Partida Rol por web

-Hermanos, voy a dirigir mis pasos hacia nuestro planeta, siento que necesito estar alli por un periodo, hay que equilibrar los ecosistemas, sin ellos todo cuanto creemos no tendra una vida muy larga. Creare una gran fuente que sera mi lugar de residencia, si quereis algo por favor no dudeis en visitarme.

Medusa se ilumino por un momento y se personifico en la mitad justa del continente.

A sentir los movimientos de Tab ella los imito, su cadera compitio con la de El en una apasionada competicion. Aquello se asemejaba a una guerra, era una batalla... era pasion pura que concluyo con una explosion. Una cantidad de energia liberada que se desplego como una onda y desperto a las criaturas que Raiza habia creado. Todas abrieron sus ojos a la vez, como si salieran del agua y sus pulmones al fin tomaran el ansiado aire, llenandose por completo.

Raiza se abrazo a Tab y le beso una vez mas, esta de forma dulce y tranquila. Completamente agotada pero de un modo diferente.

- Serune a tenido que ver en esto.... no se cual era su proposito y pese a que me a gustado... no quiero verla por un largo tiempo. Ire a vivir con mis criaturas, necesito pensar. 

Acaricio su rostro sabiendo que pronto lo cambiaria por su coraza o por cualquier otra cosa.

- Me despedire de los demas y me ire.... pero cuidate de Serune, el amor tiene dos caras y creo que nuestra hermanita esta probando la mas oscura de ellas.

Raiza salio de la habitacion donde habia descansado con sus hermanos. Esta vez tenia un aspecto muy diferente al que tenia cuando entro.

- Hermanos... mis hijos han despertado en la tierra que aun no tiene nombre. Ire con ellos como a hecho Khalis... por un tiempo vivire a su lado.. hasta que sean suficientemente capaces de sobrevivir solos, no quiero que vuelvan a morir por mi desiria.

El Señor del Fuego apareció de la nada con un estallido en plena Sala de los Tronos, incinerando el suelo, que poco después volvería a estar como al principio. Parecía furioso, algo más descansado, pero desconocido. Las placas de su armadura brillaban al rojo vivo, y los huecos de sus ojos chisporroteaban. Cerraba y abría rítmicamente las garras que eran sus manos, y las llamas que surgían de las grietas de la armadura lamían el techo de la Casa con furia, inquietas.

Abrió la boca, pero no habló. Ya habría tiempo para ello. Ya habría tiempo para ajustar cuentas.

Extendió dos dedos y rasgó el Espacio frente a él, creando un Portal que le llevó hasta el Corazón del Mundo.

Serune, desde La Casa, observaba el devenir de sus creaciones, pero también sentía curiosidad por lo que hacían sus hermanos, los vió crear, imaginar y dar vida.

Agradeció a Medusa el don que le dió a su gran y primer árbol, le mandó un cálido beso a su hermano, agradeciendo el regalo.

Y vió a esos seres verdes, no se dió cuenta de su creación, sino que los vió...erán seres...¿Qué eran? No podían ser el reflejo de ninguno de sus hermanos ¿Qué eran entonces? Siguió observando, y vió a Tabahätta vagando, apenado, dolorido, y a Raiza inquieta y triste en su trono. ¿Por qué no estaban felices? Cuando ella se fue lo eran, se les notaba mientras dormían, por ello los quiso sorprender con un regalo nunca antes visto.

¿Acaso...?

Bajó a la creación, junto al trono de su hermana, invisible para sus creaciones. No pudo dejar de notar cierta hostilidad ¿Por qué?

-¿Raiza...?-

Raiza contuvo la respiracion al escuchar la voz de su hermana. Sus hijos estaban a la vista pero lo suficientemente alejados como para notar la llegada de su hermana.- Este es mi territorio y no recuerdo haberte dado permiso para entrar en el.- dijo la diosa tensandose en su trono. No queria discutir ni pelear.

Se sentia dolida y avergonzada, consciente de que lo que habia hecho le pesaria por toda la eternidad, a ella y cada ser que habitara la tierra y tuviera la desgracia de encontrase con sus bastardos.

- Vete Serune, no tengo nada que decirte ni quiero oir nada de ti.- Añadio de forma categorica y rotunda, pero sin alzar la voz.- y cuidate mucho de usar tu poder conmigo de nuevo o atente a las consecuencias.

-Pero...hermana ¿Qué..?-

Pero Serune se calla, ya Que Raiza ni la mira ¿Por qué le habla así? Ella no ha hecho nada con mala intención.

Reprimiendo lágrimas, se marcha. Está a punto de ir a hablar con Tabahätta, pero si su hermana más cercana la ha tratado así...No lo hace, se queda en su cama largo tiempo, hecha un ovillo, llorando, pensando.

"Cuidate mucho de usar tu poder conmigo de nuevo o atente a las consecuencias."
Las siguientes lágrimas, son de furia. ¡Ella había traicinado a sus hermanos! Se sentían mal, por su culpa...nunca más...ella no interferiría nunca más.

Se despidió de la casa, pues no volvería, al menos no en mucho tiempo, y marchó a su isla, Ulthuan, la isla de los elfos. Viviría cerca de ellos, pero sin interferir.

No obstante, realiza un último acto parael mundo. En pie sobre la más alta rama de su árbol de Yggdrasil, el primero y mayor, el que recibió el regalo de Medusa, estira sus brazos, y los cierra sobre si misma.

No interferiría en sus hermanos y sus creaciones. No existiría el amor fuera de su isla.

Tamaño acto, la deja muy cansada, aún furiosa consigo misma, y llorando, se tumbó a dormir, en una pequeña habitación dentro de su árbol.

Medusa aparecio, pero no aparecio con su forma original sino con su otra forma

Aparecio ante Serune, aunque no de cuerpo entero, saliendo del arbol que compartian

-Que ha ocurrido mi amada hermana...que te consume por dentro? No es propio de ti encerrarte en tristeza

-Lo mejor es que te alejes de mi, Medusa. No soy buena para nadie. No me sigas.-

No añade más, sino que desaparece, regresando a su habitación en La Casa, cambió de opinión. Estar cerca de sus criaturas seguro que tampoco es bueno para ellas.

Además...el mundo era ya ruidoso...demasiado lleno de vida. No resulta molesto pero si...dificil de descansar...y necesita descansar...

Triste, mira por su balcón, apenada por lo que provocaron sus poderes, y por ello decidida a no interferir excepto en su isla. Tampoco dejará que nadie haga nada allí, ninguno de sus hermanos.

Medusa aparecio en su casa, su debilidad era extrema, el darles aquella ventaja a sus criaturas habia sido bastante extenuante, pero Serune neceistaba ayuda y como su hermano no iba a parar. Ella habia dicho que la dejara, pero...la testarudez de un dios con toda la existencia por delante era algo nuevo para el.

Medusa salió al patio, el sabia que ella estaba en el balcón, no queria mas tensiones por lo que simplemente hablo en alto, tal vez para si mismo, tal vez tambien para que lo oyera Serune

-Todo esta siendo nuevo para nosotros, verdad? La creacion no estan facil, no se si a Padre le pasaria igual que a nosotros ahora o si estando tan cansado de no conseguirlo decidio desaparecer...no lo se y eso me llena de una sensacion extraña. Pero solo se una cosa, con las pocas creaciones que he realizado, todo tiene una parte impredecible y eso es lo divertido digamoslo asi, tenemos toda la existencia para llegar a la perfeccion...- ahora si se giro hacia donde estaba Serune apoyada-, si quieres encerrarte en tu frustracion que asi sea, solo soy tu hermano que intenta ayudarte... ademas tu arbol parece florecer bello y esplendoroso, eso lo hiciste estupendamente, ni yo mismo lo hubiera echo mejor... lleno de tu amor y mi devocion por la naturaleza...

Medusa se volvio a girar para irse a sentar a un extremo del patio donde se recosto y cerro los ojos pensando en nuevas ideas para el mundo.

Raiza entro en el palacio con la tentacion de acostarse y dormir un eon pero se contuvo de hacerlo. Serune estaria por llegar, ella era mas debil para soportar el cansacio, no queria darla la satisfaccion de encontrarla dormida para que pudiera hacer otra de las suyas.

Tomo su espada y miro en su reflejo, clavando sus ojos mas haya de la hoja para ver en el lo que estaban haciendo sus hijos.

-No lo entiendes Medusa. He hecho dao intentando hacer algo bueno. He hecho daño a mis hermanos. Pensé que Raiza Y Tabahätta no querrían cambiar lo que sentían, por eso no les di amor, sino que cree un nuevo sentimiento, que no te cambia es...es un impulso. Que estúpida fui... El amor es peligroso, no dejaré que algo así se...se expanda sin control. No, por que yo, una diosa he hecho una enorme tontería por amor ¿Qué puede ocurrir en el mundo poblado por seres inferiores a mi? Menos capaces...no, no lo permitiré. No haré más daño, nunca.-

Tras esas palabras cierra las puertas del balcón, para hacerse un ovillo en su cama, cerrando los ojos para ver a través de su árbol, para distraerse en la vida de sus elfos, y así no llorar. Pues ella, la que más quiere a sus hermanos, es la única que les ha hecho daño. ¿Debería renunciar a esa parte de si misma? ¿Al amor? Arrancarselo de si misma como lo hizo del mundo, excepto su isla, ya que esta, sus creaciones, están hechas de amor, arrancarlo sería matarlas a todas.

Esa terrible duda, destruir una parte tan importante de si misma, es la que ronda la mente de Serune, la apena tanto que casi no puede evitar que sus hermanos vean eso, escapandosele retazos de esa terrible idea a las mentes de los demás, pues todos son uno, y uno son todos.

Se concentra en sus elfos...no quiere pensar...

Las ideas iban y venian de la cabeza de Medusa, nuevos seres fantasticos que poblarian aquel nuevo planeta...y luego cruzo por su mente el pensamiento de Serune.

-Si no existieras el mundo se quedaria muy triste...asi que no pienses esas cosas...el amor puede crear y destruir cosas y ahi radica su belleza...pero si te pones asi, puedo eliminar los poderes que otorge a tu isla...es eso lo que quieres realmente con ese pensamiento de arrancarte el amor?? De arrancar todo lo que eres??

Su pensamiento voló raudo entre sus mentes unidas...entre todo lo que eran, mientras Medusa volvia a cerrar su propia mente a sus ideas, ya no tenia nada mas que decirle a Serune y si queria aceptar su compañia o ayuda era cuestion solo de Serune.

-Yo se lo que siento... y es amor hacia mis hermanos

Tras un rato, Arezos volvio de su descanso, estaba en su cama y sus pies volaron hacia el suelo, pero cuando estos tocaron el suelo ya no se encontraba alli, si no en presencia de su hermana Raiza. Aunque como siempre a una distancia prudente de sus espadas.

-Raiza, Raiza, Raiza... No me hace falta preguntar para saber que ha pasado... -Dijo con su habitual tono burlón.- Se que no gustan demasiado de mi compañia ni... De mis juegos... -En sus manos aparece uno de los frutos que ahora dan los arboles de la creación, pero con un rapido gesto lo cambia de mano y lo que sostiene ahora era la piedra que congelo el tiempo.- Aunque alguna vez si que has precisado de mi.

Sin parar un momento paseaba por la habitación, como si le diese miedo que al quedarse quieto pudiera estallar.

-He visto lo que le ha pasado a tus barbaros jujuju... Y he visto por que ha pasado... A los causantes. Y tambien he visto como has tratado a tu hermana. Pero tengo una duda....

Giro sobre si mismo antes de realizar una inclinacion de cortesia.

-Si me la permites, oh Raiza... Corrigeme si me equivoco... ¿No somos todos Dioses? Supongo que si... Y tenemos el mismo poder sobre las cosas... Aunque en distintos aspectos... Tu eres la Diosa de la guerra. Si lucharamos ahora mismo -Meneneo la cabeza- No quiero ni pensarlo ¿Cuanto dolor podrias llegar a causarme?... Pero aun sin opciones de victoria, siempre tendria la opcion de huir... Con esto quiero decir, tu hermana uso sus facultades sobre ti pero... ¿Acaso tu intentastes contrarrestar sus fuerzas? 

Sumido en sus pensamientos, el Señor del Fuego permanecía a solas en el Corazón del Mundo, escuchando su palpitar, y deleitándose con el sonido borboteante del magma a su alrededor. No se percató de la presencia de Airlia hasta que la Diosa posó su etérea mano sobre su hombro.

- Ah... Airlia. ¿Qué se te ha perdido aquí abajo, en el núcleo? Estás lejos de tus cumbres y tus...

Pero mientras hablaba, sacudió la cabeza, comprendiendo su error. Se dio la vuelta y tomó las suaves manos de su hermana con sus garras, envolviendo a ambos en un terrible fuego, pero por supuesto, sin lastimarlos. Un fuego que reduciría a cenizas al instante cualquier materia del Universo.

- Disculpa mi brusquedad, hermana querida. Ahora mismo no soy dueño de mis palabras. Te he recibido con uñas y dientes cuando lo único que querías era consolarme, y por eso te pido disculpas.

En su yelmo se dibujó un gesto de preocupación, y la diosa supo enseguida que se sentía culpable por el nacimiento de los Orcos.

- Podría exterminarlos a todos, lo sabes. Podría mover sólo un dedo y provocar que el magma bañara sus asentamientos, barriéndolos del mapa. Pero soy su Padre, y mía es la responsabilidad...

Luego realmente no estaba allí, sino situado tras Airlia, abrazándola.

- ¿Crees que hago bien, Hermana? ¿Crees que debo mantenerme cruzado de brazos mientras esas... aberraciones, se enfrentan a todo lo que habéis creado con tanto amor?

Pese a todo sonrio a su hermano.- Me cuesta comprenderte y en principio... bueno, creo que te debo una gran disculpa por como te trate entonces, pese a ello me ayudaste conservando a mis hijos hasta que todo estuvo listo. ¿Cuanto daño podria hacerte?.- repitio y despues resoplo profundamente.- Siento que podria mataros uno a uno... pero antes la clavaria en mi misma que dañaros a ninguno.-Le explique lanzando furtivas miradas al reflejo, no podia dejar de preocuparme por ellos y me dolia haber tenido que dejarles.

- Khalis... yo siempre he sentido un afecto especial por Serune, como sabes, de algun modo fuimos una en origen.. pero tambien sentio algo por Tab que es diferente al resto. Es asi y solo a ti te lo confesare a condicion de que lo guardes como un secreto.- Le dijo mirandole a los ojos.-Nuestra relacion era perfecta, como debia de ser... el uno daba fuerzas al otro, nos entendiamos y en esencia tambien nos sentiamos rivales. Era un equilibrio perfecto y podiamos estar juntos siempre, vernos cuando quisieramos.

Serune solo jugaba.. quiso probar que sucedia si nos rociaba en deseo.... Khalis, en parte soy pasion, la pasion y el deseo juntos se convirtieron en algo que no podia parar... no. Esa no es la palabra. Era algo tan arrollador, tan intenso... que no queria pararlo. Mi mente se nublo y asumo mi parte de culpa.

Ninguno tenia muy claro lo que estaba haciendo, nos dejamos llegar de un modo ingenuo y estupido, no pensamos en las consecuencias porque no podiamos pensar en nada.

Raiza se tomo un momento antes de seguir.-  Yo asumo mi culpa y mi falta, Tab tambien lo ha hecho pero Serune no comprende como nos a destruido, ya nunca podremos estar juntos sin desearnos y aquello no puede volver a pasar... De modo que por toda la eternidad deberemos estar separados.

Sus ojos volvieron al filo de su espada, estaba a punto de volver a llorar pero se contuvo de nuevo.- Se que no lo hizo a proposito pero nosotros solo hemos sido el blanco de su broma pesada y solo nosotros cargaremos con las consecuencias, pues cuanto mal hagan los orkos en el mundo sera tambien culpa nuestra.

¿Lo comprendes ahora, Khalos?¿Comprendes porque no puedo verla sin sentir deseos de...?.- Raiza se mordio la lengua y guardo silencio. No tenia nada mas que decir al respecto.

El rostro de Khalis era una mascara inexpresiva, por ello nunca se sabia cuando bromeaba y cuando hablaba enserio, pero esta vez escucho a Raiza sin pronunciar el mas leve ruido.

-Entiendo... No te preocupes, los secretos para mi son una forma de vida, los cuido como si fueran mis hijos... Puedo ver que tu preocupación es grande... Pero antes o despues tendras que tomar una decision, no puedes estar encerrada aqui para siempre y no somos tantos como para que puedas evitar a dos como si tal cosa...

Se acerco a ella, sin juegos ni movimientos extraños y acaricio con su mascara la mejilla de la diosa. El contraste del frio de la porcelana y la calidez de la carne, un beso fratenal, de un hermano preocupada por su hermana en un momento duro.

-Ahora parece que el dolor no termina pero recuerda... Somos Dioses... El tiempo todo lo cura, yo eso lo se muy bien.

Levanto el sombrero a modo de saludo y cuando lo solto, antes de que volviese a tocar su cabeza, ya no estaba alli.

Ante la Diosa Serune, se manifesto Khalis, el sombrero en el aire, acaricio su cabeza justo cuando aparecio.

-Ante mis ojos, la bella Serune... Creadora de elfos y orcos, la portadora del amor y el deseo.... ¿O acaso ese tiempo ya paso y lo estoy confundiendo?

Su habitual voz aguda y chillona se manifestaba, mientras el dios giraba sobre si mismo como si de una peonza se tratara.

-Algo me ha despertado de mi sueño... Disputas entre los Dioses... Hermanas que se pelean... La creacion burbujea con nuevas formas de vida...

Se arridilla y extiende su brazo derecho hacia Serune, mientras su mano izquierda va a su propio pecho.

-Pero tu Serune, lloras renuncias a lo que eres y amenazas con cancelar tu don sobre el mundo, excepto para tu isla... Prometes que solo nadie la podra pisar... Que egoista. ¿Y todo por que? Por que lo que tu pensabas un don, para otros se ha convertido en una maldicion.... Jajajaja, es delirante... ¿No te parece tronchante la ironia?

Vuelve a ponerse en pie, con un agil gesto, con la mirada fija en la de la diosa.

-Y yo, humildemente me pregunto... ¿No sufres sin necesidad? ¿No eres acaso la diosa de los sentimientos? ¿No puedes simplemente quitarles aquello que les entregaste y que el rio vuelva a su cauce?

-Khalis, si estás aquí para reirte de mi, piensatelo mejor.-

Los ojos de Serune auncian una tormenta tras ellos, una tormenta que solo necesita que dejen caer la primera gota para desatase, imparable. Pero dura un instante, lo que tarda en apartar la mirada.

-El rio a su cauce...que simple lo pones. Pero no es posible. Cuando tiras una piedra tan grande a un rio, que cambias su cauce, el rio se abre camino, destrozando, cambiando lo que encuentra a su paso. Aunque después quites la piedra y el rio regrese a la normalidad, eso no hace que lo que ha sido, deje de ser. Puedo retirar el sentimiento que les di pero...lo que hicieron no cambiaría. Y los orcos, lo que ellos crearon por mi culpa...¿Como puede una diosa deshacer lo que se hizo entre dos?-

Se queda en silencio.

-¿Qué quieres Khalis?-

-Mis disculpas por mi forma de expresarme... 

Añade con una inclinación de cabeza que hace resonar los cascabeles que cuelgan de su sombrero.

-Recuerda que ya una vez confundiste mis palabras de ayuda con una ofensa... Aunque mas tarde yo tambien confundi las tuyas, asi que demomento estamos en empate, dejemos que siga asi.... Mi intencion no es mofarme de las desgracias ajenas, al menos no tanto como ayudar... 

Con pasos largos y rapidos el Dios se acerca a su hermana, quedando proxima a ella, mas sin llegar a tocarla.

-Cierto es que los orcos son una raza que se extiende por la creacion lentamente, y tambien es cierto que retirar lo que les infundiste no ara que todo vuelva a ser como antes pero.... Hacerlo seria un principio. Si las matematicas no me fallan, sois 3 dioses implicados... Tu has hablado con Raiza, y se ha negado a recibirte... Pero aun nos queda uno y bien grande... El padre del caos.

Pensativo, como si no tuviera muy claro como seguir Khalis paro de hablar tan solo para retomarlo unos segundos despues.

-Parlamenta con el, ofrecele retirar tu influjo... Si asi el lo desea, si tampoco se digna a hablarte. Nadie podra culparte, habras echo lo que ha podidos... Si tienes dudas sobre acercarte a el, yo puedo dirijirme a ti en su nombre. Si es tu deseo.