Partida Rol por web

Prólogo

El grupo de aventureros, a los que casi ya les iba haciendo falta un nombre como tal. Tuvo éxito rescatando a Dorien la roja y hallando la guarida de los piratas. Aunque no consiguieron acabar con ellos, la guarnición de la ciudad se incrementó y montaron una expedición para acabar con ellos. Encontraron la fortaleza vacía, los piratas habían huido, pero al menos el pirateo cesó de inmediato.

Pero no todo fue éxito para el grupo, el codo derecho de Angainor quedó profundamente maltrecho. La impulsividad del enano esta vez le había jugado una mala pasada, y suerte porque la herida podría haber sido mucho peor.

La situación se encontraba en punto muerto. Con gran pesar, Ted partió hacia el norte para regresar junto con su mujer. Al menos se marchaba con la conciencia tranquila de haber vengado la muerte de su padre y haber ayudado a los amigos más que compañeros que a su vez le ayudaron a él en la aventura de la banda de las Sombras.

El enano que durante estas aventuras había mejorado mucho en sus habilidades, estaba irreconocible anímicamente, apesadumbrado por su brazo inutilizado. Vandor fue incapaz de ayudarle con hierbas o magia, este también se sentía impotente pues era su profesión y sentía que era su deber el ayudar al enano.

Pero un buen día Vandor regresó son noticias. – Escuchadme, he oído noticias de un rico y poderoso animista que habita en una lejana región del sur, se llama Min Oturna. De vez en cuando recluta aventureros quizás podáis usar vuestros servicios como moneda de cambio si resulta que puede ayudar al enano… - No era mucho, pero parecía ser la única esperanza de recuperar la articulación. Vandor junto con un herrero prepararon unos hierros para inmovilizar el brazo, con el que podría sujetar al menos el escudo o alguna cosa de forma un poco rudimentaria. Esto le dejaba el brazo zurdo libre, pero claro, el enano era diestro y con la zurda ni de lejos era tan hábil.

Con estas novedades Vandor se despidió de vosotros, Angainor, Eadar y Lorgan embarcaron en el primer navío en dirección a Bozisha-Dar. A cambio de servir como defensores en caso de ataque y ayudar en las labores cotidianas se os permitió viajar.

Bozisha-Dar

El viaje ocurrió sin incidentes de relevancia, pero se hizo muy pesado, aquella ciudad estaba muy lejos y cuando por fin se vislumbró en el horizonte os invadió una sensación de alegría y extrañeza. Os despedisteis del capitán que tenía que encargarse de descargar y cargar la mercancía y pusisteis los pies por fin en tierra firme en la zona de los muelles.

La gente vestía distinto, con ropajes de colores chillones, eran muchos los que portaban extraños turbantes en la cabeza. El clima también era más caluroso y el cielo parecía ser de colores más intensos. Olía a especias en el aire, también a sal y detrás vuestro aún se podía escuchar el rumor del mar y el sonido de las gaviotas que planeaban por encima de vuestras cabezas.

Sería pasada la medía tarde del 14 de Septiembre de 3004 de la tercera edad. La ciudad os recibía con espesos nubarrones en el cielo y viento moderado procedente del mar, a través de una arcada que separaba la zona del puerto se podía vislumbrar el resto de la ciudad, extrañas cúpulas adornaban los edificios más altos de la ciudad.

El viaje fue largo y tedioso. Muchas leguas a recorrer y poco que hacer. Sin embargo a Eadar le vino bien para poder conocer más a fondo a Lorgan y descubrir que era oriundo de Gondor. Eadar le pidió que le hablase del lugar. Él había nacido en Arnor, pero sus padres se habían criado en Gondor. Eadar poco conocía del lugar de origen de sus padres y disfrutó con las historias de Lorgan.

También le sirvió para que entre ambos subiesen la moral del enano. Tras el tremendo golpe y el estado del brazo, estaba algo alicaído, cosa normal. Pero Angainor era un enano fuerte y el hecho de que fuesen todos juntos hacia el sur fue aliciente suficiente que mejorase su humor. Eadar intentó gastarle bromas y entre el enano y él contaron a Lorgan sus aventuras pasadas. Dónde forjaron un amistad real y duradera. Le hablaron de sus anteriores compañeros, Alisterel el elfo y Hador el rohirrim. De las situaciones divertidas y los peligros que corrieron juntos hasta haber hecho una fuerte amistad. Como conocieron a Ted y la lástima que les dio su partida. Pero Eadar tenía claro que volvería al norte y le visitaría. Ahora mismo era un hombre errante, sin hogar ni destino. Esperaba poder encontrarlo pronto.

Cuando llegaron a la ciudad de Bozhisa-Dar, Eadar descendió y aspiró el fuerte olor a especias y a mar. El calor era sofocante. Algo a lo que Eadar no estaba acostumbrado, por lo que tras despedirse del capitán del barco propuso a sus compañeros algo que sabía que al menos el enano no iba a rechazar:

-¿Os apetece tomar una jarra bien fría de cerveza? Quizá en alguna taberna podamos encontrar información sobre Min Oturna y a la vez refrescamos el gaznate.

Fue un viaje de muchos días y muchas noches, que, aún acostumbrado como estaba ya al mar, me produjo inquietud, por las aventuras pasadas. No podría subirme ya a un barco sin pensar en ser atacado, y eso me mantuvo alerta, aunque relajado al comprobar que nada sucedía.

La compañía de mis amigos menguó las horas tediosas, a las que dedicábamos tiempo en charlas y juegos, a pesar del humor alicaído de Angainor. No era ya el mismo enano con sus ocurrentes bravuconadas que yo había conocido. Mis pocos saberes y los de Vandor no habían logrado sanarlo, y no hacer nada se me antojaba imposible. El animista de Min Oturna representaba una oportunidad, y sin duda la aprovecharíamos.

Ted ya había partido cuando todo esto se desencadenó, y no nos acompañaba. Valiente guerrero, se merecía un descanso. Decidimos partir sin él a lo que parecía un sencillo viaje.

Entre historias y humo de pipa nos conocimos aún mejor, y disfruté del recorrido a pesar de la preocupación por el estado del enano. Procuré tener siempre lista para él una pipa cargada del mejor tabaco hobbit, y charla siempre amigable y comprensiva.

Cuando llegamos por fin a Bozhisa-Dar, Eadar propuso ir a la taberna y procurarnos información.

-Sin duda será el mejor lugar para comenzar la búsqueda, pues es sabido que entre bebida las lenguas están más animadas para hablar y los corazones más dispuestos para ayudar. ¡Vayamos, entonces!

Prólogo 1 (Ted)

El grupo de aventureros, a los que casi ya les iba haciendo falta un nombre como tal. Tuvo éxito rescatando a Dorien la roja y hallando la guarida de los piratas. Aunque no consiguieron acabar con ellos, la guarnición de la ciudad se incrementó y montaron una expedición para acabar con ellos. Encontraron la fortaleza vacía, los piratas habían huido, pero al menos el pirateo cesó de inmediato.

Pero no todo fue éxito para el grupo, el codo derecho de Angainor quedó profundamente maltrecho. La impulsividad del enano esta vez le había jugado una mala pasada, y suerte porque la herida podría haber sido mucho peor.

La situación se encontraba en punto muerto. Con gran pesar, Ted partió hacia el norte para regresar junto con su mujer. Al menos se marchaba con la conciencia tranquila de haber vengado la muerte de su padre y haber ayudado a los amigos más que compañeros que a su vez le ayudaron a él en la aventura de la banda de las Sombras.

Prólogo 2 (Mutfast)

El grupo en el que habías viajado se disolvió, la mala vida. Y te dejaron si cabe con más ganas de aventuras aún. Un hobbit muy lejos de sus tierras, pero decidido como él sólo. Maldeciste por no haber prestado más atención a aquel nombre Monar o Maneri no recuerdas bien. Se suponía que era un tipo que estaba reclutando gente para encontrar unas ruinas.

De todos modos posiblemente te unirías a cualquier grupo que pareciese honrado y justo. Embusteros y traidores había en todas partes y aquí tan lejos de tu hogar te sentías muy extraño.

Llegaste ayer a Bozisha-Dar, sin haber tenido mucho tiempo para inspeccionar la ciudad lo primero que hiciste fue hospedarte en una de las tabernas con habitaciones, cerca del puerto había una llamada “El kraken parlanchín”, parecía el lugar apropiado para enterarse de los chismorreos y contrataciones de todo tipo.

Bozisha-Dar

Sería pasada la medía tarde del 14 de Septiembre de 3004 de la tercera edad. Te asomaste por la ventana tras dormir la siesta por la copiosa comida que te habías zampado. Pudiste ver que la ciudad estaba cubierta con espesos nubarrones en el cielo y viento moderado procedente del mar, desde tu habitación se podía vislumbrar parte de la ciudad, extrañas cúpulas adornaban los edificios más altos de la ciudad.

En esta ciudad, la gente vestía distinto, con ropajes de colores chillones, eran muchos los que portaban extraños turbantes en la cabeza. El clima también era más caluroso y el cielo parecía ser de colores más intensos. Olía a especias en el aire, también a sal, se podía escuchar el rumor del mar y el sonido de las gaviotas que planeaban por encima de los tejados.

La brisa del mar golpea mi rostro. Grato es pues me recuerda lo pasado en este último tiempo, el conocer otro oficio y otras gentes, más aún después de la última vez que nos separamos con Eadar, Ted y Lorgan. Pero aquí estamos de nuevo, sólo tres de nosotros, pues un amigo ya volvió a casa.

El brazo me duele de a ratos, pero trato de olvidarme de ello pues los cuentos y recuerdos de aventuras pasadas y amigos que han tomado su rumbo me alegran. ¿Qué será del blanquito y qué de aquel humano que conocí cautivo de los orcos una vez? ¿Qué será de Ted y su familia?

El olor de la sal de las aguas me resulta ya familiar, y me parece hasta irónico el pensar que podría agradarme pasar tiempo en un barco... un enano en el mar, ¿qué tan extraño podría sonar? Pero no, la noticia del animista hace que me concentre nuevamente, acomoda mis ideas y dirige mi atención hacia la necesidad de dar cura a mi brazo.

Bozisha-Dar nos recibe de inmediato. Sus gentes y edificios me resultan extraños, sus expresiones nuevas. Apenas nos alejamos de la zona portuaria y el aroma salado se ve opacado por aromas tan raros como fuertes, penetrando profundamente mi olfato. Más de una vez llevo la mano a mi nariz y la refriego tratando de apaciguar los olores. Y los colores, porque también parecieran diferentes, más vividos, atraen mi vista y la obligan a recorrer de un lado a otro el lugar.

Sin embargo, las palabras de mis compañeros me sacan de mi sopor... "- Bien, no sería mala idea tomar algo, aunque no estoy seguro si quiero probar una cerveza aquí. Es todo tan... raro. Aunque es verdad, tal vez encontremos algo de información sobre el animista ese- contesto a mis compañeros".

Tras decidir que lo más oportuno sería buscar una taberna, tanto por calmar la sed como por que solían ser lugares concurridos de gente, noticias, contratos y demás, comenzasteis a caminar.

Pasando por debajo de la arcada, el suelo de tierra que además tenía un fino polvo arenoso dejaba marcadas vuestras huellas. Ante vosotros se abría una calle plagada de grandes casonas que probablemente sirviesen como almacén. Al final de la calle, en la esquina y junto a un muro que dejaba entreves una zona arbolada detrás de él, visteis una ruidosa taberna. Siendo la más cercana del puerto el transito de noticias quizás fuese mayor. Un cartel de madera con letras quemadas al hierro candente rezaba “El kraken parlanchín”

Miro al cielo y murmuro entre dientes al ver los nubarrones:

- Nubes negras traen agua y malos presagios...

Tras quedarme un par de minutos contemplando el cielo me levanto mientras me digo a mi mismo:

- Si quieres ver mundo has de empezar por salir de esta habitación...

Me dirijo sin dilación hacia una taberna en la que me han comentado suelen contratar aventureros y espero encontrar al tal Monar o Maneri que era el "capataz" de mis antiguos compañeros. Mi intención es encontrarlo y ofrecerle mis servicios para intentar salir y ver algo más que prostíbulos y tabernas que para eso podría haberme quedado en Gondor donde por lo menos podría ver a algún compatriota despistado que se dejara caer tan al Sur.

Entro en la taberna y busco una mesa donde sentarme y donde pedir una birra fresquita para apaciguar la sed. Incluso me atrevería con algo de comer ya que tras la siesta va siendo hora de llenar el estómago de nuevo.

Decididos a refrescar la garganta, tomo rumbo a lo largo de la calle. Mis ojos no pueden contenerse a cada paso que damos... colores, edificios, la tierra bajo nuestros pies, todo resulta diferente, extraordinario. Una sonrisa escapa de mi rostro, pues hace tiempo las creaciones de un pueblo no me maravillaban de esta manera, no desde la última vez que visité una ciudad enana.

Seguimos la misma calle que nos sacó del puerto y finalmente damos con una de las tabernas. Al ver el nombre, no puedo más que mirar a mis compañeros: "- Peleamos en pos de sobrevivir a un Kraken para terminar, ahora, dentro de la panza de uno- digo en tono jocoso". Y sin pensarlo demasiado, entro a la taberna para dejar atrás el caluroso abrazo del poblado.

Apenas me adentro en el tugurio, comienzo la marcha hacia la barra, con el único objetivo de dar con el tabernero. "- Buena sea la tarde y mejor el día, mi señor. A mis amigos y a mí nos gustaría refrescar el semblante con un poco de cerveza o lo que guste ofrecer- digo y me acomodo un poco en un asiento para estar más cómodo y esperar las bebidas. Una vez vuelto el tabernero, me acerco como si tratase de hablar de manera confidente-. Tengo entendido que por este lugar hay una persona que suele ofrecer trabajo a aquel que lo necesite, alguien llamado Min O... algo... tal vez usted pueda ayudarnos a dar con él- le menciono".

Pese a los nubarrones el clima era muy cálido, casi angustioso, pero nada que no se pudiera sobrellevar con media pinta de cerveza. En estas tierras hasta la cerveza sabía distinto, sabía con un ligero toque picante.

Se sentaste en la taberna y te sirvieron media pinta del espumoso líquido, atento a cuanto pudiese suceder. Aprovechaste pata preguntar por ese nombre que albergabas de forma difusa en tu mente, pero nada. Un hobbit quizás demasiado parlanchín pues no tardaste en hablar de tus ansias de aventuras.

Ya casi terminada tu jarra un humano con una capucha que cubría casi todo su rostro, pero no lo suficiente como que pudieses ver que tenía el pelo blanco y una cadena que rodeaba su cuello se sentó en tu mesa.

- Así que eres un forastero en busca de fortuna… – Te dijo el señor.  En su mano portaba vaso de vino tinto – ¿Qué habilidades posee un ser tan pequeñito?-  Dijo evaluando tu rostro. Aunque su físico no era musculoso, más bien tenía algo de sobrepeso, un escalofrío recorrió tu cuerpo, sus ojos eran profundos y experimentados. Sus ropas parecían limpias y de calidad, pero definitivamente no era del norte, debía de ser de esta zona.

Puestos a beber un buen trago de cerveza y buscar algo de información, el puerto parecía uno de los lugares más probables de éxito. El kraken parlanchín parecía un buen lugar.

Entraron y Eadar siguió al enano. Como buen enano deseoso de una buena cerveza sabía moverse en una taberna como pez en el agua. El montaraz se sentó junto al enano y echó un vistazo alrededor para observar el ambiente mientras esperaba las cervezas. Sonrió al escuchar al maestro enano preguntar por el herborista y decidió echarle una mano:

-Min Oturna. Le chivó a su compañero al ver que o no recordaba el nombre completo del herborista o no quería recordarlo.

-Media pinta será suficiente para mi... terminó de decir al tabernero.

Me sonreí ante el nombre de la taberna que el destino quiso poner en nuestro camino. No dejaba de ser irónico, y así lo hizo ver también Angainor.

-Tienes razón, amigo.. Pero este kraken parece más amigable que cualquier monstruo marino, así que.. ¡adentro! -dije mientras seguía al enano al interior.

Angainor, de presta lengua y mejores modales, pregunta ya por quien hemos venido a buscar, a la vez que pide la cerveza.

-Para mí una pinta entera, y si puede ser, algo también de comer para acompañarla -miro a mis amigos y me encojo de hombros-. Algo de hambre sí que tengo.. ¿vosotros no?

Como ya le habían preguntado por Min Oturna, esperé la respuesta sin añadir nada al respecto. No sabía si era conveniente en una taberna, donde no se sabe quién puede estar escuchando lo que hablamos.

- ¿Habilidades? - contesto con una pregunta mientras pienso en la respuesta - ...pues soy un saqueador, quepo por pequeños huecos y soy bastante diestro abriendo cerraduras...aunque claro primero debería encontrar la cerradura de un cofre para abrir...¿anda buscando un miembro más para formar un grupo? - le pregunto directamente esperando que me conteste que sí. 

Deseo fervientemente poder correr alguna aventura, sobre todo porque en el Sur no veo futuro para un hobbit como yo si no es en la búsqueda de un tesoro. En La Comarca o en Bree podría dedicarme a ser frontero u oficial pero aquí mi habilidad con el arco no será del todo apreciada, o eso supongo.

Dentro del local había gentes de todo tipo por lo que tampoco llamasteis la atención en exceso, o al menos en apariencia – Buenos en un día oscuro como hoy – Respondió el tabernero.

Un la cerveza pronto estuvo sobre la mesa, el hombre se rascó la cabeza con el ceño fruncido, el nombre dicho de forma parcial no es que le dijera mucho, pero abrió los ojos con la aclaración del montarás – Oh si, pero no tenéis mucha pinta de jornaleros… - ¿Jornaleros? ¿A que se referiría? Mientras pasaba el trapo por encima de la pesada mesa de madera añadió – Tiene una famosa herboristería en la calle principal, cerca del centro, tenéis que seguir calle arriba y luego torcer a la derecha – Dicho esto se fue a atender a otros clientes.

La cerveza parecía más oscura de lo normal, y olía diferente, al probarla pudisteis notar que picaba ligeramente, por lo demás estaba buena, en todo caso ese ligero picor incitaba a beber más y más. Al cabo de unos pocos segundos el tabernero volvió con un plato con unas finas lonchas con aspecto de carne seca o ahumada.

El hombre te prestaba su atención tratando de evaluarte. Bebió un poco más y se llevó la mano al pecho. Cuando acabarte de hablar arrugó la nariz - ¿Saqueador? No, no me interesa

Cogió de nuevo su vaso y comenzó a levantarse de la silla cuando añadió - ¿Y que tal eres rastreando? ¿Tienes buena orientación? ¿Dominas algún arma? ¿Eres valiente y decidido? – Si trasero permanecía en vilo, como desestimando las últimas opciones antes de irse del todo.

El tabernero nos respondió sobre el paradero del herborista con sorprendente rapidez, y parecía que lo teníamos todo hecho. Ni siquiera parecía lejos el local, y ni mucho menos peligroso llegar allí.

Cuando el tabernero se alejó para traernos la cerveza, comenté:

-Pues parece cosa sencilla, ¿no es así? -dije, encogiéndome de hombros-. Si sólo tenemos que ir calle arriba y poco más, hasta nos sobrará tiempo para conocer el pueblo-miré a quienes podrían estar escuchando, parecía que todos se ocupaban de sus propios asuntos.

Miré a mis compañeros de aventuras cuando el tabernero nos sirvió las cervezas, sorprendido por su aspecto novedoso para mí.

-Confieso que se me antoja rara la bebida, pero tal vez sea fabricada de algún modo especial aquí -la probé con tiento, sin aparentarlo-. No parece estar mal dije tras saborearla.

Cuando la comida para acompañarla estuvo también servida, tomé un trozo de carne.

-¿Será posible que todo sea así de fácil? -les comenté a Eadar y Angainor.

- Me defiendo rastreando...y soy bueno con el arco y la honda...y no lanzo nada mal la daga... - digo recordando los campeonatos de dardos en La Comarca donde siempre solía ganar. - ...y sobre si soy decidido...estoy a más de mil millas de mi hogar, creo que eso responde a su pregunta caballero.

Contesto con educación pero dejando entrever cierto orgullo hobbit. La gente grande no suele tomarnos en serio, ya lo noté en Bree cuando estuve de visite en algunas ocasiones.

Cuando el tabernero puso algo de comer como Lorgan le había solicitado, Eadar tomó un trozo mientras escuchaba dónde poder encontrar al hombre que buscaban. Cuando se alejó y dejó a los tres compañeros solos, Eadar preguntó:

-¿Ha dicho jornaleros?...¿Será el mismo Min Oturna que buscamos?

Dio un trago a la cerveza y a punto estuvo de escupirla por la sorpresa.

-¿Qué cerveza es esta?...¿Desde cuando la cerveza pica?

Cogió la cerveza de nuevo y la miró mientras comentaba:

-Pero está buena. Dando otro trago.

-Cuando terminemos aquí, podríamos acercarnos a ver si es el mismo hombre que buscamos.