Partida Rol por web

Viendo que el semielfo esperaba sus órdenes, el anciano decidió que era el momento de tomar las riendas de la situación. Se adelantó con respecto a sus hombres haciendo gestos con los brazos para que éstos bajasen sus armas. Con ese detalle trataba de dar a entender a todos los allí presentes que no había nada que temer; al menos por el momento no lo había. Antes habría que ver las intenciones que había llevado al grupo allí y de paso obtener algo más de información hasta la caída de la noche.

Tranquilos… - Señaló con voz grave y autoritaria. Sus hombres bajaron las armas, pero no por ello perdieron de vista al grupo. – Decidme buenas personas, ¿cuál es el motivo por el que un grupo tan pintoresco como vosotros pasea por las abandonadas tierras de Cherrybroof? 

Pese al apacible carácter de Losse, salvo en los momentos en que algún acto chocara de frente contra sus fuertes convicciones morales, estaba claro que la diplomacia no era uno de sus fuertes, cosa bastante habitual entre aquellos que pasan más tiempo en el bosque que en las ciudades. Así, ante la pregunta de aquel anciano, el everlunita le respondió con la mayor educación que pudo. - Hola, BUEN hombre. - Dijo remarcando éso de "buen" como antes había hecho también aquel vigía. - Permítame que el motivo de nuestro paseo sólo nos ataña a nosotros. No veo dónde está la relevancia en que usted quiera saber nuestro paradero. - Y, para dar respuesta al motivo por el que allí se encontraban agazapados, ahora era él el que preguntaba -  ¿Con quién tenemos el gusto de hablar? Pues los nombres de las personas sí dicen bastante más que el destino al que se dirijan. -

- Ehm...- Ogna, tras ensalivarse la mano y con ella aplastarse el alborotado flequillo y recolocarse el lacio pelo, se adelantó unos pasos para tomar las riendas de la conversación. El tacto de Losse dejaba mucho que desear, como había comprobado en varias ocasiones, así que se decidió por tomar ella la palabra. Losse tenía buen fondo pero como explorador había pasado mucho tiempo solo y eso le hacía tener maneras toscas y hurañas. Si aquellos soldados fueran parte de Steznag ya les habrían emboscado. Tenían que estar ahí por algo diferente. Además que Pino estuviese tan tranquilo era una buena señal.- Disculpen nuestro modales pero debemos ser precavidos teniendo en cuenta que Cherrybroof ya no son las amistosas y amables tierras que visitamos hace unas semanas y que Crímmor está en guerra.- Los despiertos ojos de Ogna se clavaron en la silueta de aquel barco que dominaba la antigua fortaleza.- Mi nombre es Ogna y formo parte de este grupo de aventureros. Es la búsqueda de un amigo lo que nos ha traído hasta aquí, un amigo que podría correr peligro.- Aprovechó que algunos creía que Morwing podía estar ahí para disfrazar sumisión como algo más personal, en caso de que el anciano ese no tuviera buenas intenciones.- Su rastro nos lleva hasta aquí, hasta la fortaleza de Felmar. Una sorpresa encontrar a un grupo armado tan numeroso por aquí...- Así daba pie a que el anciano explicase qué hacían ellos allí.- Ese barco volador es un pájaro de mal agüero. Allá por donde pasa su sombra no siembra más que destrucción. ¿Es ese su objetivo?

La respuesta del everlunita no dejó satisfecho a Lord Filguien, y éste respondió con una sonrisa más irónica que amistosa: - ¿Acaso ese emblema que porta vuestro compañero no representa al Dios Radiante? - dijo señalando el escudo de Jeldrich. - Señal inequívoca que se trata de un sirviente de Lazhánder, y por ello tanto tú como tu grupo distáis mucho de ser de la misma naturaleza de a los que intentamos dar caza - comentaba a la vez que se atrevía a adelantarse unos cuantos pasos más.

La intervención de Ogna sin embargo fue mucho más comedida y educada, lo que hizo que el anciano encapuchado caminase hacia ella seguro de sí mismo y confiando en sus buenas intenciones. – Un placer, Ogna – respondió con una leve reverencia – Mi nombre es Lord Eradack Filguien, cabeza de familia de una de las familias más importantes de Ann, y me temo que si ese amigo vuestro se encuentra tras los muros de la fortaleza, corre un grave peligro si no es que ha encontrado la muerte ya – Lord Filguien reculó unos pasos y clavó igualmente su mirada en la estructura de la lejanía. – Si nuestras sospechas son acertadas, me temo que ese barco volador no será el mayor de nuestros problemas. Caída la noche, cuando la oscuridad nos permita avanzar de forma menos arriesgada, partiremos hacia la ciudadela. Si ese es vuestro destino, podéis acompañarnos si queréis. -  

La respuesta del everlunita no dejó satisfecho a Lord Filguien, y éste respondió con una sonrisa más irónica que amistosa: - ¿Acaso ese emblema que porta vuestro compañero no representa al Dios Radiante? - dijo señalando el escudo de Jeldrich. - Señal inequívoca que se trata de un sirviente de Lazhánder, y por ello tanto tú como tu grupo distáis mucho de ser de la misma naturaleza de a los que intentamos dar caza - comentaba a la vez que se atrevía a adelantarse unos cuantos pasos más.

La intervención de Ogna sin embargo fue mucho más comedida y educada, lo que hizo que el anciano encapuchado caminase hacia ella seguro de sí mismo y confiando en sus buenas intenciones. – Un placer, Ogna – respondió con una leve reverencia – Mi nombre es Lord Eradack Filguien, cabeza de familia de una de las familias más importantes de Ann, y me temo que si ese amigo vuestro se encuentra tras los muros de la fortaleza, corre un grave peligro si no es que ha encontrado la muerte ya – Lord Filguien reculó unos pasos y clavó igualmente su mirada en la estructura de la lejanía. – Si nuestras sospechas son acertadas, me temo que ese barco volador no será el mayor de nuestros problemas. Caída la noche, cuando la oscuridad nos permita avanzar de forma menos arriesgada, partiremos hacia la ciudadela. Si ese es vuestro destino, podéis acompañarnos si queréis. -  

-Bien dicho, elfo...- decía tras su escudo el enano. Las palabras del elfo eran sabias, pero parecía que su mujercita volvía a hacer acto de presencia reduciendo las buenas palabras del elfo a cenizas. No había nada peor que una mujer que tuviese las palabras del hombre. Los humanos eran conocidos por tener a mujeres más fuertes que sus maridos, no dudaba que muchas de ellas fueran guerreras o tuvieran esas extrañas profesiones inventadas e inservibles, como podía ser... porta antorchas. Una vez más Losse quedaba como un pánfilo tras la intervención de Ogna. El enano con un movimiento de escudo hizo que la muralla se convirtiese en un escudo más pequeño y manejable.
-JA!- dijo el enano desafiante. Bien les hubiese dado a todos una patada en el culo y demostrado que el grupo iba a donde quería -Filguein... filguein... ¿de quié me suena ese nombrrre?- algo dudoso el enano juraría haber escuchado ese nombre -Mejiorrr acompañarrrnos vosotrrrios a nosotrros... SI querrréis, clarro.- dijo el enano con una sonrisa algo pícara. 

El enano aún se rascaba las barbas y casi dejó pasar el nombre de aquel que se hacía apellidar Filguien, cuando el enano chocó su puño contra su mano. -JA!- dijo girándose y mirando a Eradack Filguien a los ojos, poco a poco se acercaba al señor que hablaba.. -¿Y te guiusta cazarrr-e, eh? - dijo con cierta sorna. ​-Estoy segurrro que el nombre de Hebrrrrafina no te es del todo desconocido...- prosiguió el enano con sus pesquisas. -Ese mediano...- dijo con el dedo acusador. -Perrro supongo que ese medio mediano* no es culpa tuia... Porrr supuesto que no... Solo tenía un contrrrriabando de escudos y material de guerra parra colar a soldados dentrrrrio de Crrrimorrr - decía rascándose la enmarañada barba dubitativo. Desde lego Filguien no tenía nada que ver con Hebrafina, a simple vista. Sólo fue con él a una cacería, no tenía porque responsabilizarse de sus fechorías - Sus malas arrrtes...- decía por las mentiras que escupía Hebrafina. -También salió tu nombrrie con ese niño que rriegentaba Nashkel... Diedosdeoro. NO... Bezosdeorrrro...- Aún recordaba el mediano como aquel tipo había llorado ante él, ante la impotencia de un pueblo que no sabía regentar por ser prematuro y había sido puesto a dedo por Filguien -Y casualidad que su tesorrrerrrro erra un buitre...- comentó como si fuese una casualidad que un demonio se hubiese hecho pasar por un tesorero en el mismo sitio en el que Filguien había puesto a un niño de gobernador. Alguien inexperto que no se hubiese percatado de su presencia. Alguien fácilmente manipulable. -Que más... que más...- siguió pensando en los antecedentes de aquel que se hacía llamar Eradack Filguien -Más fuiste por a una cacería...tu amistad con Arrrranarrr Brrrrusta...-  dijo haciendo de su escudo se transformase en un escudo de hierro y cogiendo con la zurda su hacha. -Ese mediano llegó a Oaksville porrrr tu mano. ¡DI QUE NO!- empezaba a calentarse el enano. -¡MIÉNTEME Y JURRRO QUE TE MATO!- sólo mencionar a Aranar Brusta hacía que el enano hirviese la sangre. Aquel tipo tenía muchas casualidades que responder, pero a la primera de todas su amistad con un mediano que tenía amistad con Todler, Steznag y conocido en una isla que se preparaba para la guerra.

Jeldrich se sorprendió cuando aquel anciano hizo mención de su escudo. No estaba acostumbrado a ello y bien era cierto que portar el símbolo del sol radiante transmitía los valores que defendía allá a donde iba, aunque no solían nombrarlo más por respeto que por otra cosa, pensaba…  

Fuera como fuese, Lord Filguien había identificado a su dios y con ello las buenas intenciones del grupo. Si las suyas y la de su pequeño ejército no fuesen semejantes era por seguro que ahora estarían intercambiando algo más que palabras en lugar de ofrecerles apoyo en la incursión a la fortaleza.

-¿Pero qué decís?, cuchicheó con sus compañeros para evitar que le oyesen el resto. – ¿Pero no habéis visto la cantidad de esas criaturas que hay por aquí? Lazhánder nos ha colocado este grupo en el camino al igual que me guió hasta vosotros. Es nuestra oportunidad para ser más poderosos y poder equilibrar la balanza, comentaba tratando de que el grupo aceptase la oferta de Lord Filguien. – Mirad sus rostros… es más que evidente que saben a lo que nos enfrentamos, concluyó.

Eradack Filguien, éso era todo lo que Losse tenía que escuchar. No cedió ante el intento de Ogna para que le dejase a ella el peso de la negociación, al igual que hizo caso omiso a lo que Jeldrich acababa de decir. Probablemente el clérigo no había escuchado hablar en la vida de ese hombre pero, al igual que Kormack, el explorador había dado varias veces con ese nombre durante las últimas semanas de investigación. Por consiguiente, el interrogatorio del enano fue secundado por el elfo lunar, quien estaba preparado para sacar el arco y acabar con la vida de aquel hombre.

-¡SÍ, VAMOS! Di que no sabes nada de esa cacería. Di que no sabes nada de Silphamen. Di que no sabes nada de lo que te acaba de decir mi amigo... - insistía mientras señalaba al enano - y éso te convertirá en hombre muerto, pues te habrán absorvido también tus recuerdos. Ahora bien, en caso que lo confirmes, muy buena explicación tendrás que darnos para que no te matemos igualmente por todo el mal que has sembrado en estas tierras junto a tus compañeros. ¡HABLA! -

Morwing pensó que una vez hecha la oferta y mostrar que el ejército con el que se habían topado no tenía intención alguna de combatir con ellos sería suficiente… pero nada más lejos de la realidad.

Tras haberse retrasado hasta su posición inicial junto a sus hombres, las amenazas por parte de sus antiguos compañeros comenzaron a repetirse y subir de tono. Esto hizo que al instante los soldados más próximos a él le escudasen dejándolo prácticamente inalcanzable a la vista de los aventureros mientras que negaba con la cabeza decepcionado con aquella situación. Podía esperarse aquello del enano, de hecho lo raro hubiese sido que no reaccionara así… pero Losse, que bien era cierto que no le faltaba razón en sus sospechas, sólo hizo que la sangre del hechicero hirviera por completo. Su sola presencia ya era un insulto para él y ni que decir tiene que si tenía que librarse una batalla… él sería el primero en caer.

Morwing respiró profundamente mientras Losse y Kormack continuaron pidiendo explicaciones y clamando sangre… pero ese no debía ser el momento, tan deseado por otra parte por el hechicero. – El enemigo de mi enemigo…debe ser mi amigo… al menos por ahora, pensó para desencadenar posteriormente un conjuro simple con un rápido gesto. Tras ello, comenzó a mover sus labios ocultos bajo su capucha para enviar un mensaje y quizá así sosegar los ánimos.

PARA OGNA:

-¡¡HAZ EL FAVOR DE CALMAR A TU PUTO NOVIO O TENDRÉ QUE MATARLO!!, aquellas palabras enfurecidas retumbaron en la cabeza de Ogna e incluso le hicieron soltar un pequeño grito de la impresión. Pero no fueron la dureza de las mismas lo que más impresionó a la joven bardo, no. Lo que más le sobrecogió fue lo familiar que le resultaba la voz… - ¡Va a estropearlo todo, joder!...¡¡¡HAZ QUE SE CALME Y ACEPTE MI PROPUESTA!!!, reincidió de nuevo – Estamos en el mismo “barco”…y tú bien lo sabes…

PARA KORMACK:

- Siempre tan bruto como siempre, Kormack, je je je…, aquellas palabras sonaron en la cabeza del enano dejándolo completamente enmudecido. Por la expresión de su rostro, Kormack había identificado rápidamente la voz que retumbaba en su cabeza, aunque bien era cierto que no encontraba explicación para aquello. – Bajo la carne de ese anciano reside un viejo amigo. Ya habrá tiempo para explicaciones pero ahora debes bajar el hacha y hacer que pelonieve cese también en su empeño por combatir…

LORD ERADACK:

- Está más que claro que habéis hecho bien los deberes - pronunció tras las defensas de sus soldados. – Pero no penséis que soy un ingenuo. Sé muy bien quienes sois y precisamente por ello os he ofrecido acompañarnos - dijo manteniendo la calma en todo momento. – Puede que vuestras investigaciones os hagan sospechar de mí… lo acepto, ¿pero acaso vosotros mismos no habéis sido también engañados por Aranar Brusta? Me temo que sí, ¿verdad? - preguntó permitiendo un breve silencio. – Os aseguro que no tenéis por qué verme como una amenazada… a no ser que esperéis que Aranar caiga bajo vuestra espada, hacha o arco… ¡No! ¡Ese maldito mediano es mío! - concluyó enojado.

-¡¡HAZ EL FAVOR DE CALMAR A TU PUTO NOVIO O TENDRÉ QUE MATARLO!!, aquellas palabras enfurecidas retumbaron en la cabeza de Ogna e incluso le hicieron soltar un pequeño grito de la impresión. Pero no fueron la dureza de las mismas lo que más impresionó a la joven bardo, no. Lo que más le sobrecogió fue lo familiar que le resultaba la voz… - ¡Va a estropearlo todo, joder!...¡¡¡HAZ QUE SE CALME Y ACEPTE MI PROPUESTA!!!, reincidió de nuevo – Estamos en el mismo “barco”…y tú bien lo sabes…

- Siempre tan bruto como siempre, Kormack, je je je…, aquellas palabras sonaron en la cabeza del enano dejándolo completamente enmudecido. Por la expresión de su rostro, Kormack había identificado rápidamente la voz que retumbaba en su cabeza, aunque bien era cierto que no encontraba explicación para aquello. – Bajo la carne de ese anciano reside un viejo amigo. Ya habrá tiempo para explicaciones pero ahora debes bajar el hacha y hacer que pelonieve cese también en su empeño por combatir…

Las amenazas de ambos miembros del grupo desencadenaron la reacción proporcional por parte de los hombres que defendían a Lord Eradack, interponiéndose entre él y los aventureros en el mismo momento en que el anciano daba un paso hacia atrás un tanto decepcionado. Se giró negando con la cabeza.

- Está más que claro que habéis hecho bien los deberes - pronunció tras las defensas de sus soldados tras unos segundos. – Pero no penséis que soy un ingenuo. Sé muy bien quienes sois y precisamente por ello os he ofrecido acompañarnos - dijo manteniendo la calma en todo momento. – Puede que vuestras investigaciones os hagan sospechar de mí… lo acepto, ¿pero acaso vosotros mismos no habéis sido también engañados por Aranar Brusta? Me temo que sí, ¿verdad? - preguntó permitiendo un breve silencio. – Os aseguro que no tenéis por qué verme como una amenazada… a no ser que esperéis que Aranar caiga bajo vuestra espada, hacha o arco… ¡No! ¡Ese maldito mediano es mío! - concluyó enojado.

-¡JA!- gritó el enano enfundando su hacha. -TUUUUUUUUÚ...- decía con las cejas juntas. Su expresión de enfado y sus saltos pequeñitos iba acompasados con un dedo vacilón que apuntaba a Erradak. Con un movimiento de brazo su escudo se convertió en un escudo pequeño. - Es amigo, pelonieve... BAI, BAI! Niada que temer. Sólo un buen amigo...-  Dijo al elfo explorador que bien había apoyado al enano.

Su expresión había cambiado como si hubiese reconocido realmente a Filguien, como uno de sus... .- -Camarrrrada! Casi pienso qui errras el enemigo... Ja! ¿Te puedes imaginarrr? Siemprrrrie has sabido engañarrrme. ¿Cómo no te he rrrieconocido? Errradack FIL-GUI-EN.- dijo el enano mientras agarraba entre sus brazos a Erradack Filguien y apartaba a los sosprendidos soldados. -Serrrá agrrradable acompañarrros, buen hombrrrre.- decía con la mejor de sus sonrisas. El enano casi parecía que estaba entre los de su propia raza. -¿Y como qui estás rrrrodeado porrr estos...Miequetrrrefes?- preguntaba con ambiente distendido. Extraño era que el enano hubiese escuchado tanto su nombre y nunca lo hubiese asociado a ese viejo. Sería el tiempo que había pasado entre ambos, pero para el enano no era nada extraño, para Kormack todos los humanos eran iguales, incluso los elfos, que eran sus versiones femeninas.

-AH, Morwing, viejo amigo... Casi creía que te había perdido...- pensaba el enano. Raro era la sensación, pues el enano nunca lo había experimentado antes. - No tenías que haberte ido, viejo amigo.- pensaba algo apenado -Pero eso no importa ya. Lo importante es que debemos dar fin a ese mediano. No tienes que preocuparte de pelo nieve, ni de los otros, vas conmigo.- pensaba mientras escoltaba a Morwing dentro de Filguien -¿Cómo has llegado hasta aquí? Cuéntame tus planes. Sabes que puedes confiar en mi... seré de ayuda... Siempre has sido un tipo listo y has encontrado la forma de enriquecernos.- terminó pensando feliz.

La costillas de Morwing casi rompieron cuando el enano se hizo paso sobre él y lo estrujó en un… en un… ¿amistoso abrazo?. – Todo a su tiempo, todo a su tiempo, Kormack…, respondía telepáticamente al enano mientras sus hombres estaban tan sorprendidos de aquella reacción como él mismo. – Por ahora debemos seguir con esta pequeña farsa… seguidme el rollo… 

Tanto los soldados como el propio Eradack quedaron sorprendidos por la reacción del enano, que casi no pudieron reaccionar cuando éste se abalanzó sobre el viejo Lord con el hacha enfundada. – Calma señor enano, no querrá llamar la atención de nuestros enemigos, ¿no? - dijo apurado por la falta de oxigeno. – Como dije sois… sois bien recibidos en esta empresa, pero ahora…. Porrrr favorrr…. ¿le importaría dejarme.... soltarme?... por favorrrr… -

Tanto los soldados como el propio Eradack quedaron sorprendidos por la reacción del enano, que casi no pudieron reaccionar cuando éste se abalanzó sobre el viejo Lord con el hacha enfundada. – Calma señor enano, no querrá llamar la atención de nuestros enemigos, ¿no? - dijo apurado por la falta de oxigeno. – Como dije sois… sois bien recibidos en esta empresa, pero ahora…. Porrrr favorrr…. ¿le importaría dejarme.... soltarme?... por favorrrr… -