Partida Rol por web

Carrion Crown 2: Trial of the Beast

[Capítulo 1] Journey to Lepidstadt

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26/04/2021, 22:23
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¡Burgueses de Lepidstadt, alegraos! ¡La bestia ha sido capturada! Pronto, la abominación será juzgada por sus actos contra las buenas gentes de Vieland. El Castigador se yergue ahora en la plaza del Juzgado. Los troncos han sido apilados en su base y el aceite se filtra por sus venas. ¡El Castigador aguarda a su pasajero para transportarle hasta las profundidades del Infierno! Y muy pronto, tendrá su festín...

- Pregonero de Lepidstadt

 

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27/10/2021, 12:12
Game Master

20 Pharast 4711 AR, Solar
Casa de Kendra, Ravengro


La mañana del "día del Sol" hacía honor a su nombre. Era un día extraño en Ravengro, demasiado calmado. Los rayos del sol se proyectaban sobre las ramas desnudas de los árboles, cuyas hojas estaban ya terminando de caer, y creaban sombras escalofriantes sobre el suelo. El invierno, este año, llegaría pronto. Al menos así lo decían los más viejos del lugar, que eran los que habían conocido las peores estaciones. 

El día Solar, era un día de descanso. Pero el grupo había fijado ese día para no distraerse de su destino. A la marcha de Thanos, que había hecho mella en el grupo, se unió la de Snivat. La niña había encontrado en Noarelle las respuestas que necesitaba. Viendo su potencial, Noarella había considerado que la mejor opción era quedarse en Ravengro con Snivat y enseñarle a usar su potencial arcano. Ella, y la propia Kendra, supervisarían la formación de la niña. 

Así pues, una vez preparados y provistos de suministros, el grupo de tres personas formado por Sebastian, Kal y Silas, sería el que continuaría el viaje que Lorrimor les había solicitado. Kal cargaba a su espalda cuatro libros. Tres de estos libros debían llevarse a Montagnie Crowl, un profesor de antigüedades en la Universidad de Lepidstadt. El cuarto -Manual de la Orden del Ojo Palatino- debía entregarse DISCRETAMENTE a Embreth Daramid, una jueza de la corte de Lepidstadt. 

El grupo había sido minado, parte de sus compañeros quedaban atrás. Algunos, incluso, habían muerto. El futuro que les esperaba por delante era una gran incógnita, pero estaba claro que sería un camino peligroso. 

Tenían un par de horas antes de partir. Estaban en el salón de la casa de Kendra. Snivat había salido por la mañana con Noarelle. No había querido despedirse, ya que las despedidas siempre eran algo doloroso. Pero Kal había encontrado una nota junto a su ropa. "Cuídate, Cuidales". La letra de Snivat era inconfundible, y estaba claro que estaba cargada de cariño, pese a los últimos enfados que habían tenido al tratar el tema de la hechicera. 

Kendra estaba ordenando libros y sacando aquellos que creía que podían ser de utilidad para la joven hechicera. Al mismo tiempo, limpiaba el polvo con un trapo. La biblioteca de su padre siempre le sorprendía. Se sorprendió a sí misma tarareando una canción. Una canción que hacía tiempo que no escuchaba. Se veía que la mujer estaba rebosante de energía. Su padre había sido profesor de magia en la Universidad de Lepidstadt y estaba claro que tomar a la joven niña como su aprendiz habían despertado algo en ella. 

Silas se había negado en un primer momento a que así fuera, pero finalmente había concedido que la presencia de Kendra y de Noarelle, que parecía que ya se conocían de antes, le harían mejor a Snivat que viajar con ellos a la aventura. El clérigo estaba ya fuera de la casa, también había madrugado y había visto a Snivat lo suficiente como para decirle un rápido "Hasta pronto". El día Solar era un día de descanso, pero también era un día religioso. Y en el mes de Pharast, debía rendirle honor a su diosa. Era el momento también para pedirle un buen viaje. Con el menor número de contratiempos. 

Por último, Sebastian sacaba y metía frascos de su mochila. El hombre estaba siempre concentrados en sus cosas, y poco de su vida había salido a la luz. Quizás este viaje fuera el momento para abrirse un poco, para compartir su experiencia pasada y para establecer una relación más estrecha con los dos hombres con los que iba a recorrer un pequeño espacio de su vida. 

Notas de juego

Tenéis un par de horas antes de partir. Así que podéis prepararos como queráis, buscar información sobre Lepidstadt, etc. Ya habéis hecho las compras y me queda preparar la escena de botín y de Estado de Personajes. Además tengo que terminar de actualizar la ficha de Sebastian y ponerme con la del Pj de Madaimi cuanto antes. 

Por favor, en la parte baja del post me ponéis los conjuros (extractos) diarios que cogéis hoy, y cualquier cosa especial. Para ya dejarlo todo preparado para la partida. 

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27/10/2021, 18:32
Kal Endar

Puede que Kal se hubiese salido con la suya, había logrado asegurarse que Snivat conseguiría la mejor educación posible y lo más alejada de los peligros que el guerrero era capaz de asumir dadas las circunstancias actuales.

Seguramente Snivat la odiaba ahora mismo por ello, si salía a sus hermanas seguramente le seguiría odiando en un futuro cuando hubiese crecido, pero Kal ya no esperaba gratitud, el mero hecho de haber logrado hacer lo correcto era suficiente.

Eso por supuesto no implicaba que el guerrero estuviese de un humor de mil demonios, con la mandíbula tan endurecida que parecía que se dedicaba a mascar rocas y los ojos achinados y algo lunáticos de quien solo busca una excusa para saltarte algunos dientes.

Fue con ese talante que encontró la nota, en ese momento sintió muchas cosas, asombro, miedo, esperanza, cariño y afecto. Demasiadas cosas para que un hombre las sienta a la vez sin explotar.

Con todas sus cosas preparadas salió como una tromba tintineante de su cuarto, jadeaba pesadamente y dijo con la gutural y ronca -me adelanto a la salida de Ravengro.

No esperó a obtener respuesta, no confiaba en nadie salvo Silas, pero él no podía comprenderle en esto así que se dirigió a un trote rápido, casi una carrera, al camino que les llevaría a Lepidstat. Una vez fuera de la ciudad soltó un largo rugido, seguido de terribles golpes con sus guanteletes a un desdichado árbol que debía haber escupido a Desna en un ojo esa mañana.

Tardó largos minutos en calmarse, con los ojos nublados de lágrimas que no sabía cuando habían surgido. Sólo entonces volvió a leer la nota y la guardó con sumo cuidado y delicadeza en un saquito en la cara interna del peto de su armadura.

Después se dedicó a adecentarse un poco y a preparar una sonrisa confiada, la de alguien que tenía una misión probablemente suicida, pero una de la que ahora tenía más ganas de salir con vida que antes.

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28/10/2021, 11:51
Silas Bedford

Madrugar para rezar no es madrugar, siempre y cuando se haga con fe.

Tantas veces había oído esa máxima durante mi época de estudiante que se había convertido en algo propio, así que en el momento que el primer rayo de sol me dio en la cara a través de la ventana me desperté casi instantáneamente. Ese hábito hizo que pudiera coger en la puerta a Noarelle y a nuestra benjamina justo cuando se marchaban. Su carita azorada y el nudo que se me hizo en la garganta hicieron que la despedida fuera corta.

La frase de "primero la obligación, luego la devoción" no se aplica a los clérigos, así que antes hacer nada más me dirigí a la catedral, a cumplir con las oraciones debidas a Pharasma en una fecha como la de hoy. Una vez en la catedral, La Dama de las Tumbas ocupó todo mi ser. A los rezos obligados, añadí un ruego para que velara por Snivat y por que la vida que comenzaba fuera mejor que la que dejaba atrás. No se me olvidó recordar a los compañeros caídos.

- Y ya puestos, Mi Señora, vela también por que tu humilde siervo y las personas a las que acompaña tengan un viaje seguro y sin sobresaltos, para que pueda cumplir con la última voluntad del profesor.

Después de atender a los rezos, volví a casa de Kendra a atender a los rugidos de mi estómago. Kal por poco se me llevó por delante de la prisa que llevaba. Su cara llevaba la expresión de "no admito preguntas" así que no pregunté. Tras desayunar y coger mis cosas, me despedí de la señorita Lorrimor y me dispuse a buscar a Kal en el camino a Lepidstat junto al profesor Sebastian.

Notas de juego

Conjuros preparados:

- Nivel 0: Leer magia, Guía, Resistencia, Detectar veneno.

- Nivel 1: Arma mágica, Bendecir, Protección contra el mal, Santuario, Curar heridas leves (D)

- Nivel 2: Endecha azote de fantasmas, Arma espiritual, Lanza de pureza, Quitar enfermedad (D)

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01/11/2021, 18:44
Sebastian

Sebastián se levantó temprano para ordenar el equipaje para el viaje, mientras reflexionaba sobre los últimos acontecimientos. Desde la llegada al pueblo y después de la pequeña y tétrica visita a la prisión, todo había transcurrido muy deprisa. Él como de costumbre había intentado intimar lo mínimo con sus nuevos conocidos, algo que sinceramente le había costado más que en otras ocasiones. No deseaba que más gente sufriera por él como en el pasado...

- Bien parece que ya está todo, se dijo a si mismo mientras se equipaba la cargada mochila. Pero pronto se dio cuenta que pesaba demasiado y debería dejar algunas cosas si no quería acabar con una hernia al final del viaje. Mejor dejo las 10 antorchas, algunas raciones, la olla grande para hacer caldo...

Una vez listo, bajo para desayunar alguna cosa antes de despedirse y partir.

Un bonito día soleado les acompañaría en su primer día de viaje, al parecer Kal ya les esperaba fuera y viendo que todos estaban bastante atareados con sus nuevas tareas de aprendizaje y tutelaje, decidió no molestar, saliendo por la puerta discretamente para reunirse con sus compañeros.

- Bueno parece que comenzamos una nueva etapa, ¿que sabemos de nuestro nuevo destino?

Notas de juego

Extractos:

Nivel 1 (4): Shield x2, Curar leve x1, Heightened Awareness x2

Nivel 2 (2): Falsa vida x1 y Ironskin x1

Bombas x7

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02/11/2021, 17:32
Kal Endar

Cuando sus compañeros le alcanzaron Kal tenía el aspecto holgazán de un mercenario pagado de si mismo y sin nada que hacer. Sentado en un tocón de árbol mientras bebía de una jarra de madera un hidromiel dulzón -¡por fin, si hubieseis tardado más Cayden sabe que tendríamos que haber parado un día más porque me hubiese bebido el barril entero! ¡Ja, vaya que si!

El guerrero se levantó sin que la armadura que ahora le cubría cada centímetro de piel hasta la gorguera del cuello le incomodase aparentemente en lo más mínimo. Un yelmo iba sujeto por una cuerda a la mochila listo para convertirle en un torbellino acorazado en combate.

Guardó la jarra en su mochila después de un largo trago y secarse la barba con el mentón de uno de los parches de cuero que cubría los guanteletes de la armadura.

Bueno, no hay mucho que saber, ¿no? Lepidstat es la capital de esta nación, tiene una universidad famosilla y dicen que muchos templos de Pharasma, en fin, un muermo acojonante. Pero bueno, por lo menos me he podido asegurar un juego de cartas en este pueblucho... ¿por que sabéis jugar a las cartas, verdad?

- Tiradas (1)

Motivo: Saber(local): Lepidstat, Max. 10

Tirada: 1d20

Resultado: 20(+2)=22 [20]

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02/11/2021, 18:01
Game Master

La distancia de Ravengro a Lepidstadt es de aproximadamente 100 millas (160 kilómetros). No hay viajes por Ustalav que no sean peligrosos, pero la carretera de la montaña es, seguramente, la más segura que podéis coger. La ruta sigue por la parte sudoriental de las estribaciones de las Montañas del Colmillo, pasando a través de los pueblos de Tamrivena y de Courtaud, antes de seguir paralelo al río Moutray que lleva directamente a Lepidstadt. 

Seguramente podríais haceros con un mapa, por poco dinero, en Ravengro. Y evitaríais desviaros innecesariamente. 

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05/11/2021, 09:55
Game Master


 

20 Pharast 4711 AR, Solar
Sendero de los pantanos, Algún lugar del Condado Canterwall


 

La salida del sol había sido un extraño espejismo. Poco más de media hora después, el paisaje volvía a ser el mismo de siempre, el característico de Ustalav. Las nubes taparon el sol, que a duras penas se distinguía ya, y cuyos rayos, aprisionados, iluminaban escasamente el camino. 

En Ustalav, y concretamente en los páramos de Canterwall, era habitual tener los candelabros encendidos, incluso a mediodía, cuando el sol estaba más alto y se esperaba que iluminara. No solo por alejar la oscuridad y su peligroso misterio, también por supersticiones varias sobre criaturas que se ocultaban en las sombras. 

El grupo andaba lento. A pesar de no tener un mapa, Kal estaba seguro de por dónde debían continuar. Aunque el lago Lias quedaba a unas cuantas millas al norte, el terreno fangoso de aquella zona hacía que cada paso fuera complicado de dar. En algunas zonas, las botas de Silas se hundían hasta la altura del tobillo. En la lejanía, entre las copas de los árboles, pudieron distinguir las torres del Castillo de Andachi. Tenían que rodearlo por su lado meridional, y encontrarían el camino de las Montañas Colmillo, que iba desde el sur al norte, a través de la peligrosa cordillera. 

Al inicio, en las zonas cercanas a Ravengro, se habían cruzado con varias personas. Eran gentes robustas, las nacidas en Canterwall, pero poco habladoras. La mayoría hundían el rostro en sus capas y no ofrecían ni siquiera un saludo lejano o con la cabeza. Poco a poco, dejaron de verlas. El camino, normalmente, estaba desierto, y era raro coincidir con viajeros o mercaderes por aquellas zonas. Nadie se desviaba desde el oeste hacia Ravengro, y los que lo hacían, trataban de evitar las zonas fangosas. Y sobre todo, evitaban la niebla.

Era una niebla densa que cubría todo. En la taberna lo habían escuchado muchas veces: las historias de caravanas enteras, incluso de pueblos, que habían desaparecido en la niebla, sin volver a dejar rastro. No podía saberse qué clase de criaturas o encantamientos se movían escondidos en la boira. Sin embargo, no quedaba más remedio que adentrarse en ellas.

Era una niebla que dejaba ver a muy poca distancia. El día parecía noche. La humedad se colaba por las rendijas de la armadura erizando el vello de cualquiera. Bien por frío, o bien por aquella extraña sensación de peligro que recorría la espina dorsal del que se aventuraba en ella. 

El mundo que había a su alrededor, parecía un reflejo de sus pesadillas internas, y cada extraño sonido les provocaban un pequeño respingo. Coger aire en aquellos parajes era tarea difícil, y hacía que su respiración sonara agitada y nerviosa. Esto no ayudaba mucho a calmar unos nervios ya de por sí alterados. El grupo trataba de avanzar en silencio. Quizás, por no querer anunciar su posición a las criaturas que de seguro acechaban pues, aunque estuvieran por los alrededores, la niebla también les protegía a ellos. Quizás, era simplemente que, aunque quisieran hablar, la voz no podía salir por sus gargantas. 

¿Qué sería un grito de auxilio en aquel lugar? ¿Les escucharía alguien? - Con un movimiento de cabeza, Sebastián apartó estos pensamientos. Tenían que avanzar.

Kal se giró de nuevo, como comprobando por enésima vez si seguían los tres juntos. La torre del Castillo apareció entre las nubes, estaban cerca. El Castillo de Andachi, Silas lo sabía perfectamente, era un baluarte defensivo que había sido usado durante cientos de años para defender Ustalav de los orcos que amenazaban desde el oeste, desde las tierras de Belkzen. Pero hacía muchos años que estaba abandonado. 

¿Y si lo estaba? ¿Cómo era posible que hubiese una luz encendida en la torre? Miró de nuevo, ya no lo estaba. Había sido su imaginación, estaba seguro. Agarró el símbolo de Pharasma, agachó la cabeza y se encomendó a su diosa. Debían avanzar, y llegar al camino.

Y así lo hicieron. Detrás de unos árboles se abría un pequeño claro. Un claro que se extendía hacia su izquierda, al sur, y lejos hacia su derecha, hacia la Cordillera del Colmillo. O eso hubieran visto, si pudiera distinguirse algo a través de aquella dichosa niebla. Frente a ellos, un camino, con el pavimento cubierto de arena, donde las plantas no crecían con la misma facilidad que en la zona pantanosa.

Se felicitaron unos a otros, habían llegado al camino, y lo habían hecho sin correr excesivo peligro. 

Ahora solo tenían que tomar la dirección norte, y avanzarían a un paso más rápido. Mucho más rápido. Lo que no sabía el grupo, es que aquella extraña sensación de que eran observados, iba a continuar. La sensación de que en cualquier momento se abalanzarían sobre ellos, iba a continuar. Que no iban a ver más allá de unos pies de distancia. Y que el miedo y la humedad, les iban a acompañar todo el camino. Y es que Canterwall, no es el mejor lugar para vagar solos. 

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08/11/2021, 12:35
Kal Endar

Mierda - exclamaba el guerrero cuando no decía -Rayos y truenos- o rezongaba -necesito un maldito trago.

Ya estaba de mal humor, pero el escaso sol había sido una ilusión y la niebla y dos extraños compañeros era todo lo que tenía para amenizar el día.

Un estudioso rarito y un pío, fervoroso y por supuesto tétrico clérigo de la muerte -magnífico...- rezongó de nuevo. Una cosa era en una antigua prisión encantada, pero ahora el guerrero tenía que lidiar con esas dos personas a cada cuál más rara. Y por supuesto las pocas personas con las que se cruzaban eran ustalavitas, lo que significaba la hospitalidad y sociabilidad de una mofeta, si te acercabas salías asqueado.

La "llamada a la acción" casi fue bien recibida por el guerrero que, aunque no estaba loco y en lo profundo hubiese preferido un viaje tranquilo, veía en los gritos, chillidos y peligros una oportunidad de centrar su mente en algo entretenido.

Coged esta cuerda y enrolladla en un brazo sobre vuestra armadura - dijo el guerrero sacando una cuerda y tomando ejemplo, no quería a nadie perdido en la niebla. Dejó la cuerda lo suficientemente holgada para que no les impidiese moverse si surgía un combate.

Eso no ayudó demasiado a calmar sus nervios, quizá un poco, la pizca que hizo que pudiese dejar de plantearse volver a su hogar real e intentar arreglar las cosas con su familia. Quizá no era demasiado tarde y un hombre de su talento podría encontrar un trabajo honrado... no, el propio Kal sabía que una vida así le consumiría.

¿Qué es eso?- sus pensamientos se interrumpían constantemente mientras sentía el cosquilleo en la nuca de sus instintos avisándole que había un peligro acechando. Kal tenía unos sentidos e instinto bastante agudos, lo que implicaba que confiaba mucho en ellos y sentía una frustración muy grande cuando no podía encontrar el origen de esa sensación.

Clérigo, ¿no puedes hacer nada con esta niebla?- dijo cuando llegaron al camino y la sensación de ser observado permanecía, aún no tenía ni idea de que podía hacer exactamente Sebastian, además de ser un combatiente mediocre y distraerse constantemente incluso en los momentos más importantes, lo que hacía que Kal le tratase patentemente como alguien de segunda, a diferencia de Silas que había demostrado su valía en múltiples ocasiones.

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08/11/2021, 12:53
Silas Bedford

Dirijo una sonrisa cansada y comprensiva al guerrero. El pantano suele causar ese efecto en los luchadores, la niebla y la permanente sensación de ser vigilados los saca de quicio a todos sin excepción.

- ¿Como qué, Kal? Me temo que la meteorología no es ámbito de Pharasma. Además ¿no crees que si hubiera podido hacer algo lo hubiera hecho? Me temo que vas a tener que aprender a convivir con la niebla mientras camines por Ustalav, suele ser el viajero más común.

Pateo con fuerza el suelo para sacudir el agua de las botas a la vez que musito una rápida oración de agradecimiento a Pharasma por habernos guiado sin percances al camino.

- ODIO viajar por el pantano, las historias de la gente que desaparece y la puñetera niebla hacen que se me erice el vello de la nuca. Vamos a necesitar una buena hoguera esta noche para secar las botas. Y cuando lleguemos a las estribaciones de las montañas me temo que no mejorará mucho, un viento que corta como una cuchilla y si tenemos suerte (de la mala) orcos.

 

 

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09/11/2021, 20:50
Sebastian

El Soleado día duro poco, ya que pronto fueron envueltos por una espesa niebla que apenas les permitía ver unos metros. Sebastián saco su libro de notas y comenzó a escribir sobre la extraña meteorología que había en aquel lugar y lo sosos que eran los lugareños con los que se habían cruzado. Pero pronto tuvo que desistir, ya que la niebla aparte de espesa era muy húmeda y la tinta comenzaba a correrse y marchar más de la cuenta el libro.

- Maldita sea, imitó al guerrero maldiciendo, aunque por motivos diferentes. Guardo su preciado libro antes de que acabara todo oscurecido...

Cuando Kal le paso la cuerda, Sebastián se limitó a hacerle caso. No entendía el motivo de llevarla, vamos ni que se fueran a perder por culpa de la niebla, algo que en la mente estadística del Doctor era poco probable, pero tampoco quería llevarle la contraria, más ahora que parecía que estaba de bastante malhumor. Aunque pensándolo bien, casi siempre estaba de malhumor...

Cuando divisaron El Castillo de Andachi, Sebastián lo vio como un posible lugar para pasar la noche, vamos mejor que dormir al raso, por lo que hizo una sugerencia a sus compañeros.

- ¿Que os parece si intentamos llegar al Castillo, parece un buen lugar para pasar la noche no creéis?

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11/11/2021, 08:36
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Como si fuera una señal a las palabras de Sebastián, una señal de mal agüero, en el momento en que terminó de hablar, una bandada de cuervos salió volando desde uno de los árboles cercanos. Los córvidos volaron tan bajo que pasaron al lado de los héroes, casi como empujándoles en dirección opuesta al castillo. 

Parecía como si los muertos les avisaran de que allí no era un buen lugar al que entrar. 

En cualquier caso, Silas había escuchado hablar numerosas veces de que el castillo estaba encantado. Y unos días atrás, ellos mismos habían escapado a duras penas con vida de una prisión encantada. Habían perdido a tres compañeros durante esa incursión. Y lo cierto era que no podían exponerse de nuevo a algo como aquello. 

 Pero también era cierto que era tarde, y que pronto tendrían que descansar. La experiencia de Kal, que había viajado mucho por carretera, le decía que lo mejor era buscar un claro dentro del bosque, donde poder montar campamento. Pero la mera idea de alejarse del camino e internarse de nuevo en la niebla... Un rápido vistazo le bastó para descartar la idea. 

Las ramas parecían carbonizadas, eran de un color negro que claramente era antinatural. Los extremos parecían acabar en garras, que se estiraban como si trataran desesperadamente de agarrarse a algo. Incluso daba la sensación de que algunos se movían. 

Kal llamó la atención a Sebastian sobre un cuerpo tendido al lado de la carretera. Era un cuerpo de algún animal muerto hacía ya algunos unos días, por lo que pudo deducir el alquimista. Estaba roído y en gran parte del mismo asomaban los huesos, algunos de los cuales habían sido limpiados con no excesivo cuidado. Seguramente había sido festín de cuervos, lo que explicaría por qué había tantos allí reunidos. 

Sin embargo, por mucho que lo miraron, no fueron capaces de averiguar qué clase de criatura había matado al animal. Pero, en cualquier caso, desearon que estuviera lo más lejos posible. 

Siguieron dando pasos y de pronto Kal detuvo de nuevo al grupo. Sebastian iba a protestar, pues sentía la necesidad de acampar cuanto antes, pero entonces también fue capaz de escucharlo. 

Eran gritos, pero no gritos de auxilio, eran gritos de,... adultos discutiendo. Y venían de la zona que estaba justo delante de ellos, a un lado del camino.

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11/11/2021, 09:47
Silas Bedford

- Ni hablar, Sebastian, no pienso acercarme al castillo. Lo que habita allí hubiera hecho palidecer a lo que nos encontramos en la prisión. Prefiero aguantar frío por acampar al raso que dormir allí dentro, aunque esté más resguardado. Además, el castillo está en la frontera con las tierras orcas. Te aseguro que tú tampoco quieres acercarte allí. Lo mejor sería buscar una posada para evitar dormir fuera, pero dudo que tengamos ninguna cerca. Yo buscaría un sitio pegado al camino.

Claro que el animal muerto que encontró Kal un poco más adelante no reforzaba precisamente mi propuesta, así que continuamos caminando un rato, más por dejar el cadáver atrás que por aprovechar la luz del día.

 

Eran gritos, pero no gritos de auxilio, eran gritos de,... adultos discutiendo. Y venían de la zona que estaba justo delante de ellos, a un lado del camino.

 

¿Qué diablos? ¡Vaya gritos!

La curiosidad (y la precaución) me hacen aguzar el oído para intentar escuchar lo que gritan antes de llegar a su altura.

- Tiradas (1)

Motivo: Percepción (escuchar)

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+4)=19 [15]

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11/11/2021, 11:15
Sebastian

Cuando la bandada de cuervos se abalanzo en su dirección, el alquimista, de forma instintiva, cogió una de sus bombas. Por suerte solo hicieron una pasada, en una extraña maniobra. ¿Quizás les querían hacer entender algo? se preguntó mentalmente mientras siguió a la bandada con la mirada hasta que desapareció en la niebla.

Sebastián entendió las palabras del clérigo y asintió. Quizás en otro momento tengan la oportunidad de conocer mejor aquel lugar, pero ahora tenían otras cosas entre mano y no podían entretenerse.

El grupo encontró un animal muerto y despedazado por algún tipo de depredador. Sebastián lo inspecciono con sumo cuidado, pero se encontraba en tan mal estado, que no pudo averiguar que le había causado la muerte, quizás si tuviera algo más de tiempo y en un lugar adecuado, pero no era el caso.

Dejando atrás el animal muerto y mientras ya estaban pensando donde acampar, una discusión llamo la atención del grupo de aventureros. Se detuvo y miro a sus compañeros, en particular a Kal. Sebastián se hubiera acercado alegremente al sentir las voces, más teniendo en cuenta un lugar tan sombrío, pero le daba miedo la reacción de su Kal, siempre tan gruñón.

 

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11/11/2021, 11:35
Game Master

El día estaba medianamente despejado, y el silencio del bosque era tal, que generaba una extraña sensación de soledad y nerviosismo. No obstante, y aunque escapaba a todos los fenómenos de la ciencia, la niebla era tan densa que parecía amortiguar el sonido de las palabras. Lo único que distingues con claridad es: 

- "...ir,... parte de la familia...shhhhhhhhhhhh"

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11/11/2021, 13:29
Kal Endar

A la respuesta del clérigo soltó un gruñido y dijo con una sonrisa torcida -podríamos raptar a una buena moza en el próximo pueblo, para mejorar la compañía.

Después de su oración añadió -consideramos la suerte como algo contrario, unos orcos servirían para que entrásemos en calor. En mis tierras todo lo que hay son piratas, bandidos, bastardos y locos. Pero la mayoría intentarían evitar muertes inútiles ante un grupo fuertemente armado y...

Y no iba a ir a ese castillo salvo que se viese obligado a ello. Y consideraba como una obligación algo muy perentorio como una muerte inminente, que no era el caso.

Por supuesto incluso el buen humor que una sana discusión verbal podía traer se apagó cuando surgieron los cuervos, pero los finos sentidos del guerrero se alertaron aún más cuando olió la podredumbre y encontró al animal. Nada salía bien en esta maldita nación ni era como debía ser.

Aún así ésta vez pudo sorprender a Sebastian, cierto es que Kal llevó la mano a su espadón e hizo un gesto de silencio a sus compañeros, pero también que se acercó en dirección a las voces intentando al igual que Sebastian distinguir algo y de paso alcanzarlas por un sitio donde pudiese visualizar quienes y cuántos eran antes de meterse en la boca del lobo.

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11/11/2021, 13:49
Game Master

Kal se adelantó, seguido de cerca por Sebastian. Silas se había quedado un poco rezagado, pues era consciente de que su armadura era muy ruidosa y llamaría la atención. 

Los ojos y oídos del semielfo estaban muy entrenados, y sabía que podría sacar provecho de ello si se acercaba lo suficiente. Ver sin ser visto. Escudriñar desde las sombras. 

Se adentró un poco en el bosque, y tal y como temía, daba la sensación de que las ramas se abalanzaron sobre él para agarrarle y atraparle. Sin embargo, no dejaba de ser eso, una sensación. Pero una sensación tan horrorosamente escalofriante que, aun sabiendo que nada se movía, impedía apartar la vista de aquellos árboles bajos. 

En un pequeño claro pudo distinguir al grupo que discutía. Por suerte para Kal, fue lo suficientemente sigiloso para que nadie se percatara de su presencia. Estaban distraídos discutiendo entre ellos y ese factor también fue importante. Una mueca de extrañeza y sorpresa se formó en el rostro del guerrero cuando pudo distinguir la escena. 

En semicírculo había nueve vagonetas cubiertas varisias. Kal las conocía perfectamente, pues había viajado más de una vez en ellas. Sin embargo, estas vagonetas estaban pintadas de un modo muy llamativo y en ellas se representaba a los artistas de un espectáculo bajo el lema: "Crooked Kin, el mayor gabinete itinerante de curiosidades de todo Ustalav".

Cada una de las vagonetas estaba abierta tanto por la puerta delantera como por la trasera, dejando intuir cómodas estancias en su interior. A un lado, cerca de las vagonetas había varios caballos, de aspecto débil pero sano; un par de perros goblin encerrados en jaulas, una rana gigante y un morlock. En el centro del hemiciclo había doce personas, a cada cual más extraña. La mayoría de ellos tenían una gran variedad de discapacidades físicas y deformaciones, que les daba al mismo tiempo un aspecto exótico y aterrador a partes iguales. 

En un rincón había, agazapadas, dos chicas aparentemente jóvenes. No tenían prácticamente pelo y tenían la cabeza completamente deformada. Estaban llorando, abrazadas entre sí. A su lado, lo que parecía un licántropo infante, aullaba al son de los gemidos de las niñas. Y justo a su lado había otras tres personas. Una de ellas medía casi siete pies de alto, y tenía una gran barba que le llegaba casi hasta la cintura. La otra era una mujer que trataba de consolar y abrazar a las niñas... y con sus cuatro brazos las abrazaba a ambas a la vez. Y la tercera persona era, aparentemente, un hombre cuya cara quedaba tapada por una capucha de color violáceo. 

Un poco más alejados, el resto habían formado dos grupitos, que parecían ser los que estaban discutiendo. Uno estaba formado por un hombretón enorme de casi 8 pies de alto y extremadamente feo, y a su lado otro hombre, de piel oscura, al que le faltaban las piernas y los brazos, pero que hablaba con gran elocuencia. 

Enfrentados a estos estaban un jorobado, pero con enormes brazos que denotaban su fuerza, y tres chicos jóvenes, con la cara pintada de blanco, pero con ciertos detalles que les daban un aspecto amenazador y peligros, y que parecían moverse de manera sincronizada. 

- Tiradas (2)

Motivo: Sigilo

Tirada: 1d20

Resultado: 17(-2)=15 [17]

Motivo: Escuchar

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 11(-4)=7 (Fracaso) [11]

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11/11/2021, 16:53
Kal Endar

El guerrero se movía con un sigilo sorprendente para alguien recubierto de placas metálicas rechinantes. En su época de cadete en el ejército recordaba que se decía que la armadura debía acabar siendo una segunda piel. Incluso se contaba que el Capitán con su armadura de mithril podía moverse tan sigiloso como el mejor de los exploradores y flotar en el agua como si no llevase ropa.

A Kal aún le quedaba mucho para eso, pero estaba dispuesto a intentarlo. Claro que antes se estaría planteando quemar todos los malditos árboles de Ustalav, ¿qué demonios hacían los druidas que no venían a arreglar esto?

Seguramente si viniesen les gustaría y harían que en otros sitios fuese igual, neblinoso y tétrico.

El caso es que Desna, Cayden Cailean o algún otro dios de la suerte velaba por él, había logrado acercarse lo suficiente y la penumbra no era un problema, así que escuchó y observó con cautela. Lo que vio no le sorprendió por la forma sino por la cantidad. La gente deforme muchas veces acababa exiliada, si no formalmente, si de facto. Y para protegerse y sobrevivir acababan en caravanas, eso los afortunados.

Ver tantos juntos implicaba algún asunto distinto, o a lo mejor era para protegerse. Si... era lo más probable.

Kal decidió que no eran una amenaza, si acaso todo lo contrario, por lo que sacudió la armadura un poco lo que hizo ruido ostentoso y dijo con voz clara -que Cayden Cailean os bendiga en vuestro camino viajeros.

Eso daría también a Silas la idea de que por lo menos el guerrero no los juzgaba una amenaza y los deformes tendrían tiempo para aceptar su presencia desde la distancia y no asustarse por un guerrero que surgía de la nada.

De hecho sentía cierto buen humor, por lo menos tendría gente nueva con la que hablar, aunque ninguna de las mozas parecía adecuada a los gustos del guerrero, la suerte rara vez sonreía del todo.

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14/11/2021, 11:47
Sebastian

Sebastián siguió a Kal de cerca, adentrándose en el tenebroso bosque. Intento en vano evitar las ramas, pero estas parecían tener vida propia y recibió algún que otro arañazo, aguantarse las quejas, para no ser escuchados.

Cuando vieron los carromatos y los extraños humanoides deformes, se quedó de piedra, más cuando Kal se presentó alegremente, como si no pasara nada. No tenía nada contra gente, digamos, con rasgos extrovertidos, más cuando él se transformaba en Mister Hannibal y encajaría la mar de bien con ese peculiar grupo, pero también sabía que muchos de ellos tenían trastornos mentales y impredecibles, por lo intentó no parecer hostil y quedándose bastante atrás, saludo tímidamente con la mano.

- ¿Que tal están? Pasábamos por aquí y escuchemos unas voces...

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15/11/2021, 09:28
Game Master

Al avanzar hacia ellos, aunque fuera en una posición claramente amistosa, el hombre de la capa violácea dio un paso hacia vosotros. 

- ¡Atrás! ¡Las manos donde pueda verlas! - gritó con un marcado acento del oeste* -Varisia está al oeste-, que a Kal le sonó en los oídos como melódico y familiar. Si bien era cierto que el origen del guerrero no era aquel, pues era un Ulfen y estaba más acostumbrado a hablar skald que varisio, había pasado mucho más tiempo con varisios que con ustalávicos, y estaba más acostumbrado al acento que tenía Sebastián, o aquel hombre, que al que tenía, por ejemplo Silas o que se usaba comúnmente en aquellas tierras. 

Poco se le podía ver del rostro, pues la capa tenía una capucha que le cubría parte de la cara, pero se podía apreciar que tenía rasgos de ascendencia élfica. Si es que no era directamente un elfo. 

- ¡Tranquilo, Talathel! - gritó una voz desde una de las carretas. 

De ella bajó un extraño hombrecillo. Era albino y tenía la piel muy clara, casi transparente, y todo el pelo de un color blanco como si el miedo hubiera teñido cada vello de su cuerpo. El pelo de la cabeza le caía por la espalda hasta la altura de las corvas y, sin embargo, salía de un gran sombrero de copa de color rojo que tenía puesto. Igualmente, portaba un abrigo rojo, muy largo, con ribetes dorados y pantalones a rayas. 

Otro aspecto que llamó la atención de Kal, era que tenía los ojos de un sangriento color rojo. 

Notas de juego

*Recordatorio: Aunque el idioma común es el Taldano en todos los sitios, vosotros os comunicáis en Varisio. El idioma Varisio es el materno de Sebastian, de Silas y de Talathel. Aunque el de Sebastian y Talathel suena mucho más melódico, como más cantado, y el de Silas hace mucho hincapié en las "erres" y suena mucho más "ruso-rumano", para que nos entendamos.

Kal habla varisio porque ha viajado mucho tiempo en caravanas, haciendo de guardaespaldas. Pero realmente es el que más acento tiene porque es una persona extranjera hablando el idioma de la zona. Es cierto también que muchos en Ustalav usan el Taldano (especialmente en las ciudades) y el Skald (en las zonas del norte, pero más en la zona Este, vosotros estáis en la Oeste del país). 

P.D. El Taldano os lo doy a todos de manera gratuita. Que ahora que caigo no sé si lo tenéis todos en la ficha. Deberiais tener mínimo Taldano y Varisio (que como dije es el "Común" de mi partida).