Partida Rol por web

El estado deplorable de la ciudad hizo que desde el mismo primer momento en que atravesé el cartel de bienvenida. Quizá en otro tiempo esta fuera una gran ciudad, al menos esa es la impresión que me llevo al dejar atrás auténticas mansiones, lujosas en algún tiempo, de aspecto deteriorado por el tiempo y la solera. Si quien me envía no fuera quien es me estaría preparando para una emboscada. Pero al menos se merecía mi voto de confianza. Era triste pensar que con una chaqueta de cuero negro, entallada, una camiseta negra, cómoda y medianamente ajustada y unos vaqueros, negros también, anchos en las piernas, rematando con unas botas cómodas del mismo color podría ser considerado un adinerado en esta ciudad.
La dirección me llevaba a una mansión medio destrozada y descuidada. Deje mi moto en el exterior y me encaminé hacia la puerta. Allí un negro imponente me acompañó hasta el interior. Si lo que había visto era deprimente, lo que vi en el interior no permitía un segundo de optimismo.
Gente sacada de alguna serie de los años sesenta como muy pronto mezclada con todo tipo de gente más o menos "actual" de varios tipos de etnias y su culturas. Lo más impactante fue descubrir que aquel que se hacía llamar el príncipe era uno de los que habían traspasado algún túnel del tiempo. Me costó reaccionar a la invitación de presentarme, al quedarme unos segundos estudiando a los grupos que componían tal extraña y heterogénea caterva cainita. Con una sobria reverencia hacia el príncipe, hablé.
-Disculpe mis modales, príncipe Mordius. Mi nombre es Thomas Marshall y vine a presentar mis respetos al llegar a la ciudad. Desconocía el añadido festivo del momento, hubiera venido vestido para la ocasión de haberlo sabido.
Me incorporé con tranquilidad, sin mostrar emoción en mi rostro, tampoco había nada que demostrar, a decir verdad.

Sebastian aguanto la pulla de James, como lo haría con un niño de 6 años que le amenaza a un tio para que no salga con su madre...se quedó observando en silencio como se iba hacia el yonki, Lucian y el gladiador canadiense. Escuchó la narración de su vida sin mucho interés

-Resse...la vida no es fácil para nadie, hay gente que tiene poco y otra a la que le exigen mucho para que tenga mas, hay gente que va con la copa vacía exigiendo que se la llenen y otros con la copa llena que se dedican a dar a los demás...tu y yo formamos una gran alianza porque nuestras copas se complementan, James en cambio...tengo grandes planes para el...pero tiene que cambiar, dejar de quejarse y empezar a ver oportunidades donde solo ve problemas...-el vastago calló cuando vio entrar a un nuevo invitado, ¿otro mas? a continuación las palabras de Alexander y Lucian se le vinieron a la cabeza "esta noche va a a estar llena de sorpresas" se volvió a Resse-voy a seguir socializando antes de tu presentación estelar-se ajustó el traje y fue hacía el Nosferatu.

Sebastian fue hasta donde estaba el Nosferatu aprovechando la distracción del nuevo inquilino de la ciudad.

-Disculpe señor Danov...me podría explicar lo que estaban hablando el Príncipe y usted hace poco...es que no e oido hablar de eso

Mordius empezó el interrogatorio al recién llegado, y los ruidos típicos de la fiesta inundaron la sala de nuevo tras la primera sorpresa inicial.

Los ruidos típicos de la fiesta inundaron la sala de nuevo tras la primera sorpresa inicial. Ahora el unico que parecía prestarte verdadera atención era el Príncipe. ¿Thomas Marshall? No había oído nuca ese nombre. La frases del príncipe podía ser tomado por algo bueno y malo a la vez: bueno porque decía que no eras una persona nom grata o perseguida por las autoridades; y malo porque quería decir que eras alguien tan poco importante que tus andanzas no habían llegado a oídos del príncipe. En cuanto a la ropa no te preocupes, esta es una fiesta privada para los vampiros residentes de Gary, era imposible que te enteraras de ello. Aunque en la modesta disculpa había algo de veneno: Que poca Etiqueta fíjate que venir a presentarse ante un príncipe así vestido.

Dime ¿Quién es tu sire?, ¿Qué te trae por Gary? ¿Dónde piensas hospedarte? ¿Durante cuánto tiempo piensas quedarte? Mordius empezó el interrogatorio, esperaba un tiempo a que contestaras cada pregunta antes de lanzar la siguiente, y siempre pronunciaba las preguntas con cortesía haciendo que responderlas fuera casi una obligación más que un favor.

Ahora bienes en busca del conocimiento que antes rechazaste. Murmura Alexandre entre dientes. Sobre la golconda, la redención… realidades que los antiguos se afanan por ocultar. No hace falta ser un gran orador para darse cuenta que la atención del nosferatu no se encuentra en la conversación, si no en otro punto de la sala, concretamente en el recién llegado. Curioso, Curioso… ¿quién será? ¿Qué querrá?

Por supuesto, antes y ahora mismo esto es un entierro, con esta música no se puede bailar ni hacer nada. Ciertamente la música de Chaikovski si se podía bailar pero no de la forma a la que se refería el grandullón. Un día te tengo que presentar a unos amigos que seguro que te gustan, son como tu y como yo, pasan de toda esta mierda de etiquetas y reuniones.

Lucian ni se molesto en opinar sobre la música o sobre la etiqueta. El arrogante vampiro era todo un misterio. ¿Qué tipo de música escucharía? ¿Escucharía música? ¿Dónde habría dejado a la gatita que había llevado la otra noche a la antorcha?

Por otra parte el yonki parece asustarse más ante la brusca pregunta de James y solo atina a pronunciar entre balbuceos. Michael, me llamo Michael. Antes de salirse del grupo en busca de Allicia. Juggler empieza a riese con su sonara voz, ¡creo que le has acojonado!, dice sin parar de reír, reiterando su frase dándote dos palmadas en la espalda.

El yonki se separa del grupo de James, y Juggler empieza a riese con su sonara voz. El alto pero enjuto vampiro corre a refugiarse junto a Allicia. ¿Qué le habrá pasado?

El príncipe comenzó a interesarse por mi, lo consideraba más un problema que un halago dadas las circunstancias. Supongo que tendría que evaluar si mi presencia aquí es una carga, tendría que seguirle el juego. Por desgracia tendría que hacer uso de medias verdades pues no le iba a hacer partícipe de mi problema.
-Erwin Raginis se ha encargado de mi desde que tengo memoria, mi príncipe. Añadí con mordacidad a su pregunta sin incurrir en la mentira y esquivando así, al menos eso creía, futuras preguntas incómodas.
-He venido buscando a un amigo de Erwin, Lucían es su nombre. Quizá se encuentre en la fiesta. Aun no se donde voy a hospedarme, agradecería consejo en esta cuestión a ser posible y tampoco se con seguridad el tiempo que me quedaré por aquí. Supongo que hasta que vuelva a encontrarme con Raginis.
Le miré y respondí con educación, no se supone que hay que tratar a los príncipes pero en realidad tenía ganas de salir de allí y buscar a Lucian si no se encontraba por allí.

Sebastian escuchó la replica del Nosfi confuso mientras observaba al desconocido

-Lamento contradecirle pero...no me a hablado de nada de eso, nunca rechazo el conocimiento, sea del tipo que sea y Salvación...Golconda.....son palabras desconocidas para mi y lo desconocido me desconcierta...a la vez que inspira a mi necesidad de conocer....-Sebastian trataba de obtener la atención del nosfi de forma pasiva-supongo que la mejor forma de saber la respuesta sera acercarnos con disimulo ¿no cree?-dijo adelantandose unos pasos guiñandole un ojo y curioseando

Vaya... Yo sólo intentaba ser amable Dijo sinceramente James ante la huida de Michael. Bueno, ¿qué le vamos a hacer? Aunque se mostró algo nervioso al ver que acudía corriendo junto a Allicia. No habré metido la pata hasta el fondo, espero.

Sin saber qué decir ahora, decidió volver a su viejo juego de atacar a Lucian: Bueno, Lucian, no paro de preguntarme cómo se ha dignado Vd. a acercarse por aquí. Creo recordar que insinuó ser superior a todos nosotros incluso... al príncipe. Todos los Vd. y las formas de respeto sonaban a pura mofa en los labios de James que sólo quería entretenerse de algún modo.

Si podríamos acercarnos, pero es preferible mantenerse al margen, puede que nuestra presencia intimide al recién llegado. El noseferatu continua con su mala costumbre de expresar sus pensamientos como susurros. Pobre chiquillo aun no sabe que una información oculta vale el doble.

La Golconda es la aceptación de la bestia y la dominación del YO mediante la aceptación de la humanidad. Un camino arduo y difícil que lleva a la salvación del alma. Aunque el vampiro contestaba a tus preguntas, su atención seguía fija en el recién llegado. ¿Erwin? ¿Lucían? Vuelve a susurrar. ¿De que conocerá a Lucian?

No acece falta que lo insinué, es algo que se sabe y se ve. Soy  un Gran vampiro, uno de los más poderosos de la Ciudad. Mi poder seria comparable al del príncipe, pero nunca superaría el poder de Juggler. Aunque Lucian había contestado con fluidez a la insidiosa insinuación, esta no le había hecho ninguna gracia.

JA. Rie de nuevo el grandullón. Todos sabemos que quieres el puesto de Mordius, hasta él lo sabe. Solo te detiene… pero una mirada de Lucian al grandullón hizo que este tragara saliva antes de contestar.Tu amor a la ciudad, sabes que Mordius es un gran dirigente.

El príncipe escucha cada una de tus palabras con suma atención, y ves como este se “incomoda” con alguna de tus frases. ¿Ese Erwin no es tu sire? ¿Entonces quien es tu sire?¹ Pregunta Mordius inquisitivamente, indagando más en la herida.

Luego la cara del príncipe se sorprende mas ante el nombre de “Lucian”. Si por supuesto que está en la fiesta, ven te lo presentare.  Dice guiándote hacia el grupo más numerosos de vampiros. Puede que él te de algún consejo sobre hospedaje, si no siempre puedes hospedarte en mi casa.

Mordius se acerca con el invitado hacia el grupo más numeroso de vampiros, formados por el Rastafari, el hombre de las gafas de sol y el rubio grandullón. Ahora el yonki no está en el grupo se ha marchado a conversar con la única vampiresa.

El príncipe se acerca con el nuevo invitado cortando la interesante conversación. Lucian, inquiere el príncipe cuando se acerca al grupo

El hombre de las gafas de sol se da por aludido y contesta con una voz grave e imponente. ¿Qué quiere, Señor?

Aquí hay alguien que dice conocerte.

Lucian te mira de arriba a abajo y luego contesta. No, no le conozco. ¿De qué debería de conocerte?

Miro al príncipe con preocupación, no quería tener que contar nada sobre mi tan temprano. Aunque supongo que lo mejor va a ser decir la verdad aunque me quede un poco expuesto. De todas formas, esta estancia aquí es completamente temporal. O eso esperaba dado el caso.
-Hace unos años perdí la memoria y desde que la recuperé Raginis ha estado siempre a mi lado. Así que sibtengo que llamar Sire a alguien, él es el indicado.
Dejonterminar de hablar al príncipe, me sorprende que me ofrezca hospedaje tan abiertamente y se que no es una invitación que se haya de denegar a la ligera.
-Le agradezco la hospitalidad, príncipe, aceptaré gustoso la oferta si Lucían no soluciona mi hospedaje, no quiero serle una carga innecesaria.
Sonrío con educación aunque en realidad espero que pueda quedarme en cualquier otro lugar, deber favores a las altas esferas es la principal causa de mortalidad vampírica. Además, tanta pomposidad jerárquica es un auténtico dolor de cabeza que prefiero evitar.

El príncipe me conduce hacia el grupo de vampiros más numeroso y más heterogéneo de todos, evito mostrar una mueca de sorpresa al llegar y estudiar al grupo, el cual espero que se haya juntado por cualquier motivo que difiera a ser compañeros de fatigas, hermanos de sangre o como quiera que se llamen los grupos cainitas en esta ciudad de mala muerte.
Al presentarme, como es normal, el tal Lucían comenta que no me conoce, asiento con la cabeza y le miro directamente a las gafas de sol, buscando sus ojos.
-Me envía un amigo común, Erwin Raginis. Me dijo que viniera a buscarte mientras él se reencuentra a si mismo. Me llamo Thomas Marshall.
Tiendo la mano esperando que la estreche.

James miró de arriba abajo a Thomas, tomando nota de todo: su aspecto, lo que hacía, lo que decía... Al oír que venía buscando a Lucian no pudo evitar soltar una leve tos de sorpresa. De momento prefirió seguir en silencio, viendo la escena de presentación.

El vampiro sonríe. Erwin Raginis, si conozco a ese vampiro cabeza hueca. Hace mucho tiempo que no le veo. ¿Qué tal le va? La última vez que le vi se encontraba en Europa, apunto de envarase a una expedición por el Congo. Siempre estaba buscando aventuras. Me sorprende que siga vivo.

Me dijo que viniera a buscarte mientras él se reencuentra a si mismo

¿Buscarse a sí mismo? JA Lo que pasa es que te consideraría una carga y por eso te dejo aquí. Apunta el vampiro con la mayor naturalidad del mundo en un tono arrogante. ¿Será esta la verdad?

El príncipe asiente conforme. Parece que la historia del recién llegado concuerda y eso le basta para darle su beneplácito. Thomas, te dejo en manos de Lucían. Lucian mira con desprecio al príncipe, en su cara se refleja la frase: “la basura que no quieres tu me la pasa a mi”. Tengo que continuar con la fiesta. Dicho esto el príncipe se aleja del grupo.

El grandullón rubio agarra al nuevo por los hombros en gesto amistoso. ¿Así que el nuevo en la ciudad? ¿Y cómo guía turístico te dejan al bueno de Lucian?. El hombretón se ríe. ¡Chico creo que estas muy jodido!. Lucian le lanza otra mirada de desagrado.

Por cierto mi nombre es Juggler, dice dándote la mano,  si necesitas algo ya sabes….. pídeselo a tu Tio Lucian. El hombretón vuelve a reírse. ¿Qué tendrá tanta gracia?