Partida Rol por web

Por otra parte, aquellas criaturas, iguales a las que habíais enfrentado con anterioridad, saltaron sobre Hrolleif, y pese a que la gran mayoría logró alcanzarle y este bloquearlos eficazmente con la Espada, como si estuviera guiando ovejas por el campo, una de las criaturas, en vez de saltar sobre Hrolleif saltó en sentido contrario, estampándose contra la pared.

Por su parte aquella enorme criatura decidió que la mejor forma de acabar con aquellas criaturas era librarse primero con la que se encontraba a altura de su rostro; por lo que cargando de nuevo el espacio vacío que había en su pecho de energía oscura y soltarlo en eyaculatorio lanzamiento, apuntó hacia Caerulea.

Por desgracia para Caerulea, los 3 primeros proyectiles lograron impactar en el cuerpo de esta, y saliendo por su espalda; provocando un intenso dolor mientras atravesaban el cuerpo de la atlética muchacha quien no había logrado esquivarlos. Eso sí, en la segunda tanda de proyectiles, y por la cuenta que le tenía, logró evitarlos.

Finalmente, entre tanto ataques generado por mi. Que sus hijos se abalanza para proteger su progenitor oscuro.
Yo por mi parte, pratico el viejo truco de la familia. Retrocediendo y dejando que muerdan la llave espada, para asi desviar el ataque a una direccion favorable y despues lanzarlo hacia sus otros congeneres.

Triste que no soy tan agil como antes y herido salgo. No sin antes, ver esferas luminosas verdes que afin a mis heridas, me dejan en tranquilidad mi cuerpo.

Que de anestesia parecia ser, ya que no mas dolor llegaba aquejearme.

-¿Niña, que hiciste? ¡Eso me quito el dolor! ¡Haz lo de nuevo, que tampoco soy una muralla!
Y antes que regrese a la guardia. Veo como Carolina es afectada por esferas mal dibujadas. Yo me preocupo y miro la cosa gigante, habia que terminar eso rapido.

-Oyeeee, no te mueras que los jovenes deben enterrar los viejos y no a reves!

Y salto para el ataque, importandome poco los pequeños y vuelto al ataque para el grandote. Que de tantos golpes, capaz que le halla depilado la pierna.

"¡¿Ha funcionado?!" exclamé con creciente alegría. "¡Ha funcionado! ¡Ha funcionado!" empecé a dar saltitos de la emoción. "¡Soy una maga! ¡Soy una maga! ¡Y mi prometido es un mag-OOGGGGGH!" bajé la guardia distrayéndome por completo, dándole la espalda al gigantón sombrío para dar saltos de alegría mientras disparaba otra andanada de proyectiles contra mí, tirándome de boca contra el suelo. "Auch... auch auch..." me levanté a duras penas. "E-estoy bien, estoy bie-¡UAAAH!" ¡otra andanada! Esta vez hice unas piruetas que ni yo misma sé bien cómo las hice, dando una especie de salto-voltereta en el aire. Tenía ganas de celebrar esas acrobacias otra vez dando saltitos, pero no quería ser acribillada otra vez...

"¡Vale! ¡Lo intento otra vez!" exclamé corriendo hacia la cabeza del gigante, llave espada en mano. "¡Sólo deja que...!" ¡toma castañazo! "¡Le pegue...!" ¡TOMA TOMA TOMA! "¡Un porrazo o dos al gigantón este!... ¡En venganzaaaa!" POR INTERRUMPIRME EN MIS SALTITOS DE ALEGRÍA.

Por parte de las sombras, las cuales se sentían ignoradas por ambos portadores de llaves, decidieron hacer lo suyo, esto es atacar a Hrolleif, pues era el que más cerca tenían; bueno no todos, una de las sombras se estrelló contra la pared, probablemente siguiendo el ejemplo de su compañera... aunque una vez chocado contra el muro esta desapareció.

Respecto al resto de sombras, todas fueron repelidas por el hortelano Hrolleif, quien de un golpe las mandó lejos, acabando con dos de ellas en un instante y alejando a la tercera de él.

Por supuesto, aquella criatura tenía un ligero problema entre manos, y era la presencia de dos criaturas molestas con unas espadas muy mal diseñadas, o con unos garrotes endiosados, o quizás con unas llaves excesivamente descomunales en cuanto al tamaño; sea como fuera esta primera criatura pensó que para acabar con esas dos criaturas la mejor idea era invocar a criaturas aún más pequeñas para que hicieran el trabajo sucio. Y así lo hizo.... invocando tan solo 2 sombras.

Entre humo y brisas apresuradas que las sombras desaparace ante mi astucia.

menos una, que de tanto golpe la mente perdio y de politica profesion ejercicio. Siendo inutil y golpeandose por si mismo a la pared.
Tanto promete, tanto no hace, ¡Pero que bueno es la profesion de la vagancia!

Me daria lastima, si no fuera porque indiscriminadamente he asaltado y destruido sus pares en esta ridicula arma.

Y asi, despues de mi ataque mi cuerpo esta sudoroso, cansado y con muy mal olor. Ya necesitaria un buen baño, una buena orinada y un descanso antes que sufra el dolor de tanto ejercicio.

-¡Carajo! ¡ muerete yaaaaa! ¡Tengo que ir a bañooooo!

"¡JA JA JA JA!" reí señalándo a la sombras que había pegado el salto en la dirección contraria, estampándose contra la pared. "¡¿Has visto eso?! ¡Me recuerda a mi para llegar a tu terraza, abuelo! ¡Anda que no vives apartado ni nada!"

"¡CURA!" Intenté una vez más aquella técnica, y noté como un cosquilleo recorriéndome por la piel, como unas chispitas, que subieron hasta la llave espada formando unas bolitas de luz verdes... que se esfumaron a medio camino.

...

"¿Eeeeeeeeeeeh? ¡¿Qué ha pasado?! ¡Ahora no ha funcionado!" ¿¡Es porque no había pensando en el recuerdo!? ¿¡Porque no me había concentrado!? ¿¡Qué había hecho mal!? ¡Seguro que fue por reirme de las pobres sombras! ...No. No podía ser. Definitivamente, no era mi culpa: "¡Sensei, a la llave espada esta se le han gastado las pilas, que ya no cura ná! ¡¿Como se recarga esta cosa?!"

Lo que le ocurrió a aquella sombra superviviente de la primera tanda de criaturas creadas fue un recordatorio para todos aquellos que se decidían meter con un hombre de la tercera edad armado con una llave exageradamente grande. O quizás no, pero sea como sea, la cosa había muerto cuando saltó sobre la chepa del viejo.

Aquella mole gigante de oscuridad parecía haberse enfadado, pues de un fuerte golpe contra el suelo de la vivienda, provocó a su alrededor que unas llamas azules acabaran por cubrir toda la primera estancia, devorando todo lo que había en su paso, incluyendo la alfombra tan hortera, los otros monstruos pequeños, y como no, a Hrolleif, quien no tuvo tiempo para esquivarlo.

Mientras abajo ardía, la criatura lanzó unos cuantos proyectiles contra Caerula, aunque estos fallaron todos en dar en la veloz chica azulada.

La explosión de fuego es demasiado para mi pobre cuerpo. Que fugaz vuela y cae en el suelo, inmóvil. Incapaz de moverse como deberia, como intento a dar otra serie de ronda a la criatura, que en ninguna ocasion puedo darle como quisiera.

-C-c-arolina ¡¿no tienes medicina!?

Y me siento en el suelo, incapaz de seguir moviendome.

Habíamos subestimado a nuestro enemigo, quien cansado ya de nuestras tonterías golpeó el suelo con tremenda fuerza, haciendo temblar la torre en la que estaba, al tiempo que volvía a disparar aquellos proyectiles que con nuevas volteretas logré por fortuna esquivar. Mas, cuando me asomé a ver si Sensei estaba bien, le vi en el suelo, cubierto de llamas. "¡No! ¡Abuelo!" bajé al piso de abajo de un salto y apagué las llamas de su cuerpo con los restos del sofá. "¡No te mueras!" agarré a Hrolleif, tratando de ponerle en pie. El anciano tosía y me pedía medicina. "¡No, no tengo! ¡No me queda nada!" le contesté mientras me temblaba la voz, y el cuerpo de miedo.

Hrolleif estaba cubierto de sangre, y sabía que no iba a durar mucho más... La culpabilidad, el temor y el terror inundaban mis pensamientos y sentimientos. Entonces, fruncí el ceño, apreté la mano con fuerza y le cargé a mi espalda. "¡Agarrate y no te sueltes! ¡No vas a morir hoy! ¡No dejaré que te mueras!" le aseguré, aunque él mismo podía notar que mi cuerpo temblaba de gélido miedo a la muerte. "¡Y- y yo tampoco voy a morir! ¡Tengo que encontrar a mi prometido! ¡Y tú tienes todavía que enseñarme tus técnicas samurai!"

"¡Agarrate a mi y no te sueltes por nada del mundo!"

Dejé a Sensei a salvo dentro de la torre, y sin más miramientos, decidida y determinada, corrí y traté de golpear al gigantón oscuro desde abajo.
 

Esta vez la criatura enorme siguió su instinto más básico, esto es, atacar con todo lo que tenía a aquellos dos individuos que habían entrado en su hogar sin invitación alguna; primero dió un puñetazo que envolvió en llamas a Caerulea, quien, por fortuna, pudo resistir las llamas, y después decidió atacar al herido de la torre, atravesándole con 2 proyectiles oscuros.

La batalla estaba tornando sus tablas a pasos agigantados...

Mi pobre cuerpo apenas tuvo la suficiente agilidad como esquivar los proyectiles oscura que lanzaban. Dejándome mas moribundo de lo que estaba.

Incluso se pudo escuchar que Carolina también fue afectada por el ataque de la criatura, la batalla si que estaba teniendo un giro siniestro, unos golpes mas y habremos desfallecido en este mundo raro y solitario.

De suete, logro aceptarle un golpe a la criatura. No con la misma intensidad y poder de los anteriores, pero al fin a cabo al menos le habia lastimado aunque fuera un poco.

Esta vez sentí en mis propias carnes el mismo golpe terrible que casi acaba con el anciano. Me sacudí las llamas de encima, preocupada más por si mi chaqueta azul estaba intacta que del dolor de todo mi cuerpo. "¡¡Esta chaqueta era de mi prometido!! ¡¡Ni se te ocurra quemármela!!" grité contraatacando a la criatura con furiosos garrotazos de la llave-espada.

Uno más de esos aplastamientos y probablemente yo tampoco lo contaría. Pero no me rendiría. "¡No pienso dejar que esto acabe así! ¡No cuando acaba de comenzar!"

Aquella criatura decidió invocar a otras 6 criaturitas menores, al parecer se había cansado de atacar a aquellos dos, por lo que decidió hacer el sueño de todo jefe, relegar el trabajo a sus subordinados y que ellos se encarguen del hacer las cosas. Así pues, ahora tenían 6 problemas nuevos con los que lidiar.