Partida Rol por web

Los miembros del concilio que viajaron a Tagrat fueron bien recibidos...
Tras acomodarse, les explicaron la situacion a Nograt y Magrat...

-Esqueletos... Debiles criaturas... Dijo Nograt...
-Impulsadas tan solo por su numero y falta de compasion...
Replico Magrat...

Despues de un breve silencio, prosiguieron la conversacion...

-Alados compañeros, viajaremos en busca de vuestro pasado, Skraag
defendera a sus hermanas montañas... Magrat golpeo la pared...

-Tambien caminaremos sobre la Llanura de las Almas, convertiremos el
hueso en polvo... Nograt dio un pisoton...

Los Tvus pensaron que el habitaculo se desmoronaria ante tremendos
golpes, pero no fue asi...

-Son seguros los portales?? Preguntaron ambos al unisono...

Tras una pausa, en la que nadie respondio su pregunta, volvieron a dirigirse al consejo:

-Los Sekaar iran a la guerra, venid, y vereis cuanta roca luchara...

Caminaron por las ciudades, llamando las atencion de los Sekaar aquellos
Tvus que paseaban junto a Nograt y Magrat, mientras avisaban a los
suyos...

-Sekaars!! Pronto los esqueletos seran pagados con su misma moneda...
Viajaremos a traves de sus caminos hasta el corazon de sus ciudades,
sufriran el poder de la avalancha de nuestra roca!!!

Su voz retumbaba, cada vez mas individuos asomabanse a oirle...
Ingentes cantidades de Sekaars se aglutinaban en las calles, tronando sus
cuerpos contra el suelo...
Estaban preparados para la batalla... La mas grande que seria
librada en Albur... Y no tenian intencion de perder...

Siguieron a los Tvus hasta el portal, confiando en que sabian lo que
hacian...

Todo estaba dispuesto para la gran batalla. La hora de marchar se acercaba. El Concilio convocó a una gran asamblea. El desafío que les aguardaba era gigante. Las posibilidades de volver, escasas. Por decisión unánime, sólo enviarían a combatir a aquellos que estuvieran dispuestos.

-Pueblo tvu. Habéis sido convocados a esta reunión pues una gran empresa estamos por emprender. Como sabéis, la hora de poner cota a los caprichos de los dioses ha llegado. Hoy marcharemos a la LLanura de las Almas y nos encargaremos de que las huestes de Yoonel sean arrasadas. No permitiremos que vuelvan a atacarnos. También habéis estado escuchando a políticos y oradores que reclaman que se nos devuelva lo que Pyaray nos robó. También, ese día ha llegado. Marcharemos contra Thervoru para recuperarla.

-No temáis, la empresa parece demasiado para lo que simples mortales podemos abarcar, pero no estamos solos. Los sekaar, raza noble que siempre nos ha ayudado, marchará hombro con hombro a nuestro lado. Y por si fuera poco, los vandrer movilizarán su maravillosa isla, portando numerosos ejércitos que se unirán a nuestras fuerzas en la Llanura.

Hoy marcharemos y no sabremos si volveremos. Es por eso que os hemos convocado a este lugar. Quienes vengan con nosotros, lo harán en forma voluntaria, sabiendo los riesgos a los que se enfrentan. Quienes marchen hacia la LLanura de las Almas deberán saber que estarán ofreciendo sus vidas por un mundo mejor. Los que marchen hoy a enfrentar el destino, marcarán una página importante en la historia.

El silencio fue completo al terminar las palabras de los miembros del Concilios. Por algunos minutos, nada más que los ruidos de la naturaleza se oyeron allí. Luego, un gran rugido al unísono estalló.

-¡Tvu, tvu, tvu, tvu!- nadie se echaría atrás. -¡Tvu, tvu, tvu, tvu!- la marcha hacia la gran batalla había comenzado.

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Los doce rodeaban a los seis. Nuevamente se repetiría la invocación para abrir los portales, pero esta vez el riesgo no era tan grande. Esta vez tan sólo había que activar el éter que permitía el paso. La maldición removida de la zona de los portales aún se conservaba desde aquella vez.

Protegidos por los ejércitos sekaar y tvu que aguardaban para partir hacia la Llanura, los magos comenzaron el ritual. El Fénix, invocado una vez más, encabezaba la columna principal, la que atravesaría primero el misterioso artefacto que les permitiría viajar miles de leguas en apenas unos segundos.

Nuevamente, la caverna comenzó a vibrar y chispas eléctricas se veían por los bordes del portal. Sin embargo, el esfuerzo requerido para la apertura era menor. Poco a poco, la puerta quedó completa. Ahora, por fin, avanzarían a tierras donde los vivos no tenían derecho a paso. Ahora, estarían en los dominios de Yoonel y no habría vuelta atrás.

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El cruce de los portales fue extraño. Ordenadamente, ejércitos de tvus y sekaar comenzaron a atravesar la abertura en el espacio y poco a poco arribaron a la tierra de los muertos.

Los esqueletos, viendo que invasores inesperados llegaban desde el círculo, rápidamente se abalanzaron contra ellos y enseguida comenzaron el combate.

-¡Rápido, tomad posiciones!- el general tvu comenzó a organizar a las tropas. -¡Aguantaremos aquí hasta que las fuerzas que van a Thervoru hayan atravesado el portal y luego avanzaremos hasta el Templo!-

Mientras daba estas órdenes, la majestuosa Vandrerfan se vio en lo alto. Los vandrer, acompañados por los kohiri , los vurmak y los har - ail, todos pueblos que ansiaban la paz de Albur, combatían ya ferozmente en el Palacio de Yoonel contra las innumerables hordas de esqueletos.

La pequeña columna destinada a la isla de Dharma se separó del grueso de la tropa y atravesó el portal. Luego de que esto ocurriera, los tvus vieron cómo la energía de los portales se agotaba y una presencia abrumadora y atemorizante invadía el lugar.

Habían logrado burlar al gran Dragón, pero por poco tiempo. El paso a través del éter volvía a estar sellado. Según temieron los miembros del Concilio, para siempre.

La sangre corría a raudales en la batalla y muchos tvus estaban cayendo. Sin embargo, el valor y la energía que albergaban los seres alados los impulsaban a seguir siempre adelante.

Escapando a su comprension, tras un destello frio como el hielo, llegaron a
un paramo gris, oscuro y esteril...
Vandrerfan asomaba en el cielo, llenando la llanura de la luz que resbalaba
por sus costados, en el suelo, los esqueletos no tardaron en advertir que
algo pasaba...

Nograt y Magrat encabezaban el grueso de las tropas Sekaar, que en
forma de cuña, arrasaban a su paso con sus pesados cuerpos a todo
esqueleto que se les interpusiera en su frenetica carrera hacia El Faro...

Mientras tanto, un grupo mas reducido de ejercitos, se abrio paso sin
problemas, junto a un pequeño grupo de ejercitos de los Tvus a otro
portal, camino de Thervoru... Alli les esperaban las Gorgonas...

Las tropas de los Tvus mantuvieron su posicion hasta que embarcaron en
el portal camino a Dharma los alli destinados... La suerte estaba
echada...

Los Sekaar habian allanado el terreno un poco, pero nadie dijo que seria
facil... Cada vez habian mas esqueletos...
Tanto unos como otros se dirigian a su destino, entonces el cielo volvio a
oscurecerse...

-No dudeis!! No habra paz sin caos, ni guerra sin armonia...

Al alzar la vista al cielo, Vandrerfan estaba haciendo llover sus fuerzas
sobre las aridas tierras de Yoonel...

-Hasta que todo Albur sea cenizas habra esperanzas!!!

El Faro estaba cerca, habia llegado la hora...

Los ejércitos aparecieron en medio de la bruma atravesando el portal por siglos oculto en medio de la vegetación selvática. Codo con codo, sekaar y tvu marchaban rumbo a la legendaria Thervoru, cuna de los hijos de Ghiskhaft, exiliados por la fuerza largo tiempo atrás.

La sangre de los tvus estaba revolucionada. Un instinto milenario le gritaba a sus huesos que allí estaban en casa, que por fin volvían al hogar.

Pero aún no habían recuperado la ciudad. Primero tendrían que enfrentar el odio de los sirénidos y sortear sus trampas mortales y su magia engañosa. Pues ese pueblo, belicoso por naturaleza, no se rendiría fácilmente.

Tyskelia Bilryn, la tvu que comandaba las tropas, marchaba al lado de Oph-Luluub, líder de las Gorgonas. A pesar de que mientras avanzaban estaban trazando la estrategia del combate, la guerrera sentía que no toda su atención estaba con su par. Parte de sí ansiaba volar por los aires y ver ya la hermosa, la antigua Thervoru.

Pero su disciplina militar era férrea y se impuso a cualquier deseo o impulso. Para poder ganar la batalla, debían atacar por sorpresa, y así se haría.

Tras una larga marcha, las tropas llegaron a las murallas de la ciudad.

Ya no tenían el esplendor de antaño. Los sirénidos las habían descuidado y maltratado. Incluso, en partes, aún se veían ruinas de aquella dolorosa batalla, librada siglos atrás.

La tvu bulló de furia. No era justo lo que habían hecho con su pueblo. No era justo el destino que había sufrido su ciudad. Era hora de hacer pagar a los sirénidos por su descaro y osadía.

-¡Tvus! ¡El momento esperado por generaciones ha llegado! Marchemos sobre los rastreros habitantes del mar y arrasemos con ellos! ¡Es hora de devolverlos al océano, lugar del que nunca debieron salir!-

Las tropas, inflamadas por las palabras de su capitana, corrieron hacia las puertas y comenzaron a luchar con los guardias, mientras más sirénidos se iban sumando a la pelea. Esse duelo, por siglos pospuesto, hoy veía la luz.

Hubo una vez en que los Tvus no vivian sobre Tagrat, sino en Dharma, al
norte de Albur...
Los Sekaar no se sentian en absoluto oprimidos ni limitados por ellos, al
contrario, la gran megapolis de Naghaurn era un lugar que visitaban
asiduamente, mas concretamente su mercado...
Alli, realizaban trueques, herramientas de piedra creadas por la piedra,
construcciones solidas como la roca...

Bajo Skraag, Nograt y Magrat estuvieron por primera vez de acuerdo...
Alli, con el concilio, debatieron la manera de organizarse...
La combinacion de la roca Sekaar y el dominio del aire de los Tvus era la
piedra angular del debate...

Pero los Tvus desconocian, hasta ese momento, que las Gorgonas, que
antes eran Sirenas, ahora eran la sombra de los Sekaar...

Pireth, encabezando a los Sekaar, junto con algunos Tvus curiosos, se dirigieron a la costa...
Alli las Gorgonas hicieron su aparicion, llegaron tanto de cuevas en tierra
firme como de debajo de los mares, y los Tvus sintieron miedo, miedo y
rabia, pero esta vez las Gorgonas, antes sirenas, no cantaron...

Simplemente se acercaron al Sekaar, permaneciendo a su lado, mirando al
suelo... Salvo una, mayor que las demas, que se comportaba justo al
reves, su mirada permanecia atenta al movimiento de cada uno de los
Tvus que alli se encontraba...
Entrando en sus mentes, entendio lo que sentian, comprendiendo cada vez
mas su situacion...

Los Tvus alzaron el vuelo, regresando a Skraag tras ver a las Gorgonas con sus propios ojos... Los Sekaar les siguieron por tierra...
Las Gorgonas cantaron al mar, y los Sirenidos y otras criaturas del oceano, se alejaban de su paso... Sabian a donde se dirigian...

El camino hasta Dharma fue agotador, pero el corazon de los Tvus se hizo
duro cual roca, con voluntad inamovible recuperarian su pasado...
El camino hasta Dharma fue agotador, pero los pesados
Sekaar tuvieron alas, caminarian con pies de plomo por aquellos que amaban su hogar...

Alli se alzaba la vieja cuna de los Tvus, recien nacidos en el mundo,
expulsados de su nido sin piedad por los sirenidos...

El cielo, amplio y eterno relucía con la luz de las lunas de Albur, resplandecientes.
Pero de repente algo empezó a cambiar unas sombras, tinieblas del mas oscuro negro, tanto que parecía engullir todo lo que tocaba en una oscuridad eterna y sin fin tapo las Lunas y el plano celeste.
Unos rayos cargaban el ambiente, pero estos eran rojos como la sangre el cielo se volvió del color de la muerte mientras un pequeño hilo surgía trazando un circulo encima de alexandris y otro y otro y dio forma a un fenómeno que hacía años no se producía.

Era el velo, tan oscuro y poderoso como hacía años pero mas pequeño en su interior cabía la zona inversa entera.
Rayos y llamas surgieron de él y golpearon el fondo marino, estos danzaban destruyendo y hoyando el terreno como un látigo de miles de puntas estallando sobre la piel de un pobre desgraciado.

De pronto un ciclón comenzó en las nubes custodiado por llamas de hielo, nieve de fuego y rayos de viento fue bajando hasta la tierra y el velo cayo y cuando se disipo el tornado apareció el dios de las sombras Luciel en persona apareció allí mismo tan alto como la misma zona inversa una sola de sus palabras podría crear un huracán que destruiría kilómetros a la redonda. Y desde el interior de su garganta como una voz oscura. y tenebrosa, más fría que la muerte y mas aterradora que el miedo primigenio surgió

¡¡¡ Y LAS PAREDES DE LOS CIRCULOS Y LAS MAREAS ALREDEDOR DE LA ZONA INVERSA EMPEZARON A TEMBLAR ANTE EL ALIENTO Y LAS PALABRAS DE LUCIEL AMO Y SEÑOR DE LAS TINIEBLAS!!!

Como osais, como os atrevéis a mancillar mi terreno ,mi reino y mis criaturas con vuestra contaminada presencia .
Quienes pensáis que sois.

Tu ser del caos, bestia primigenia que disfruta con el dolor, a ti en primer lugar antes que el resto te digo que en un futuro, cuando los dioses no posean la tierra, padecerás el mismo destino que buscas para los mortales, tu poderosa espada, no será más que un cuento antiguo surgido de la época de leyendas custodiado y perdido para la humanidad.
Oh si pues sufrirás por ser olvidado en el mismo caos que tu provocaste
Y entonces levantando un dedo señalo al reino de Elocc`iso
Tu, Dios de los secretos, intrigante y mentiroso .
Durante siglos has vivido de los engaños y tramas ocultas, apuñalando al aliado e hiriendo al indefenso, levantando a las alturas a unos para momentos después hacerlos caer del más alto precipicio.
Tu qué crees que tu palabra es ley y con ella dictaminas quien vive o muere, bajo tu lengua cubierta por veneno, tan mortal como la daga más afilada.
A ti te nombro Elocc`iso,a ti me dirijo.
No me molestaras mas ni a mi ni a tus victimas de Albur ,tal vez no pueda castigarte a ti pero puedo destruir el corazón de los que lo mas amas y ahí asestare mi golpe mortal mi cuchillada como uno de tus asesinos degüella bajo la luz de las nuevas lunas.
Yo maldigo a los tuyos, tus seguidores tus iniciados y a todo ser que te rinde culto.

A partir de hoy todos y cada uno de ellos recibirán el veneno de Luciel ,la marca de la serpiente.
Y su piel caerá a tiras como la lepra, sus rostros llagosos contendrán miles de pústulas que nacerán desde allí al resto de su cuerpo.
Y entre estertores y gritos de dolor sufrirán un castigo que ningún entrenamiento, mente, ni cura podrá aplacar .
Y solo la enfermedad podrá esparcirse entre tus seguidores, pero estarán condenados a ser parias y renegados pues el resto del mundo jamás conocerán ese detalle y los rechazaran y los evitaran ,y a veces incluso acabaran con ellos por temor a ser contagiados.
Más aun pues la marca llevara consigo un aura de desconfianza y mentira que hará que nadie confíe en ellos jamás.

Y un gran salivazo del color del veneno de los reptiles salió del interior de los labios de Luciel.

Ese es tu castigo y maldición gran mentiroso ,es lo que mereces desde que viniste a este mundo.

Pero soy benévolo en el fondo y habrá una cura para ellos y un regalo entregado a A.
Si un mortal jura con un corazón puro fidelidad a A como su nuevo Dios y reniega de ti para siempre el Dios A podrá entonces mostrar clemencia y curar al individuo.
Pero este pertenecerá a A para siempre y no podrás intervenir en el jamás.
[B][B]Y si esos a los que llamas hijos gran mentiroso los nayas tambien seran entregados hasta el fin d elos dias a A,este es mi ultimo regalo a ti.

Y eso no es todo ahora te toca a ti ,oh si a ti Gran A padre de todos los Dioses.
Tú me creaste me trajiste a este mundo para ser la perdición, la oscuridad y la corrupción sobre albur.

Mi corazón no quería comprenderlo, quería pensar que aun había amor en mi, que tu aliento me había dado esperanza.

Pero hoy miro en mi corazón y veo lo que verdaderamente contiene y es el mal si Padre supremo, es oscuridad y tinieblas lo que insuflaste en mi .
Me corroe por dentro me aplasta el pecho y destroza mis pulmones aquello que habita en mi ser, el vacio la muerte las tinieblas que me embargan .las mismas que dan forma a mi alma a mi espíritu.

No es amor lo que siento es odio,es rencor contra ti gran padre .Pues tu eres el peor de todos ellos ,te sientas sobre Albur como un titiritero esperando que seamos los actores y marionetas que den vida a tu función.
Pero no lo somos, yo jamás lo seré y por ello y por lo que hoy me hiciste por última vez yo reniego de ti A.
Y te digo que todo aquello que tu crees yo lo destruir y todo aquello que destruyas lo hare renacer de nuevo pues yo soy hoy tu nemesis.

Y te juro por el vacio primigenio que no descansare hasta que un dia mi trono este por encima del tuyo y solo seas un viejo recuerdo

Vosotros que creéis que podéis lastimarme os digo que hoy sacrifico la sangre y la vida de todos estos elementales que aquí habitan y con ellos su odio eterno a vosotros enemigos de Luciel señor de las tinieblas
Y los elementales de las ciudades de alexandris y sus anillos estallaron en un mar de sangre que envolvió como una corriente la zona inversa y las ciudades como brillantes estrellas explotaron en un haz de luz enviando el liquido de la vida por el cielo.
Y la sangre vertida se elevo convertida en maldición y una nueva constelación ilumino el cielo nocturno, la constelación del lucero del alba ,los 4 anillos y en su centro alexandris…

Resumen de las fuerzas atacantes: (Para que el jefe no se lie)

Thervoru: Knhoss (3 ejercitos+1 avatar) Ghiskhaft (3 ejercitos + 1 avatar) Fuerza total 12+ Ataque 4

Palacio de Yoonel: Jheldor (13 ejercitos + 2 avatar) Fuerza Total 19+ Ataque 5

Portales: Knhoss (15 ejercitos +2 avatar) Fuerza Total 21 + Ataque 4

Faro: Ghiskhaft (12 ejercitos + 2 avatar) Fuerza Total 18 + Ataque 4

Templo de almas: Jheldor (4 ejercitos + 2 avatar) Aildor (5 ejercitos + 2 avatar) Fuerza total 21 + Ataque 5

Faro: Ghiskhaft (12 ejercitos + 2 avatar) Fuerza Total 18 + Ataque 4

Total 24

(que mala suerte otra vez con los dados)

En las Grieta Insondable, el Dragón Gema Magnus gobernaba su reino con tranquilidad mientras meditaba los acontecimientos de los últimos años. Sus nuevos vecinos, los Karrdum, habían resultado ser unos excelentes vecinos gracias en gran parte a la influencia de su dios Yoonel, que les daba un gran elemento de unión para sus dos culturas. Tanto era así, que en los últimos años habían creado, después de la reunión de sus dos lideres y la "sugerencia" del Nacido Muerto, una alianza y un comercio unido que les había proporcionado un mayor poder a todos los involucrados.

Pero eso, pese a ser importante, no era lo que ocupaba sus pensamientos. Pues en los últimos años un cambio entre su raza se estaba produciendo, y creía saber lo que era. Ellos, los dragones, creados por el mismo Á, que durante los incontables siglos habían habitado esta tierra, estaban separándose de sus congéneres, convirtiéndose en otra cosa.

Extrañezas genéticas que durante los siglos habían ido surgiendo ahora eran la norma, cosas que antes el había pasado por alto en su día ahora eran demasiado abundantes para pasar por alto. En el concilio, cuando se encontró a la dragona enviada desde la ciudad de Á, había podido comprobar la diferencia entre su pueblo y los elegidos de Á, que le llevo a prestar mas atención a los cambios. Finalmente se había hecho evidente los cambios hechos por su dios y el vivir en la Gran Grieta los habían cambiado.

Si, los había cambiado, pero el cambio en este caso era para mejor. Ellos, al igual que sus aliados, eran los hijos de Yoonel, y sus regalos les habían puesto aparte de los demás. Sus diferencias eran algo en lo que regocijarse, pues demostraban que eran los elegidos de su dios. Ellos provenían de los dragones, pero ya no lo eran, ellos eran Nyrv.

La destrucción de Alexandris y sus anillos fue un golpe muy duro para la civilización Elemental. A manos de sus propios congéneres, habían caído las ciudades y muerto cientos de habitantes de la zona inversa que allí se encontraban el día de la catástrofe. Los rumores apuntaban a que un dios, el Dios de las Profundidades había tenido que ver con aquello y que otro dios, antiguo pero renacido había colaborado con el desenlace final.
Los tuvs no dudaron en brindar refugio a los elementales que habían sobrevivido y que ahora vagaban por Albur. Al igual que ellos mucho tiempo atrás, estaban sufriendo un exilio forzozo y por lo tanto necesitaban más apoyo que nunca.
Así, la alianza que se había comenzado a gestar tiempo atrás, cuando un par de exploradoras aterrizaran en la Zona, cobraba solidez y se forjaba para perdurar en el tiempo.

Ja, crítico y todo ^^

Fin de Turno

(pronto, el desenlace del ataque a la Llanura, y a Thervoru). 

Un jinete Vandrer engancha su escudo en la oxidada hacha de un esqueleto, proyectando al enemigo hacia arriba, hacia el cielo de indescriptible color plomo. En el instante en que la calavera de llameantes ojos queda suspendida, sobre el jinete, un Tvus pasa con un silbido de sus poderosas y negras alas, destrozándolo.

Veinte metros más allá, el mismo Tvus cae presa de un fuego infernal, su pico y cara y pecho destrozados más allá de cualquier reconocimiento.

Vandrerfán descarga de su mole miles y miles de guerreros sobre la Llanura de las Almas. A su sombra, los Seekar avanzan lentos pero inexorables; imperturbables como la roca misma. Una sombra pequeña se avalanza sobre las huestes enemigas: los bravos Har-Ail montan a sus grifos a la guerra, haciendo explotar el lugar con terribles runas de poder, de juicio y castigo.

Las livianas y blancas arenas de la Llanura, el polvo infinítamente delgado de los restos de los muertos, absorve sangre, sangre mortal, convirtiéndose en un fango traicionero.

Por sobre todos, la gran Vandrerfan continúa el avance hacia el centro de todo el poder, hacia donde toda la esperanza se pierde. A su alrededor, los dedos de los Dioses protegen a los guerreros de la Maldición de la Muerte. Muchos dirían, luego, que en los límites de la visión podían verse a los espectros frotándose las manos, expectantes, esperando que dieran un solo paso en falso fuera de la protección, para arrebatar y hacer suyas las almas de los intrusos.

Pero el avance de las fuerzas combinadas era casi demasiado sencillo. Los Esqueletos no eran tantos como esperaban, tal vez por suerte, tal vez por engaño. Gemidos terribles escapaban del Palacio de Yoonel, dónde una fuerza no permitía a nadie entrar, hacia donde se replegaban las fuerzas de aquellos que ya habían muerto una vez, y lo hacían de nuevo.

Por fin el cerco fue vencido, y las huestes invasoras penetraron en una sala blanca y negra, abierta al cielo. Un bosque de columnas la rodeada; cada columna la representación de una muerte. Una muerte feliz, una muerte torturada. Una muerte inutil, una muerte gloriosa. Y con cada segundo de la batalla, nuevas tallas y nuevas columnas parecían crecer alrededor de aquel que ocupaba el centro.

En el centro mismo, gigante como algo que nunca nadie debió ver, mostraba sus ojos el Dragón de Hueso.

- Quien oza alterar el descanso eterno? Quien se atreve a desafiar a la Muerte!?!? 

 Con su sola voz murieron los primeros doscientos guerreros que se encontraban más cerca al Dios. Un millar más perdió la vida, y sus almas fueron derecho hacia las torcidas manos de Lorath, el Rey Torturado. 

Los Vandrer, sin embargo, presionaron hacia adelante. Los Ocho mismos rodearon a Yoonel con sus artes, doblegando a Yoonel para impedir que este acudiera en ayuda de sus Esqueletos. Los Har-Ail, enbuidos de un fuego divino, combatieron aún más allá del último suspiro hasta que el último esqueleto cayó. 

Y entonces, se hizo el silencio. Cuando se miraron unos a otros, ya no quedaba nadie a quien combatir. La Llanura de las Almas era un gran osario silencioso.

Y en su centro, un bosque de columnas, y un gran Dragón de Hueso. 

El más anciano de los Ocho se adelantó, empuñando un filo forjado por los Seekar, encantado por los Tvus, bendecido por los Har-Ail. Su hoja marcó la realidad, y también la irrealidad, cuando apuntó a Yoonel. Hemos venido a traer la justicia que tanto tiempo has evitado, Dios Terrible. Hemos venido a exigir la retribución al daño que has causado a Albur.

Yoonel simplemente rió. Ningún mortal puede exigirme eso, insensato. NADIE puede impedirme-- pero no pudo completar sus palabras, porque entonces, los vió. En la resolución de aquellos que lo rodeaban, en sus voluntades, los vió. Aquellos mortales deberían haber muerto ante su sola presencia, ante la sola idea de presenciarlo. Pero sin embargo, allí estaban. En su Reino. En su Llanura.

Entendió entonces que su visión no eran miles y miles de guerreros llegados a cobrarse la venganza tanto tiempo atrasada contra un enemigo que, de todas formas, no podía sufrir, ni sangrar. Su visión eran sus hermanos, sus hermanas; los Dioses de Albur que reprochaban su trabajo. Y de esos Dioses, estos mortales obtenían la fuerza de desafiarlo, incluso a él.

El filo de la espada del Vandrer se acercó al Dios, pero no pudo tocarlo. Porque en el momento de hacerlo, el cielo se tiñió de rojo. Un rojo obtenido de la sangre que había bañado los finos polvos de huesos. La sangre de la muerte y la violencia, que ya había encantado a Albur. La sangre de los vivos en el lugar de los muertos, fue de pronto una mujer pálida de ojos terribles, parada entre el Dragón, y los mortales.

Cuando habló, nadie recordó el sonido. Muchos dijeron que su voz era el llanto de las viudas. Otros, el alarido del amigo mortalmente herido. Muchos, el llanto de un niño que pierde su futuro. Algunos, algunos pocos, dirían que su voz era la de una Sirena... peligrosa, temible, encantada.

Pero todos supieron cuál era el mensaje, cuales las palabras que el índice apuntando a los incontables guerreros transmitían.

- Ustedes, Hijos de Albur. Ustedes, pequeños de Á. Ustedes, aquellos bendecidos con la voluntad de atreverse, tontamente, a venir a este Reino de Muerte. Ustedes... han desafiado la Prohibición. 

Su vestido onduló como un charco de sangre diluida bajo una brisa. En él podían verse los rostros aterrorizados de tantos, tantos inocentes.

- Ustedes, desafían a un Dios. Como un igual. Y yo les digo que no es posible. Que no pueden reclamar para sí a un Dios. Solo yo puedo hacerlo. Solo Á, y yo. La muerte no puede ser engañada, confundida, ni evitada. La muerte... la mujer observó a los mortales, y cada uno sintió sus ojos llegar hasta lo más profundo de su ser, se cobrará lo que hoy han hecho.

Con un movimiento de su mano, Yoonel, aquel que Nació Muerto, volvió a morir. Y tanto fue el poder liberado que el Palacio entero se desvaneció en columnas de polvo y huesos rotos. 

En el cielo, una llamarada dorada lloró. En la Llanura, todo aquel que hubiera estado cerca del Dragón de Hueso, no volvió a salir.

Vandrerfán comenzaba su camino al polo, hacia el Fuego Helado, fuera de la Llanura, y los invasores se apresuraron a ponerse bajo su cobijo. Sus fuerzas habían sido mermadas, sí, pero no tanto como ellos esperaban. Lo peor había sido la destrucción de todos aquellos que pusieron pie en el Palacio de Yoonel, el Dios que ya no Era; solo 3 escaparon con vida. Solo tres llevarían marcado a fuego las últimas palabras de la mujer.

- Temed a la Muerte.

Resultado del ataque a Thervoru: 12+

En una épica batalla, el atacante es ampliamente victorioso. No pierde ningún Ejército. Toma la Ciudad y elige si anexarla o dejarla abandonada.

Descripción a cargo de los vencedores.

Vanderfarn salió disparada junto a los 3 supervivientes hacia el polo ,el camino parecía llevarles hacia un destino inexorable a chocar contra el fuego helado.

Cuando de repente la enorme ciudad flotante se detuvo en el aire el fuerte golpe envió a los presentes al suelo metros más allá.
Cada uno de ellos empezó a levantarse ,le pareció ver algo en la niebla espesa que había empezado a recorrer el lugar .

-Por fin nos encargamos del viejo dragón de los huesos, ése ruin a tenido lo que se merecía ah-Y en ese momento lo noto una fría garra tenia amarrado su cuello desde la nuca, lo levanto por los aires y mirándole a los ojos unos iris reptilianos verdes como esmeraldas penetraron en su mirada, mas allá en su mente y allí directamente rebusco y ordeno.
-Enséñamela,¡¡¡Enséñame su maldito rostro mortal ,quiero verla a ella ahora,enseñame a la muerte!!!!

Y entonces la vio y sus ojos se volvieron rojos como la sangre y oscuros como la noche.
-Por fin después de tanto tiempo la encuentro.

Y al mortal lo envió en el aire a lo lejos chocando cerca de sus compañeros.

-Si, la batalla termino, pero creéis que habéis ganado ,que alguien gano aquí ??

Estos extrañados mirándose unos a otros pensaron en que solo habían sobrevivido ellos quien era el extraño.
Y un fenómeno extraño pero no insólito en aquellas épocas tuvo lugar en aquel momento.
Pues empezó la lluvia pero no una normal y corriente como las normales, pues el cielo estaba llorando sangre

Y mientras el extraño recorría la niebla y desaparecía unas últimas palabras llenaron el vacío.

-¿Quién se puede alegrar ante la caída de su padre, él único que nunca conocí ,el único que nunca me traiciono…

Y una pequeña lagrima de sangre negra como ninguna en la lluvia corría por la mejilla del dios.
Esta fue la última vez que pudo verse a Luciel mostrar pena o culpa ,la última vez que el dios lloro por lo que hubo perdido ,por lo que nunca tuvo, por lo que había aprendido.

15 +5= 20