Partida Rol por web

Ilify hizo una reverencia escuchando de fondo reproches vacíos, no tenían idea de porque había actuado de aquel modo, le llamaban mil cosas a él, sin mirarse al espejo, Katherine; ella era la única que no le veía como un turbio cristal traslúcido, si no como un espejo transparente. Siempre había sido egoísta y lo sabía, que podía hacer... Llevaba negocios en los que ser arrogante y pedir de más estaban a la orden del día, y eso sin contar los turbios asuntos que aún procuraba limpiar, todo ello desde hacía cuanto... ¿Unos ocho años? Su egoísmo estaba a la par de su intención por ofrecer ayuda a los demás,

- no dudes en llamarme cuando lo desees, incluso si necesitas alguien en quien descargar tumpropia frustración - se enderezó rascándose la nariz con el índice algo avergonzado - te tomaría en brazos por la fuerza y saldría volando de aquí, pero eso se que te dolería, ya les oyes, ellos pueden reprocharme, criticarme y enfadarse conmigo, pero siento reprocho algo que creo tener derecho a criticar soy el malo... - se giró le pedían un duelo a muerte incluso ¿Porque? ¿Por no querer corresponder a un llamado del corazón de Hardack del cual ninguno quería entender que para él sería un crimen tocar? ¿O por llamar traidor al dragón que vendió Hardack al cual veía por primera vez después de dejarle clavado en la trampa que había preparado para matar a Ilify en la que acabó él mismo al evitarla y contraatacar el dragón de alas negras? ¿Quizás por querer consolar a quién amaba?

Comenzó a acercarse de vuelta, tenía que decir algo... Gustara o no a los demás, además de que Mirari no le dejaba opción para actuar de otra forma, hablar e irse volando, pues la segunda opción sería matarla, y no iba a hacer tal idiotez...

Casi al fondo, al lado de Animaw, hablando buscando un concilio que evitara que la muchacha se sintiera dolida por su culpa, escuchaba de fondo reproches en su contra, (como siempre) vacíos. Su único reproche fue tal justificado que Dawn, la única que entendía su queja no dijo nada, después de todo, alguien te traiciona e intenta matar, y no lo vuelves a ver hasta ese instante,... No sé tratan de perdonar, ni se daban cuenta en sus vacías quejas que el hecho de no haber saltado a golpearle ya era un control sobre sí mismo mil veces mayor al que presumían tener ellos, que le criticaban sin querer pensar en un "porque". El dragón podía ser egoísta pero no estúpido, y le importaban poco aquellas palabras huecas, para bien o para mal, actuaba y aceptaba las consecuencias de sus actos, es muy bonito decir "yo soy el bueno porque te lo digo yo", incluso si no fue la mejor opción, Heleth tenía tanto derecho a ser escuchada incluso si todos decían que no. Fue egoísta y escogió ser fiel a su neutralidad, y el resultado no fue perfecto ni de lejos, pese a ser neutral como se le había enseñado. ¿La consecuencia? Ahora sabía que no se podía hablar con Heleth, el resto de acontecimientos,... Simplemente no eran culpa suya incluso si los demás buscaban un cabeza de turco al que culpar, tampoco se exculpaba, porque efectivamente era parte de aquel evento, solo aceptaba lo que ocurría y seguía adelante, esforzándose por qué lo que quedaba atrás no fuera en vano. Se acercó con calma a Mirari buscando aclarar algunas cosas, solo esperando que entendieran un poco lo que pasaba por su cabeza, y buscaran pasar página, muy sencillo "pasa página su traición solo colaboró a destruir el mundo que tenía que defender, pero a ti no te perdonamos que no actuadas como un perrito haciendo lo que nosotros decimos que debes hacer...", No, que le criticaran le daba igual, porque eran palabras sin ningún sustento en el que apoyarlas libres de hipocresía. - para empezar, si la verdad duele no es mi culpa, para seguir, para mí, tocar ese cristal sería un crimen que sois incapaces de comprender, y para acabar... - miró a Mirari suspirando - no tengo nada que demostrarte, si te quieres suicidar busca un método que no implique recibir más quejas vacías hacia mi persona, acepto las críticas de Edward porque le fallé, las de Aimi porque queriendo confiar en ella le dejé sola creyendo que podría defenderse sola y volé a donde creí que más se me necesitaba, sin duda las de Animae puesto que es la única que no me señala diciendo que todo es mi culpa como si de mi dependiera todo, y finalmente las de Onírica, porque le creo capaz de portar el corazón de Hardack, dado que es la única que pensó en tomarlo antes de que cayera al suelo... Aún así, Onírica, jamás aceptaré una orden como "toma o toca este cristal", a menos que sea como máxima emergencia para evitar que caiga en malas manos. No iba a matar a Mirari, ese duelo era la mayor estupidez que había escuchado desde que había renacido por lo menos, en ese momento ya le veían culpable de lo que había y no había hecho ¿Le iban a llamar cobarde? Solo sería una crítica vacía más. Extendió sus alas y voló con la intención de salir de allí, aunque sintiera un odio arraigado por Walker, sus enemigos no estaban ahí, nadie le quitaría el rencor hacia ese chico solo por decir "Shiro le perdonó ¿Porque no puedes tú?", Si no se daban cuenta de que no atacarle ya era difícil para su psique después de verle por peimera tras la gran traición, era porque ellos debían haber perdonado a Heleth por intentarlo matar a todos, después de todo el caso era lo mismo, pues viéndolo por primera vez desde entonces, no había tenido tiempo a asimilar que "el traidor" ahora estaba con ellos, nadie se lo había dicho, recién lo dwscubria, y era como si le pasaran un cuchillo por una herida recién hecha.

Apreté la mano de Allan contra mi mejilla y solté una lágrima de felicidad. Había pensado que la historia se volvería a repetir, que otra vez el destino nos tendría preparado un triste final. Sin embargo, la sacerdotisa dragón había cambiado las tornas y había entregado su vida por los demás.

Mientras ayudaba a mi amado a incorporarse escuché las discusiones que se formaban entorno a la posesión del orbe y fruncí el ceño, enfada.

- Animae tiene razón, no empañéis el sacrificio de Shiro-san con vuestras discusiones. ¿Acaso creéis que ella habría querido esto? Como ha dicho Heracles os estáis comportando como niños. Sugiero que los dragones habléis entre vosotros y decidáis unánimemente quién se quedará con el orbe, siempre haciendo honor al sacrificio de la sacerdotisa - miré a Onírica, quién había cogido el orbe. Tras haber combatido junto a ella había aprendido a confiar en sus decisiones y la había conocido mejor - sé que Onírica no es una de vosotros, pero creo que en sus manos el orbe estará seguro hasta que los dragones decidáis quién debe ser su guardián. 

Me giré había Walker y luego había Mariko con ojos preocupados. Finalmente, mi mirada se encontró con la de Allan. No quería dejarlo, no en aquel momento, pero ahora estaba bien y mi preocupación por mis amigos era más fuerte. Posé una sonrisa tranquilizadora sobre él y me levanté para acercarme a Heracles y la guardiana. Ya tendríamos tiempo para hablar cuando todo acabará.

- A mi aún me queda algo de energía - dije contestando a las palabras de Walker - si puedo ayudar a Mariko de alguna manera o entregársela, no dudaré en hacerlo - mientas decía aquellas palabras observé a mi alrededor para ver si podía ayudar a alguien más.

Arjimae observó como Lightning se acercaba a su hermana, dejando atrás a Allan, quien había asentido como para decirle "Está bien". El antiguo guardián se veía complacido de ver su actuar y se volvió hacia su hermana un momento. El chico peliblanco miró a Heracles, quien parecía apurado por ayudarla. Sonrió - Solo espera. Pronto se recuperará - y aunque no dijo más, sonrió de manera amable, pero esta vez sus ojos sí reflejaban su usual amabilidad, aquella que no se había extinguido ni con su propia muerte. A pesar de sus extrañas palabras, las voces que se alzaban no eran las del peliblanco.

Tanto Ephorus como Calíope miraban a Animae con una profunda preocupación. La rubia miró al comandante de Andelivian y aunque vio que Ilify fue tras ella, igualmente avanzó a paso lento. Su cuerpo aún resentía lo que le había sucedido y era notorio el esfuerzo que la rubia hacía para avanzar. Sin determinar a Ilify, abrazó a Animae sin soltarla. No dejaba de llorar tampoco mientras mantenía sus fuertes brazos con ella - Perdóname, Animae. Perdóname porque no tuviste ayuda por mi culpa, perdóname por dejarte cargando con todo sola. Yo... De verdad lo siento - la rubia había sido derrotada, esclavizada y asesinada. Y a pesar de eso, parecía arrepentida. Ephorus se acercó hacia Animae y la abrazó por la espalda, de modo que la arquera quedara en medio de los dos.

- Forgive me, Sis - y extendió sus enormes brazos para rodear a las dos chicas.

La rubia dejó a los hermanos un momento para girarse hacia Ilify. La propuesta de Mirari era algo que esperaría de ella, eso sí - No te pediré que abandones tu pensamiento, pero Animae y Onírica tienen razón. Hay que honrar los deseos de la Sacerdotisa y ella no querría algo así. Por favor - y luego miró a Ilify -. Tú me dejaste allí aunque te rogué que no te fueras. Eso solo no te hace digno de llamar traidor a otro. Se aceptaría de alguna de tus compañeras, pero no de ti - y hablando de compañeras, Platinium no había dicho nada, solo se acercó sin poder evitar la atracción del orbe. Esta, Dusklight y Zmiy llegaron hasta él y el orbe empezó a brillar. De repente, los rayos violetas volaban hacia cada dragón, iluminando su cuerpo con su cálida luz para luego levitar de las manos de Onírica y con despacio, acercarse a Walker. Este, por instinto, extendió sus manos y el orbe quedó allí. La piel de Walker empezó a quemar y unas líneas se empezaron a formar desde sus manos para llegar hasta su espalda, dibujando una marca, la Marca del dragón. Esa que solo los dragones de Hardak portaban.

- Fuiste el único dispuesto a recibirlo y acudiste a su llamado a pesar de todo. El Gran dragón te reconoce como dragón otra vez, Walker. Ya dependerá de ti qué harás con la confianza que la Sacerdotisa dragón ha depositado en ti - sonrió nuevamente Arjimae mientras se acercaba a Walker y ponía una mano en el hombro -. Por mi parte, debo agradecerte por lo que hiciste. Era justo lo que necesitábamos - y se giró hacia Dusklight, quien llegó junto a Walker y lo abrazó con lágrimas en los ojos para luego alejarse y recuperar la compostura. Zmiy miró la escena y se giró por un momento hacia donde estaban Ilify y Animae. Suspiró algo triste y volvió su atención al zorro blanco.

Arjimae siguió hablando - Entiendo que, sin su líder, nuestros amigos dragones estén confundidos. Necesitan de ella más que nunca, pues ella siempre mantuvo el equilibrio entre su gente. Pero creo que se malentendieron mis palabras. Yo no dije que ella vivía en nosotros para tratar de consolarlos, ni mucho menos. Como dije, la muerte es ilusoria para los portadores. Solo reencarnan a su forma física tras haberse recuperado, pero hay una mínima posibilidad de arreglarlo, de remediarlo todo sin perder a quienes recién recuperaron. Claro que aquellos como yo cuyo tiempo ya ha pasado, están listos para afrontar su destino - y se giró hacia Dusklight y Zmiy -. La Sacerdotisa sabía que moriría y ella lo aceptó, pero no por eso dejó de luchar. No sé cómo lo logró, pero pudo llevarme a su dimensión y proponerme un plan - y entonces, Dusklight se giró a su hermano mientras le tendía su espada.

- Por favor, cuídala y úsala bien, Onii-sama -.

De manera similar, Zmiy avanzó hacia donde estaba Animae y la miró con cierto arrepentimiento - Perdona que interrumpa, pero hay algo que quiero darte, Animae - y aunque su mirada era tan decidida como siempre, también había amabilidad en sus palabras.

Era tal y como decía Arjimae. Al ser Walker el único dispuesto a recibirlo, el Orbe fue con este por ese motivo. Aunque era claro que los había tocado a todos con ese baño de luz. Por un momento, solo por un instante, aquella luz trajo a sus mentes la imagen de la Sacerdotisa, como si esta fuera un abrazo cálido de Shiro.

Eran demasiadas las cosas que pasaban a mi alrededor, demasiadas las ideas de cosas que podría hacer... hasta el punto que mi mente se bloqueó y se sintió incapaz de poder reaccionar o responder. Sencillamente mi cuerpo se movía de un modo bastante automático. Era la voluntad del orbe y no había mucho que hacer.

Contra todo pronóstico. Contra toda voluntad... terminó levitando por sí mismo hasta mi mano, donde le mire y pude sentir cómo me bañaba y cómo una marca aparecía en mi con un dolor que me hacía hincar una rodilla en el suelo y emitir un leve gemido. No duró demasiado, pero se sentía extraño.

Alcé la mirada para encontrarme con la del zorro blanco y, por un momento, sentí eso que algunos llaman empatía y sentí una mezcla de admiración, miedo y asco hacia mi persona.

Siento... siento no tener el poder para salvaros con mis propias manos. Yo se lo diré, cuando se recupere.

Hablaba en voz baja, hablaba con el corazón. Era lo que pensaba, lo que sentía. La impotencia era algo bastante habitual en mí y sin embargo, no podía evitar sentirme feliz por él, por ellos. Shiro les regalaba la oportunidad de despedirse. Despedirse... Volteé hacia mi hermana. Sonreí, con suavidad, y tomé el arma que me ofrecía con la diestra, ya que la izquierda sostenía el orbe.

Nee-chan, no importa cuantas vidas tengamos que reencarnarnos. Algún día lucharemos juntos. Estoy muy orgulloso de ti, has demostrado por qué eres la más fuerte de los dos.

Me incliné para besar su frente. Sentí algo que hacía demasiados años que no sentía, en otra vida en realidad, mis ojos se empañaban queriendo llorar, algo que no llegó a suceder. Tampoco era tristeza, era orgullo. Algunas cosas no eran necesarias decirlas. Pasé mi brazo sobre ella en una especie de abrazo, ya que era complicado con ambas manos ocupadas.

Y luego me giré hacia mis compañeros. Me esforcé por mantener la calma, no era fácil cuando te decían que estaban discutiendo y buscando problemas y recordando tu pasado. Incluso reconozco que por un momento sentí la tentación de arrojar el orbe al suelo para romperlo sólo para darles la razón pero mi control fue mayor.

Ilify, me llamas traidor pero no luchas por lo que crees. Tienes suerte de la bondad de Shiro y que prometí... darme una oportunidad. Has visto el peligro y no podré lidiar con él solo, pero tampoco con alguien que no es capaz de hablar claro y defender sus propios sentimientos.

Cursed, no importa quienes fuimos, sólo lo que hicimos. Y lo que hacemos. ¿Qué harás tu ahora?

Con un gesto de la cabeza le invité a venir.

Platinium.

No creí necesario añadir nada más. Me puse de rodillas al lado de Onírica.

Siento que hayas tenido que cargar con esto. Es mi culpa, no reaccioné bien, ni a tiempo. ¿Te acuerdas lo que te pedí que hablases con el Rey? Parece que no será necesario... -alcé la mirada para mirar a todos los presentes- Hay un ritual que nombra unos guardianes ante el orbe, en ese ritual la sacerdotisa alcanza todo su poder y, quizá, no hubiese muerto por usarlo en esta batalla. En menos de una semana que llevo aquí sabía eso y estaba viendo cómo volver a nuestro planeta por el orbe, para eso pedí ayuda a Onírica, ya que ellos han viajado entre mundos. Pero ahora el orbe está aquí. Quizá... quizá haya alguna oportunidad aún. ¿No?

Miré alternativamente a unos y a otros. Me detuve un momento en Lightning, quien por algún motivo me comenta lo de la energía. Asentí cerrando los ojos.

Yo no sé entregar energía, Shiro sabía. Aunque si el Zorro Blanco dice que es cuestión de tiempo, quizá debas guardarla, por si acaso.

Seguí con los ojos entre unos y otros y finalmente me detuve en los ojos de Mirari, quien había demostrado una fuerza envidiable y quien desafiaba a muerte a Ilify y, aunque no podía negar que me gustaría verla vencedora, no era el momento ni el lugar, así que en silencio negué para pedirle que, por favor, se calmara. Incluso sentí que necesitaba un abrazo y a mi parte más humana no le importaba dárselo, pero como ella decía, esto aún no había terminado.

Casi al fondo, al lado de Animae, hablando buscando un concilio que evitara que la muchacha se sintiera dolida por su culpa, escuchaba de fondo reproches en su contra, (como siempre) vacíos. Su único reproche fue tan justificado que Dawn, la única que entendía su queja no dijo nada, después de todo, alguien te traiciona e intenta matar, y no lo vuelves a ver hasta ese instante,... No se traraba de perdonar, ni se daban cuenta en sus vacías quejas que el hecho de no haber saltado a golpearle ya era un control sobre sí mismo mil veces mayor al que presumían tener ellos, que le criticaban sin querer pensar en un "porque". El dragón podía ser egoísta pero no estúpido, y le importaban poco aquellas palabras huecas, para bien o para mal, actuaba y aceptaba las consecuencias de sus actos, es muy bonito decir "yo soy el bueno porque te lo digo yo", incluso si no fue la mejor opción, Heleth tenía tanto derecho a ser escuchada incluso si todos decían que no. Fue egoísta y escogió ser fiel a su neutralidad, y el resultado no fue perfecto ni de lejos, pese a ser neutral como se le había enseñado.

¿La consecuencia? Ahora sabía que no se podía hablar con Heleth, el resto de acontecimientos,... Simplemente no eran culpa suya incluso si los demás buscaban un cabeza de turco al que culpar, tampoco se exculpaba, porque efectivamente era parte de aquel evento, solo aceptaba lo que ocurría y seguía adelante, esforzándose por qué lo que quedaba atrás no se hubiera ido en vano.

Atrás quedaban Caliope, Ephorus, y Katherine, ya había dicho lo que podía y si bien querría abrazarla también, ello sólo sería meter el dedo en la llaga.

Se acercó con calma a Mirari buscando aclarar algunas cosas, solo esperando que entendieran un poco lo que pasaba por su cabeza, y buscaran pasar página, muy sencillo le decían "pasa páugina su traición solo colaboró a destruir el mundo que tenía que defender, pero a ti no te perdonamos que no actuaras como un perrito haciendo lo que nosotros decimos que debes hacer...", No, que le criticaran le daba igual, porque eran palabras sin ningún sustento en el que apoyarlas libres de hipocresía.

- para empezar, si la verdad duele no es mi culpa, para seguir, para mí, tocar ese cristal sería un crimen que sois incapaces de comprender, y para acabar... - miró a Mirari suspirando - no tengo nada que demostrarte, si te quieres suicidar busca un método que no implique recibir más quejas vacías hacia mi persona, acepto las críticas de Edward porque le fallé, las de Aimi porque queriendo confiar en ella le dejé sola creyendo que podría defenderse sola y volé a donde creí que más se me necesitaba, sin duda las de Animae puesto que es la única que no me señala diciendo que todo es mi culpa como si de mi dependiera todo, y finalmente las de Onírica, porque le creo capaz de portar el corazón de Hardack, dado que es la única que pensó en tomarlo antes de que cayera al suelo... Aún así, el cristal prefiere ir con alguien a quien no voy a defender, a menos que sea como máxima emergencia para evitar que caiga en "peores" manos.

No iba a matar a Mirari, ese duelo era la mayor estupidez que había escuchado desde que había renacido por lo menos, en ese momento ya le veían culpable de lo que había hecho y de lo que no ¿Le iban a llamar cobarde? Solo sería una crítica vacía más. Extendió sus alas y voló con la intención de salir de allí, aunque sintiera un odio arraigado por Walker, sus enemigos no estaban ahí, nadie le quitaría el rencor hacia ese chico solo por decir "Shiro le perdonó ¿Porque no puedes tú?", Si no se daban cuenta de que no atacarle ya era difícil para su psique después de verle por peimera tras la gran traición, era porque ellos debían haber perdonado a Heleth por intentarlos matar a todos, después de todo el caso era lo mismo, pues viéndolo por primera vez desde entonces, no había tenido tiempo a asimilar que "el traidor" ahora estaba con ellos, nadie se lo había dicho, recién lo dwscubria, y era como si le pasaran un cuchillo por una herida recién hecha.

Mirari solo sonrio irónicamente, ya había visto las capacidades del dragón y un duelo era la mejor ventaja que le podía dar.

-Ni siquiera Enola te considero digno de ella, y aun siendo ella, juzgaba bastante bien a las personas.

Sacudió su cabeza para dar un giro a ese vórtice de sentimientos negativos que era aquel sujeto, giro su mirada a los demás que si importaban.

-Arjimae… es un gusto verte de nuevo.

Dijo con una mezcla de sentimientos, la persona que mas admiraba y la manera en que hubo malos términos al final logro hacer que aquel recuentro fuese agridulce.

-Por fin del mismo bando ¿Sin rencores, presidente?

-Caliope, lo se, pero necesito confiar para seguir y todos han demostrado que buscamos lo mismo, aunque sea por diferentes motivos, sin embargo hay uno que no.

La siguiente era Animae, quería abrazarla, pero la llenaría de sangre.

-Animae, lo siento… cuando acabe esto espero yo poder remendar el tiempo perdido…

Conforme se apoyaba en su espada, miro a los dragónes, anteriormente había visto y participado en rituales.

-Disculpen, Onirica, Walker, he estado en rituales anteriores, no se si sea lo mismo pero ¿Podría ayudar donando energía en el ritual?

Mientras veía a Tenma se desplomo.

-Esto aun no termina, la gente afuera, esta dormida… debemos ayudar…

Y cayo inconsciente sin caer del todo, sus manos apoyadas en la espada y sus pies arrodillados impedían que tocase el suelo por completo.

-No… se debe… repetir…

Sus ojos se cerraron de cansancio.

Muchas cosas estaban pasando y no estaba segura de entender muy bien de qué se trataba. Pero como dijo Mirari, esto no había terminado

-Tal vez deberíamos dejar las dicusiones para después -observé- Todavía tenemos que ayudar a la gente que está dormida y necesitamos un plan para nuestro próximo encuentro con Heleth y sus guerreras. Han demostrado ser muy poderosas.

Animae había guardado silencio luego de intercambiar unas palabras con Ilify. Sus ojos azules aún se mostraban acuosos y débiles, sin rastro alguno de la guerrera que había peleado con determinación minutos antes para proteger e intentar cumplir su misión. Vio cómo se alejaba sin decir nada, con su mirada al suelo pensando en cosas que al final solo la lastimaban a ella escuchando de fondo a Lightning mostrándose como una compañera fuerte y decidida y parecían llegar a un acuerdo con lo sucedido con Mariko. Ella también quería hablar, pero abrió su boca levemente para luego cerrarla y girándose para salir de ahí.

No obstante, el abrazo de Calíope la detuvo aunque ni alcanzó a dar la media vuelta para salir de ahí. Sus brazos no reaccionaron al gesto, murmurando algo que posiblemente solo la rubia y ahora su hermano, mientras la abrazaban, podían escuchar. La joven seguía llorando escuchando a su cuñada hablar al mismo tiempo que tenía una lucha interna para "regresar". ¿Eso la hacía digna del poder de Andelivian? Llegó a pensar incluso en renunciar porque no se creía capaz de volver a pelear, indicando al exterior que su grito anterior revelaba algo más que dolor por la pérdida de Kuroryuu y la decepción de las decisiones de algunos compañeros en el combate. Cualquiera que hubiese convivido con ella y la conociera, sabría lo mucho que estuvo sufriendo en silencio. Tal vez por eso Calíope y su hermano la estaban abrazando y el propio Ilify había ido tras ella antes de querer irse de ahí.

El brillo del orbe llamó un poco su atención, mirando a través de su mirada triste cómo rayos provenientes de aquello atravesaban a sus compañeros dragón y reconocía a Walker como su guardián. Ella siempre confió en el criterio de la peliblanca y si quería que él lo fuese a pesar de los reclamos de su pasado como... enemigo, pensó junto a Arjimae que ahora él debía seguir con su voluntad  y demostrar esa confianza que se le había depositado. Cuando Calíope dejó de abrazarla resintió su ausencia, terminando por girarse y hundir su cabeza en el pecho de su hermano, abrazarlo y quedarse así sin moverse de momento.

En esa posición escuchó lo que Arjimae decía acerca de un plan, la disposición de Walker de usar el poder del orbe para regresar a Hardak, el desahogo de Ilify antes de irse, la actitud fuerte de Mirari hizo que volteara a verla cuando se dirigió a ella pidiéndole disculpas y observando con preocupación cómo perdía la conciencia por la fatiga del combate al que fue sometida y Nereida queriendo pedir concentración a asuntos importantes. 

Animae permaneció unos segundos más abrazando a Ephorus mientras decía unas pequeñas palabras y se alejó para limpiarse sus ojos, los cuales estaban completamente irritados y rojos dándole un aspecto frágil. No era la guerrera de un poder ancestral, sino una joven que sufría más de lo necesario. Así, recibió a Zmiy mientras negaba con la cabeza.

-No.. No... no te preocupes. Me alivia que hayas sido liberada-le tendió la mano como si fuera un saludo. Todo era extraño, pero debía seguir a pesar del dolor que sentía-. Lo que me quieres dar... ¿es parte del plan de Kuroryuu?-miró brevemente a Arjimae, esperando que revelase qué quería decir con eso. De igual  manera, recorrió con su mirada al resto sin moverse, incluso con una mano libre sujetaba parte de la ropa de su hermano casi indicando que no quería separarse de él.

Así fue cuando se topó con Onírica y le miró pidiendo perdón, pues ella había querido detenerla para que no se fuera. Quería ir con ella, con Koichi, Mirari, Dawn, Walker, Lightning, con todos si era posible para poder abrazarlos, pero sus piernas no reaccionaban.

Cuando Calíope la estaba abrazando, Animae estaba fuera de sí murmurando cosas realmente lastimeras para sí misma, como que ella no merecía estar al lado de los demás como guerrera, o que ella debía haber sido la que debió ser secuestrada de antemano y no su amiga, que le dolía amar a Ilify y que no debió explotar porque ella era alguien que asumía un rol tranquilo. Tal vez eso le ayudaba desahogarse, pero definitivamente su sufrir era muy profundo.

Guardó silencio cuando Ephorus la abrazó, aunque alcanzó a decir que no merecía ser tratada así porque había quienes estaban peor. Aún así no quiso moverse ni que ellos se alejaran. Estaba feliz de que su amiga hubiese vuelto y que Lightning recuperase a la persona que amaba, pero eso mismo la hacía sentir vacía porque el dragón de hielo que tantas veces le había prometido cuidarla culpaba a todos y se iba sin afrontar las cosas tal y como ella se lo había pedido.

-¿Hice algo malo?-fue lo que preguntó cuando su ex se fue volando, asumiendo que era su culpa. Rodeó a su hermano en brazos y así se quedó llorando cuestionando una y otra vez disculpas por no ser más fuerte y estar llorando en una situación delicada.

Lo que hizo que reaccionara mejor fue Mirari, pues al verla capaz de seguir hablando a pesar de todo y de pedirle perdón le acongojó su corazón. Recuperó un poco de su brillo en la mirada, pero se mantuvo tenue porque sus sentimientos chocaban entre sí... y eso que no era la batalla final.

Cuando dejó de abrazar a su hermano justo antes de que llegara Zmiy, alzó su cabeza para verlo y agradecerle por la paciencia que tenía con ella.

-He perdido a Ilify, pero no quiero perderte a ti también-comentó con miedo, pero aún así no quería seguir mostrándose mal... ya habría momento de terminar de desahogarse.

Mantuvo las manos bajo el orbe hasta que este eligió el calor de Walker, tras eso la joven bajó las manos y tomó aire con lentitud a la par que cerraba los ojos. No tener que cargar con aquella esfera se agradecía, era una carga demasiado pesada para una sola persona o... Una simple guerrera Einar. Abrió los ojos de nuevo y observó cómo algunos de los dragones se acercaban hasta su amigo, eso la hizo sentir tranquila, aunque las palabras de Ilify la dejaron preocupada ¿Cómo podía ser tan cabezota? No le había pedido nada más que una oportunidad ¿Tan difícil era de comprender? No quiso darle más importancia, por lo que negó con la cabeza y se dispuso a levantarse de dónde estaba, pero Walker la frenó al hablarle. Onírica negó con la cabeza y le dedicó una calmada sonrisa.- No me pidas perdón... Cómo ya dije, incluso en los momentos más difíciles estaré ahí.-Se acomodó y tras eso besó la mejilla de Walker.- Encontraremos la forma de ayudar y hacerla volver.-Tras eso se separó de él. 

Con lentitud empezó a caminar hacia dónde estaba Mirari, aunque se paró a medio camino para descansar y alzar la mirada, cómo si buscara o intentara sentir algo, pero su mirada se tiñó de preocupación y angustia. Por más que se esforzaba en ello, no conseguía sentir al Rey Alioth... Se llevó la mano al colgante, para después mirar a su alrededor. Tenía que confiar en él... Tenía que hacerlo aunque su corazón le gritase que saliera corriendo a buscarle. Soltando su joya se encaminó hasta su compañera, no le quedaba demasiado energía, pero... Sí la justa para poder ayudarla a restaurar su vitalidad.- Siento no haber estado para ayudar...-Miró a Tenma y le sonrió con dulzura. Con una suave caricia bajo la cabeza saludó también a Légolas, agradeciéndole que hubiera estado junto a su amiga.- Pronto volverá en sí.

Curar a su amiga sabía las consecuencias que le traerían, pero no le importaba... A veces se debía hacer sacrificios y ella no dudaría en hacerlo. Se arrodilló a la par que empezaba a entonar una canción, entonces su cuerpo empezó a desprender un suave viento y alrededor de sus manos apareció un aura azulado, la energía empezaba a fluir dentro de ella una vez más, por eso cuando consiguió concentrarla en las manos se acercó a Mirari. Posó ambas sobre el pecho de ella y mientras cantaba cerró los ojos para que la energía pasara dentro del cuerpo de la otra guerrera, aquella acción parecía estar llevando al límite a Onírica, pues algunas gotas de sudor aparecieron en su frente y la voz que al principio salió con potencia ahora parecía debilitarse, aún así no dejó de cantar hasta que la última gota de vitalidad pasó.

Sin poder evitarlo apoyó ambas manos en el suelo y se sostuvo intentando no desfallecer por el agotamiento. La canción llevaba un claro mensaje para los allí presentes, no sabía si alguien la escucharía, pero lo había echo. Abrió los ojos con suavidad y sonrió.- Debería reaccionar... Pronto...-Con un esfuerzo casi titánico se levantó tambaleante del suelo y se esforzó en mantenerse en pie. Le faltaba el aire e incluso sentía la cabeza dar vueltas, pero aún así se encaminó hasta Heracles. Su paso era lento y inseguro, pero sus piernas la llevaron hasta dónde quería, aunque al llegar el cuerpo dejó que la joven cayera de rodillas, esta se ayudó de los brazos para no caer del todo y alzó la mirada hacia su viejo amigo.- Lo siento... No puedo ayudarle, no me queda energía...-Le confesó entristecida. Tras eso se ayudó con las manos hasta sentarse, de forma que se apoyó en el hombro de Heracles y cerró los ojos agotada.- No puedo sentir al Rey... Me preocupa...

Para cualquiera que la viera sería fácil notar que la dragona que estaba de rodillas al suelo, llorando, no tenía nada que ver con lo que era Dawn, la orgullosa dragona de Hardak. Por esa misma razón, aunque su vacua mirada se posó en una Onírica alterada que solo trataba de ayudarlos, Dawn no pudo comprenderlo. En esos momentos su mente se encontraba completamente nublada, inmersa en el más oscuros de los vacíos... y eso se podía distinguir en su mirada. No podía comprenderlo...

En ese punto, Dawn se encontraba lo suficientemente eclipsada para siquiera procesar lo que los demás decían, sin tener ya ánimos para sentir rabia. Era tanto lo que sucedía y tan poco lo que podía entender. Heracles los llamaba inmaduros, ¿Mirari quería luchar con Ilify? ¿Por qué todos creían que era algo tan superficial para ella? ¿Creían que simplemente... podía obviar todo lo que había pasado? No quiso escuchar más a Mirari o a Lightning. Dawn se llevó las manos a la cabeza y la bajó hasta que su frente estuvo en contacto con el suelo. Puede que antaño tuviese una voluntad de hierro, pero la Dawn de ahora ya no era la misma de aquellas épocas; era débil tanto física como mentalmente. 

No le importó o no quiso escuchar lo que los demás dijeron después. Intentó ignorarlo, torturándose con la idea de que haber despertado había sido un error. Si no lo hubiese hecho, las memorias de Dawn nunca habrían vuelto. Quizás en esos momentos solo fuera una de las tantas personas normales que se habían quedado dormidas, o quizá hubiese muerto por los daños colaterales. Era mejor vivir ignorante y ser feliz, ¿no es así?

Ese fue su tren de pensamiento, al menos hasta que aquellos rayos violetas bañaron con su luz a cada uno de los dragones. El llanto de Dawn se detuvo y sus ojos se abrieron de golpe. Sintió el impulso de abrazarse a sí misma, y eso hizo. Levantó la parte superior de su cuerpo, sus ojos fueron guiados exactamente hacia el orbe, el cual ahora estaba en manos de Walker. No podía negar lo que había sentido o lo que había visto... eso era lo que Shiro quería. La mente de Dawn no dejó de estar nublada, pero aquello que había sentido gracias a aquel rayo la había calmado, al menos momentáneamente. Estar así durante esos instantes le permitió escuchar lo que Arjimae decía. ¿Qué era lo que tenían que hacer, cómo podían lograrlo?

Las palabras de Walker la tomaron por sorpresa. Para ella aún era difícil que la Sacerdotisa pudiese confiar en Walker, aún después de todo. Eso solo... reafirmaba aquella dañina idea en su cabeza. Para ella, Walker aún era un traidor, pero Shiro le había dado otra oportunidad. Las palabras de Walker, lejos de ayudarla, le clavaban una estaca en el pecho. A ella sí que le importaba mucho quiénes habían sido y lo que habían hecho. No consideraba que fuese una marca que pudiese borrarse. Por supuesto, no sería ella quien juzgaría qué tan digno era Walker de la confianza de Shiro, eso solo podía hacerlo Shiro, y lo había hecho.

Dawn se levantó, limpiándose la cara. Empezó a caminar hacia donde Walker estaba. Esa era su respuesta a su pregunta. Lo que pensó en ese momento, solo la dragona lo supo. Escuchó lo que el dragón dijo mientras se acercaba... Dawn se veía seria. ¿Entonces sí había una forma de traer de vuelta a Shiro? Sin dejar de mirar el orbe, y con completa frialdad, se dirigió a Walker cuando estuvo frente a él.

—Haré todo lo que deba hacer si podemos traerla de vuelta —por un momento su mano se movió por cuenta propia hacia el orbe, pero Dawn la retrajo al darse cuenta de su acción involuntaria. Ya no era digna. A diferencia de Ilify, decidió no ir más contracorriente. De hecho, ignoró deliberadamente a este. Se limitó a mirar a Onírica algo arrepentida, pero no dijo nada. También miró a Mirari por un momento, así como a Animae, pero tampoco pudo hacer más que eso. De hecho, aún estando cerca de Walker, se mantuvo a una distancia prudencial. Escuchó la canción de Onírica y cerró los ojos. "¿Qué estoy haciendo? No soy el único que sufre", pero aunque Dawn pensó eso, no podía dejar de torturarse por eso. Quería llorar. Quería que todo terminara por fin.

Optó por mantener la esperanza y confiar en lo que el peliblanco le había dicho, aunque no podía evitar seguir observando el pálido rostro de Mariko, esperando que realmente el color volviera a aflorar en sus mejillas.

Vio cómo Onírica, pese a su aparente agotamiento, hacía un esfuerzo titánico en avanzar hacia él. Se estaba esforzando mucho, ir a por ella habría sido infravalorar su fuerza, lo cual podría conllevar a una represalia por su parte. Esperó, pues, a que estuviese a su altura. Anticipó su debilidad por el temblor de sus rodillas, adelantándose antes de que cayera al suelo. En uno de sus brazos seguía depositada la frágil figura de Mariko mientras que con el otro antebrazo sujetaba a Onírica. -Tranquila- le ayudó a sentarse en el suelo despacio. -Debes descansar.

Las últimas palabras que había pronunciado Onírica le dejó preocupado. -Daremos con él- aunque aun no supiera muy bien cómo hacerlo.

Alzó la vista esperando encontrar a su Rey, mirando también a los demás. Unos parecían más confusos que otros, pero ninguno parecía saber bien cómo proceder. Heracles no era menos.

Al escuchar las palabras de Arjimae y Walker asentí en silencio y sonreí al guardián. Me alegraba mucho de volver a verlo. Tras su muerte meses atrás no había esperado verlo de nuevo. Era una pena que Mariko y él tuvieran que estar separados después de todo lo que habían pasado, pero al menos habían podido reencontrarse. 

Permanecí cerca de Heracles y Mariko un momento por si surgía algo más y, después, volví junto a Allan. No había nada que pudiera hacer ya que no poseía poderes curativos por lo que dejé que Onírica se ocupara de eso. Desde allí contemplé todo lo que ocurría, especialmente la escena que se formó alrededor de Animae. En ocasiones tenía ganas de darle un puñetazo a Ilify, a veces me costaba entender su proceder y sus razonamientos, sobre todo cuando Animae salía herida. Sin embargo, no era quien para meterme en sus asuntos de pareja y mucho menos en asuntos de dragones que no entendía. 

Lo siguiente que ocurrió con el orbe me tomo completamente por sorpresa, mas no dije nada. Los dragones tenían mucho camino por delante sin su sacerdotisa y esperaba que todo marchara bien. Levanté una ceja al escuchar las palabras de Mirari, por sus comentarios me imaginé quien se escondía tras su identidad secreta, y fruncí el ceño. Sabía que ya no era Enola, pero no dejaba de molestarme el hecho de que parecía haber olvidado lo que ocurrió. En aquel momento estaba malherida y no era el momento, pero tal vez tendría que hablar con ella más adelante.

Con el resto de los asuntos más o menos arreglados, me senté junto a Allan, tomé su mano y lo miré con una mezcla de alegría, enfado y preocupación.

- Como vuelvas a dejar que una malvada reina te engañé y te aleje de mi, o te metas en peleas sin que yo esté a tu lado, o desaparezcas de mi lado de nuevo, voy a encerrarte de por vida en un lugar de donde no puedas escapar de mi - lo amenacé con una sonrisa y una pequeña lágrima cayendo por mi mejilla.

Ilify parecía querer seguir ignorando el llamado que el orbe le hacía, así que solo se marchó. En el cielo nocturno, extendió sus alas y se perdió. Sin embargo, en ese momento pudieron notar que seguía un poco más nublado de lo usual. Tal vez era un efecto de aquel extraño poder que Heleth había desplegado frente a todos. ¿Sería eso o se trataba solo de una noche otoñal? Sea lo que fuera, el destino del dragón se separó del grupo en ese momento.

Calíope seguía consolándote, diciendo que estaba bien, que tenías derecho a sentirte así y seguía disculpándose contigo. Las lágrimas seguían cubriendo sus mejillas y podías sentir sus piernas temblar levemente. Ephorus las sostenía a ambas, pero cuando lo abrazaste, ella te soltó, dándoles un poco de espacio y sonriendo. Comprendía lo importante que era aquello entre los dos.

Ephorus acariciaba tu cabello con delicadeza - Está bien. Estabas asustada, pero mereces consuelo tanto como cualquiera, Sis - eso era Edward, no Ephorus. Eso seguro. Ephorus fue criado como un militar, mientras que la falsa vida de Edward lo había dotado de calidez y aunque ya sabía que no la había vivido, eso no quiere decir que no le hubiera influenciado de una u otra manera.

- Lo único malo que hiciste fue esperar tanto tiempo para alejarte de él - rió un poco -. Hace mucho dejó de ser quien solía ser. Y a mí no me perderás nunca, Sis. Sabes bien que eres muy especial para mí. Además, perderte fue su decisión, tú solo hiciste lo que es mejor para ti. Deberías ser más egoísta de vez en cuando - y te pegó un suave puñito en la cabeza, arropándote en su firmes brazos mientras así lo quisieras.

Desde tu posición podías sentir el olor de su sangre. Estaba muy herido. Incluso tenía un enorme hueco en el abdomen, pero no se quejaba de dolor ni de cansancio, ni siquiera cuando estaba cargando a Aimi. Ya Ephorus solo se alejó cuando te giraste para hablar con Zmiy mientras Calíope se sentaba en el suelo.

Arjimae se giró un momento como si algo hubiera llamado su atención hacia Animae y a Lightning, para sonreírles con un asentimiento de cabeza. Cuando Mirari se dirigió a él, el caído guardián le sonrió con calidez – Igualmente me alegra. No sé cómo llamarte ahora, pero me alegra saber que somos aliados. Gracias por cuidar de todos en mi lugar – sonrió.

Entonces, Mirari se desplomó perdiendo su transformación en el proceso y pasando a verse como Irisu una vez más. Tenma la tomó cuando se desmayó y quedó de rodillas en el suelo. Sonrió con amabilidad a la chica y agregó – Debes descansar. Deja que otro se encargue solo esta vez – y la sujetó para luego girarse a mirar a Koichi, cuya energía se hacía más intensa.

- El chico necesitará ayuda en comprender lo que le ha pasado. Después de todo, me imagino que fue tan abrumador para él como para mí. Y más porque él apenas conoció su legado – no era una orden, pero sí una sugerencia mientras el cuerpo de este brillaba desapareciendo. Cualquiera que se fijara en Tenma por segunda vez, vería que sus ojos brillaban mientras esto para luego dejar de hacerlo apenas Koichi desapareció. El pelirrojo jadeaba cansado tras esto – Lo siento, aún no me acostumbro a esto, pero despertará en su casa – y hablando de despertar, todos los demás seguían dormidos.

Al Onírica acercarse a Mirari, Tenma la miró con atención, pero no intervino hasta que esta habló – Gracias. Sé que así será. El pequeño búho, quien había bajado hasta donde se encontraba Onírica, se posó en su hombro, mas no dijo nada, solo parecía tener la intención de acompañar a la Einar, pero poco después sí que dijo algo.

- El Rey Alioth viene en camino. Llegará pronto – y no dijo más. Era realmente serio, al menos en comparación con otros guardianes animales allí presentes. Claro que estas palabras iban dedicadas a ambos einar.

Las palabras de Nereida llamaron la atención del zorro blanco, quien la miró y asintió – Con respecto a eso, Heleth lo que busca es crear su propio Umhti. Estas personas dormidas estaban siendo drenadas poco a poco, así que tal vez tarden un poco más en despertar. Solo podrían soportarlos aquellos con cierto porcentaje de magia en su interior. Por eso todos están despiertos, pero ahora hay algo más urgente – y miró a Mariko, quien se veía cada vez más pálida y empezaba a respirar con dificultad apoyada en el torso del musculoso Einar. Era claro que le quedaba poco tiempo.

Un Allan adolorido miraba a Lightning con ternura cuando la vio regresar y cuando le dijo eso, se mostró sorprendido, pero luego rió. Con dificultad y una mueca de dolor se acercó a la andeliviana rubia y le secó las lágrimas con gentileza. Después de este gesto, le dijo con una sonrisa complacida - Solo si me acompañas - y aunque magullado, parecía estar bien. Al menos vivo, pero la sangre seguía tiñendo sus ropas.

Cuando Dawn se acercó, Platinium la miró – Sé cómo te sientes, pero si la Sacerdotisa lo quiere así… - y miró a Walker. Aunque la mirada de Platinium no era hostil, era tranquila. Esta también miró a Arjimae expectante.

Arjimae los miró a todos – Walker conoce el ritual, al parecer. Verán, cuando la sacerdotisa renace, sus guardianes son escogidos y nombrados frente al Orbe del dragón. Pero este proceso se da cuando la energía de la sacerdotisa se ha restaurado por completo y su cuerpo ha sido reconocido para albergar su poder. En este caso, la Sacerdotisa nunca hizo el ritual y solo renació porque era un momento de dificultad. En otras palabras, su cuerpo era el de una humana ordinaria y por eso colapsó. Justo antes de que esto sucediera, ella dividió todo su poder en aquellos a quienes salvó. Lo único que debemos hacer es regresarlo, pero no lo haremos todos: solo los que no pertenecemos a este tiempo, y solo uno de ustedes pagará el precio – se detuvo allí. Era difícil de asimilar, pero ¿quién sería aquel sacrificio?