Partida Rol por web

-Espera... Esto huele mal... Entonces... Entonces debemos asumir que esa garra hace algo malo. Y si es así, Kenneth y Loren también son una amenaza. 

Comentó. Estaba suponiendo demasiado, lo sabía, pero había que intentarlo.

-Yo voy a votar por Hikari. ¿Qué harás con esas pastillas? ¿Qué harás hoy, entonces? Podemos probar por dejar a alguno de ellos perdiéndose una noche, y ver qué ocurre. Deberíamos seguir la corriente, un poco. ¿Puedes usar tu poder en alguno de los chicos que he mencionado antes? Hikari es sin duda una asesina, no lo pongo en duda ni por un segundo. Es lógico que fueran a por ella, su voto contaba por dos... Y la verdad es que me fío bastante de su palabra. Pero no se si llegaríamos, nosotros dos solo, a ser suficientes para llegar a  acabar con la asiática.

Se quedó pensativo.

-Ahora no se si ir a hablar con Kenneth. Si tengo razón, me estará esperando para sacar información de si realmente se algo.

Sus temores de que las resucitaciones podrían traer algo extraño se confirmaron al oír a Andy. Claro que el hecho de que fuera otro quien los traía de vuelta no tenía que ser necesariamente algo malo, por mucho recelo que tuviera Amanda al respecto.

-Sí, no sé nada sobre los resucitados ni si es bueno o malo, pero la amenaza directa en caso de ser algo malo sería el sujeto que les ha traído de vuelta... quizá incluso si este muriera los que han vuelto vuelvan a ser lo que fueron antes- si es que no lo eran ya- incluso con suerte, de ser así, podría haber muerto esta noche.

Dada la cantidad de gente que había muerto esa noche no era nada improbable que hubiera muerto el responsable de la "garra", más teniendo en cuenta que aún no había resucitado nadie el día de hoy. Al contrario que los días anteriores.

-La pastilla prefiero usarla con uno de los que no haya muerto aún y vuelto a la vida, del que sospeche que pueda ser algo malo, quizá a Alec, el ruso o Kingsley- ese último era alguien del que ella sospechaba personalmente- los que ya murieron seguramente vuelvan a decirte lo mismo que antes, no creo que aporte nada nuevo, aún en el caso de que alguien les hechizara para que dejaran de estar muertos. 

Y ahora tocaba el tema de las votaciones.

-Siguiendo tu consejo, voté a Hikari, pero es cierto, solo dos personas no hacemos demasiado. Más aún después de que abiertamente solo señalaras al ruso y no a ella... Creo que como muchos ya saben lo tuyo con los muertos eres alguien de confianza, y un objetivo para los asesinos. Lo que digas a vista de todos sería muy útil para las votaciones, seguramente muchos te seguirían. Sin duda, yo también te apoyaría si decides señalar abiertamente a Hikari. o, si quieres, podemos cambiar al ruso, pero sería mejor ir a por los que más convencidos estamos para no equivocarnos.

-De acuerdo, esto es lo que voy a hacer.

Suspiró una vez mas y empezó a hablar.

-Voy a desvelar mis capacidades a todos. Voy a hablar de la revelación de Keelin, y voy a hablar de todo lo que se. Espero poder contar contigo por si las cosas se tuercen. Hasta ahora me he ganado la confianza de algunos así que, con un poco de suerte, me creerán. Pero esta noche las posibilidades de que muera serán bastante elevadas.

La miró de nuevo a los ojos.

-Cuento contigo para que, si me pasa algo, llegues hasta el final de todo esto. Si me pasa algo significará que me estoy acercando peligrosamente a la verdad. 

Asintió a las palabras del detective, le apoyaría cuanto hiciera falta.

-Puedes contar conmigo, como he dicho antes, te apoyaré. Con suerte habrá un asesino menos esta noche o sembraremos la semilla para que muera pronto- cabía la posibilidad de que Andy hubiera sido engañado por la muerta de la noche anterior, pero decidió apoyarle igualmente- y si te pasase algo... no olvidaré tus palabras y lo que has hecho.

Aunque ella también temía por su vida, dado el número habitual de muertos era posible, más aún si alguien que no debía se enteraba de lo que podía hacer. Incluso puede que alguno creyera que había sido Amanda la que le habló de Hikari al sacar el tema después de su reunión.

-Si quieres hablar con alguien más para sacar algo en claro, puedes hacerlo. Creo que nos hemos dicho ya lo más importante.

-De acuerdo entonces. Marcharé a hablar con Vernell....

Comentó, dándole la mano. Cuando la estrechó, la miró a los ojos y le dijo.

-Mantente viva, por favor. Eres una de las pocas posibilidades de salir vivos de aquí.

Tras aquel momento, se dio media vuelta y salió de la habitación, esperando estar obrando como debía.

Uso la poción del ilusionista con Alec.

Había llegado el momento de usar la poción que el grito de aquella muñeca había hecho llegar a ti y la usarías con uno de los más aparentemente inocentes del hotel: Alec, aquel chico tímido que siempre estaba cerca de Esther. Tal vez esto era lo que te había llevado a tomar la decisión.

Bajo el amparo de la noche, te acercas a hurtadillas al salón principal, asegurándote de seguirlo hasta allí sin ser vista. Esperas a que el joven se quede dormido y vas con cuidado. Debías confiar en que funcionaría, así que te acercas a él despacio, tal y como hiciste con Benén, abres su boca y haces que se tome la poción, dejando sólo una gota en la pequeña botella.

El chico trata de pelear pero finalmente se la traga y sus ojos se abren de golpe, sus pupilas están totalmente dilatadas y su cuerpo comienza a convulsionar. La reacción de su cuerpo era muy similar a la de Benén, lo que hace que te preguntes si realmente no has matado al chico. Te da miedo pensar que lo hayas hecho, así que esta vez te quedas a ver qué sucede con él. Cuando las convulsiones se detienen, sus ojos están totalmente abiertos y su cabeza está hacia un lado. Su piel perdió su color y cambió a un gris pálido, llenando de preguntas y temores tu mente. Revisas sus signos vitales y no los sientes. ¿Será la poción o sí había muerto? Por una fracción de segundo, pudiste sentir un débil latido de su corazón. No sabías cómo ni por qué pero lo habías logrado.

Marchas a tu habitación para esperar el resultado de tu estrategia y tomas la última gota de la poción que había allí para comenzar a sentir un terrible dolor en tu ojo derecho. Por poco, te tropiezas con la cama, por lo cual decides sentarte mientras el dolor pasa y allí es cuando el dolor se va haciendo menor y te das cuenta que estás mirando a través de los ojos del chico. Ves cómo se mira las manos pero éstas son de una muñeca desgastada y sucia, al igual que muchas otras muñecas que se encuentran allí y todas son como los huéspedes caídos. Habías logrado tu cometido y ahora, tendrías un día entero para espiar a los muertos.

Era mucho lo que lograbas ver a través de los ojos de Alec y continuabas concentrada en esa tarea pero una extraña sensación roba tu concentración por unos segundos.

Una cálida sensación te rodea y aunque tratas de descubrir su origen, no puedes verlo. Algo estaba sucediendo, algo se aproximaba, podías sentirlo. Volteas la cabeza súbitamente y ves una pequeña esfera de color blanco flotando frente a ti. Esa era la que emitía esa tranquilidad y calidez. Estiras tu mano hacia ella para tocarla y con el contacto, se disuelve con tu mano, entrando hasta tu cuerpo y volviendo a salir. Ves cómo va cambiando de color poco a poco, hasta tornarse roja y su tamaño se va recudiendo, hasta quedar del tamaño de una píldora, la cual era idéntica a la que habías utilizado para acabar con la vida de Benén. Alguien te la había devuelto pero no sabías quién. Habías recuperado la parte de tu poder que te permitía cegar la vida de alguien.

Los días iban pasando y Amanda se iba haciendo algo más fuerte. No es que aguantara las locuras que allí ocurrían, pero lo hacían tan a menudo que hacía más fácil el acostumbrarse. Así que cuando vio en sus manos dos píldoras más, las que había gastado, cerró su puño con ellas dentro y se hizo una promesa.

-Las utilizaré para acabar con todo... o por lo menos lo intentaré.

No esperaba acostarse pronto esa noche, tenía trabajo que hacer. Hoy había muerto nathaniel pero también sospechaba de Efraín. No sabía si sus votaciones y asesinatos estaban siendo acertado, pero le colgaran si no creía que estaba haciendo lo correcto, erradicar el mal.

Al igual que la noche en la cual acabaste con la vida de Benén, vas hacia Efraín con cautela para obligarle a ingerir esa píldora que le daría la muerte. Te acercas y cuidadosamente, le das a ingerir esa píldora, mientras su cuerpo reacciona de manera muy parecida a la de Bénen. Las contracciones violentas en su cuerpo, la mirada blanqueándose y la efervescencia creciente de su saliva, mostrando la lucha del cuerpo por salvarse, pero sin éxito. Esta vez, habías cegado la vida de Efraín y al recordar la experiencia con Alec, revisas sus signos vitales antes de volver a tu habitación a descansar pero no los sientes. Con esta última certeza, te diriges a tu habitación convencida de haber logrado tu objetivo.

En el camino te sientes observada y comienzas a apresurar el paso para no ser alcanzada. Abres la puerta de tu habitación y la cierras con rapidez. Te recuestas en tu cama, aún agitada por lo sucedido y tratando de calmarte cuando sientes un brazo rodeando tu cuello y un cuchillo atravesándolo. Antes de tener tiempo de gritar, te sientes asfixiada y con la respiración alcanzada, de tu garganta no sale ningún ruido mientras sientes el fluir de tu propia sangre y la vista nublarse. Poco a poco, la vida desaparecía con cada gota que caía al suelo. Ahora, te despertabas siendo una de esas muñecas marchitas en esa casita de madera con Andy como la única persona de pie. Ya no necesitarías a Alec para ver qué ocurría en ese lugar, sino que lo verías con tus propios ojos.

No era de sorprender que al final le tocara a ella. Todas las noches moría alguien, más de uno en realidad, así que finalmente le llegó el turno. Sin embargo, le pareció curioso que fuera cuando Andy contó en la casa de madera lo de sus poderes cuando ella cayó. ¿Se había enterado algún vivo? ¿era casualidad?

Nada de eso parecía importar ahora, mientras agonizaba la chica supo que las cosas se ponían mal para ella. Pero aún no habían terminado, no si de ella dependía. Con su último suspiro miró sus píldoras e intentó llevarse una a la boca, una que hasta ahora no había utilizado. ¿Le daría tiempo para tragársela antes de morir? Esperaba que sí.