Partida Rol por web

- Sería más útil en la base, si hay un altercado siempre podrán traer los heridos aquí, pues si voy con uno de los grupos dejare al resto sin mis servicios.- No quiero irme afuera a sabiendas de que este Gulak abandonado puede ser un nido de desertores o bandidos, además creo que mi propuesta es de lo más racional.

Sargento Kovalevskii, permiso concedido. Recargo mi arma y ajusto mis ropas de abrigo. Ya no era tan joven como antes pero entendía que los hombres necesitaban hacer esto por si mismos. Y ¡Por la madre patria! Yo también lo necesitaba...

Sargento Blochistev. Mantenga a sus hombres atentos. Perimetro defensivo. Encontraremos un lugar adecuado para pasar la noche. Aunque dudo que ahí exista nada adecuado...

El sargento Kovalevskii se adentra en el poblado abandonado acompañado de su pelotón mientras se reparten en formación estando cada soldado a unos cuatro o cinco metros del siguiente. Tras un rato observándolos se pierden de vista mientras el otro pelotón a cargo del sargento Blochistev se encarga de la vigilancia de los vehículos así como recoger madera y otros materiales para encender una fogata para combatir el frío mientras los dos conductores revisan los vehículos.

Pronto empieza a oscurecer y acabáis cerca del fuego para calentaros mientras se crean otras pequeñas fogatas. Apenas ha pasado una hora cuando vuelve el sargento kovalevskii afirmando que el lugar parece estar desierto pero las casas no están en buen estado y han sido más que saqueadas ya que faltan tablones, vigas y otros materiales relativamente útiles.
Al menos entre las viviendas aún quedan algunos muros de piedra o madera que os permitirían pasar la noche a una mejor temperatura.

El primer camión esta en mal estado, el segundo esta bastante mejor, ambos conductores están todavía trabajando en el vehículo dañado y no han acabado aún de solucionarlo. Al menos parece que podrías llegar hasta la central de maquinaría jarkov 37 con él, otra cosa es si aguantará lo suficiente como para poder volver con él.

-Pasar la noche al raso no es la mejor opción, pero al menos aquí estaremos un poco más guarecidos que en la ruta.- dice Petr y luego levanta la voz para que le oigan los conductores -Si aseguráis que llegaremos a la central sin problemas nos vamos. En caso contrario pasaremos la noche aquí y partimos mañana con la primera luz del día.-

Me acerco a la hoguera más grande de todas y alli doy por acabada la ración de la noche. Prefiero estar comido no sea que tengamos que volver a la acción y no pueda comer después. Cuando escucho a Petr espero que las respuestas de los conductores sea afirmativa y podamos movernos. Dormir al raso preparados o no, no es precisamente algo que beneficie a mis pobres huesos.

Sin apartarse de la hoguera mas grande y tiritando un poco por el frío del lugar, Dugov se pronuncio sobre el asunto. Aun que era de esperar lo que iba a decir.

-Yo voto por descansar aquí y ya, cuanto antes mejor. Antes nos acostamos, antes nos despertamos y podemos partir... Gastar tiempo y esfuerzo ahora va a ser peor después de todo lo que hemos pasado.

Y bueno, mis ganas de viajar mas estan por los suelos... Ya mañana.

Los conductores son soldados rasos acostumbrados a recibir ordenes y no a que les pregunten su opinión.
- Carretera comarcal de poco tránsito desconocida, de noche y con estos vehículos. Mejor mañana con luz de día.

El perímetro ha sido asegurado, los soldados se acercan a las fogatas a la espera de recibir la orden de montar el campamento o seguir el camino.

-Bueno... parece que habrá que quedarse aquí.- dice Petr a sus compañeros en un tono que deja entrever la desgana y el hastío. Y continúa con una voz más alta y marcial diciendo severamente a los conductores -Si decís que mañana, mañana será. Pero yo mismo revisaré esos motores para ver si no podíamos haber partido ahora mismo.-

Asiento a las palabras del Comisario. Buen trabajo soldados -animo a los hombres del sargento Kovalevskii.

Pongamonos en marcha. A ver si estamos instalados antes de morir de frío.

Los enfermos por cansancio o por congelación luego seran cosa mia... Pero es lo que tienen los oficiales que siempre andan creyendo que sus ideas "luminosas" harán que la misión vaya mejor. Callo y espero que el maldito trasto no este funcional.

La noche cae sobre vosotros cuando aún no estáis instalados pero al menos os ha dado tiempo a preparar la mayor parte del campamento. Los soldados forman tiendas de campaña y os distribuís por el poblado disponiendo de cobertura que os cubre del frío viento, de la nieve y de los terrores que puede haber por estas tierras.

Pronto se organizan turnos de guardia por parte de los sargentos pero os percatáis de que cada pelotón hace sus propios turnos. Tal vez sobren ojos vigilando pero al menos así podréis dormir mejor.
Junto a las fogatas que se alzan aquí y allá empiezan a surgir calderos y ollas que calientan un poco de caldo para ofrecer una cena ligera pero caliente a la que nadie le hace demasiados ascos. La vida es dura en la fría estepa pero al menos hoy podéis tomar algo de comer... no como la gente de la aldea que habéis dejado atrás.

Luego de terminar la frugal cena militar, y añorando la comida que hubiese tenido de no haber tenido que salir en esta puñetera misión. Para paliar un poco el frío, el aburrimiento y la mala uva pensando en la cena perdida, Petr saca de entre sus cosas una botella nueva de vodka, le da un buen trago y la pasa al resto.

Gracias Camarada Petrovich -digo cogiendo la botella y dándole un trago.

Bebo junto a los demás, no demasiado, lo justo para que mis huesos entren en calor. Me alegra ver que los hombres lo hacen bien. No son pocos los recuerdos, los amargos recuerdos que me trae este lugar. Imagino que a los hombres les pasará lo mismo.

Esperaba estar lo suficientemente lejos del otro Koljos como para que a ningún aldeano le de por seguirlos hasta allí.

Me hago con un rifle Mosin-Nagan, un rifle fiable con años de historia a sus espaldas.

Había permanecido en silencio, observando a los demás y dejando que tomaran las decisiones. Se presagiaba una noche dura por el frío, y habrían muchos ojos vigilantes.

- Avisaros que zona patrulláis no os vayáis a dispararos los unos a los otros – Advertí, era conocedor de las numerosas bajas que causa el “fuego amigo” por las noches.

Por lo demás traté de ataviarme de telas y ropajes, y al tiempo de permanecer suficientemente cerca de una de las hogueras, a ser posible cerca de Dugov y Kopolev. Busqué un cazo en el que echare un poco de ese líquido caliente, intuía que no tendría el mejor de los sabores pero al menos calentaría mis tripas.

Parece que al final no nos movemos, aliviado me caliento en una de las hogueras y como la parte de la ración de la cena... Algo menor por haber dado esa comida al aldeano que seguramente ya ha sido desvalijado. Si llega la botella de Petr le pego un trago, algo que caliente el estomago no vendrá mal en esta fría noche... No se si dormire con los dolores por el frío de la tundra. Ante la exclamación de Alexander le apoyo:- Mejor, que sino luego tendré que remendaros y este lugar no esta precisamente acondionado para ello.-

Tras calentaros al fuego y tomar un caldo caliente el frío se lleva un poco mejor, tampoco demasiado porque sigue haciendo un frío del carajo, pero al menos ahora podéis descansar y estirar los pies.
Disponer de muros os permite estar más resguardados aunque se notan rostros de inquietud entre los soldados y se han ofrecido a hacer guardia los más veteranos. No parecen estar muy cómodos en este lugar.

La primera guardia empieza mientras la gente termina de cenar y se dispone a descansar. Las conversaciones bajan en intensidad y ahora el ambiente es más tranquilo en el campamento. El sueño vence a los más cansados y a los más predispuestos a ello.

-Bueno señores. No me despierten si no es por algo importante.- dice Petr mientras se arrebuja envolviéndose en una de las mantas que había entre los suministros de la tropa se queda sentado sobre su mochila, con la espalda apoyada contra uno de los muros.

Con el estómago caliente y con el bajón de después de la acción uno se sentía algo mejor.

En estos momentos no creía tener nada importante que aportar. Y a no ser que alguien dijera algo transcendente al igual que ya comenzaban a hacer algunos traté de cubrirme lo mejor que pude y poco a poco me fui adormeciendo.

Comparto la inquietud de los soldados, y al menos pasare la primera guardia junto a ellos, de todas formas, no se yo cuanto dormire con este frio, además aunque estamos lejos del pueblo sí, pero estas ruinas no me infunden confianza, por lo que me quedo con los soldados de guardia armado con mi arma y mi botella que me caldea la sangre en esta fría noche.