de estos. No sentía miedo.

Me incorporo sobresaltado con la espada en mano, como me habìa acostado.

Al haber dormido bajo el àrbol màs cercano (varios pies al norte de la fogata) veo a mis compañeros ya en piè... Arshade nos pone sobre aviso de un ataque trasgo

Tragos atacandonos? Somos siete... Sus tàcticas no incluyen atacar en desventaja... Por los dioses! Deben ser por lo menos dos docenas!

De piè, me pongo el escudo bien calzado, y camino hasta donde se encuentran mis compañeros.

Compañeros no veo al enemigo! Adonde estàn? En circulo alrededor del fuego! Que no nos sorprendan por la espalda!!!

Escudo calzado y espada desenvainada.

A cuarenta piès en diagonal noroeste, ves tres trasgos, dos agazapados contra unos àrboles, y uno contra una piedra.

Casi a tu misma altura, un individuo preparando una flecha, ensartado por un palo... quizà una jabalina...

Me despierto sobresaltado con los gritos de Arshade. No he descansado mucho, la verdad...

- ¿Qué ocurre?

Preparo mi arco, listo con una flecha para adelantarme a cualquier intento de ataque sorpresa. Al parecer los trasgos no estaban tan lejos como pensaba nuestro misterioso visitante.

-Hacia alli, de ahi vienen los gritos!!

Digo mientras señalo con la punta de mi flecha lista en la direccion por la cual desaparecio el misterioso hombre.

A cuarenta piès en diagonal noroeste, ves tres trasgos, dos agazapados contra unos àrboles, y uno contra una piedra.

Casi a tu misma altura, ves al individo con que charlaran instantes antes, preparando una flecha y ensartado por un palo... quizà una jabalina...

Sin duda encontrò lo que buscaba (los t rasgos!)

No puedo escuchar bien de donde vienen los tiros, pero, mientras me coloco mi escudo firmemente, observo adonde està el "enemigo", sin descuidar de reojo a Crotar.

Basura goblinoide!  Pienso al tiempo que, al ver la ubicaciòn del enemigo advierto a Magnus para que complete su informaciòn Estan al noroeste Magnus, son unos pocos VAYAMOS A POR ELLOS!

Y comienzo a posicionarme para rodearlos, puesto que esa escoria no puede sino intentar escapar.

Hacha en mano, escudo en alto, pero algo contracturada por el corto y mal sueño avanzo directo al norte.

Sin poder ver especìficamente a los atacantes, puedes sin embargo, escuchar el jadeo del visitante nocturno, y de al menos tres criaturas... Les escuchas farfullar maldiciones (presumes) por lo bajo en un idioma que no comprendes ni has escuchado anteriormente.

Si bien tu visiòn en la penumbra te permite ver a ochenta piès de distancia en las condiciones actuales, las criaturas han de estar intentando pasar inadvertidas...

Por lo que escuchas, el màs lejano de los bichejos se encuentra a cincuenta y cinco piès de distancia en direcciòn noroeste. Justo en linea recta adonde desapareciò el individuo de vuestra vista...

Sin poder ver especìficamente a los atacantes, puedes sin embargo, escuchar el jadeo de un individuo, presumiblemente masculino, presumiblemente humano, y de al menos tres criaturas... Les escuchas farfullar maldiciones (presumes) por lo bajo en un idioma que no comprendes ni has escuchado anteriormente.

Por lo que escuchas, el màs lejano de los bichejos se encuentra a cincuenta y cinco piès de distancia en direcciòn noroeste.

Tras tu grito de alarma, una explosiòn de gritos y movimientos frenèticos parece estallar en el campamento

-¡Trasgos! ¡Arriba todo el mundo! ¡Arriba! ¡Vamos a cortar cabezas!
Escuchas en una voz femenina que identificas con la muchacha pelirroja de aspecto fragil...

Casi al mismo tiempo escuchas a un hombre vociferar

-Compañeros no veo al enemigo! Adonde estàn? En circulo alrededor del fuego! Que no nos sorprendan por la espalda!!!

- ¿Qué ocurre? dice otra voz masculina, al tiempo que una mujer (la semielfa que te interpelara instantes atràs, si mal no identificas su voz) dice

-Hacia alli, de ahi vienen los gritos!! 

Para finalmente escuchar como una voz aspera y determinada (femenina tambièn, que de femenina poco y nada, tanto màs de general o asì) dice

-Estan al noroeste Magnus, son unos pocos VAYAMOS A POR ELLOS!

Dejas volar tu flecha, como tantas veces hicieras contra presas de caza, y esta busca instintivamente el corazòn de tu enemigo, aniquilandolo sin perturbar la noche con sonido alguno. El trasgo se abalanza sobre sus rodillas, y, flecha en el pecho, queda postrado en ridìcula pose...

Casi demasiado pronto, el grupo mal amalgamado por un contrato de palabra y una buena cantidad de dànteres habrìa de tener su bautismo de sangre como tal.

Un desconocido en problemas parecìa hacer olvidar de momento dudas y rencillas quizà mal infundadas.

Si acaso el asunto era como Durbarà decìa, los harìan añicos...

Por su parte, el explorador justiciero descubrìa que muchas veces hay que tener cuidado con lo que se desea...