Partida Rol por web

Rotengon , observa como su compañero Gregori galopa con su fiel Rastrojo y suelta una maldición .

Cagüen la madre que pario a los hobbits ladrones , olvidando que el es un hobbit y ademas amigo de lo ajeno .

Tu , le grita a Gregori , si lo matas o le haces daño te rebaño las oreja que me ha costado un buen monton de monedas ese saco de pulgas .

Adrahil corre, tan rápido como puede con la intención de estabilizar las heridas de Torcal, que no deja de sangrar, mientras que Jabien acaba con el orco que anda por las cercanías y Aboldir hace lo propio con el último contendiente, al cual destroza la cabeza Tosur, con cierta furia incontrolada. Rotengon maldice a Gregori, que se lanza en persecución, mitad valiente, mitad estúpida, del cacique que huye a toda velocidad hacia el noroeste, por donde intuye que se encuentra el resto de sus compañeros en lucha contra los elfos.

Amarth apoya la rodilla en el suelo, herido de muerte, pero con la satisfacción de la victoria, la cual se extiende entre todos los compañeros, viendo el suelo lleno de orcos muertos.

Adrahil aplica la hierba al enano, quien empieza a notar mejoría en cuanto la siente sobre él, y en ese momento escucháis una voz de mando, y el silbido de varias flechas, que se clavan en el orco que huye y también en su montura, haciendo que ésta tropiece y ruede, mientras su jinete sale despedido. En cualquier caso poco le importa ambos, pues antes de tocar el suelo ya están muertos, cosidos a flechazos por un grupo de elfos que aparece entre la arboleda, al noroeste de la criatura.

Y así es como los elfos se acercan a vosotros, y uno de ellos se presenta como Glorfindel, un noldor de aspecto imponente, acompañado de cinco elfos más, de los cuales algunos muestran heridas de gravedad, y todos gesto serio, lo que no empaña su belleza atemporal:

-Os saludo, viajeros, y os agradezco vuestra inesperada aparición, pues con vuestra ayuda hemos salido airosos de una batalla que se antojaba complicada.

Luego mira el lamentable estado de Aboldir, Torcal y Amarth y os dice con serenidad:

-Ocupaos de vuestros heridos, pues nosotros hemos de hacer lo propio, y ya habrá tiempo más adelante para dialogar.

Tosur se acerca al grupo lentamente y mirando con atención a esos altaneros orejas picudas...

- Pse.... Lo que faltaba... mas elfos... masculla el rudo enano...

En su camino, ya mas tranquilo y mientras limpia la afilada hoja de su gran hacha, agudiza el oido y escucha las palabras del esbelto elfo...

- Asi que todo este tinglado para salvarrr a unos cuantos bellacos de esos.... en fin... al menos nos hemos diverrrrtido.... se sigue diciendo asi mismo, sonriendo al recordar las hipnoticas vueltas de esas cabezas al rodar por el claro del bosque....

Justo cuando llega Tosur al grupo, donde se encuentra su primo herido, pero ya algo recuperado gracias a las hierbas curativas del montaraz, los elfos parece que tienen intenciones de partir a sanar a sus compañeros... justo cuando llega... como si hubieran olido su sangre enana y les hubieran hecho retroceder....

- Ja! Ya se marrrrchan, camarrradas!???? dice ya en alto, y mirando de soslayo a su hasta hace poco moribundo primo.... Torcal, joven primo, como andas!!!??? Vamos levanta!!! Que no se diga!!! Los enanos de Tumunzahar, nunca caemos en combate!!!! jajajaja!!! y menos con unos asquerosos orcos de Mordor!!!!

- Saludos abrazaarboles, follaardillas, maricones, nobles noldor. Es grato haber podido ayudaros acabando con esas abyectas bestias de la oscuridad. Sospechamos que era un grupo que andaba buscando Rivendel, según lo que nos contó una anciana cuya granja había sido atacada, quizá vosotros sepais más.

Dice el heroico eorlinga desde su meara.

- Es probable que un orco huyera a lomos de un huargo al empezar nuestro enfrentamiento con ellos, tal vez vaya a avisar al grueso de un ejercito de invasión o tal vez simplemente huyera...pero no lo creo posible.

Rotengon mientras sus compañeros se dedican a la loable acción de parlamentar con los elfos se dedica a la sucia tarea de hurgar en los orcos caidos a ver si encuentra algo de valor que devolverles a los pobres granjeros saqueados .

Rotengon ademas observa a sus compañeros , si ve que estos deciden dedicarse de lleno al parloteo , Rotengon guardara parte de sus hallazgos en otro bolsillo .

El orco al que se refiere está muerto, junto con los compañeros a los que fue a ayudar. No hay nada que temer acerca de eso. Necesito ir a prestar ayuda a uno de los míos, que está cercano a la muerte. En seguida hablamos, pues hay de qué hacerlo. Acompañenme si lo desean, y si no esperen a mi vuelta, pero, por favor, no se vayan, se lo ruego.

Dice el elfo partiendo junto a los suyos, en dirección noreste. Vosotros tomáis aliento tras la batalla que ha sido dura y lo merece.

Los que están a tu alcance, no llevan más que la armadura acolchada que da asco, un hacha de batalla, un escudo pequeño de madera, todo eso una unidad por cabeza, y encuentras unas 50 monedas de oro, que a saber lo que pretendían comprar los orcos con ellas.

Rotengon acaba la tarea , y maldice de nuevo .

Malditos desgraciados ,no tienen nada , seguro que los jefes llevan todo el oro , hay que buscar esos cadáveres para devolver lo robado . Dice dando una patada al último orco que ha registrado .

Bueno si quereis armaduras de cuero acolchadas mugrientas , hachas de batalla o escudos de madera de eso si que tienen pero nada de valor . Dice dirigiendose a sus compañeros .

Reverencié con un gesto al noble elfo sin decir ni una palabra esta vez. Lo primero era sanar las heridas de nuestros guerreros y a eso me puso inmediatamente.

—¿Cómo te encuentras Tórcal, primo de Tosur? —le pregunté al enano mientras le ayudaba a incorporarse—. Dudo que esto sea suficiente para tumbar a uno de los vuestros.

Me dirigía a ambos enanos con el gesto sonriente. El combate había sido difícil pero habíamos sobrevivido y la amenaza de los orcos había sido debilitada. Seguramente los elfos sabrían decirnos algo más de lo que nos ocupa, pero había que esperar.

Me dirigí de inmediato hacia el jinete Amarth. Rebusqué en el bolsillo del cinto para acabar sacando la última dosis de Draaf que quedaba en él.

Me miré, la sangre también manaba de mis heridas pero el jinete casi no podía moverse.

—Te será más útil a ti —dije mientras comenzaba a masticar la hierba—. Déjame taponar tu herida.

Una vez más, como ya hiciera con Tórcal, taponé la herida con la cataplasma formada con la hierba, mientras buscaba a Narmo con la mirada.

—Espero que puedas ayudar al resto, maese Narmo. Ya he agotado mis remedios por hoy y Aboldir está también muy herido —le dije al elfo.

Jabien, cerca de Torcal observó con una mezcla de curiosidad y admiración como procedía Adrahil a tratar al enano primero y mas tarde a Amarth. "Esa es la misma hierba que me vendió la herbolaria de Bree". Ante la petición al elfo se adelantó:

- No te preocupes Adrahil, yo me encargo del Eorlinga

Como minutos antes viera hacer al montaraz, Jabien sacó una de sus hiebas de su pequeña bolsa, la masticó y la aplicó sobre el feo tajo en el costado de Aboldir. Para su propia sorpresa vió que se le daba extrañamente bien.

Animado, intentó hacer lo propio consigo mismo. Sin embargo aplicarse las hierbas sobre sus propias heridas se le antojó mas complicado.

Mil gracias compañeros, ha sido una dura batalla, y vuestro auxilio se tendra en cuenta, sois unos verdaderos hermanos de armas en cuanto a mi respecta. Espero que el pequeño Gregori se encuentre bien y que encuentre el camino de vuelta...le vi salir demasiado rapido....luego Amarth le da unas cariñosas palmadas en el cuello y el lomo a su caballo...te has portado bien, como se esperaba de ti, eres un buen amigo. le susurra al oido a este.

Tórcal se levanta con el semblante pálido y la dignidad por los suelos.

- Bien, bien, estoy perfectamente, gracias por el interés.

- Joder, salvado por un elfo ¿Cómo he podido caer tan bajo?
 

Se pasa el resto del tiempo sentado en el suelo, meditante y taciturno.

- Gracias Jabien. No lo olvidaré. Como dice Amarth ha sido una dura batalla. Afortunadamente no tenemos que lamentar la muerte de ninguno de nuestros compañeros y los malditos orcos ya no son una amenaza.

Dice Aboldir estrechando la mano del bardo. Cuando menciona la dura batalla mira por un instante a Tórcal, que lanzándose sin pensar en los demás casi había perecido en la batalla y había hecho peligrar el plan tramado.

-¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Que se ma ecapa´o el orco, que se ma ecapa´o el orco! -se lamenta Gregori tras volver de su persecución- Me cagüen to eta mierda ballezta que no asiertaría ni al culo de Mantecona ¡Ay! ¡Que mala impresió he causao en mis compiañeros! Podeis quedaos com mi pa´te del botín, no la quieiro, de la vengüenza que me embute tra mi fracazo ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

Tras volver a este lado del rio, Gregori se baja del burro y le da una palmada en el trasero para que heche a correr.

-¡Buen corcel! ¡Cabalga libre! ¡Has ganao tu libertá!

Rotengon se acerca hasta Gregori cuando este vuelve , y sin dudar coge las riendas de su pony en cuanto este las suelta ...

Ehh compadre , nada de devolver la libertad a los bienes ajenos , si quieres devolverle la libertad , por mi perfecto en cuanto deje de usarlo me pagas lo que vale y haces con él lo que quieras . Le dice a Gregori cuando este intenta devolver la libertad a su jamelgo .

Despues se aleja de alli con su pony mientras le susurra ... Rastrojo estos no entienden nuestra amistad , no soy tu dueño sino tu amigo , valiente luchador que deja a los compañeros tirados a los peligros del bosque .