Partida Rol por web

Cuando Nate bajó, este se encontró con algo inusual. Un muro invisible que impedía que este entrara en aquel campo de batalla que se había formado. Extrañado por lo que acababa de pasar, lo único que podía hacer era ver... o irse del lugar... o echar un solitario... o cualquier otra cosa que no fuera entrar en la plaza.

Me puse con puse valiente ante los monos y los señalé. Momo sobre mi cabeza hizo el mismo gesto.

- Bien, es hora de dar una lección a estos monos traviesos. Cuando antes los pongamos en su lugar antes podré adoptar uno.

¡¿Pero qué demonios?! ¿Queréis hacernos daño malditas ratas? Adelante acercaos...

¡¡ LLAMAS A MI !! Aleksis hizo unos movimientos de manos y a los pocos segundos el calor que desprendía era más que evidente para aquellos seres.

Yusuki ponte detrás de mi, pero cuidado, no demasiado cerca o te quemarás. ¿Dónde estará ahora Alicia? ¿Estará en peligro también? Mientras me hago aquellas dos últimas preguntas un rayo de luz ilumina la plaza y me ciega unos instantes, la visión de después es simplemente indescriptible, la belleza de Alicia es de repente visible para todos los presentes.

Alicia toda empapada por el agua de la fuente sale de ella lentamente, como cuando una diosa baja del cielo y te habla. Las gotas de agua bajan por sus facciones, gotean desde su pelo para caer en su dorada, sexy y ajustada armadura, para luego moverse por sus curvas hasta desprenderse de ella y caer hasta el suelo, dónde, por desgracia para ellas, recordarán con eterno sufrimiento haber estado encima de la hermosura absoluta y no poder repetir la atracción.

En aquel momento siento envidia de aquel torrente que puede tocar su figura al menos unos instantes.

¿Monos? ¿Qué monos?

¿Que me quedara ahí? ¿¡QUE ME QUEDARA!? ¡Pero si la fiesta estaba abajo! ¡Abajo estaban Naoko y Owen! ¡No se habían perdido ni nada de eso! ¡Salté desde ahí hacia Owen para caerme encima en un abrazo "¡OWEEEEAAAAAAUCH"

Me estampé contra aquel muro invisible, y empecé a escurrirme hacia abajo...

"AYYYYYYYYYYY... tendría que haberte hecho caso..."

Le dije al chico peliblanco. Abajo ya del todo, extendí ambas manos, que chocaron contra la pared invisible.

"..................."

Y luego pegué la cabeza otra vez.

"HUMFFFFFFF!"

Después de apartarla, asentí. "¡Nada, no hay manera! Es igual que cuando fuimos persiguiendo a la tal Ava... quizás alguien la atacó o ella atacó a alguien y por eso surgió un muro de estos..."

Genial, simplemente genial.

La armadura se había empapado entera y apenas podía tenerme en pie. 

Estas armaduras están hechas para pelear, no para acabar en el agua cada 5 min, qué remedio habrá que quitarla, me está dando más problemas que otra cosa y aunque me fastidie admitirlo apenas me puedo mover.

No había más remedio y esos monos estaban ocupados con los otros, así que con toda la velocidad que pude, que fue más bien poca,me fui quitando la armadura para reducir el peso, mientras hacía esto, sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Al girarme vi que todos estaban con los monos... Todos menos uno, que estaba... ¿Babeando? Noté como me subían los colores. Agarre fuertemente la bolsa con ganas de lanzarse la para que dejara de mirarme así.

¡¿Q-que estás mirando?! ¡Ba-baka! 

Menos mal que había cogido algo de mi armario, por si acaso, aunque estuviera un poco mojado y arrugado era más cómodo.

Aún algo sonrojada me puse delante de Yusuki para protegerla si pasaba algo, luego me preocupara de encontrar lo que perdí.

-Ya veo..., ¡ah, hola!, pues verás, resulta que...- me disponía a explicar por tercera vez la situación, cuando de pronto dos de los chicos que se habían marchado aparecieron corriendo, perseguidos por unos simios muy familiares.

-Pero.. ¿!Queee¡?, ¡otra vez esos bichos!- instintivamente mire hacia Nate, el único de los presentes a quién había visto en combate. Tanto él como la chica peliazul, que acababa de llegar, no podían acercarse, era como si una pared invisible los detuviera -Esto no me gusta- el combate estaba empezando, y tanto los monos siniestros como el resto de individuos de la plaza hicieron su despliegue de habilidades. 

Yo no podía dejarlos sin más, así que invoque mi arma y me dirigí hacia uno de los naranjas -¡Cuidado con esos, se aprovechan de la distancia!- al menos dos personas allí presentes me habían demostrado que eran capaces de hacer magia, lo cuál me daba lago más de confianza.

   Momento... ese cabello...

ese chaleco...

esa torpeza natural...

¡¡ Caeru !!

      Mientras la preocupación de los primates de colores pasaba a segundo plano a la vez que me quedaba mirando aquella figura de celeste cabello pelear con aquel error en la matrix o peor aun... estábamos en una clase de Fuzetsu enemigo ... o así le llamaban en aquellos libros ... , fuese como fuese intentaba comunicarme con ella sin dejar del todo observar el ambiente por si alguien hacia un movimiento.

     ¡¡ Entonces también estas aquí !!, por un momento me asuste pensando que estaba solo - mientras con mi mano libre comenzaba a apuntar a toda la ciudad - te va a encantar este sitio... tiene de todo.. una plaza.... una torre con enorme reloj... muchas grietas con un final sin fondo que te lleva a un horrible y asfixiante mar de oscuridad... muchas farolas, creo que una biblioteca también - levantando un dedo por cada cosa que iba enumerando - ¡¡ Ohhhh!! y Miss. Cerulea.... te va a encantar... es bastante maja.. de echo van a hasta juego... quizás si tenemos tiempo después te la presento y todo..

La respuesta del chico peliblanco no sirvió más que para dejarme confundida. Yo no había visto pájaros por ningún lado ni había oído a nadie gritar. Al poco de eso, se produjo una escena realmente caótica: Monos que aparecían de ninguna parte, un resplandor súbito, gente que salía de las casas… Durante aquellos momentos me quedé paralizada. Mi vida siempre había sido tranquila, por lo que no tenía ni idea de cómo actuar en situaciones como esa.

—¿Q-Qué ha sido esa luz? ¿Qué son esos monos? ¿Q-Qué pasa? —pregunté a nadie en particular, asustada.

Tras los primeros momentos de confusión, por fin logré reponerme. Más o menos. Estaba temblando de miedo, pero no podía quedarme ahí parada sin más. Los monos habían sido agresivos, así que debía ahuyentarlos antes de que me atacaran.

Invoqué mi llave espada. No tenía ni idea de cómo pelear, pero sí que parecía saber lanzar hechizos. Así que rápidamente alcé mi llave y grité: «¡Electro!».

Cuando salías de la casa, por el rabillo del ojo también pudiste ver a Alphonse "Al" Reikter salir con vosotros, aunque tan solo fue una mera imagen en un instante, pues cuando salieron los monos no se encontraba ahí, ni en la plaza, ni en la casa ni en ningún lugar cercano.

El agua de la fuente chapoteó levemente para mostrar una enorme criatura con forma camaleónica la cual estaba observando a todos los presentes desde sus espaldas. Al menos aquellos que habían decidido quedarse a luchar.

Al parecer Aleksis era una presa deliciosa, por lo que agarrando a este mago, lo lanzó fuera del campo de energía que se había creado en la plaza, dejándolo fuera de la batalla.

Acto seguido sus ojos comenzaron a brillar y dispararon láseres a un herido Raanmar, y pese a que algunos fueron bloqueados, otros dieron en su cuerpo.

Aquellos monos anaranjados con tirachinas decidieron atacar a Owen principalmente, y de forma secundaria al resto, como si tuvieran algún tipo de predilección especial contra ese muchacho. Sea como sea, Owen recibió pedradas por el tirachinas en todo su cuerpo, mientras que el resto lograba bloquear, esquivar o castear magia para evitar el golpe.

La única que terminó herida fue Yusuki, a parte de Owen, claro está.

Ohhhh no, el camaleon de nuevo no...

Cabizbajo observaba al nuevo intruso, al mismo lo recordaba apenas de cierto incidente que mi mente decidia arbitrariamente olvidar por el daño y por la doble muerte de aquella vez, pero esta vez era distinta... esta vez no estaba solo combatiendo contra aquella cosa y los rayos de fotónes.

  Por lo que esta vez seria mas listo... mas avispado... apuntaría contra el monito el mismo que me había golpeado evitando chocar miradas con el lagarto extremadamente gigante. 

Todo iba genial hasta que uno de los monos me atacó y lo miré con mala cara.

- Mono malo... decidido, tu serás a quien vaya a adoptar - levanté la mano con mi llave e invoqué mi hechizo estrella - gravedad.

¡¿A ti te parece que esos monos pueden adoptarse?! Si quieres una mascota además de tu gato te ayudaré a encontrar una pero esos bichos no.

Me lancé hacia los monos naranjas, mejor acabar primero con los pequeños y luego ya al grande.

- Ouuuuh - me lamenté con carita de pena al escuchar a Rayla.

Sin apartar la atención de los monos, le lancé breves miraditas cargadas de mensajes subliminales nada discretos basados en pucheritos suplicantes y ojitos brillantes que decidan claramente "quiero un mono".

-Uuhh... eso es nuevo- un reptil gigantesco surgió de la fuente, justo en nuestra retaguardia, dejándonos completamente rodeados -Vamos Archi, céntrate, esta vez puedes hacerlo mejor- continuñe cargando contra uno de los monos naranjas, sorteando como pude a la línea defensiva de macacos azules.

Uno de los anaranjados me disparó, pero conseguí bloquearlo con una especie de barrera mágica que estalló al segundo de protegerme, y con gran energía me abalance sobre el enemigo.

Mi hechizo surtió efecto, aunque quizás no fue tan efectivo como a mí me habría gustado.

De pronto, apareció una enorme y terrorífica criatura similar a un camaleón, lo que me hizo pegar un sonoro chillido. Por fortuna, no me atacó a mí, sino al chico del sombrero, y luego a otro chico de pelo castaño. Si yo ya estaba asustada de antes, la aparición de ese monstruo me hizo estarlo todavía más. Por otro lado, parecía que los monos no tenían intención de atacarme, por alguna razón. Porque no me habían lanzado ni un solo ataque.

El camaleón daba miedo. Pero aún estaba lejos, por lo que yo decidí que era mejor idea librarnos primero de los monos, que nos darían problemas si los ignorábamos. Por lo tanto, levanté nuevamente mi llave espada para conjurar nuevamente un hechizo electro.