Partida Rol por web

Te encuentras en un lugar tranquilo, con una fuerte atmósfera de paz, pero lleno de tristeza. De una gran civilización cuyo único remanente es un castillo de cristal en el centro de una tierra cubierta por las ruinas. Sus corazones se sobrecogen ante la visión de tanta desolación y tardas un poco en reconocer ese castillo como aquel que habías visto en tus sueños.

Los árboles parecían querer sobreponerse y la hierba cubría las ruinas de grandes edificaciones que mostraban la gloria de un pueblo, un pueblo que sentías familiar. Entonces, recuperaste poco a poco tu lucidez y recordaste a Sombra, al huracán y todo aquello que había ocurrido esa mañana. Estabas solo allí y Naoko no parecía estar por ningún lado. Con una urgencia extraña, corriste al interior del castillo, casi como si buscaras algo que tal vez no estaría allí, pero no podías perder la oportunidad de encontrarlo. Subes por las escaleras de cristal y tus pasos te dirigen como si conocieras ese lugar al derecho y al revés.

Llegan a lo que parece un salón de baile y en el fondo, puedes ver un cristal con una forma bastante extraña, algo que nunca habías visto. A pesar de ello, no parecía ser solo un cristal de gran tamaño, sino un trono. Te acercaste más y pudiste ver a la mujer de cabello blanco descansando en ese sarcófago cristalino. Apenas la miraste, este cristal gigante comienza a brillar. Tuviste que cubrir tus ojos un momento por la intensidad de esta luz y cuando esta comenzó a condensarse, pudiste ver que, frente a ti, se hallaba esa mujer sonriéndote. Su figura era de alta estatura y aún brillaba, pero un nivel de luz tolerable para el ojo humano. Parecía estar esperando que le dijeras algo, pero agregó - Me alegra que hayas encontrado el camino de vuelta -.

Iba a golpear mi rostro con gran fuerza, pues debía de mantener mi memoria intacta. Quién diría que en esta vida existían cosas así de sorprendentes... Una persona capaz de hacer un huracán, alguien capaz de hacerte poder perder tu identidad, borrar tus recuerdos y suplantarlos por otros... Quién diría que el mundo está lleno de peligros más halla del entendimiento. Estaba preparado para lo que viniera, hasta que esa sensación invadió mi brazo, y me hizo detenerme. — Oh... — mi sorpresa era notable, pero a diferencia de mi sensación con esa mujer, está era diferente. Tan tranquila. Tan pacífica. Está era verdadera paz.
Una fuerte luz me envolvió completamente, y si era mi final, lo iba a enfrentar con la cabeza en alto, aún cuando en el fondo tengo grandes remordimientos. El no poder ser más fuerte y saber que está pasando, el no saber que sucederá después con mi familia, con las personas que están allí, con Sombra... Un sentimiento de impotencia que era como un dejavu muy extraño, pues sentía que ya había experimentado esto, aunque es la primera vez que experimentaba esa sensación en esta vida.
Aquella luz me envolvió, y cuando regrese en mis sentidos... Había vuelto a cambiar una vez más a otro lugar. Este lugar estaba desolado, y obviamente la naturaleza se habia querido anteponer a su grandeza.
Era extraño... Pero sentía este lugar increíblemente familiar, era tan familiar que verlo de esta manera me causaba un dolor en el alma, un dolor agonizante en mi pecho. Una civilización antigua, muy antigua...
Caminaba hacia el castillo, mientras las memorias regresaban una vez más a mi cabeza. Es cierto. Ese huracán vino a destrozar mi paz, Sombra intento sacrificarse por mí, y yo no pude evitar ir a ayudar a aquel pobre can... Me expuse, y aquella mujer volvió a aparecer. ¿Que le habrá pasado? ¿En dónde estará ahora? La verdad, no importaba, en este lugar... Me sentía seguro de sus oscuros maleficios, me siento tranquilo.
Mientras caminaba, también recordé que este castillo de cristal también apareció en mis sueños esta mañana. Estaba muy sorprendido, estaba igual de fascinado que cuando lo ví la primera vez. Algo en mi pecho me decía que debía ir hacia allí, y apure mi paso casi corriendo hacia el castillo entre esa civilización abandonada. Una vez entre, por alguna razón, mi cuerpo se movía como si conociese ese lugar como si fuese la palma de mi mano. ¿Porque será? ¿Que será lo que en verdad me está haciendo sentir extraño? Es triste. Me dan ganas de llorar incluso. Es extraño.
Al caminar, finalmente llegué a un salón de baile. Era espectacular todo ello, era algo de otro mundo, otra vida... Al caminar, allí se encontraba un cristal extraño de manera imponente, y me acerque a el. Mientras más me acercaba, podía empezar a notar que no era simplemente un solo cristal... Era un trono. Un magnífico trono de cristal, digno de una persona que solo la palabra "Diosa" la puede describir. Mientras más me acercaba, un brillo cegador me hizo cubrirme los ojos, y para cuando los abrí... Allí estaba ella nuevamente. Cabellos blancos como la nieve, ojos carmesí como la mismísima sangre bajo el sol, y una pureza inmaculada, tan bella, tan lejana, tan intocable...
Sus palabras resonaron en mis huevos. Era como si me estuviese diciendo "bienvenido a casa", y por algún motivo, mis piernas flaquearon. — Yo... ¿Que ha sucedido...? — Caí de rodillas enfrente a ella, ensimismado en su belleza. Algo en mi pecho me causa mucha tristeza, mucho dolor, pero no entiendo qué es lo que causa eso... — Yo... No entiendo nada, que es todo esto... Porque este lugar me trae tanta tristeza, porque siento que lo conozco, porque... ¿Qué es todo esto...? ¿Quién eres...? ¿Quién soy...? — Las dudas no dejaban de aparecer en mi boca, pero no podía detenerla, como si una sinceridad pura hablase desde lo profundo de mi corazón, y no pudiese mentirle a la persona que tengo enfrente. El sentimiento que tengo en este momento no es una ilusión. Es completamente genuino.

Si mirabas con atención, podías ver que el cuerpo de la mujer seguía dentro del sarcófago, aunque se veía ligeramente diferente a la imagen luminosa que tenías en frente. La mujer te sonrió con calidez y dijo - No es lo que eres, sino lo que fuiste lo que te ha traído hasta aquí - extendió su mano hacia ti y te la tendió para que te levantaras. Su suave tacto lo recordabas de tu sueño, era tan vívido como en ese extraño sueño. Tanto así que te llevaba a preguntarte si realmente había sido solo un sueño.

Te levantaste con despacio, casi como si quisieras respetar la solemnidad de su dulce ofrecimiento, mientras ella acariciaba tu mejilla de manera protectora.

- Este fue una vez tu hogar - y comenzó a caminar despacio esperando que la siguieras -, pero por un error mío fue destruido. Ahora cumplo mi deuda en mi encierro, pero hasta que todos no regresen, no podré hacerlo yo - señaló el sarcófago donde estaba su cuerpo.

- Andelivian es una tierra mágica y tú provienes de aquí. Reencarnaste como humano para poder vivir una vida normal y en paz, pero... Me temo que hay un enemigo que tiene planes terribles para ti. Te encontró antes que nosotros. Lo siento - se giró hacia ti y sus ojos expresaban una enorme tristeza.

- Fuiste antes un guerrero valiente que luchó para proteger este lugar y por ello te han buscado. Por eso te tientan, para que te unas, pero mostraste tu luz y esa luz te ha guiado hasta mí. Yo solo he venido a ayudarte a brillar otra vez, ya que yo no puedo hacer mucho más. Quisiera haberte podido ayudar antes... - siguió caminando mientras miraba por una de las ventanas de aquel castillo.

- Dime, Lucian, ¿cuál es el anhelo de tu corazón? -.

La belleza de esa mujer era incomparable. Tanto en mi sueño, como en este momento era algo que en verdad superaba a cualquiera. Algo incalculable. Esa sonrisa calidad derritia en verdad cualquier glaciar, era algo divino... Y escuchar su voz ni se puede mencionar. Sus palabras me dejaron pensativo. ¿Lo que fui? Tenía muchas preguntas al respecto. Sombra lo había mencionado, soy... Una clase de alma reencarnada. Mi alma no es de este mundo. ¿Porque hasta ahora suceden todas estas cosas? ¿Quién era yo en mi vida pasada? ¿Fui feliz? ¿Cómo fue mi muerte...? Querer recordar algo pasado suena muy triste y complicado, pues desgraciadamente... Es una vida ya vivida, y no tiene mayor conección con esta pese a que es la misma alma... Es muy triste.
Agarre su mano para levantarme con la mayor gentileza que he tocado jamás a alguna mujer. Incluso lo hice de manera lenta, disfrutando de su armoniosa solemnidad... Su tacto era especial, curaba los dolores, las preocupaciones, todos los males. Una vez empezó a caminar, seguía detrás de ella unos pasos atrás, sin quitarle la vista de encima. Observe aquel sarcófago en donde ella reposaba, con tristeza. Ya veo... En verdad tuvo que cometer un error terrible para estar en ese estado. Llegué a la conclusión de que ella es un espíritu, y claramente uno que me salvó de casi ser engullido por aquella mujer, que si mi instinto no me falla, no es alguien muy buena que digamos. — Ya veo... Es una lastima, cuánto tiempo habrás de pasar aquí, esperando... — Sentía una tristeza terrible por ella, compareciendome de su situación, mientras seguía.
Las palabras de ella me parecían irreales, pero sinceras. Claro, en este momento la realidad es irrelevante. Un mundo mágico ha sido descubierto por mis ojos, así como el origen de mi alma. Un alma reencarnada, un guerrero de Andelivian, mi antiguo hogar en otra vida... Por eso es que ese sentimiento de tristeza me invadió, aún cuando ha sido mi vida pasada, claramente mi alma aún la reconoce, y sufre al verla...
Y incluso de alguna manera, logré "brillar" para evitar que esa mujer me atrapase y convirtiese en quién sabe que cosa... — Ya veo... Entonces esa mujer me estaba intentando tentar a algo, pero... ¿Cómo están los demás? Ella está haciendo mucho daño, y yo no tengo la fuerza para detenerla, yo... — Me sentía impotente claramente al decir estas palabras, mientras miraba hacia abajo con pena. Cuando ella me preguntó sobre lo que más anhelaba mi corazón, un latido fuerte brinco en mi pecho, como si esa respuesta fuera completamente natural al decirla, no tanto como mi persona actual, si no cómo que fuese algo grabado en lo más profundo de mi alma... Yo...
— Yo... Solo anhelo un mundo en donde podamos vivir tranquilos, y disfrutar de la vida, aún cuando esa paz sea protegida con mi propio cuerpo, yo... No me arrepentiría. Un mundo ideal, ese es mi anhelo. — Mis palabras salieron sin pena, ni temor. Una naturalidad pura desde lo más profundo de mi corazón, y fue otro dejavu. Esto claramente sentía que lo había dicho anteriormente, pero... Seguramente no en esta vida, claro. Un mundo ideal, sin peleas, sin distinciones, sin malos deseos... Una utopía inalcanzable, en donde nadie este triste, o lastimado, o enojado... Algo imposible. Pero aún cuando sea así... Aún cuando mi mano jamás vaya a poder acercarse algo así... Si puedo encontrar la paz para mí y mis seres queridos, y compartirla con el mundo para pelear contra la desesperación... No daré un paso atrás.

Al escuchar tus palabras, la mujer solo sonríe.

- Eres gentil, Lucian. Pero mi falta no merece tu compasión, ya que es lo justo para todo lo que les he hecho pasar - seguía apesumbrada mirando por la ventana.

Al escuchar tus últimas palabras, se giró hacia ti y te miró directo a los ojos. La determinación era palpable en ella, casi al igual que en ti. Tus palabras parecían complacerle y se acercaba a ti con despacio, casi calculando cada uno de sus pasos.

- Los tuyos están bien, al menos por ahora. Sombra lucha por frenar el avance de esa mujer. Además a ella solo le interesas tú porque quiere tu luz, quiere tu poder - se paró frente a frente contigo.

- Así que, ¿si tuvieras la fuerza para hacerle frente lo harías? Yo puedo devolverte la fuerza de la que gozaste alguna vez, pero eso tiene un alto precio. Tu vida cambiará radicalmente, tu identidad debe permanecer en secreto de amigos y familiares, ya no podrás volver atrás y estés donde estés, la oscuridad te perseguirá. Serás probado, tentado y amenazado. ¿Estás dispuesto a alzarte en armas una vez más? Lo que eras ya no existe, pero compartirás sus recuerdos, dolores y experiencias. ¿Estás preparado para eso? - su tono era calmado y solemne, pero a la vez severo. Creía firmemente en cada palabra que había pronunciado. 

Seguramente tuvo que cometer un error para pagarlo de la manera en la que lo está haciendo, pero aún así me da tanta lastima, no me parece que ese castigo sea seguramente justo... Pero son cosas que seguramente tuvo que afrontar a sus acciones, sean cuales sean.
Mientras se giraba, mi rostro seguía igual de firme, tenían una llama de determinación palpable mientras mi sonrisa intentaba ocultar bajo mi rostro el hecho de que en verdad estoy preocupado. Sombra está luchando en contra de esa mujer, los demás por suerte están bien, aunque seguramente no resistirá mucho tiempo, no en su estado... Y no puedo permitir que le suceda algo a nadie, bajo ningún costó. El llegar y causar todo ese destrozó para robar "mi luz", y lastimar a tantos en todo el proceso... Es algo que solo una persona cruel, sin corazón y malvada puede causar, y si en verdad quiero tener un mundo ideal, ella es mi enemiga. La oscuridad existe, y está allí para hacer un balance, pero esa es excesiva, retorcida y maquiavélico, y deberé entonces de aceptar mi destino. Si yo soy la razón por la que sucede todo esto, yo...
Tenía la oportunidad. Ella puede darme esos poderes de los que menciono Sombra, y suena increíble. Poderes lo suficientemente grandes para luchar en contra de esa mujer... Es algo irreal, pero no es momento de ello. Inhale fuerte, llene mis pulmones de aire lo más que pude, y con un fuerte y pesado suspiro, le dije adiós a mi vida aburrida, normal y pacífica. — Estoy dispuesto a pagar el precio. — Comenté. Tendría una vida secreta, muchos problemas me atormentaran de ahora en adelante, y la oscuridad vendrá a mi cual polilla al fuego... Y entonces, será mi deber proteger a mis seres amados, a los inocentes, y a quienes lo necesiten. No puedo dar un paso atrás ahora. Ya no había vuelta atrás... Mi destino había cambiado.

La Reina sonrió y dio un paso atrás.

- Tomo tu palabra - y de repente, un círculo luminoso se dibujó en el suelo. Sus líneas relucían y te envolvían, haciendo que la gravedad se volviera más ligera dentro de este.

Tus ropas se elevaban un poco como si de una ventisca se trataba y empezaste a sentir una leve presión en tu frente y un símbolo se dibujó allí, al igual que en tu mente. Casi como si de un sello se tratara, sentías que algo surgía de lo más profundo de tu interior. Como si de un líquido se tratara, sentías ebullir la magia en tu interior subiendo poco a poco a través de tus venas hasta la punta de tus dedos, rodeando con delicadeza tus ojos e invadiendo todo tu ser. Volvías a conectarte con esa fuente de poder infinito que habías dominado en tu anterior vida.

A la par con esta sensación, aparecieron otras cosas. Recuerdos... Al principio nubosos y confusos, luego rápidos y por último, muy nítidos.

Todo aquello que habías vivido como Johann comenzó a materializarse frente a ti.

Johann nació en una familia normal de Andelivian, pero aquel pequeño andeliviano parecía tener un talento natural para manipular los sonidos. Sus padres creyeron desde el principio que sería un guerrero de élite y que llegaría a la guardia real, pero el pequeño tenía otros planes y, todas las mañanas escapaba a un pequeño lago cercano a diseñar la casa que construiría para sí y donde viviría cuando ya tuviera la edad. A pesar de no ser parte de la guardia de la reina, había calificado para seguir su entrenamiento como soldado.

Todo cambió el día en que Johann vio por primera vez a la Reina de Cristal. Era un niño aún pequeño, pero ese sería su primer amor. Sabía que era un imposible, pero no podía evitar querer esforzarse al máximo para llegar a agradarle y que esta notara su existencia. Esa se volvió su obsesión durante ese año, aunque luego comprendió que nunca podría alcanzarle, así que buscó otra manera de llegar alto. Logró formar parte de la guardia que protegía el palacio a cargo del Capitán Allen Grey, capitán y mejor amigo del Comandante Commutatus Ephorus, líder de las tropas de Andelivian. Ambos eran nombres que escuchabas seguido y además de eso, se rumoraba que ambos estaban en una relación amorosa con dos guerreras mágicas de la guardia de la Reina.

Johann podía encontrarse observando a la reina en silencio mientras deambulaba en los jardines del palacio al lado de Arjimae, un zorro blanco que era su guardián animal y, adicional a eso, el guardián supremo. Este guardián supremo cuidaba muy de cerca de su hermana, una zorrita negra llamada Mariko. Sin embargo, hubo un día en que Johann decidió no darle más importancia al asunto e intentar salir con otras chicas. Esto no tuvo mucho éxito al descubrir que muchas de ellas solo se le acercaban por su posición en la guardia, así que llegó el momento en que el joven mago se quedó solo.

El tiempo pasó y se pudo graduar de la academia, haciéndolo esto un soldado oficialmente, pero algo pasaría pronto. Podía sentirse en el aire una sensación de incomodidad. Esto lo reforzó los rumores sobre el regreso de Kal'Ahd, el planeta oscuro. Los dragones de Hardak visitaban Andelivian para desarrollar estrategias de cómo afrontar la situación, pero un día la Reina de cristal parecía inquieta y un turbada. El anuncio que dio tomó al planeta desprevenido, ya que se trataba de robar el Orbe del dragón a Hardak: su fuente de vida. Todos sabían que si robaban el Orbe, Hardak perecería, pero la Reina no parecía escuchar razones incluso de su fiel guardián y acompañante, así que mucho menos lo haría de un simple soldado.

Johann comprendió que no podía hacerlo, no podía atacar a los dragones, así que decidió forjar una nueva identidad, una que le permitiera cumplir con su deber: Trickster. Seguiría siendo él, pero este Trickster sería capaz de actuar como si no le importara lo que haría, al menos superficialmente hablando. Marcharon al planeta de los dragones y la Sacerdotisa dragón los recibió junto con su guardia. No tenían miedo porque sabían lo que les esperaba y aunque se les advirtió, el Comandante Ephorus les hizo frente sin temor, esperando que la guerra estallara. Uno de los guardias de la Sacerdotisa enfrentó a Ephorus y así se dio la orden: la sacerdotisa asumió su armadura de batalla y la cruenta confrontación estalló.

Trickster trató de luchar sin herir de muerte a los dragones con el fin de que solo quedaran incapacitados, pero hubo un enemigo que no esperaba. Una mujer con alas de murciélago y cabello lila le miraba con una malvada sonrisa, aunque su armadura se asemejaba a la de un dragón.

Ella claramente no dejaría que pasaras y sus movimientos demostraban cuánto añoraba ver tu sangre correr. Para ser un dragón era bastante oscura.

La atacaste con lo mejor que tenías, pero ella parecía ser superior. En la mitad del combate, pasaron otros dos guerreros a tratar de luchar contra ella, pero no pudieron vencerle. Esta los derribó sin siquiera sudar y los besó lascivamente. Los dos guerreros tenían un brillo rojizo en sus ojos mientras se ponían de pie mirándote.

- ¿Qué se siente luchar contra aquellos que amas, Johann? - dijo con un tono de voz burlón. ¿Cómo era que sabía tu nombre? Pudiste notar que esos dos guerreros eran tus amigos, aquellos que siempre te habían apoyado. Tenías dos opciones: luchar contra ellos o matarles. Entonces, recordaste los rumores sobre una titánide de Kal'Ahd llamada Scarlet Bat cuyas habilidades eran temidas en todos los ejércitos enemigos cercanos por una razón: ella ganaba batallas sin ensuciarse las manos, haciendo que los ejércitos aliados se pelearan entre ellos. Comprendiste tal vez muy tarde quién era tu rival en ese momento.

Tus amigos te atacaban sin cesar mientras tú tratabas de defenderte, pero ellos eran mejores guerreros cuerpo a cuerpo que tú, así que lograron inmovilizarte en algún momento. Scarlet se acercaba a tu con una sonrisa afilada y escalofriante.

- Has muerto a manos de tus amigos y en Hardak. Vaya ironía, ¿no crees? - reía maniáticamente mientras en su mano derecha se formaba una enorme lanza luminosa de color violeta y que con un simple gesto de su mano, atravesó tu pecho acabando con tu vida. Tus amigos te soltaron y al caer, pudiste notar que ellos se atacaron entre ellos casi a la vez, aniquilándose en el proceso.

Agonizabas mientras veías a Scarlet reír de tu sufrimiento - Buenas noches, guapo - rió y se marchó mientras el sueño de la muerte te absorbía...

Reaccionaste con tus memorias perdidas ya recuperadas mientras el símbolo en tu frente seguía brillando. Ahora comprendías que ese símbolo era la marca de lo que fuiste y que ahora debías recuperar.

- Serás la melodía, serás la ilusión. Despierta, Trickster - con esas palabras de la monarca, tu corazón latió con más fuerza, mientras la luz te envolvía y cambiaba de color al compás de la melodía de tu corazón, dándole forma al traje que llevabas justo antes de morir.

El círculo se despejó y pudiste ver que te habías transformado. No eras Johann, su alma descansaba, pero sus recuerdos permanecían en tu interior como una enseñanza de lo que fue. Habías recuperado el control de tu poder, además de todo. Con eso, notaste que estabas frente a tu Reina, la Reina de Cristal, aunque su apariencia era diferente. Aquello no era de extrañar, ya que cambiaban de apariencia con cada reencarnación, pero no dejaba de ser una sorpresa.

- Bienvenido, Trickster - sonrió esperando que reaccionaras ante todo lo que estaba pasando.

Ya había hablado lo suficiente. Ella habia aceptado mi determinación, y claramente ya sobraban las palabras. Un círculo mágico apareció abajo de mi, así como un sello extraño en mi frente. El círculo empezaba a hacerme sentir ligero, mucho más liviano. Un líquido extraño entraba en mi cuerpo, y yo lo reconocía y me dejaba llevar por este. Era una sensación extraña, pero claramente era satisfactoria. Pero así como mientras observaba esa magia llenaba mi cuerpo, algo más venía junto a ello. Eran recuerdos, recuerdos de una vida pasada... Recuerdos de algo que ya pasó, pero empezaban a invadir mi mente, mientras me empezaba a ahogar, volviendo a sentir una vez más todas esas experiencias vividas...

Lo recuerdo todo. Mi familia en Andelivian, el niño que podía manipular los sonidos bellos y hermosos, amante del arte, de la naturaleza, de la paz. Una familia normal, sin mayor grandeza no prestigio, en dónde depositaron su fe en mi. "Serás un poderoso guerrero de Élite", "creceras y serás un guerrero poderoso"... Y bueno, siempre quise cumplir sus expectativas, pero siempre quería mantener mi vida de paz, quería vivir tranquilamente, solo deseaba pelear cuando fuere críticamente necesario, para mantener mi paz, mi tranquilidad, y guardar a mis seres queridos.
Nunca quise brillar demasiado. Siempre me mantuve al margen de todo, sin llevarme a mis extremos aún cuando sabía que podía llegar lejos si me esforzaba más. Pero, ¿Para que luchar? ¿Porque no podían vivir en paz? Siempre mantenía mi ideal de paz y tranquilidad, y si buscaba fuerza, era para proteger esto mismo. Aún así, no califique a la guardia de la Reina... Y no me sentía mal. Sabía que podía llegar muy lejos, pero no era necesario esforzarme, no lo era.
Aún así... La conocí a ella. La Reina de Cristal. Fue asombroso... Mi corazón se detuvo en ese instante, embellesado por ella, su belleza, su esplendor. Era un niño pequeño, pero ese fue mi primer amor, jamás la pude olvidar. En ese entonces no podía hacer mucho, pero me quedo claro que deseaba esforzarme por estar con ella. Era triste porque sabía que no podía jamás cumplir ese amor imposible, y darme cuenta de ello en mi infancia no fue nada divertido. Pero no me había rendido, así que claramente decidí otra manera de acercarme a ella, por muy imposible que fuera, por mucho que sé que es imposible. Era difícil, era complicado, y mis jefes eran estrictos conmigo por algún motivo, pero jamás baje la mirada. Me esforcé, y me mantuve en mi puesto, en la distancia, observando a lo lejos su belleza, mientras Arjimae siempre la cuidaba.
Mi vida amorosa siempre estuvo llena de fallos, de errores. Sin sentimientos verdaderos, solo por admiración o por mi puesto, no existía nada verdadero, y siempre acababa mal... Era triste, era doloroso para mí. Sin nadie que me comprendiese en verdad lo que mi corazón decía, hablando solo con la boca y sin el corazón... Era doloroso.
Así paso el tiempo, y finalmente era un guerrero profesional. Estaba orgulloso de mí mismo, y mi familia igual, pero... En mal momento, pues tiempos oscuros se acercaban. Una guerra se iba desatar, y mis compañeros dragones que tanto estimaba finalmente se habían unido a nosotros, y yo estaba contento de poder defender la paz con ellos, pero... Algo sucedió.
La reina de Cristal decidió tomar una decisión crítica, y era robar el orbe de Hardak, los dragones. Desgraciadamente, me rehusaba a aceptarlo, pero si no le hizo caso a Arjimae, como me haría caso a mí... Y no tenía mayor opción, mi lealtad iba con ella, y no podía abandonar a mi familia, mis amigos, mi familia...
Mi corazón estaba destrozado. No quería hacerlo, pero ... No tenía mayor opción, y yo no podía hacerlo, pero... Tuve que cambiar. Corte mi cabello, mi apariencia, todo, y decidí optar por otra personalidad, pues como Johann no podía lastimar a mis amigos, pero sin opciones daba igual, en las buenas y en las malas. Así nació Trickster, aquel que lucharia contra sus aliados por su Reina, aún estando en contra.
La lucha fue feroz, y desde que entramos ya estaban esperando por nosotros, mientras una mirada amarga era reflejada en el brillo de mis ojos. La batalla había iniciado, y yo claramente no deseaba lastimar ni asesinar a nadie, por lo cual simplemente los dejaba incapacitados. No tenía la intención de hacerles verdadero daño, aún cuando ellos si tienen motivos verdaderos para lograrlo... Pero apareció una mujer que si tenía esa intención. Alas de murciélago, armadura de dragón, y sed de sangre. Su aura me dejaba en claro que nos deseaba detener con nuestra muerte, pero yo solo quería detenerla y no hacerle daño. Era superior a mi, y cuando dos compañeros decidieron ayudarla... Ella los convirtió en sus esclavos con un beso lascivo. — ... Estás en tu derecho de estar molesta. —
Eso fue lo único que le dije, pues si alguien tenía derecho de verdad asesinarnos, eran ellos, pero no iba a permitirlo. Mis amigos que siempre me habían apoyado ahora estaban en mi contra, mientras yo luchaba completamente limitado. No deseaba hacerles daño, y eso me causo a mi un grave error. Mi deseo de salvarlos y no poder lastimarlos me causo una perdida grave. Mi enemiga era temible, y una poderosa titanide que no reconocí al instante, y al estar inmovilizado y a su merced, una sonrisa triste apareció en mi rostro. — ... Ya entiendo todo ahora. Tú, los tuyos... Debieron engañar a la Reina. Seres de Oscuridad, jamás pudieron vivir y adaptarse a su vida, y ahora nos destrozan a todos, te maldigo, Scarlet Bat... — Y al cerrar los ojos, esa lanza morada atravesó mi pecho, mientras me caía. El líquido carmesí empezaba a manchar mi vestimenta, con una tristeza en mi pecho. Ellos acabaron su vida entre ellos, y el dolor era rebosante en mi alma... — Yo... Lo... siento... — Me disculpaba con todos los de Harkad, me disculpaba con mis amigos por no poder ayudarlos, con mi Reina, y conmigo mismo por no ser fuerte, lo suficientemente fuerte...

Una vez reaccione, mi rostro rebosaba de lágrimas. Johann había muerto en ese lugar, pero aún así, sus convicciones, sus ideas, sus sueños, sus deseos... No eran diferentes a mi. Éramos iguales, y diferentes. La melodía que tenía era triste, melancólica y llena de impotencia ante mi debilidad. Mi cuerpo cambiaba a aquella vestimenta que tenía en aquel entonces, mientras mi rostro reflejaba ese dolor que tuve antes de morir. La Reina de Cristal se miraba diferente, era una nueva reencarnación. Pero aún así, la observé cómo si hubiese sido la misma de siempre, su misma belleza, su mismo esplendor. Ahora se cómo utilizar nuevamente mis poderes, mis habilidades, y al posarme enfrente de ella, con lágrimas en los ojos y una sonrisa de felicidad pura al volver a ver a mi amada y preciosa Reina pose mi mano derecha en mi pecho, mientras me arrodillaba con mi pierna derecha enfrente de ella. — Es un honor volver a servirle, mi amada Reina de Cristal. De todo corazón, aún en esta vida o la otra... Mi lealtad siempre estará con usted.

La reina miró tu rostro lleno de lágrimas con una notable tristeza y se podía decir que sentía tu dolor.

- Lamento mucho tener que devolverte esos recuerdos tan dolorosos. Me habría gustado que pudieras seguir viviendo tu vida como humano en paz y tranquilidad. Espero que puedas perdonarme algún día - la reina respondió a tu reverencia con un gesto educado.

Te miró y te hizo un gesto para que te levantaras.

- Esta vez no quiero obligarte a luchar por un deseo egoísta, sino para salvar a tu nuevo planeta de la amenaza que se viene encima. ¿Estás listo para enfrentarte a tu enemigo? - en ese momento la imagen de Naoko enfrentándose a Sombra apareció en tu cabeza.

- Será una batalla difícil, eso lo sé con total seguridad - y espero tu respuesta una vez más.

La verdad es que ahora comprendía todo, mientras observaba con mayor amor y aprecio a la Reina de Hielo. Ella se disculpaba conmigo, cuando yo era el único que debía disculparse por mi antigua falta de convicción, y el no haber sido útil en mi vida pasada. Respondido mi saludo con reverencia, mientras ella me hacía el ademán para que me levantará, me puse firme ante ella mientras la observaba con los ojos fijos. Es cierto que me estaba obligando en cierta manera a luchar por una causa que no deseaba, pero ella es mi Reina, y aún en esta vida o en la otra, yo hice un juramento. La seguiría siempre a donde fuese, en cualquier vida, mi lealtad va con ella, y mi corazón igual.
La imagen que se vino a mi mente de Sombra luchando con Naoko era triste, y seguramente no podrá soportarlo más tiempo, pero no me detendrá. Se nota claramente que es una enemiga poderosa, pero si Johann no pudo en su antigua vida obtener el poder para proteger bien a los suyos, si no tuvo la oportunidad de esforzarse al límite, entonces yo cumpliré ese sueño, esa esperanza, en esta vida.
— Mi Reina, no debe de disculparse ante mi. Yo la acompañaría hasta el mismísimo infierno si así lo desease, mi poder siempre irá con usted. Así mismo... — Mis ojos se encendieron en llamas, vibrando ante mis emociones. — Protegeré mi nuevo hogar, y estoy listo para hacer lo imposible con tal de salvarlo, y hacer que usted alguna vez vuelva a tomar todo lo que se le fue arrebatado. — Y dicho esto, sentencie mi decisión apretando mis puños. Era hora de la acción, y a dar una luz de esperanza a esa Sombra extinguiendose en esa oscuridad.

Tu determinación parecía complacer a la Reina, quien asintió a tus palabras. Era claro que quería poder acompañarte más en tu caminar, pero su estado actual se lo impedía. Su sarcófago de cristal comenzó a brillar y su imagen a desvanecerse.

- Siempre estaré contigo, Trickster. Nos volveremos a ver - sonrió mientras su figura desaparecía por completo y una intensa luz llenaba aquel lugar.

Te encuentras en un lugar tranquilo, con una fuerte atmósfera de paz, pero lleno de tristeza. De una gran civilización cuyo único remanente es un castillo de cristal en el centro de una tierra cubierta por las ruinas. Tu corazón se sobrecoge ante la visión de tanta desolación y tardas un poco en reconocer ese castillo como el castillo de Cristal, el castillo de Andelivian, el que alguna vez fue tu hogar.

Los árboles parecían querer sobreponerse y la hierba cubría las ruinas de grandes edificaciones que mostraban la gloria de un pueblo antiguo, mas el cielo parecía recuperar poco a poco su esplendor y el planeta parecía estar sanando. Miraste alrededor y te diste cuenta que una figura luminosa aparecía frente a ti. Se formaba poco a poco y cada vez con mayor claridad. La última vez que la viste, había tomado posesión de Calíope; sin duda era la energía de la Reina de Cristal.

Su forma se manifestó y pudiste notar que se le veía diferente, pero su energía era igual. Era claro que los portadores de los cristales cambiaban su forma con cada reencarnación, pero ver la nueva forma de la reina antes de su renacimiento era inédito.

- He estado esperando tu regreso - sonrió con calidez y con el peso de su carga en su mirada.

Cuando comenzaba a preguntarme cómo haría para enfrentarme a esas criaturas, una niebla lo cubrió todo. Los sonidos de la batalla se esfumaron y en su lugar un sonido de una flauta despertaba viejos recuerdos en mí. No cabía duda, estaba en mi hogar otra vez. No sabía cómo había pasado pero no me importaba, porque al ver denuevo el rostro de mi reina, mi corazón se llenó de alegría.

-¡Su majestad!¡¿Realmente es usted?! -dije corriendo hacia ella y arrodillándome justo en frente a su regia figura- ¡Qué bueno es verla otra vez!

Luego recordé la batalla y no pude evitar preocuparme por la gente de la playa.

-¿Su majestad, sabe qué son esas criaturas que estaban atacando la tierra? -le pregunté luego de una pausa- ¿Acaso es un nuevo enemigo?

Katherine estaba desesperada en llegar a su habitación para tomar su carcaj y ayudar, regresar junto a sus seres queridos y protegerles de ese enemigo desconocido que llegó a interrumpir su paz. Recordar el miedo, la frustración y la valentía de todos sus amigos y compañeros le había dado la determinación de afrontar aquellas criaturas, pero cuando se vio rodeada y de pronto la neblina de la sacerdotisa... La decisión había sido tomada y la voz de Mariko diciéndole eso lo reafirmó más.

Sin embargo, al abrir los ojos en ese sitio aceleró su corazón pensando en Animae que seguramente estaría feliz de estar ahí, por lo que la pelinegra se permitió sentirse así en nombre de la andeliviana que ya no podía ver ese escenario triste, melancólico y en reconstrucción. Le invadió cierta sensación de hogar, pero detuvo su inspección al ver a la Reina de Cristal y su nueva apariencia.

Por instinto, Katherine realizó una reverencia arrodillándose con una sola pierna mientras el nervio le invadía. Luego alzó su vista y se incorporó para volver a una postura que develada su preocupación por los demás.

-Reina... Me alegra ver que está bien. ¿Cómo está? - pensó en qué más diría Animae y aunque estaba segura de qué sería... No se sentía con disposición para seguir con protocolos, así que suspiró y miró con apremio a aquella mujer-. Disculpe.. ¿Sabe lo que está pasando en la Tierra? ¿Y los demás? ¿Hay alguien más aparte de nosotras?

La reina te miró a los ojos sonriente y dio un paso para acercarse a ti cuando te hincaste en una rodilla para hacerte u gesto amable e indicarte que te levantaras.

- Mi yo corpóreo aún descansa en mi sarcófago de cristal, pero mi vuelta se acerca. El momento de reencarnar es muy cercano. También me alegra volver a verte después de todo este tiempo, aunque en la última batalla tuvimos la posibilidad de encontrarnos, no pude agradecerte como se debe por lo que hiciste. Gracias por luchar, gracias por permitirle a Nereida cumplir su deber - hizo una leve reverencia para honrar tu labor y luego escuchó tu pregunta.

Su rostro se tornó triste y bajó la mirada un momento - Esas criaturas las vi por última vez hace más de quinientos años, eran los sirvientes de una guerrera dragón que pereció muy pronto. No sé por qué les atacan, pero hay algo ligeramente diferente en su energía y son una amenaza. Hay alguien interesado en causar caos y dolor... - dijo simplemente.

La reina te miró a los ojos sonriente y dio un paso para acercarse a ti cuando te hincaste en una rodilla para hacerte u gesto amable e indicarte que te levantaras.

- Estoy recuperándome. Mi yo corpóreo aún descansa en mi sarcófago de cristal, pero mi vuelta se acerca. El momento de reencarnar es muy cercano - entonces, te miró fijamente mientras la bombardeabas a preguntas.

- No a ciencia cierta. Aún hay muchas cosas que no comprendemos. Si la Sacerdotisa tuviera control de su poder, podríamos aclarar todo esto con mayor facilidad, pero su poder es caótico y eso ha impedido aclarar el origen de nuestro nuevo enemigo. No se puede llamar nuevo a algo así, pero el pasado viene a atacarnos... - dijo meditabunda.

- Temo que haber usado su poder con esa magnitud tenga consecuencias graves para tu planeta - miró a la pelinegra con una clara preocupación en su rostro.

La reina me indicó que me levantara y obedecí. Recibí sus palabras de agradecimiento con mucha alegría. Luego me explicó el origen de aquellas criaturas. Al parecer obedecían a un antiguo ser que la reina conocía, pero que, aparentemente, no se había mostrado hostil hasta ahora.

-Si es una guerrera honorable... tal vez pueda razonar con ella... averiguar qué es lo que quiere... pero si está bajo el control de un ser maligno... sólo espero que no sea otro peón en otra batalla sin sentido. De cualquier manera debo intentarlo. ¿Cree que pueda invocarla?¿Lograr que hable conmigo?

Escuchar primero esas noticias del estado de la  Reina le dio bastante alivio, uno que no podía describir porque se mezclaba con los nervios de lo que ocurría antes de que llegase ahí. Andelivian parecía que pronto se reconstruiría y eso era muy bueno para los que extrañaban su hogar, además que su Reina se recuperaba no solo físicamente, sino de los errores del pasado que en su momento todos cometieron. Aún recordaba con perfecta claridad la renuencia de Animae a obedecerle y las consecuencias de las acciones de la Reina que aunque fueron influenciadas por la Reina Oscura, conllevó a esa terrible guerra de la que parece ser aún hay secuelas y heridas a sanar. Sin embargo, esas nuevas oportunidades que todos tenían era algo que debía agradecer, además que Kuroryuu y Mariko eran muy buenas amigas, señal que el pasado no debe ser lo que define por completo a alguien.

-Me alegra ver que se recupera, Reina-.le sonrió con afabilidad y luego aquél gesto se desvaneció con la explicación que se le había dado por sus preguntas. Se llevó una mano a su mentón y comenzó a pensar en algunas cosas-. No creo que sea Kal'Ahd, lo habríamos identificado con facilidad; si se refiere al pasado supongo que es a la época cuando antes estaban los tres planetas, antes de o durante... la guerra-decir eso no solo le incomodaba, también debía serlo para su Reina, pero era algo que debía comentar para dar contexto-. O tal vez... una de los dragones comentó que vio a una amiga suya del pasado que había fallecido mucho antes de que todo esto pasara y pensamos que a lo mejor aquellos que habían fallecido y no renacieron como nosotros están volviendo. Se vio incluso la posibilidad de que el presidente Kenta... es decir, Arjimae, podría estar de vuelta, pero todo es una mera especulación. Aunado a los sueños que todos tuvimos y que la sacerdotisa sintió algo oscuro...

La pelinegra se quitó su mano y suspiró, haciendo una reverencia para luego incorporarse y mirar a aquella mujer con determinación.

-Sea lo que sea que ponga en peligro a la Tierra, quiero protegerlos aunque me cueste la vida. Lidiaremos con esas consecuencias e investigaremos qué está pasando; prometí que si era necesario pelear lo haría, y así será. Si usted sabe algo más aunque sea mínimo sé que será de ayuda-imaginar a sus amigos, a su hermano y a Jaycee en en peligro reafirmaba su decisión. Quería volver y ayudar, eso no cambiaba nunca aunque reencarnase varias veces; tenía miedo y se notaba en su voz junto a su mirada, pero aquello no debía flaquear su posición ante lo que quería hacer-. Y no solo por nosotros, también por Andelivian y Hardak... y para cualquier futuro que esté en peligro.