Partida Rol por web

- Una muy buena pregunta - dije al escuchar a Nauj formularla.

Me crucé de brazos ante aquella tan dramática escena de la niña humana. No entendía aquella desesperación por encontrar a Scire, justamente de ella. ¿Acaso la necesitaba para sobrevivir? Sería realmente difícil salir adelante siendo aquella su circustancia, pero no terminaba de encajar

La niña miró a Seryu, con una mirada extraña conforme tomaba su mano. Era una alegría eufórica, quizá mas de la cuenta, incluso podría haber sido catalogada de enfermiza...

-Ustedes...¿son "esos" amigos...?

Hizo un amago de risilla, pero no salió. Dibujó una mueca en la cara, que amagaba ser una sonrisa. Pero por alguna razón, no gustaba para nada...

-¡Que suerte la mía! -dijo, y abrazó fuerte a Seryu de forma casi efusiva- Me ahorré un montón de camino y problemas.

Ella se apartó unos pasos, tomó de la mano a Syara ahora y la acercó al chico de cabellos rubios tironeandola un poquito.

-Vamos, vamos, has sido bastante amable conmigo, por eso irás primero

Te sentiste muy extraño con aquel abrazo aparentemente bien intencionado. Fue como si de repente, flotaras en el aire, inmóvil e impotente. Veías que tu cuerpo se movía y sonreía, pero durante aquellos instantes, no eras capaz de nada mas que de observar.

Syara no parecía comprender lo que tenía la niña, y con una sonrisa en los labios se dejó arrastrar. La llevó hasta Seryu y tomó la mano de aquel para juntarla con la de la muchacha. Una monería aparentemente.

Seryu, por su parte, sonrió. Pero para los que habían estado con él, no fue una sonrisa que hubiesen visto nunca en el joven de rasgos delicados y cabellos de oro. Este llevó la otra mano a la espalda de la joven innhue, con la intención de abrazarle afectuosamente. Para los espectadores, quizá resultara meloso e inaprpiado aquello. Pero seguramente nunca hubiesen esperado lo que sucedió a continuación.

Seryu con un juego de manos veloz había descolgado el hacha de la espalda de la muchacha, y con abominable indiferencia había asestado un golpe letal a una Syara que, totalmente tomada por sorpresa y el desconcierto de que la persona que amaba actuara así, no llegó a reaccionar mas que con una mirada de desconcierto. Cayó muerta, con el filo incrustado en el craneo y sin un gemido. Apenas se consumó este execrable hecho, Seryu pareció tener el pulso tembloroso, y el mango del arma resbaló de entre sus dedos. Todos los presentes sin excepción habían sido manchados de rojo, pero él en especial. Y además...

-Los he encontrado, los he encontrado... -dijo aquella niña, en un tono mitad risueño mitad malicioso, totalmente anormal en una situación así -¡Mi amo estará tan contento! ¡Antes de la noche incluso! Oh...debo ser compasiva, así que como ella, pueden estar distraídos para no sentirlo. Me dijeron...encuentra a los amigos, y mandalos al cieeeeelo...porque son impuros, y lo impuro mancha la tierra.

No pude hacer nada, veía mi cuerpo hacer tal acto pero no pude reaccionar, la mate, yo mismo, con mis propias manos…porque? Que me hizo esa niña? Dí un grito de dolor y las lagrimas caían de mi rostro mientras yo caía de rodillas al suelo, rendido y casi arrastrándome hacia el cadáver de mi amada, que yacía muerta con los ojos aun abiertos, no me atrevía ni a tocarla, yo mismo le había quitado la vida, mientras la niña sonreía…sentí agonía, ira y un montón de sentimientos extraños, pero solo pude quedarme al lado del cuerpo de Syara…llorando…

Aquello resultaba ser demasiado por momentos. La niña había tomado la mano de los amantes para llevar a Syara hasta su propia muerte, a manos de su querido Seryu. Todo era una locura

El olor de la sangre golpeó mi ser con fuerza, haciendo flaquear cada fibra de mi propio ser. Aún así, no podía enviare a la destrucción: antes tendría que acabar con aquella niña macabra que era capaz de controlar los impulsos de las personas. ¿Control mental? Aquello podría ser el dominio de los magos, entretanto, yo le cortaría la cabeza

Desenvainé a Dantmor, cuya alma temblaba de pura sed, como yo

Huele a sangre, ¡tómala para mí! ¡¡MÁTALA!!

Bolg reaccionó casi instintivamente ante aquella escena. Con la velocidad de una serpiente, desenfundó uno de sus largos cuchillos, y sacó el negro puñal de su saco.

El rostro de Bolg, manchado de sangre de la joven Syara, mostró una media sonrisa maliciosa, como si se recreara en la sangre que adornaba su rostro.

El goblin se mantenía agazapado y alerta, con todos sus sentido alerta. - Lo zabía ... Murmuró entre dientes, mientras sus ojos recorrían frenéticamente la espesura que los rodeaba. Estaba seguro que aquello no había acabado.

Llevado por su instinto, el goblin se lanzó entre los matorrales, intentando ocultarse y mantenerse escondido. Un gonlin era mejor guerrero cuando no podías ver desde donde te atacaba.

El amago de sonrisa confirmó que todo iba mal. Pero no tuvo tiempo de reaccionar. La cálida lluvia carmesí le manchó la túnica y la cara. -¡Zorra!- Alrededor de su brazo izquierdo empezaban a crepitar pequeños arcos azulados, que aumentaban de tamaño según las palabras acababan de fluir con un susurro de sus labios.

Tarde. Demasiado tarde. Cuando el encapuchado pudo darse cuenta de lo que estaba sucediendo, la inhúe yacía ya con la cabeza abierta. Tras unos instantes sin reacción, la voz de Bolg le hizo volver a la realidad.

Los instintos del goblin habían acertado de nuevo y ahora él y el vampiro se preparaban para la pelea. Como rival se les presentaba una niña, aparentemente inofensiva y cuya fuerza residía principalmente en eso. ¿Quién iba a tener miedo de esa pequeña criatura? Es más, ¿quién la iba a considerar siquiera un rival respetable?

Mentalizado en no caer en la trampa, Nauj dio un paso atrás mientras comenzaba a conjurar a los elementos, que rápidamente se canalizaron ante su llamada.

La niña se alejó unos pasos.

-Porque se ponen así? -dijo...¿un poco afligida? A pesar de todo, seguía conservando sus gestos infantiles- Yo solo quiero ayudar, y mi señor les perdonará a todos una vez abandonen este mundo, y podrán ser muy felices en el cielo. Yo también podré ir luego, y así todos jugaremos.

Levantó ambas manos a los costados de su cuerpo, y unas lucecitas leves le rodearon. Y esos haces de luz inicialmente inofensivos se fueron perfilando cada vez mas como algo afilado...para terminar tomando forma de dagas largas, afiladas y relucientes, dispersas.

Mientras que Andrue, Shadar y Nauj parecían totalmente centrados en su supervivencia, Seryu parecía demasiado afectado como para moverse siquiera. Y Blog...de repente, se le echó en falta. Nadie había visto donde o como, pero ya no estaba a la vista.

La chiquilla volvió a hablar.

-Vamos, vamos, rápido, rápido...-y casi como si tuviesen vida propia, aquellos filos reaccionaron alineando la punta hacia su dirección.

Seryu era, como es de esperar, el primero en la linea de fuego. Todo sucedió muy rápido, pero algo pareció caer de un árbol. O mejor dicho, alguien. Una voz familar, exclamó.

-¡Las damas primero!

-¡Muevete!

Seryu se vió desplazado de pronto por un empujón sun delicadeza de la persona que acabab de "caer", aunque el aterrizaje fue extremadamente suave en cuanto a impacto. Traía un atuendo que aunque para algunos era extraño, para los oriundos de Orem era bastante común, y para algunos ya era una imágen familiar:

Sencillo vestido azul oscuro, sujeto solo en el cuello por tiras atadas por detras. La extensión del mismo llegaba a las rodillas, y estaba ceñido por la cintura con un grueso fajin rojo muy profundo y vívido. Desde la parte baja de estas hasta el tobillo la pierna estaba cubierta por anillos gruesos de metal dorado que se adaptaban perfectamente a su anatomía. En ambos brazos lucía finas muñequeras y mas cerca de los hombros brazaletes, todos dorados. Un anillo en la mano izquerda y largos pendientes dorados completaban la vestimenta, así como un broche de oro labrado sosteniendo un poco del cabello, en el lado derecho de la cabeza.

Los cuchillos se pusieron en movimiento en ese breve instante en que el muchacho de cabello rubio había sido desplazado, y que ahora ocupaba la mujer. Y se dió para ella lo que debía haber sido para el joven: En aquel momento, les estaba dando la espalda a casi todos. Y aún así podían ver varios filos saliendo por la espalda, un poco. Casi en cámara lenta, su cuerpo se tambaleó para desplomarse de lado. Pero entre la sangre, mientras caía hubo una muy fugaz curvatura de los labios, que se separaron levemente.

-Jaque...

Abrió la mano derecha, que desde el principio tenía cerrada. Y junto a su cuerpo, había caído una runa que solo un sabio versado en ellas podía reconocer.

La sonrisa de la niña, por otra parte, se agrandó mas. Abrió la boca para hablar, pero se quedó congelada de pronto. De hecho, todo lo que les rodeaba se había vuelto un juego de grises, blancos y negros. Y de súbito el ambiente pareció quebrarse como un cristal fino. El lugar había cambiado completamente, y Blog resultó estar por ahí también, ahora se veía algo mas alejado del resto.

Lo único que se conservaba era que todas las personas (vivas y muertas) estaban allí, intactas.

Pero ahora el ambiente era de blanco y negro en su totalidad. Baldosas de estos colores, intercaladas, componían el suelo. Las paredes eran de un sutil tono gris amoratado y de ornamentación nula, eran lisas. Pero lo que llamaba la atención era que, dispuestos de acá para allá, había una serie de artefactos y adornos desmesurada. El lugar era enorme ciertamente, pero se hacía un tanto pequeño si se tenía en cuenta la multitud de estos artilugios dispuestos. Todos tenían algo en común...

Un reloj de pie en ébano, un reloj de arena violeta y cristal exquisito, un reloj de sol de marmol blanco, un reloj de pendulo de nacar, un rústico circulo que contenía otros mas pequeños dentro...todos los mecanismos se estaban moviendo de forma vertiginosa, en silencio.

Contrastando, a unos cuantos metros, unos 20 quizá, habían risas.

Una mesa redonda de madera clara, pulida, y bastante ostentosa, y dos sillas haciendo juego, enfrentadas. Y un hombre y una mujer ocupandolas.

Entre risas, el joven hombre de cabellos negros relataba algo con ganas. Traía ropajes de gusto exquisito, y de la cintura pendía una espada aparentemente decorativa. Sobre la mesa, de su lado, estaba abandonado un sombrero de copa. Rasgos parecidos a su interlocutora, cabello, ojos, palidéz...pero mas...afilados, por así decirlo.

-...y entonces dijo..."¡tengo tu nariz!" ¿y que crees que le respondí? "¡Y yo tengo tu CABEZA!" ¡ZAS! -hizo un movimiento como si cortara algo en el aire, con la mano- No podía creerselo al verse sin ella. Luego se la dejé de vuelta en su sitio, ¿y podrás creer que me llamó mocoso insolente?

Y luego se rió con ganas.

La otra persona, fue una sorpresa verla allí. No había duda de que era la la que en esos mismos momentos estaba en el suelo, muerta inconfundiblemente. Aún así había una diferencia. Los rasgos de esta persona igual de pálidos, parecían tener aún mas gracia y suavidad. Y vestía de forma también elegante, pero menos pomposa que la del hombre, aunque no descuidada. Un gabán blanco, abierto, y túnicas largas debajo. En la cintura tenía un fajín de cuero ligeramente grueso en la parte central, pero iba afinandose hacia los costados de la cintura acabando en una argolla que lo unía con la parte de atras presumiblemente.

Y en aquel momento estaba acompañando la risa En una mano sostenía un tazón con crema blanca y vetas rojas, y en la otra una cuchara larga y elegante, manchada del contenido.

-Sin duda que eres un irrespetuoso. ¡Pero por los eones, lo que me divierten tus visitas! -tras reír algo mas, comió un poco de su porción de, ahora de forma certera se podía identificar, frutillas con crema.

Por otro lado, algo mas detras, se veía un soporte platinado, donde reposaba un objeto curioso. Un báculo un tanto intimidante.

-¡Ah! ¿Donde estoy? ¡Mas enemigos! ¡Al cielo, al cielo, al cielo!

El griterío de la chiquilla hizo girar ambas cabezas hacia ustedes. La mujer se quedó con la cuchara en la boca, y compartía con el otro individuo una mirada de sorpresa. La niña se había apartado algo, y parecía estar encrespada y lista para atacar en cualquier momento a las nuevas caras.

Azur e Inzar también estaban allí, pero a diferencia del resto, parecían inmóviles. Azur había reaccionado a lo anterior aparentemente queriendo retroceder, e Inzar tenía una mano en el espadón. Pero no se movían, como petrificados.

En un abrir y cerrar de ojos fui arrebatado de la presencia del cuerpo de mi amada de un golpe, Scire cayo y se puso delante de mi para protegerme de lo que seria mi fin, porque lo hizo? Si yo merecía morir.
No tuve tiempo para reaccionar cuando fue ella la que pereció ante el ataque de la diabólica niña.
Pero en un instante ya no estábamos en el bosque, sino en una dimensión diferente, ante la presencia de seres tan imponentes que parecían dioses y tan opuestos en sus ademanes como en los colores que vestían.
La confusión nuevamente se apodero de mí, y movido por la determinación y la ira, desenvaine por vez primera mi estoque, para lanzar una estocada al corazón de la niña…