Partida Rol por web

El verano pasó en un suspiro y así como vino, se fue. Las vacaciones terminaron y era el momento de volver a clases, aunque aún permanecía la incertidumbre del paradero de los desaparecidos. Eran la noticia del mes y aún se escuchaban sus nombres y se veían sus fotos en todos los medios de comunicación, casi como un recordatorio constante de lo que estaba sucediendo. ¿Había algo que se pudiera hacer por ellos?

Koichi Ayase, el encargado del periódico del instituto hizo una entrada también en el periódico, donde trataba de ayudar muy a su manera.

Más que amigos, son parte de nuestra familia. Los desaparecidos nos hacen pensar en lo mucho que damos por sentado a esos que amamos, llevándonos a acostumbrarnos a su presencia e ignorar su importancia. Hoy que no puedo hablar con mi mejor amigo, lo entiendo. Amigos, espero que todos estén bien.

Eiren Echizen	Leticia García	Ren Aragami	Aimi Kitamura	Haruka Otsusuki

Si tiene alguna noticia de su paredero, no dude en informarlo a la rectora Ai Murakami. Ella se hará cargo de informar a las autoridades pertinentes.

Un poco más abajo, se encontraba un segundo artículo que, de seguro, emocionaría a más de uno. Además, el afiche de Ruka con un disfraz de sirena ayudaba a atraer miradas:

Los Red Stones anunciaron un gran concierto dentro de dos semanas, el cual tendrá una modalidad diferente: será un concurso de disfraces. Quien tenga el mejor disfraz, se ganará una cena privada con toda la banda. Además, los Red Stones han mencionado que tendrán una banda local para abrir su espectáculo, grupo liderado por la estudiante de segundo año Chidori Maki. Esto es una verdadera sorpresa.

Las sorpresas no acaban allí. Como forma de financiar la investigación de los desaparecidos, el instituto ha donado una gran cantidad de dinero, por lo cual se le concederán entradas gratuitas a todos los estudiantes de segundo y tercer año.

Por eso, ¡PONTE EL DISFRAZ Y A DISFRUTAR DEL CONCIERTO! 

¡RED STONES EN VIVO PRESENTANDO A LA BANDA LOCAL DRAGON WINGS!

 Esos eran los ánimos generales del instituto. La zozobra por la falta de algunos compañeros, pero a su vez, la emoción de un concierto con un concurso. El día iniciaba con normalidad, como si nadie faltara en el salón de clases, pero las sillas vacías mostraban lo contrario. Yuuki-sensei se mantuvo seria como de costumbre, sin cambiar de expresión ni de actitud. La clase en general estaba distraída y se vio en la necesidad de intervenir.

- Sé bien que estamos pasando por un momento difícil y que muchos compañeros no están, pero las autoridades ya están en el caso y sus vidas no pueden parar por eso. Estarán de vuelta más pronto de lo que creen - su tono era tan frío como siempre, pero parecía que ella también estaba preocupada.

Las clases transcurrieron una tras otra, y llegó la clase de la cual muchos querrían huir: deportes. Sería la última del día y la pregunta que rondaba en el aire era: ¿por qué?

Uno a uno, llegaban al gimnasio y allí se encontraba Shinta, justo sentado en el escenario con la sonrisa que habitualmente adornaba sus labios.

Durante la primera semana en casa, todo parecía una luna de miel y ambos disfrutaban de los momentos juntos. Ruka había estado mejor de salud, aunque no podía hacer esfuerzos muy prolongados. Sin embargo, al sexto día, se despertó gritando a mitad de la noche, casi como si de una pesadilla se tratara. Solo hablaba de unos terribles ojos rojos que la miraban, sin importar cuál fuera el sueño que estuviera teniendo y que la llamaban. Cuando se giraba, encontraba todo cubierto en sangre, incluso sangre en sus manos, la sangre de Mamoru. Lloraba asustada por lo que veía y aunque la abrazabas para consolarla, no dejaba de temblar hasta quedarse dormida otra vez entre lágrimas. Esa fue la dinámica cada noche hasta el día en que debían volver a clases. Sabías que los Red Stones estaban preparando un concierto gigante y sería pronto. ¿Cómo podría lidiar Ruka con todo aquello?

Habías descubierto a Edward noches en vela mirando una foto suya con Aimi, llorando en silencio para no despertar a nadie. Cuando lo descubrías, se disculpaba por despertarte y se iba a dormir después de abrazarte. Durante el día, Edward tenía ensayos prolongados y llegaba normalmente tarde en la noche. Sin embargo, siempre trataba de saludarte y dejarte algo de comida hecha. Tu madre estuvo fuera una semana, así que él debía hacerse cargo. Aunque le insistías que podías ayudarle, siempre te salía con alguna broma sobre tu falta de talento o así. Parecía ser una forma para él de distraerse. Después de todo, las noches eran largas sin hacer nada para cansarse y dormir.

Sin pistas de Aimi, su ansiedad solo parecía empeorar.

La entrada a la casa de Katherine estaba betada para Jaycee. Katherine insistía en que Edward no se estaba tomando la desaparición de Aimi de la mejor manera y eso solo llevaba a que su estado de ánimo fuera bastante inestable. Por lo tanto, lo mejor era alejarse un tiempo del iracundo hermano.

Hubo mucho movimiento en cuanto a los negocios de Jaycee, como siempre era. Así que había poco tiempo para estar por allñi y hacer diferentes actividades. Por tanto, la mente de Jaycee se mantenía ocupada. Shiro Kuroryuu trató de contactar con Jaycee para hablar con él, pero era difícil hablar de lo sucedido. La última vez, solo envió un mensaje:

Encontrémonos después del primer día de clases. Hablemos solo los dos sobre lo sucedido con Calíope...

Ella no era de dar órdenes, además sonaba preocupada. Llegado el regreso a clases, era el momento de encontrarse con ella. Y con el puesto vacío de Aimi. 

No te habías podido cruzar con Mariko en el hotel ese día por todo lo sucedido y tanto Sombra como Schmella se habían retirado. Fuiste de vuelta a la cabaña de tus padres y allí estuviste el resto del verano, con nada muy emocionante: las comodidades normales de una familia con una buena posición económica.

Llegó el momento de volver a casa y ahí fue que te separaste de tus padres, regresando a tu habitual tranquilidad. Pasaron las dos semanas que restaban del verano y era el momento de volver a clases. Todo estaba tranquilo y rutinario. Después de todo lo que habías vivido en esos últimos días, aquella tranquilidad se tornaba extraña, casi como si todo no fuera más que un mal sueño.

Era el momento de volver al instituto y te estabas preparando para eso, cuando escuchaste un fuerte golpe en la ventana y viste que Sombra la atravesó como si nada. Habían pasado tantos días que creíste que te había abandonado. Te miró con ojos gentiles y te habló - Nos encontramos de nuevo, niño. Han sido días complicados - empezó hablando para luego notar tu uniforme.

- Ya te vas, así que espero no quitarte mucho tiempo. Hay algo que debo discutir contigo. Mariko te estará esperando hoy en su casa. La hemos puesto al tanto y sobre todo en que no deseas mezclarte con los demás por el momento, así que accedió a verte hoy. Te buscaré cuando termines tus actividades y te llevaré con ella. Solo recuerda: ella es la guardiana suprema, así que lo que diga es como si lo dijera la mismísima Reina de cristal - sus sentencia podía referirse a que podían tomarse como una orden. Salió de allí y te dirigiste al instituto. Un lugar de grandes jardines, zonas deportivas dentro del complejo y salones amplios. Todo esto era obra de tus padres, por supuesto. Un Mallow debía estar siempre en institutos de gran prestigio, así que en aquel lugar para familias ricas, parecía más otro Resort que una institución educativa. A pesar de esta lujosa fachada, era muy exigente con sus estudiantes.

Las clases transcurrieron con normalidad, nada extraño, hasta el momento en que terminaron las clases. Justo a la salida, viste a Sombra, tal y como te lo prometió. Estaba esperándote, pero esta vez no estaba solo, sino junto a un conejo. Un tierno y mullido conejo blanco con ojos brillantes rojos. Ambos te miraban y el conejo agitó sus orejas. Los estudiantes nuevamente pasaban sin notarlos. Sombra te hizo una señal para que lo siguieras fuera del instituto y a una esquina menos concurrida donde podían hablar con tranquilidad. Ya allí, el conejo fue quien abrió la boca.

 - Hola, Lucian. Me llamo Hunter y soy el antiguo guardián de Scarlet Light. Cuando ella murió, yo perdí a mi guerrera compañera, pero también mi propósito. Me alegra saber que ella no te hizo daño - parecía que te acompañarían todo tipo de animales, ya que rechazabas la compañía de tus compañeras guerreras.

Hizo un gesto con la cabeza que simularía una reverencia y luego dijo - Por favor, no hagamos esperar a Mariko - y dicho esto, miró hacia la derecha, donde de repente apareció un portal del luz justo de tu tamaño.

- Ese portal nos guiará hacia su casa. Así que adelante - hizo un gesto con su cabeza y luego viste a Sombra entrar por allí. Al parecer el conejo sería el último. La luz era fuerte y no podías ver al otro lado. Al entrar, el sendero de luz te guiaba y aunque parecía que estuvieras caminando sobre el aire, era sólido. Al llegar al final, te encontraste en un apartamento de buen gusto. Su decoración era una mezcla entre una disposición tradicional japonesa y occidental, dándole un toque llamativo.

Frente a ti se encontraba la cocina y una hermosa chica de cabello azul oscuro te sonrió. Parecía estar terminando de preparar algo.

- Bienvenido. Tú debes ser Lucian. Ya estoy por terminar, solo dame un segundo - sonrió y terminó de servir dos bebidas para luego ponerlas a la mesa. Acomodó dos wraps en unas servilletas, dejándolos en forma de cono y te invitió a que te sentaras a la mesa junto a ella.

Al sentarte te tendió uno y con una sonrisa amable, se presentó - Soy Mariko Kitsune. Sombra y Hunter ya me han contado todo lo sucedido contigo. Además, también estuviste en la cueva, ¿verdad? Por ahora quiero responder tus dudas y lo demás que quieras compartirme. Los guardianes están contigo para mantenerte a salvo, ya que no puedo protegerte si estás lejos. Pero bueno, debes tener hambre. Disfrútalo - sonrió y le dio una mordida ella misma.

Hunter y Sombra hicieron una reverencia y se fueron a otra estancia de la casa.

- Por Schmella supe que salvaste a Sombra. Te lo agradezco. Estuvo desaparecido por mucho tiempo y cuando supimos de él, nos enteramos que fue brutalmente atacado por salvar a una dragona -.

Koichi se había acercado a ti durante esos días. Era de esperarse que también lamentara la desaparición de Haruka. Al fin y al cabo, Haruka es su mejor amigo. Trató de acompañarte y mantenerte al tanto de todo lo que se enterara.

Sabías que el pobre chico se la pasaba día y noche buscando pistas, interrogando testigos, incluso regresó al hotel a buscar pistas, pero el chico no había encontrado nada. Cuando parecía darse por vencido, se te acercó y te dijo:

- Si me entero de algo, prometo hacértelo saber. Por favor haz lo mismo. Y Kasumi-san, puedes acudir a mí si necesitas algo. Sé que Haruka lo habría querido así - sonrió con tristeza y se fue.

No lo verías otra vez hasta el regreso a clases, pero mantuvo su promesa.

Esas dos semanas habían transcurrido sin noticias de Ren. Alioth se veía preocupado y más después de lo que habían platicado. Al menos ya sabían que era Heleth quien lo estaba causando todo, pero el hecho de tener que involucrarse en asuntos terrícolas podía causarles problemas. A pesar de eso, se pensaba en establecer una alianza.

Llegado el día de volver a clases, el rey se te acercó esa mañana antes de que salieras y te dijo - Oni, al terminar las clases, por favor ven a casa. Hay algo importante de lo que debemos hablar - sonrió y te dejó ir.

Su rostro no se veía nervioso, ni molesto. Parecía que aquello no serían malas noticias. O eso esperabas.

Habían sido semanas movidas con los chicos. Todo parecía ir bien y habían encontrado algunas cosas de valor que podrían guardar y utilizar en su cuartel general. Por otra parte, el trabajo como cosplayer estaba dando buenos frutos, aumentando el número de seguidores. Una oferta de una sesión de fotos llegó, pero esta no era por internet, sino para una revista de adolescentes local. Todo parecía ir bien. Al menos en el mundo humano.

Alioth te agradeció que le ayudaras a contactar a Shiro y a Mariko. Por lo que sabías, se estaba tejiendo una alianza entre ellos para cooperar, debido a que el enemigo era común: Heleth.

Las vacaciones de verano pasaron y era el momento de regresar a tus labores como presidenta del consejo estudiantil. Justo cuando planeabas salir de casa, te llegó un mensaje a tu teléfono.

Hola, Mirari. Te estaré esperando en mi departamento después de clases. Debo presentarte a alguien.

Alioth

En el mensaje estaba incluida la dirección de su departamento.

Habían sido días difíciles sin Leticia. Chidori y tú trataron de buscar rastros de ella, pero ninguno de los dos encontró nada y las esperanzas se agotaban. Night ya no estaba contigo, así que era difícil saber información extra que no fuera la que encontraras porque incluso Mariko y Kuroryuu parecían estar bastante ocupadas lidiando con toda esta crisis a su manera.

Chidori te insistía en que, si querías su ayuda, no dudaras en pedirla. Después de todo, ambos habían perdido a alguien muy preciado.

No le podía importar menos aquel concierto, y que invirtieran dinero en una investigación infructuosa no calmaba su preocupación. Habían cosas demasiado complicadas de entender para quienes no sabían sobre los problemas provocados por fines mágicos, y no había forma de explicarlas a quienes no podían percibirlas.

Por ello revisando el móvil sonrió de manera tenue, siempre era "hablar", y ello molestaba a Jaycee, no porque no quisiera hacerlo, si no porque le frustraba que fuera lo único que se pudiera hacer. Tenían algo en mente, una duda, que nunca llegó a formular; pues pese a la desaparición de algunos, si su idea era posible, Katherine volvería a estar en peligro. Si se planteaba hacer la pregunta, era por un motivo secundario, si Katherine estaba bien,no le importaba nada más, pero para que ella estuviera bien, debía mantenerse una jerarquía de condiciones, basada en familia y amigos.

Notó un par de veces que la garra de dragón se manifestaba parcialmente en su diestra mientras escribía. Normalmente era tranquilo, pero sus cavilaciones le mantenían en constante tensión. Una parte de si mismo ansiaba salir a batallar, y controlar dos pensamientos a la vez influía en su psique. Quedaba hablar con Shiro... Y preguntar.

Luego de todo el caos anterior, todo habia vuelto a la normalidad. Era la calma que precederá seguramente a la tormenta. En cierta parte, saber que habian mas hermanos de mi antigua patria por alli, seguramente en manos de la oscuridad, o que necesitasen ayuda aun cuando solo sienten enojo de la ultima guerra... Quería hacer algo, pero por el momento tenia que pasar desapercibido. Cuando me arreglaba para un nuevo dia, recibí una visita inesperada. — Vaya, vaya... Pensé que te habías olvidado de mi por un segundo, ¿Sabes? — Le dije, de manera tranquila mientras me quitaba los lentes y los limpiaba con un pañuelo dentro de mi camiseta de manera elegante y empezaba a escuchar atentamente sin mirarlo, aparentando concentración en lo que estaba haciendo. — Vaya, pensé que simplemente querías ver como estaba. Que frio... Pero no te preocupes, soy consciente de quien es ella. Seré Lucian Mallow ahora, pero en el fondo tambien se quien era, y lo que significaba. — Le dije de manera tranquila, esperando que entendiese para poder proseguir con mis clases sin mayor problema. 

Al seguir el transcurso de las clases, las charlas y demas vida cotidiana, volvio a aparecer con un conejo. En verdad se miraba muy lindo. Seguí caminando como si no los viera, aunque claramente sabia a donde me llevaban. Finalmente al estar solos, el escuchar la presentación del conejo, una leve mueca de disgusto apareció en mi rostro. — Mucho gusto, Hunter. Lamento mucho lo de Scarlet Light... Hice lo que pude para salvarla, lamento no haberlo logrado. — Fue mi unica disculpa ante la ahora abandonada criatura. — Y de alli, seguimos adelante. Tras un portal, una luz fuerte y un sendero místico, habia llegado a la casa de Mariko Kitsune, o asi se habia proclamado. Era en verdad una belleza, me cautivo por un segundo mientras reaccionaba en verdad quien era ella. Mariko, la causante de la muerte de su hermano y anterior Guardián Supremo, su destino fue doloroso, su existencia es un recordatorio constante de lo sucedido. Acepte su comida sin decir mucho, mientras guardaba un poco la compostura. Al final, suspire luego de un par de mordiscos. — Para ser sincero, antes que nada, es un honor poder conocer a la actual Guardiana Suprema, mis servicios siempre estarán con Andelivian, Mariko-sama. — E hice una reverencia ante ella, esperando que me dijera que me relajase, o algo asi. — Actualmente, no tengo mayor pregunta aparte de la existencia de esa nueva raza, y los problemas que desean causar en este nuevo mundo. Lo demas ya lo he asimilado lo suficiente como para poder estar tranquilo, solo necesito informacion. Un inicio. Una luz. 

Mamoru desde que se había incorporado se comportaba como de costumbre. Hacia bromas y era tan enérgico como siempre, aunque no era extraño verlo bastante serio cuando estaba solo, o algunas veces cuando caminaba por los pasillos. Era claro que no todo en él estaba como siempre, pero se esforzaba por no demostrarlo.

El día había sido algo duro por las clases y Mamoru sentía que su cuerpo quería ceder. Había tratado de mantenerse enfocado todo el día, con la clase de Yuuki-sensei y todo lo demás. Sin embargo, ese día en especial, estaba un poco disperso.

Cuando entró al gimnasio y vio a Shinta sentado en el escenario, Mamoru sonrió de lado. Si podía hubiese preferido huir, pero sabía que nadie podía huir de aquel hombretón.

―Es hora de ver el infierno. Una buena manera de terminar un día ―dijo con cierto tono irónico para sí mismo.

Katherine había hecho lo posible para liberar parte de la carga emocional que tenía Edward, y aunque había avances entre la confianza que podía haber entre los dos, era consciente de esa pequeña brecha que los separaba y le dolía ver que sin Aimi, su hermano carecía de ímpetu porque en las noches él se desahogaba por la situación. Una parte de ella se llenaba de intensa frustración por no poder ser de ayuda, pero al mismo tiempo eso quería motivarla para hacer lo que estuviese en sus manos para ser de ayuda.

Estuvo entrenando en esas dos semanas para mejorar sus sentidos, afinándolos lo suficiente para ser más perceptiva en índole espiritual y energético. Si veía de nuevo a algunos usaría eso en ellos para evaluarlos, aunque debía ser paciente para llevarlo a cabo en circunstancias especiales.

Esa mañana de clases, Katherine se había levantado muy temprano para ganarle en preparar el desayuno aunque fuese algo sencillo. Había visto muchos videos y leído recetarios para hacer unos panqueques. Resultó ser más complicado de lo que esperaba, pero al final salió algo comible. Había hecho mucho desastre ensuciando varias cosas, pero al menos era buena lavando y cuando terminó todo se dispuso a limpiar para que su hermano no tuviese que hacerlo. A lo mejor le habría ayudado distraerse con eso, pero no quería darle más problemas tomando en cuenta que casi no dormía.

Luego de despedirse de él con un beso en la frente, salió a a escuela esperando que su mente lograse concentrarse a pesar de todo lo que acongojaba su interior.

Desde que se había regresado a clases, Katherine se había vuelto un poco más callada de lo usual regresando a cómo se comportaba cuando recién había entrado a clases. Saludaba a sus amigos y conversaba un poco, pero cuando estaba sola se ofuscaba bastante y perdía parte de su afabilidad habitual en ella. Si alguien le preguntaba decía que se había estado desvelando por los ensayos que hacía su hermano, miembro de la banda Red Stones, pues lo apoyaba dándole sus opiniones y en broma decía que el ruido no la dejaba dormir. 

La inglesa se esmeraba en no dejarse flaquear, pero su concentración no estaba en las mejores condiciones. Llegada la última hora, la ojiazul ya estaba cansada y no tenía muchos ánimos de lidiar con Shinta. Previamente se había cambiado para ir con el uniforme de la asignatura y al arribar buscó un sitio para sentarse en lo que llegaban todos. Alejándose del grupo, la joven se sentó en el suelo para recargarse en una pared doblando sus piernas a un lado y así se quedó observando quiénes llegaban. Suspiró, esperando que la jornada acabase rápido para irse a casa y dormir, pero conociendo a su profesor sabía que sus intentos de levantar ánimos eran poco habituales. 

Aquellos días sin Lety habían sido los más largos de mi vida. Conociéndola, era igual de probable que la hubieran secuestrado a que se hubiera unido a una pandilla. No sabía cuál de las dos cosas me asustaba más. 

El primer día de clases ya estaba llegando a su fin, pero como se suele decir, la ópera no termina hasta que cante la gorda. Esta vez el papel de gorda le tocaba a Shinta sensei. Asistí a la clase sintiéndome ya cansado y con poco ánimos de aguantar los gritos de aquel sujeto. Pero al menos podía compartir aquellos momentos duros con mis compañeros.

Antes de salir por la puerta la joven se giró hacia su compañero y lo miró durante unos segundos de manera fija, intentando saber si aquello sería bueno o malo, pero sólo percibía calma... Por lo que sólo sonrió y asintió con suavidad a sus palabras.- Intentaré llegar lo antes posible. Hasta la tarde, Alioth.-Se despidió de manera cálida con un movimiento de mano.

Las clases nunca se le habían hecho tan cuesta arriba, su mente sólo quería desconectar pero no podía o más bien, no le dejaban hacerlo. Cuando tocó el timbre recogió con calma y se dirigió hacia los vestuarios cargando su mochila y bolsa de deporte. Se cambió de manera rápida y dejó sus cosas en la taquilla, tras eso se dirigió hacia el gimnasio. Por el camino terminó de colocarse el uniforme y subió la cremallera de la sudadera. Al llegar vio que algunos de sus compañeros, pero que no era la última "Bien" quiso decirse a si misma, pero ni siquiera le apetecía. Joder, es que le faltaba su compañero de diversión.

- Ey.-Dijo en general antes de dirigirse hacia uno de los lados, próxima al escenario, pero sin dar el cante. Tras eso se sentó en el suelo y cruzó las piernas con suavidad. Pero sus ojos pasearon por las distintas personas, todos parecían alicaídos y es que de una u otra manera... Cada uno estaba jodido.

En el camino hasta allá, Hunter te dio las gracias por intentar salvarla, pero él sabía que no había nada que hacer. Scarlet no es quien era y no había nada que hacer por ella.

Mariko se veía como una persona bastante afable y cordial. Además, que era realmente bella en su forma humana. Te sonrió cuando hablaste y te dijo - Puedes omitir las formalidades y llamarme Mariko. Al fin y al cabo, venimos del mismo planeta - dejó su wrap un momento para dar un trago a su bebida.

En el momento en que preguntaste por la nueva raza, Mariko bajó su comida con un tono más serio. Te miró y sus enormes ojos cafés se posaron en los tuyos mientras comenzaba a hablar - Verás, Lucian, la información que te daré es lo que tenemos desgraciadamente, conocemos muy poco del trasfondo general. Sin embargo, pronto nos reuniremos con el rey de ese nuevo planeta. Él ha venido a la Tierra buscando algo y accedió reunirse con nosotras para explicárnoslo todo. Está buscando una fugitiva llamada Heleth. Al parecer es ella quien está reviviendo a nuestros camaradas caídos. Según entiendo, ya tuviste la fortuna de encontrarte con algunos de ellos. Quisiera que me hablaras de lo que viste, cualquier detalle, cualquier cosa nos será de utilidad - suspiró y comió un poco de su comida. Su manera de actuar y de moverse era bastante refinada para una adolescente común. Tal vez eso reflejaba su verdadera antigüedad.

- Y otra cosa. Sé que quieres mantenerte al margen, pero sería de utilidad que estuvieras en la reunión que haremos con tus compañeros y el rey. Dudo que podamos pedirle al rey que se reúna solo contigo. Será en la casa de la Sacerdotisa dragón. Pero claro, solo si estás de acuerdo. Por ahora, debemos prepararnos porque creemos que Heleth se prepara para un fuerte golpe. Han secuestrado a tres guerreros de Andelivian, una titánide y a un chico que creemos que viene del mismo planeta que el rey. Los tres guerreros corresponden a Ezra, Calíope* y Allan Hawk*. La titánide era Aberrant** y del tercero solo sabemos que se llama Ren Aragami. Si buscas en los periódicos podrás encontras las fotos de los cinco - tomó su wrap para darse una pausa y luego bebió un poco de lo que había preparado.

Hacía pausas para que pudieras intervenir para luego tomar una pequeña hoja de papel y escribir su número - Si en algún momento necesitas ayuda, no dudes en decirme. Creemos que Heleth aprovechará un momento en que buena parte de la ciudad esté reunida para atacar. Dime, ¿conoces a los Red Stones? - sonrió.

Irisu sonreía como siempre a todos sus compañeros, se sentía como una flor, solo podía intentar ser lo más disfrutable para sus compañeros o intentar hacer ameno su ambiente para que ellos tuvieran un buen día, pero como la misma flor, sus esfuerzos solo serían ornamentales sino había un interés de las otras personas.

-Buenos días.

Así llego con el suave ronronear de su moto, al colegio donde viendo algunas caras tristes, trato de hacer lo mejor de si misma para que al menos la escuela no fuese un sitio estresante.

Solo que ni ella era exime de ese cartel, solo quien se fijara en su fino rostro, vería asomar una preocupación por el primer afiche, aunque también había una sonrisa por el segundo. Por un momento con su móvil saco una foto a los afiches.

Y así pasaban las clases, intentando esforzarse, unas bonitas flores estaban sobre las mesas de los desaparecidos, sus asientos limpios como esperando a sus dueños y aquellas plantas, no elegidas al azar, deseaban suerte y un buen regreso en el lenguaje floral.

Aunque llegada la clase de deportes, se tuvo que separar de su móvil, Irisu se presentó sin problema alguno.

Durante el día, Irisu checaba bastante su móvil, aunque lo hacía en tiempos libres para no mostrar una mala imagen.

Iré puntual, sino pasa algo, claro está.

Fue la respuesta al mensaje de Alioth, estaba contenta de que las cosas entre ambos bandos fuesen por buen camino,

Por su parte también estaba revisando lo de la revista y estaba dándoles sus horarios, ya que, debido a su agenda, estaba bastante apretada en cuestión de tiempos libres, aunque si ella le tocaba ir, no existía mucho problema ya que tenía casi un equipo con ella.

Así que también se mensajeaba con los chicos Zetsuna, Hayase y Yakizage, poniéndolos al tanto, les pidió lo mismo de siempre más que buscaran a los chicos desaparecidos, algún rumor debía haber en las calles, además de avisarles que la acompañarían a la revista si se daba la oportunidad.

Estoy segura que a los chicos les gustaría ir de paseo a una sesión fotográfica, en especial si pueden ver otras chicas.

Sonrió al pensar que ellos eran básicamente su equipo para todo, en la calle, haciendo cosplay, y estaba el asunto de la ultima vez…