Partida Rol por web

Mi mirada estaba fija en la pantalla, atenta a cualquier movimiento raro de cualquiera en aquella habitación. Mi cuerpo estaba completamente tenso pero noté como Em me miraba así que desvié momentáneamente mi vista del monitor para mirarla y sonreí nerviosa para luego volver a mirar la pantalla. Mis alas temblaban ansiosas mostrando claramente que no estaba contenta con aquella situación pero intenté respirar y tranquilizarme para no asustar a mi amiga.

¿Cómo pueden estar tan ciegos? Encima riendoles la gracía y contando chistes con esa escoría mutante, debería darles vergüenza. Los mataría, solo por lo que están haciendo.

Intenté calmarme, desatar una lluvia de fuego purificador contra esos mutantes y sus amiguitos solo tendría consecuencias negativas para mi. Desde mi posición hable con mi IA

Ann, haz un reconocimiento facial del androide y de esos payasos disfrazados. Quiero saber si los conocemos.

Bien, bien, ha funcionado. Ahora es cuestión de cazarlos uno a uno, si puedo. El camión debo tenerlo vigilado en todo momento. En cuanto acaben de cargar el material me lo llevaré, o lo subiré en algún tejado, y a correr.

Primero tengo que cepillarme a estos idiotas de fuera. Los otros se quedarán dentro hasta que estén seguros de que voy yo solo, estoy convencido. Y si no lo hacen, mejor para mí.

Primero los atraeré. Algo de ruido para separarlos, pero sin montar un escándalo demasiado llamativo. Tengo que moverme rápido.

Arranco un trozo de pared cercano, y desde donde estoy, lo lanzo en cuchara hacia ellos, para que tarde más en caer. No me paro a mirar si les he dado, eso me da igual, sino que bajo todo lo rápido que puedo al suelo y me escondo en las sombras a observar si alguno se acerca por aquí a investigar o no.

-Opino que tiene usted parte de razón -dijo Ángel-. Los mutantes que se dedican a la vida criminal deben ser combatidos y detenidos ¿Pero a que coste? Hablamos de gente con poderes que desafían la razón ¿Estamos dispuestos a poner en medio a la población civil en esta clase de batallas? No se si me explico.

-Se explica usted perfectamente... Pero que torpeza la mía, no nos hemos presentado. Me llamo John Smith y usted es el mutante conocido como Ángel ¿no es así? Hace unos días, sufrió usted un ataque por parte de un sujeto enfundado en una armadura cibernética ¿me equivoco? Como verá, nuestra organización está perfectamente informada de la existencia y actividades de los mutantes de Nueva York.

Em volvió a mirarte con los ojos muy abiertos.

-¿Quien demonios es este tío? -te pregunta con un susurro.

El doctor Meyers abandona la comisaría y sube a otro taxi. Le sigues discretamente. Por el camino que toma parece que regresa a su casa, cosa que confirmas cuando ves las primeras casas del barrio donde vive. Te apostas una vez más cerca de su edificio dispuesto a pasar por otra dura guardia. Ajustando tus supersentidos, captas sus movimientos en la casa. Nada más entrar, una voz femenina con un ligero tinte robótico le saluda:

-He hecho lo que me ha pedido, doctor. No he encontrado ningún movimiento bancario de 40 millones de dólares en ninguna cuenta de los habitantes de Nueva York. Así que hay un 98% de probabilidades de que la transferencia de dinero se haya hecho en efectivo.

-Por otra parte, he pirateado el banco de datos de la policía y he encontrado imágenes de la androide que asaltó la sucursal. Tiene varias copias impresas en la bandeja de salida por si las necesita en papel...

Meyers contestó:

-Tranquila Ann, ya no me hace falta. El tecnificado que atacó a Belmonte no era esta androide, era un hombre y sabía hablar ruso. Tendremos que seguir buscando.

-De todas formas llevo muchos días persiguiendo fantasmas, hasta que el ruso de señales de vida no puedo estar parado mientras los mutantes se pasean por la ciudad como si fueran los amos. Si la androide vuelve actuar iremos a por ella. De momento, voy a intentar meterme en las comunicaciones de la policía por si encuentro algo interesante que cazar.

De nuevo la voz femenina:

-Como quiera doctor...

Minutos más tarde la frecuencia de la policía inunda tu receptor auditivo. Meyers la tiene pirateada para poder acudir a sus emergencias con rapidez.

"A todas las unidades. Se informa de incendio y disturbios en la tercera avenida esquina con Westchester. Posible contacto mutante. Tengan cuidado"

Meyers no tarda en reaccionar:

-Comienza la caza, Ann. Prepara el traje. Mantente a la escucha de la radio policial si el mutante intenta huir quiero saber donde va.

Entonces el doctor Meyers aparece en lo alto del edificio enfundado en su armadura cibernética. Es un diseño realmente precioso, brillante, rojo y dorado. Rápidamente enciende los propulsores bajo los pies y se aleja de allí.

-Doctor Meyers, la androide coincide en un 100% de probabilidad con la causante del asalto al banco. En cuanto a los mutantes, el hombre es Llama. Tal y como le comenté, es un héroe local de los barrios del Bronx y Harlem. La mujer no coincide con nadie de nuestras bases de datos existentes...

En esos momentos, Llama y la mujer terminan de hablar con la policía. La mujer se desplaza de pronto a una velocidad increíble* y vuelve en menos de dos segundos llevando con ella una caja metálica negra de gran tamaño que entrega a la policía. Los agentes la recogen con asombro y gratitud, felicitando a la pareja una vez más. Después, Llama agarra por los brazos a la mujer y se la lleva volando del lugar...

El pedazo de concreto cae con estrépito en la zona del aparcamiento. Te ocultas en las sombras crecientes mientras ves como uno de los guardias se acerca con pasos cautelosos a investigar el origen del ruido. La bocacha de su arma apunta aquí y allá en la oscuridad. Por dos veces pasea su mira por donde estás oculto sin poder verte.

A unos veinte metros de distancia, el resto se ha separado. Drill y uno de los tipos se han acercado a la carretera que llega hasta los almacenes mientras que el otro guardia restante se ha alejado aún más del grupo.

Fruncí el ceño de manera exagerada cuando aquel hombre se presentó y afirmó que conocía la existencia de todos los mutantes de la ciudad <Si fuera así... ¿me conocerá a mi también?> Aquella persona no me inspiraba confianza <qué persona normal se llama John Smith, parece un nombre de cuento...> Noté la mirada de Em y la miré justo antes de que hablara para volver a fijar mi mirada en la pantalla -No me da buena espina... ¿cómo puede conocer lo que pasó aquella noche?- tragué saliva antes de volver a hablar -Ángel, ¿crees que sabrá algo de mí?- dije nerviosa también en un susurro mientras me acercaba al micrófono. no esperé respuesta de su parte pues delataría que llevaba un micro así que seguí hablando -cómo vuelva a decir algo extraño entro ahí Ángel, no me gusta ese hombre... y dudo que se llame John Smith...- podía notarse en mi voz que estaba tensa y deseé que aquel hombre no pudiera escuchar las voces por el auricular de Ángel.

Los odiaba, parecían salvadores, pero yo sabía que no lo eran. En el edificio que ardía seguro que vivían personas normales que acababan de perder su hogar, solo para que esos dos se luciesen. Tenía que acabar con ellos, por el bien del resto de la población. Sabía que era peligroso enfentarse a esos pseudo humanos sin antes saber lo que eran capaces de hacer con sus mutaciones.

Decidí seguirlos y ver donde iban.

Ángel parecía un tanto confuso después de la confesión del señor Smith. Este se apresuró a alzar las manos en señal de tranquilidad.

-No tema, señor Ángel. Nuestra organización está del lado de los chicos buenos. De hecho, hemos conseguido contactar ya con un par de superseres de la ciudad. Si usted lo desea, puedo darle indicaciones de cómo encontrarlos. Pero no desconfíe de nosotros. Tenemos que estar unidos. Se avecinan tiempos oscuros para la humanidad y si sus paladines están desorganizados, no tendremos una oportunidad.

-Pensaré en su oferta, señor Smith -dijo Ángel-. Tengo que consultarlo antes...

-Por supuesto, tiene que hablarlo con su encantadora amiga y con su hermana, las cuales llevan rato escuchándonos en el edificio de enfrente  -Ángel levantó las manos en una posición de lucha y parecía que iba a abalanzarse sobre Smith, aunque este no hizo ningún movimiento-. Vamos, Ángel ¿No se pensaría que somos unos aficionados, verdad? Esto va en serio, no es un juego...

No fueron muy lejos. Aterrizaron en la azotea de un edificio cercano y simplemente se pusieron a charlar como si fueran dos simples personas que se hubieran conocido en un bar.

-¡¿Como demonios se ha...?!- pregunté casi gritando por la sorpresa. Fruncí el ceño y apreté fuertemente los puños -Si me está escuchando, que sepa que no me da buena espina ¡Yo juzgaré si es bueno o no!- grité casi pegada al micro. Estaba furiosa, aquel hombre sabía todo lo que no queríamos que supiera, no me daba buena espina y no me gustaba quedarme allí mirando mientras Ángel estaba frente a semejante personaje. Miré a Em y me tranquilicé un poco respirando profundamente -Em... voy a entrar... mantente alerta, cualquier cosa, avísanos...- y tras decir esto me levanté, me enfundé la gabardina y me dirigí a las escaleras. En cuestión de unos minutos me encontraba delante del edificio de Intranet Industries y sin hacer caso a nadie llegué hasta donde se encontraba Ángel con el tal "John Smith".

Desde donde estaba solo podía verlos charlar. La mujer era super rápida, llama volaba y con ese nombre controlaría el fuego. Necesitaba escucharlos, saber de que hablaban, saber más sobre ellos, juntos habían acabado con la androide, igual eran lo bastante poderosos para presentar batalla y esa escoria no merecía poder presentar batalla, merecían morir igual que le pasó a mi mujer.

Bien, bien...esto sale como debe, por una vez. Espero agachado en la oscuridad, con el corazón latiéndome con fuerza. Estoy nervioso. ¿Por qué estoy nervioso? Soy invencible, maldita sea. ¡Joder! ¡La armadura! Sólo llevo desplegadas las botas y los guantes. ¿Cómo puedo tener este tipo de despistes?

Despliego mi armadura, y en cuestión de décimas de segundos, estoy cubierto por legión. Y las otras zonas se han desplegado también, como siempre. Ahora me siento seguro. Hora de actuar.

Cojo aire y contengo la respiración. Entonces embisto contra el tipo que está por aquí cerca, intentando empujarlo hasta una zona oscura donde acuchillarle. Grite o no grite me da igual, será rápido y saldré volando o corriendo hacia otra zona en cuanto acabe. Esperemos que esto se me de mejor que disparar.

Entras furiosa en la recepción y, sin hacer caso de nadie, te diriges hacia el ascensor. La secretaria de la entrada sale corriendo detrás de ti.

-¡Oiga, espere! ¡No puede subir ahí!

Se acerca hasta donde estás pero, de un empujón, la envías al suelo. Subes al ascensor y pulsas el último botón. Arriba, otra secretaria intenta interponerse en tu camino, pero terminar yendo a parar al mismo sitio que la anterior. Abres la puerta del despacho furiosa. El señor Smith te observa sonriente.

-Vamos, vamos. No hay que ponerse agresivos -dice de manera calmada-. No entiendo a qué viene irrumpir así en mi despacho cuando en ningún momento he amenazado a nadie. Además -dice echándoos una ojeada-, no creo que estuviera en disposición de poder enfrentarme a vosotros. Así que, ¿por qué no nos calmamos y nos sentamos todos?

Sales de las sombras y te abalanzas sobre el guardia. Pero este, tal vez utilizando una pizca de suerte, logra captar tu movimiento. Se gira hacia ti en el mismo instante que saltas sobre él. Se agacha agarrándote los brazos y dejando caer el rifle. Pone los pies en tu torso metálico y te impulsa por encima de él intentando derribarte. Con un pequeño empujón de los propulsores, caes de pie a un metro de él. El guardia, desarmado ahora, mira al suelo intentando calcular si le daría tiempo a coger el rifle antes de que lo trinches.

-¡Drill! ¡Está aquí! -grita a pleno pulmón.

Escuchas a Llama flirtear con la joven:

-¿Qué hace una chica como tú en un lugar como éste?... Es broma, no hace falta que respondas a eso... Ahora en serio, cuando te mueves no puedo apreciar tu forma, es como si te movieras a una velocidad endiablada... ¿Cómo es eso? ¿A qué velocidad te puedes mover? ¿Tienes más poderes? ¿Dónde los conseguiste? -hace una pregunta tras de otra bastante animado-. Seguro que mola mucho ir por la autopista adelantando a los ferrari... -bromea.

-Pues es una buena pregunta -responde la mujer-. La verdad es que nunca me he cronometrado pero se que a máxima velocidad corro a mas doscientos Km/h porque hasta ahora ningún coche me ha alcanzado. Creo que mis poderes tiene que tener algo que ver con mi... creo que se dice "masa" porque puedo correr como si no pesara nada o volverme dura como la piedra pero ni yo misma se hasta donde llegan. Solo hace un año que los tengo ¿Y qué me dices de ti? ¿Eres un mutante? ¿Tienes un tercer ojo en alguna parte?

-¡Guau! ¿Doscientos kilómetros por hora? Menuda pasada, ya nunca llegarás tarde a una cita -responde Llama lanzando una carcajada-. Si además puedes volverte resistente a los ataques, eso suena muy bien. Estás llena de sorpresas.

-¿Un mutante? -responde a la anterior pregunta de la joven-. No, que va... estas capacidades me fueron "concedidas", no me preguntes cómo o por qué, ni yo mismo lo sé. El caso es que puedo controlar el fuego a voluntad, y es gracias a ese dominio que puedo volar, lanzar bolas de fuego y cosas así -abre la palma de la mano y crea una bola de fuego que queda suspendida durante unos momentos y se extingue en un parpadeo-. La verdad es que me encanta, sobre todo lo de poder volar. No me imagino lo que tendría que hacer para coger a los malos si tuviera que ir corriendo o en coche -vuelve a bromear-. Ahora sí... ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como éste? ¿Piensas quedarte un tiempo? No estaría nada mal tener compañía durante las vigilancias. Sobre todo si es una compañía como la tuya.

El tipo no se cortaba en intentar ligar con ella. No dabas crédito a tus oídos, aunque la joven no le daba mucho pie. Se limitó a contestar:

-Sólo soy una chica de pueblo probando suerte en la gran ciudad -dice sonriendo.