Partida Rol por web

Como siempre que él me tocaba, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo naciendo en la mano que me estaba tocando. Tras sus palabras, me agaché a su lado, poniéndome en cuclillas, deshaciéndome de su mano con delicadeza
-Mi posición será la tuya, Marcus.- dije mientras posaba mi mano en su rodilla
- Siempre que elijas hacer el bien común te seguiré, pero yo nunca me he considerado un héroe... son todos tan...- dejé la frase en el aire porque no venía al caso y resoplé -Me quedaré contigo, nos protegeremos y protegeremos a Em... vosotros sois mi prioridad...- Me quedé mirándole a los ojos fijamente mientras esperaba una respuesta.

Suspiro, cansado de aguantar tonterías. Demasiada mierda hoy.-Amigo.-digo dando unos pasos hacia el policía que se encuentra más cerca de mí.-Hoy no estoy para juegos.-entonces, de improvisto, saco las manos de los bolsillos, cojo al policía del brazo y del cuello, y emprendo el vuelo hacia el edificio que tenemos justo al lado.

Tu aparición repentina provoca la alarma entre los sicarios de Belmonte. El grandullón deja caer lo que tenía en las manos mientras gruñe apretando sus enormes puños y la mujer mira de arriba a abajo tu armadura, evaluándola con una sonrisas. Sus látigos de roja energía se enroscan alrededor de ella como si estuvieran vivos.

-Tranquilos muchachos, tranquilos -ordena Belmonte. Un hombre de mediana edad, expresión dura y rasgos mediterráneos que denotan su ascendencia italiana-. Así que lo ha oído ¿eh amigo? ¿Y a quién, si se puede saber?

-En ese caso tengo que hacer algunas averiguaciones, preguntar a ciertas personas... mis contactos. Ellos podrán ayudarnos para saber qué tenemos que hacer ¿Podrías cuidar a Em por mí -al final había acabado por adoptar el apelativo que tú le habías puesto a su hermana-. Está como loca por ti. Te adora como una hermana y no podría confiar en nadie más que en ti para que la protegiera. No puedo confiar en mi padre, piensa que todos nosotros no merecemos más que el exilio o algo peor.

Tu repentina acción coge al agente de improviso que no puede reaccionar. Su compañero desenfunda el arma pero antes de que pueda apuntar tú ya has desaparecido. Seguramente estaría llamando por refuerzos. Bah, qué más daba.

-¡¿Suélteme, se ha vuelto loco?! Una vez aterrizáis en la terraza el agente asustado empieza a hablar- ¡Está bien, está bien! ¡Todo el mundo sabe dónde está su casa! ¡Es una mansión enorme saliendo de la ciudad por el puente de Queensboro! ¡En Astoria, frente al Gantry Plaza State Park! ¿¡Para qué quiere saberlo!?

En cuanto aterrizamos en una azotea alivio un poco la presión sobre su cuello y brazo. No quiero matarlo, sólo quiero que me diga lo que quiero saber.-Eso a tí te da igual, amigo. Cuanto menos sepas mejor.-el que todo el mundo sepa donde vive el mafioso de la ciudad y nadie haga nada para acabar con él es un síntoma más de lo inefectiva que es la justicia de esta sociedad. Por suerte, aquí mismo está la vacuna del cáncer.-Dos cosas más y volverás abajo con tu amigo ¿bien? La primera, necesito que me digas si sabes donde está un hombre llamado Mottes. Trabaja para Belmonte. Y segundo, acabo de presenciar hoy mismo como los esbirros de esa escoria liberaban a la Hacedora de Viudas. Supongo que te suena, la trasladaban hoy aquí. Así que estad preparados ¿sí?-se me va a hacer raro no sacarle las tripas después de que hable. La costumbre.

Señor Belmonte ¿Que clase de chivato sería si contestara a su pregunta? Nadie volvería a confiar nunca en mi.- le dije como si no contestar fuera la cosa más evidente - Y además, los dos sabemos que ha sido el mismo que me ha conseguido esta cita.

¿Es cierto lo que oí?

-¿Mottes? No se quién demonios es ese hombre... ¡Espere! ¡Usted es el tipo que andamos buscando! ¡El que asesinó a aquellos hombres en el restaurante y mató a esos proxenetas en el callejón! ¡Seguramente usted también mató a ese camello en Central Park! Lleva días atacando a la organización de Belmonte ¿cierto?

Belmonte esboza una ligera sonrisa...

-Sí, puede que sea cierto, efectivamente... Y dígame ¿por qué habría de contratarle en mi organización?

Pues porque tengo habilidades "especiales" parecidas a las de sus dos chicos - miré a la mujer y al gigantón - y cierta dosis de desparpajo e inteligencia a las que usted podría sacar partido.

Esta armadura no es barata precisamente, pensé en amortizarla robando bancos, pero luego me pregunté porque no trabajas con el mejor. Y aquí estoy, pidiendole al mejor una oferta de trabajo.

Entiendo que el proceso de selección de personal sea más largo, que necesite verme actuar y esas cosas. Pongame a prueba señor Belmonte y decida en consecuencia.

Belmonte parece meditarlo seriamente. Mira hacia su izquierda donde se encuentra la mujer, como pidiéndole consejo silencioso. La belleza pelirroja parece asentir ligeramente. El jefe mafioso vuelve a fijar en ti sus ojos negros.

-¿Quiere ponerse a prueba, eh? Pues parece usted como caído del cielo -se ríe de su propio chiste secundado por su gente-. La verdad es que podría hacer algo por mí. Tenemos un problemilla que queremos resolver. Hay un tipo como usted, con una de esas armaduras tan bonitas, que no ha parado de atacar a mi gente desde principios de mes. Puede que lo haya leído en los periódicos. Incluso intentó evitar que mi pequeña Sasha llegara hasta aquí -dice señalando a la mujer-. Tráigame una prueba de que lo ha matado, no se, su cabeza por ejemplo, y aparte de una sustanciosa recompensa, le dejaré entrar en mi organización ¿Qué le parece?

Me quedo un segundo pensando. Estaba claro que tarde o temprano iban a empezar a buscarme, pero ha mencionado más muertos de los que llevo en mi cuenta.-Amigo, te aseguro que no he matado a ningún proxeneta.-curioso, si lo que dice es cierto, hay alguien más limpiando la ciudad del único modo efectivo. O quizás es casualidad, un ajuste de cuentas o algo. No importa.-No diré nada más.-me importa tres mierdas si deducen que yo maté a esa gente. Si fueran inteligentes me dejarían campar a mis anchas y no me buscarían las vueltas.-¿Has tomado nota de lo que te he dicho antes?-no quiero que por esta distracción se olvide de que la zorra anda suelta. Aunque ineficientes, prefiero que los policías estén alerta.

Leí lo de Sahsa, pero el periódico no hablaba de ningún compañero de hojalata, solo de dos mutantes implicados. Pero...¿Porque no? Aunque necesitaré más datos, como comprenderá no voy a ir por los cielos de Nueva York reventando armaduras hasta que por casualidad encuentre al que usted busca.

Tras sus palabras apreté con fuerza la mano que estaba en su rodilla y le sonreí con cariño -Claro que la cuidaré...-apoyé ambos codos sobre su pierna y puse ambas manos bajo mi barbilla. -Marcus... - dije fijando mis ojos en lo suyos -...la familia es muy importante... es algo que no se entiende hasta que la pierdes...- tragué saliva para evitar que las lágrimas salieran de mis ojos al recordar a mis padres -...no hagas ninguna locura...- me levanté de golpe y di varios pasos hacia atrás nerviosa -...aunque... no seas mi familia... me encargaré de proteger a la tuya mientras estés fuera...-enlacé mis manos detrás de la espalda y asentí con la cabeza con una sonrisa nerviosa. La idea de que Ángel y yo fuéramos a salir en plan héroes por la ciudad salvando gente de posibles peligros me ponía nerviosa y no era capaz de ocultarlo.

-Sí, sabemos que esa tía loca ha escapado. Otro mutante chalado como vosotros, con complejo de dios y campando a vuestra anchas. Pero alguien os tendrá que parar los pies algún día. Si no podemos nosotros, alguien lo hará...

-Pues créame que es otro tipo que usa los mismos mecanismos que usted -aseguró Belmonte- ¿Más datos? ¿Y qué más datos quiere? ¿Ha sabido dar conmigo, no? Supongo que también podrá dar con ese tipo. Esa es su prueba señor tecnificado. Lo toma o lo deja...

Ángel se levantó lentamente y se acercó hasta ti. Con una de sus manos te levantó la barbilla para poder mirarte a los ojos antes de besar delicadamente tus labios.

-No te preocupes, no me pasará nada... Nunca me has hablado de tu familia ¿Está...? -no quiso continuar.

Aquel beso me pilló desprevenida y mi cara se encendió desmesuradamente. Me aparté involuntariamente y me giré un poco para ocultar mi cara. Le miré de reojo mientras intentaba refrescar mi cara con las manos, las cuales siempre estaban frías. Me parecía curioso que, cuando me sonrojaba por culpa de Ángel, cuando se me acercaba o me acariciaba o, como entonces, me besaba repentinamente, era capaz de sentir el frío de mis manos al tocarme las mejillas. Normalmente no era capaz de notar el frío pero en aquellos momentos fugaces sí podía, al menos notaba lo frías que tenía las manos. 

Cuando nombró a mi familia me puse blanca. Me giré para mirarle a los ojos y fue notable que aquel tema me dolía. 
-Mis... mis padres me abandonaron... cuando empezaron a crecerme las alas... me tenían miedo...- la última palabra sonó entrecortada pues intenté que no brotaran lagrimas de mis ojos al recordar aquello. Carraspeé y sonreí, aunque aquella sonrisa se veía un poco falsa, sobretodo al acompañarla con la frase "pero estoy bien".  

Ángel se apartó un poco cuando Loren se giró. Temía haber llegado demasiado lejos con aquel beso pero es que sentía tanta atracción por esa pobre chica que no había podido contenerse. Mentalmente se daba de cabezazos en las paredes e incluso retrocedió un par de pasos.

-¿Y no has intentado nunca...? No sé ¿volver a verles?

Lo tomo, señor Belmonte. Me pondré en contacto con usted cuanto tenga entre mis manos la cabeza el otro tecnificado que sobrevuela Nueva York.- Enciendo mis reactores para echar a volar aunque antes de hacerlo bajo la intensidad de los reactores para decir una cosa más.- Una cosa más señor Belmonte. Si, como presupongo, no soy el único con la misión de acabar con la otra armadura, sería tan amable de darles mi descripción. No me gustaría ir volando por ahí y encontrarme un misíl siguiendome a mí en lugar de seguir al otro.

Salí volando el allí con la cabeza hecha un lío en dirección hacía el cielo de NY. No había oído nada del otro tecnificado y no sabía si en realidad quería matarlo o si me importaría hacerlo, aunque era la única vía para acceder a Belmonte y su organización. Di un rodeo volando bajo para evitar que Belmonte pudiera seguirme con algún radar e hice un escaner completo de mi armadura para asegurarme que no me habían colocado ningún GPS durante nuestra conversación.

Al llegar al laboratorio le pregunté a Ann por noticias acerca del otro tecnificado, no me sonaba de nada, pero igual ella las tenía recopiladas.