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Crónica del Heredero - Episodio II - El Ascenso.

VIII - La muerte del Gran Muzhal

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22/10/2015, 16:17
Ogna

- Eso estaría genial.- Comentó ante la propuesta de Jeldrich. Un sabotaje en el agua ayudaría a que el pequeño fuego no fuera tan fácil de apagar. Que Ogna estaba nerviosa era algo evidente para cualquiera que la conociera. A pesar de la forma orca de su cuerpo, adoptaba la misma expresión sombría en su rostro que con forma humana. No estaba para bromas.

- Necesitaré algo de cobertura.- Había muchos pares de ojos allí. Esperó a que los demás la cubrieran y conjuró  un hechizo, de su cosecha, que le permitiría pegar el frasco de fuego de alquimista a la estructura de la catapulta- Me acercaré a la catapulta y pegaré un fuego de alquimista a ella con un hechizo. Espero que nos de algo de tiempo para no parecer sospechosos.- Se ajustó el cinturón de pociones- Losse, ¿te ocupas tú de la cuerda del pozo?- Ni corta ni perezosa Ogna se separó de sus compañeros, andando encorvada, con los brazos caídos y gesticulando como si una mosca se posara continuamente en sus labios y no pudiera usar las manos para espantarla. Se acercó a la catapulta más próxima a la salida de las cocinas. Su intención: pararse junto a ella al pasar para pegar el frasco boca a bajo en su mecanismo. Después tendrían que alejarse un poco de allí con la excusa de buscar un zapador. Cuando el fuego empezara y el caos se hiciera con el patio esperaba que Allen pusiera en marcha su plan. Hasta entonces tendrían que arreglárselas para pasar desapercibidos.

Notas de juego

Sigo haciendo uso del cuchichear mensaje.

Conjurar pegar nivel 0 sobre frasco fuego alquimista.

 

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22/10/2015, 17:17
Davros Zokk

- Caminando entre los enemigos como si nada, otra vez. - Davros miraba atrás cuando era Morwing el que llevaba la voz cantante en esas ocasiones. Ahora Ogna se encargaba de todo, y no lo hacía nada mal. No dejaba de estar preocupado por cualquier despiste o porque a un orco le diese por pensar más de lo habitual para ellos.

Pasaron por las cocinas y salieron al patio, era como se imaginaba, totalmente rodeados de enemigos, un paso en falso y adiós.

- Poneos las capuchas - Sugirió al salir de las cocinas, para evitar la luz del sol y no parecer sospechosos. Éste ya se la había puesto antes de cruzar por el umbral de la puerta, conocedor de la aversión de esas criaturas a la luz del día..

Echó un vistazo a las murallas, para ver si algún enemigo las rondaba.

La idea de Jeldrich no estaba mal, si Losse lo llevaba a cabo pasara lo que pasara con su misión, habrían retrasado las excavaciones al menos, eso junto con el ataque que iban a realizar, les darían a Crimmor un tiempo precioso. Pero lo realmente importante era la señal a Allen - Ogna, no estoy seguro sobre lo de la catapulta, tardará demasiado en arder, y podría darles tiempo a apagarlo. Quizá sea mejor quemar algo que prenda rápido, como paja  o algo así. De todas formas creo que éste lugar sería el idóneo para el fuego, justo en el punto contrario a donde debemos ir.  O quizás puedas intentar ambas... En tus manos está. Dime que quieres que haga. - Habia demostrado incontables veces su capacidad, habilidades y su buen juicio, Davros sabía que su decisión sería la correcta. - Ten cuidado.-

Notas de juego

¿Hay peña en las catapultas?

¿Dónde está el sol/las sombras?

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22/10/2015, 18:50
Losse
- Tiradas (1)
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22/10/2015, 19:23
Orcos del Buey Blanco

Viendo que el matiz comentado por Davros sobre hacer arder un lugar donde hubiese paja era si cabe más viable que el prender una catapulta bajo la atenta mirada de su numerosa dotación, Ogna estuvo de acuerdo en buscar la manera de prender uno de los establos. Éste no estaba lejos del lugar elegido, como ya había tenido la oportunidad de verlo el día anterior el bárbaro, se encontraba a escasos metros de la residencia. En su interior, visibles incluso desde la posición que ocupaban ahora los aventureros, numerosos orcos yacían despatarrados descansando tras la suculenta ingesta de carne. Era una suerte que las operaciones de ataque contra la ciudad hubiesen entrado en una especie de sopor con la llegada del amanecer, pues era éste el momento elegido por aquellos seres para dormir y reposar sus cansados cuerpos tras la larga marcha desde las montañas al otro lado del Álandor.

La otra parte del plan, propuesto a su vez por Jeldrich, era cortar el suministro de agua del que tanto uso se estaba haciendo en esos momentos. Esto no era demasiado difícil teniendo en cuenta que únicamente existía un pozo del que extraer el agua en esos momentos, o al menos ese era el único conocido por los orcos. El pozo en cuestión estaba localizado no muy lejos de allí, en un pequeño edificio que hacía las veces de herrería y lavandería. Sus puertas estaban abiertas de par en par, por no decir completamente arrancadas fuera de sus goznes.

Como de aquel lugar no paraban de entrar y salir goblins cargados con cubos, el más indicado para acercarse estaba claro que era Losse. Y así fue. Montado sobre su disco flotante y envuelto aún en un manto de invisibilidad se alejó presto para cortar con delicadeza las cuerdas utilizadas para izar los cubos repletos de agua. No las cortó por completo sino que les infligió sutiles cortes en la parte más alta, aquella que estaba alejada de la vista de los goblins, para que éstas se fuesen deshilachando debido al frecuente uso. Una vez conseguido, sólo restaba esperar.

No pasaron más de un par de minutos hasta que el cubo de madera se estrelló con todo su peso contra las frías aguas del pozo. Losse, situado a una distancia prudencial de la puerta y contemplando todo con una sonrisa en sus labios, había cumplido con su parte del plan. Un susurro bastó para indicar a Ogna que podía poner en funcionamiento la segunda fase del mismo.

Ogna abandonó las sombras con paso decidido a la vez que hacía aspavientos cada vez que el sol calentaba su negra piel de orco. Cruzó de lado a lado el patio interior y buscó un hueco entre la paja en el que tumbarse arguyendo un cansancio atroz. Ninguno de los orcos presente reparó en ella poco más que para lanzarle alguna mirada furibunda por haberlos despertado de su siesta. No obstante no tardaron éstos en caer rendidos otra vez y confirmarle a la joven bardo mediante ronquidos que era el momento idóneo. No tardó mucho tiempo en quejarse y moverse un lado a otro como si no lograse encontrar la postura idónea para el descanso, así, mientras se movía, aprovechaba para medio enterrar los frascos de fuego de alquimista que luego manipularía desde lejos. Cuando uno de los orcos más próximo a Ogna le dedicó dos insultos que dejarían en pañales a cualquiera escuchado en los peores barrios de Athkatla por provocar tanto ruido la joven se levantó y se dirigió hacia la puerta de los establos aparentando estar asustado. Era el momento. Cubierta por las amplias espaldas de los tres orcos que le acompañaban ejecutó un hechizo sencillo con el que podría vaciar los frascos desde una distancia segura, como así hizo.

Un súbito fogonazo iluminó el establo de pared a pared. Las llamas, alimentadas por la paja seca, crecieron con tal fuerza e intensidad que lamieron incluso los travesaños del techo de madera y alcanzaron a chamuscar a más de un orco. Los gritos de horror confirmaron en ese mismo instante a Losse, que se hallaba en el otro patio más grande, que el plan comenzaba a rodar a la perfección. Aquella confusión fue aprovechada por los cuatro orcos para alejarse del lugar como si huyeran del fuego hasta colocarse en un lugar ventajoso desde el que observar las reacciones de los pieles-verdes.  Éstas fueron de lo más dispar pero todas se encontraron en el espectro abarcado desde el miedo más primitivo hasta el cabreo más absoluto. Sin embargo no quedarían sólo en eso, pues a medida que el fuego se hacía más incontrolable y el denso humo negro comenzaba a salir del establo con grandes nubes, llegaron las noticias de que había alguna clase de problema en el pozo.

Desde un lateral, los cuatro compañeros, ahora con Losse a su lado, vieron como los jefes orcos y ogros trataban sin éxito de poner orden y concierto en el caos más absoluto. El griterío y el ruido fue creciendo en intensidad a medida que más y más orcos se asomaban al patio para ver qué sucedía y, a continauación, se quedaban allí para mirar absortos cómo el fuego se hacía dueño y señor de uno de los establos en pocos minutos. Pero aquello no duraría para siempre. De pronto, una sucesión de cuernos de batalla y de redobles de tambores de guerra hizo que aquellos grotescos seres se quedasen petrificados y mirasen todos hacia el este, que era desde donde venían las señales auditivas. Estas señales comenzaron a encontrar el eco en puntos más lejanos y a hacerse más insistentes. No fue hasta que uno de los orcos situados en las murallas comenzó a gritar lo que los aventureros habían estado esperando cuando los orcos comenzaron a reaccionar: - ¡ESAS RATAS SALEN DE LA CIUDAD A LUCHAR! ¡A LAS ARMAS!

El caos fue entonces generalizado y en pocos minutos multitud de orcos comenzaron a surgir desde todos y cada uno de los edificios. Los aventureros, a fin de no ser arrastrados por la turba enfervorecida, hubieron de hacerse a un lado y pegarse a una de las murallas tras un carro. Desde allí fueron viendo como muchos de estos seres corrían armas en mano en dirección a la única salida de Fuerte Bueno, el portón que en esos momentos comenzaba a abrirse para dejar salir a gran parte de las dos tribus que tenían cabida en el fuerte.

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22/10/2015, 21:28
Jeldrich

El buen hacer y la coordinación de todos consiguieron que el plan establecido fuera todo un éxito. El suministro de agua fue arrancado de raíz y el fuego, aunque sin entrañar graves daños en las defensas orcas, fue suficiente para que Allen lo interpretase como la esperada señal de ataque.

Cuando el caos se hizo presa del fuerte, el grupo de aventureros quedó rezagado mientras sopesaban cual era el mejor momento para avanzar.

-Debemos movernos cuanto antes, comentó Jeldrich, - estos conjuros no durarán para siempre y aún pueden sernos de utilidad para entrar en el campamento. Unámonos a la horda para avanzar y después demos un rodeo hasta el muro del campamento. Vamos, hay que darse prisa…, sentenció.

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23/10/2015, 12:14
Ogna

Se iba a mear encima por la tensión. Nada grave si tienes aspecto de orco. Mejor eso a que la vieran mear acuclillada. La porta-antorchas miraba al cielo esperando que la columna de denso humo provocada por el incendio en los establos fuese suficiente para que Allen actuase. La espera se le hizo eterna pero, finalmente, dio sus frutos cuando escucharon las trompetas que llamaban a la guerra. Fuerte Bueno se convirtió entonces, aún más que por el incendio, en un frenético y caótico hormiguero donde era fácil morir sepultado bajo pies verdes. Los compañeros se hicieron a un lado y Jeldrich puso en evidencia la necesidad de actuar rápido.

- Sí tienes razón pero...- Ogna se debatía entre seguir a la marabunta o tomar una ruta alternativa. Con aquel aspecto quizá lo más fácil era lo que decía el clérigo. Le preocupaba la invisibilidad de Losse. - Losse, quizá sería más conveniente que tú fueran por un lugar menos transitado. - Aunque ser invisible era una ventaja el explorador podía ser arrollado precisamente por ello.- Aún no sabemos dónde está Muzhal.- Imaginaban que en el campamento junto al fuerte pero necesitaban saber dónde exactamente. Si alguien podía encontrarlo ese era Losse, a juicio de Ogna.

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23/10/2015, 18:10
Losse

Pegado a una de las paredes se encontraba Losse mientras veía pasar uno tras otro a todos los orcos enfurecidos para hacer frente a los valientes humanos que abandonaban las murallas para hacerse con Fuerte Bueno. Tras ese burdo intento de los soldados de Crimmor se escondía un plan más dañino y elaborado que había comenzado a mascarse desde el día anterior. El grupo de aventureros, que tan bien se las habían apañado para entrar en el fuerte, tenía que actuar ahora que el caos reinaba en él. - Iré por la muralla. Vosotros caminad hacia donde vayan los demás. Esperaré a una distracción para dar con la posición exacta del Gran Muzhal. - Susurró después de buscar un cobijo y beber una poción para adoptar la apariencia de un orco antes de hacerse visible.

Losse continuó pegado a la pared en todo momento hasta volver al edificio por el que habían entrado al fuerte. La muralla era un lugar perfecto para correr sin que el gran batallón orco le molestara. Continuó avanzando por las alturas hasta el campamento adyacente a las murallas. Se detuvo un momento para ver dónde podrían encontrarse sus compañeros. No le era fácil distinguirlos entre la multitud, aunque, una vez se desviaron de donde se dirigían la mayoría, fue más fácil.

- Estoy en posición. - Le susurró telepáticamente a Ogna justo antes de terminar de acercarse al lugar en el que los dos gigantes custodiaban el agujero de las murallas unos metros más abajo. - Avisadme cuando estéis listos. -

- Tiradas (2)

Notas de juego

¿Mapita?

Dejo tiradas de avistar y escuchar para ver lo que se mueve por el campamento.

Tachada poción de disfraz.

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23/10/2015, 19:13
Director

El cuarteto de orcos acabó separándose del grueso principal del clan del Escalofrío y del Buey Blanco cuando éstos últimos se dirigieron en masa en dirección al portón de Fuerte Bueno. Ogna, Jeldrich, Davros y Kormack quedaron por tanto separados de todo aquella aglomeración cuando sus pasos los llevaron a seguir las murallas de la parte oeste del recinto. Aunque aún se veían orcos aquí y allí éstos pudieron avanzar a buen paso, pues sabían que el poder del hechizo que los ocultaba de la vista de los orcos estaba próximo a expirar.  

Losse, ahora también con aspecto de orco, recorrió veloz como el viento las murallas vacías de la parte oeste de Fuerte Bueno. Nadie lo interrumpió ni le hizo mayores preguntas, pues la mayoría de los orcos que las patrullaban se encontraban en el otro sector, que era desde donde se veía el despliegue del ejército de Crímmor. Además los centinelas en las murallas eran bien pocos puesto que las balistas operadas desde las murallas de Crímmor se encargaban de abatir a toda cabeza que despuntase mucho por encima de las almenas. Con esa idea presente Losse avanzó medio acunclillado los últimos metros hasta situarse cerca de la zona que se había desprendido tras la demolición.

Los cuatro compañeros que permanecían a nivel del suelo llegaron hasta esa misma apertura en la base de las murallas, donde era lógicamente mucho más ancha que en la parte superior. No hacía falta hacer volar demasiado la imaginación para darse cuenta de que aquel enorme hueco había sido provocado por los fuertes brazos y armas que los dos gigantes de las colinas que patrullaban la zona del interior del campamento orco. 

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25/10/2015, 12:23
Kormack Quebrantahuesos

El enano estaba perplejo por el cambio que había dado. Su pelo ya no era rojo, era de un negro sucio, al igual que su barba. Sus manos callosas se teñían de un verde pálido, parecía que había contraído todas las enfermedades posibles. Su estatura no había variado, por que su aspecto era bastante cómico. Parecía un orco jorobado o uno paticorto. Al subir arriba bien tuvo ganas de darles lo que se merecían, aunque no entendía ni jota. El orco que parecía ser Ogna, lo diferenciaba por parecer una mujer. O lo que se intuía que era una mujer. Sobretodo por la incontinencia verbal que sufría. Parecía que los orcos no les hacían mucho caso y el enano solo respondía con gruñidos e intentaba no separarse del resto. Si les perdía sería imposible reencontrarse con ellos. Eran igual de feos que los sucios orcos que rondaban el campamento. Algún matiz si que había. -Colmillito...- dijo con una sonrisa el enano tras salir de la cocina. Se paró unos segundo al ver la cantidad de orcos que por allí pululaban. -quizás deberrriamos hacerrr que se enfrentarran entrre ellos... segurro que erran clanes rrrivales.- explicaba el enano, pero para su infortunio Ogna y Losse ya estaban tramando de las suyas y para cuando Kormack explicaba su plan un cuerno levantaba el campamento. -Mierrrrda, quizás parra otrrra.-  dijo apenado por no crear una pelea.

El grupo se acercaba al campamento donde se presumía que estaba Muzhal y dos gigantes allí se eregían. -Yo serré el cierre.- dijo el enano poniéndose al fin de la comitiva. -Entremos donde Muzhal, digamos que tenemos nuevas de las últimas incursiones de la parte oeste del capamento.- susurraba el enano a sus compañeros. -Cuando entrrremos en su tienda. Sin piedad. Yo me quedarrré cerrando porrr si vienen los gigantes...- acabo diciendo. Estaba claro que pocos podían ser capaces de hacer frente a uno de esos gigantes, dos... Dos era una tarea casi imposible. Ni el enano pensaba que podía hacerle frente a los dos. Quizás y sólo quizás, podía entretenerlos unos segundos. Lo suficiente para dar muerte a Muzhal.

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25/10/2015, 18:23
Ogna

- Me...- Le costaba hasta hablar sólo de ver al gigante en la puerta.-...me parece bien pero...- Y es que el enorme monstruo podría apartarla de un manotazo como si no fuera más que una mosca cojonera. Ya no le cabía duda, después de haber presenciado en primera línea el combate con Triomertán, que Kormack podría aguantarlos. Sin embargo seguía sintiendo angustia, miedo por ella, por su integridad física. Sólo eran cuatro más Losse que estaba en las murallas. Desde allí podría acosar a cualquiera que intentara acudir a la tienda.

Pero hay vigías en las torres y dos patrullando en la tienda.

- Primero veamos si nos dejan pasar. No creo que le quede mucho a nuestro disfraz.- Tragó saliva con dificultas y se armó de todo el valor del que fue capaz.- ¡Vamos alla!- Dijo más para que Losse supiera que iban a intentar entrar. Tomó aire y empezó a hablar d enuevo en orco.

- ¡DEJANOS PASAR! ES IMPORTANTE, MUUUUY IMPOTANTE, TENEMOS QUE VER A MUZHAL.- Cuidadosamente guardaba una distancia prudencial no fuera a alargar la mano el gigante y aplastarla.

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25/10/2015, 21:30
Glombro

Glombro, una imponente masa de carne y músculos armado con un garrote que básicamente era un árbol seco arrancado, se giró con lentitud y observó desde los doce pies en donde estaban situados sus ojos a los cuatro pequeños orcos que pedían audiencia con el Gran Muzhal. El gigante de las colinas y su hermano, Elbro, eran miembros de pleno de derecho del clan del Escalofrío y, además, una de las grandes bazas por las que la tribu orca se había hecho con los amplios territorios que dominaban en aquel momento. Aunque su aspecto exterior y complexión eran prácticamente indénticos sus carácteres no podían ser más opuestos. Mientras que Elbro era todo lo dicharachero y amigable que podía ser un gigante creiado entre orcos, Glombro era uno de los más firmes candidatos a tomar el mando de la tribu una vez el Gran Muzhal muriese.

¡UNO! - Indicó el gigante extendiendo un dedo índice del tamaño de un brazo humano. ¡SÓLO PASAR UNO! - Añadió con su voz cavernosa. - ¿POR QUÉ NO VENIR MOLPOKOC? - Preguntó a continuación al no reconocer a ninguno de los allí presentes.

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25/10/2015, 22:08
Ogna

- ¿ES QUE NO TE HAS ENTERADO? ¡ES LA GUERRA! SALEN DE LAS CIUDAD LAS TROPAS Y EL PUTO BARCO NO HA LLEGADO.- Ogna daba saltitos nerviosos como un niño que se hiciera pis y no tuviera tiempo para discutir.- Todos han ido  a luchar.  MOLPOKOC TAMBIEN JODER, HAY QUE SER TONTO. Pero nosotros hemos decubierto algo mu inquietante... No podemos decírtelo a ti, queremos la recompensa, y tenemos que pasar todos.- Puso cara de desconfianza. Los orcos eran traicioneros y si le decía la información que tenía puede que se llevara el mérito.- ¿HAS VISTO EL HUMO? RAPIDO, NO HAY TIEMPO QUE PERDER. JODER SOMOS HORMIGAS A TU LADO. 

- Tiradas (2)
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25/10/2015, 22:22
Glombro

Los inquietos gritos de aquel orco hicieron que el gigante entrecerrase los ojos incómodo. En efecto, el humo de los establos se elevaba ya de forma llamativa por encima de las murallas de Fuerte Bueno, lo que hizo que las palabras de Ogna, unidas a que el gigante ya había visto desde el campamento cómo la puerta sur de la ciudad se abría de par en par, ganasen mucho más peso. Aun así le llevó unos segundos dilucidar si debería dejar pasar a los cuatro orcos, pues había quedado bien claro que el portavoz del Buey Blanco debía de ser Molpokoc.

Hmmm... - Murmuró al fin. Está bien, pero rápido... - Dijo echándose a un lado para que el grupo pasase.

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25/10/2015, 23:23
Kormack Quebrantahuesos

El enano estuvo apunto de intervenir y gritar a aquella mole como solo Kormack sabía hacer. Por suerte Ogna se adelantó haciendo que el gigante se replantease sus órdenes. El enano decidió cerrar la comitiva, su cometido era que aquellos dos gigantes no se inmiscuyesen en el combate contra Muzhal.-Estarrr prrreparrrados.- dijo el enano una vez pasaron los dos gigantes. Era el último instante antes de entrar en combate. -Entrrrar-re y salirr-re, rrecorrrdarr-re.- continuaba diciendo con la mirada al suelo. Difícil se planteaba la situación. Había visto a sus compañeros luchar y excepto Davros que tenía una golpe brutal, el resto dejaba mucho que desear, en lo que al cuerpo a cuerpo se refería. Las leyendas de Muzhal presagiaban un guerrero potente. Además estaba el asunto de que Davros olvidaba su defensa. Lo primero que enseñaban a cualquier enano sensato "¡Sube el brazo derecho! ¡No descuides tu defensa¡ Es mejor que no te golpeen... Un ataque bien defendido vale más que un ataque bien lanzado." Todos estos conocimientos los tiró Davros por tierra cuando lo conoció. Un golpe le bastaba. Uno certero y tumbaba a cualquier cosa que se le plantara delante. Kormack había sentido el asedio de sus golpes y en aquel entonces le fue fácil de adivinar sus intenciones, pero también sabía que no estaban en igualdad de condiciones. Algún trastorno asediaba la mente del bárbaro. Atacaba desquiciado, con golpes vagos y erráticos, como un perro rabioso. Una sombra de lo que realmente era aquel portentoso guerrero. En igualdad de condiciones, sólo la estrategia del bárbaro podía desequilibrar el combate. 

Notas de juego

Jel, si no me echas lo de fuerza salvaje me tomo fuerza de toro. Lo que tu me digas...

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26/10/2015, 13:22
Ogna

En aquellas cabezas gigantes no debía haber más que aire. Eso pensaba Ogna aliviada por ello y porque les dejaran pasar. Aunque no estaba segura de sí misma, pues entrar allí era meterse en la boca del lobo.

Entrar y salir.- ¿Cómo iban a hacer eso? Estaba segura de que Muzhal, al igual que cualquiera de esos gigantes, podría acabar con ella de un solo golpe.

No hay marcha atrás y Losse...- Y Losse en la muralla. Siguió avanzando, interpretando su papel, hacia la tienda más grande y "lujosa", cuya puerta estaba flanqueada por dos orcos de aspecto fiero.

- ¡APARATAR! TENEMOS QUE HABLAR CON MUZHAL, YA.- Se relamía pensando en la recompensa, aunque lo que le pasaba de verdad es que casi tartamudeaba de los nervios. Que el gigante les hubiera dejado pasar debía impresionar a los orcos que montaban guardia.

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26/10/2015, 20:47
Orcos del Escalofrío

La autoridad con que Ogna se dirigió a los dos centinelas orcos que custodiaban la entrada a la tienda los acabó pillándolos totalmente desprevenidos a pesar de haber visto como los cuatro orcos se dirigían directos hacia ellos. Sí, era normal que entre miembros de la misma tribu se hablasen así para reafirmar o ganar posiciones dentro del clan, pero que un miserable miembro de los Bueyes Blancos entrase allí hablando de aquella manera era cuanto menos algo sorprendente.  El Buey Blanco, aquella tribu poderosa que dominaba las estribaciones septentrionales de las Montañas Nubladas, había evitado ser absorbida por el Escalofrío gracias a que el hermano del Gran Muzhal, Arkvegok, se había erigido como caudillo de la tribu en los últimos meses. No obstante, aunque esto fuese así, los miembros del Escalofrío sabían que la supervivencia del Buey Blanco duraría mientras durase su actual caudillo viviese. Aquello provocaba en los orgullosos y belicosos orcos una sensación de superioridad  sin parangón hacia los miembros del clan menos poderoso.

¿CÓMO? – Preguntó, recobrando la compostura el más fornido de los dos, un orco negro de poderosos brazos que sujetaba un gran hacha entre las dos manos. - SI ES PARA HABLAR SOBRE ESO, -dijo señalando hacia el este, donde se escuchaban los gritos de los orcos lanzándose hacia el combate, - YA LO SABEMOS… - Que el orco impidiese la entrada a Ogna no significaba que el grupo no distinguiese lo que había más allá de los dos centinelas.

La tienda se encontraba sumida en una profunda penumbra acentuada por el humo que escapaba de una poderosa hoguera que vibraba en el centro de la estancia. Su interior, como se podía esperar de un campamento orco montado a toda prisa, sólo contaba con un trono de madera coronado por numerosas astas de venado y cabezas de animales. Sentado sobre él, el Gran Muzhal, un orco de gigantescas mandíbulas y aspecto fiero que sujetaba una gran maza de armas entre las rodillas escuchaba atentamente las palabras de dos goblins arrodillados frente a él. Éstos, seguramente, estaban poniéndole al corriente de las noticias que los batidores enviaban desde los alrededores más alejados de Crímmor, donde la guerra había comenzado mucho antes que en la gran ciudad .

Si el enorme orco escuchó las palabras de Ogna, desde luego no pareció prestar la mayoratención a esta pese a encontrarse en su línea de visión.

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26/10/2015, 21:27
Jeldrich

Tras haber superado el primer obstáculo en forma de dos moles gigantescas pero tremendamente cortas de inteligencia, el grupo de aventureros se enfrentaba ahora a un hueso mucho más duro de roer como eran los escoltas personales del Gran Muzhal.

Una leve pero significativa imagen borrosa de las ahora manos orcas de Jeldrich, le invitaba a pensar que les quedaba muy poco tiempo antes de que expirase los efectos del camuflaje mágico. Además, la negativa de los orcos para dejarles entrar no ayudaba por lo que Jeldrich, sin casi pensarlo, intervino conocedor que aquellos orcos desconocían que su lengua había sido cortada. - ¡No hay tiempo!, exclamó malhumorado… - ¡Ehhhhh Muzhal!, gritó hacia el interior de la tienda… -¡tenemos noticias del barco volador! Dile a estos dos que nos dejen pasar…¿Acaso no quieres oírlas? ¡Joder!

Notas de juego

Utilizo escudo de fe (conjuro nivel 1) con cetro metamagico + pergamino de Llamamiento al saber curativo (Descontado pergamino, conjuro y uso diario)

efectos:

+3 Ca durante 16 minutos. (ESCUDO DE FE) - 30 minutos de Llamamiento al saber curativo

 

 

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26/10/2015, 22:28
Gran Muzhal

El Gran Muzhal zanjó la silenciosa conversación con los goblins con un simple movimiento de brazo. Ni siquiera los centinelas que franqueaban la puerta tuvieron tiempo de elevar la voz ante tamaña osadía por parte del orco bajo cuya figura se encontraba Jeldrich. 

¡QUE PASEN! - Gritó con su aspera voz fruto de una antigua herida en el cuello. ¿Qué sabéis del barco volador? - Inquirió deseoso de noticias. Aunque ni Jeldrich ni Davros entendían las palabras del caudillo orco, ambos imaginaron por el gesto apremiante de sus manos que le instaba a pasar al interior.

Losse, aún en las murallas, fue testigo de cómo sus amigos no sólo pasaban por delante de los gigantes sin mayor problema sino que además conseguían adentrarse en la tienda que parecía albergar al Gran Muzhal, cuyas voces el elfo podía escuchar incluso desde su posición elevada.

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26/10/2015, 23:09
Jeldrich

Jeldrich tragó saliva tan pronto terminó de pedir audiencia con el líder orco. El clérigo era conocedor de la importancia que el barco volador de Steznag debía tener en la contienda y de cómo el simple hecho de arrojar algo de luz sobre el motivo por el que no se había presentado en el campo de batalla animaría a Muzhal a arriesgarse en recibir a un puñado de, en principio, inofensivos orcos.

Una vez ingresaron en la tienda, el olor a leña quemada contrastaba con lo que probablemente había sido la cena del guerrero orco escasas horas antes. La mirada fría y amenazante de Muzhal recorrió de arriba abajo a cada uno de los orcos que aseguraban tener información sobre el barco volador, y por ello no tardó en exigirla una vez estaban frente a él.

Jeldrich, que había pecado más de impulsivo que de saber lo que se traía entre manos, carraspeó mientras sus compañeros tomaban posiciones para algo que ya no tenía vuelta atrás. Esperaba una señal, una intervención de Ogna, más diestra en la utilización de la palabra para el engaño, o simplemente un primer mandoblazo de Davros…mientras, un silencio cada vez más incómodo, comenzaba a gobernar la tienda de campaña.

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26/10/2015, 23:55
Kormack Quebrantahuesos

El enano no daba crédito a la intervención de Jeldrich. "Barco volador" parecían haber sido la contraseña a entrar en la tienda de un orco grande y apestoso. -Entrrrarr-re.- dijo el enano desde la retaguardia empujando a sus compañeros. Más les valía a Ogna y a Jeldrich ser útiles. -Poneos entre Davrrros y yo.- dijo cogiendo a estos dos como si fuesen grandes amigos. Luego los empujó dentro de la habitación y se colocó a la retaguardia. La cosa no pintaba nada bien. Dos guardia de elite custodiaban la entrada. Dos gigantes la salida. Y Muzhal se encontraba ante otros dos imponentes orcos y el mismo Muzhal no parecía ser manco.
-Inferioridad numérica... visto.
-Mejores guerreros en el bando contrario... visto.
-Una mentirrra a medias hace más daño que una verrrdad.- susurró el enano a Ogna. Tras un empujón, la colocó delante de Muzhal, esperando que dijese algo que quitase enemigos de en medio. Cualquier cosa le valía con tal de que un par de enemigos se fuesen. Quizás decir que el ataque era un señuelo y que el enemigo había enviado una comitiva por el pozo ciego podía hacer que algunos de aquellos orcos fuesen a ver si eso era verdad. Y se encontrarían los cadáveres e investigarían un poco... Lo suficiente para que el combate se igualase un poco. Debería hacer una mentira más elaborada, ya que podían enviar a los trasgos que había delante de ellos.
Kormack aprovechando el gesto de Muzhal fue para los trasgos y casi los expulsó con su mirada, en perfecto lenguaje trasgo añadió -Esta conversación no es para vosotros, ¡RATAS! ¿Qué hacéis escuchando?- Según pasaban a su lado hizo un par de gestos de amago para agredirles para que apretaran el paso y se marcharan de la sala, quedándose a la retaguardia. -FUERAAAAAA.- terminó diciendo. Ya no podía hacer más que esperar que Davros comenzase atacando y que Ogna y Jeldrich apoyasen su ataque.

 

- Tiradas (1)