Partida Rol por web

Por encima del hombro, miro a Bolg, ceñuda y casi fulminándolo con la mirada, como si hubiese escuchado comentarios poco agradables hacia nosotros dos. Aparto la mirada de la suya y continúo mirando hacia el horizonte, en busca de alguien.

-No eres el único que no tiene alimento para llevarse a la boca, Bolg- le digo en un tono de indiferencia -entre todos podremos cazar alguna presa antes de que llegue la noche y buscar un lugar seguro para descansar, no queremos una visita sorpresa del drow o de otra criatura que atente con nuestras vidas, aunque todo puede suceder- nuevamente miro al piel verde -si tenemos que mendigar, lo haremos- su sonrisa, sin duda, me había molestado.

Ahora miraba a Inzar -Tú eres el que conoce estas tierras ¿No? el supuesto guía. Tus conocimientos comenzarían a ser útiles apartir de éste momento- aparto la mirada de la suya, fijándola en el suelo, no podían verme, pero murmuraba disgustada por lo bajo. El viaje apenas comenzaba y apenas y nos soportábamos.

Un enfrentamiento en nuestro grupo, sería inevitable.

-Ya si...

Sacudió algo la cabeza y luego ojeó a Nauj.

-No tio, estamos en Shrae. Pero Shrae es un territorio bajo la ley imperial. No es como Zanda o Idu, aqui todos viven bajo la  ley de Alanku. ¿Se entiende? Y bueno...Zanda es mi casa, he estado por otros sitios pero no los conozco tanto. Pero asumo que siguiendo por aqui llegaremos al poblado, al menos es a donde caminaban los demas antes de dejarnos atrás.

 El muchacho cerró los ojos por unos segundos. Luego, simplemente, dejó que sus pensamientos fluyeran. 

Luego su rostro se mostró serio, y fue entonces cuando algo en el cambió. Sus ojos observaron con determinación el lugar, mientras que su cabeza buscaba solución a aquel rompecabezas que debía resolver en cuestión, quizás de segundos.

Se giró hacia el grupo, por un momento haciéndolos detener. Colocó el bastón en el suelo, y, sin embargo, sin querer, brotó del suelo, agitando la tierra, algo que hizo retorcer a la madre gaia. En principio parecía un terremoto, pero luego pudo verse como, simplemente, era una especie de planta espinosa que había crecido al lado de aquel "Objeto de decoración"

-Quien quiera marcharse, que lo haga ahora. Los quejicas solo nos traerán problemas, los que no luchen, los que vayan a huir, simplemente, marchaos. No quiero conmigo a gente que no quiere luchar por el bien del mundo. Si lo que queréis es vagar, errando en vuestra existencia y destino, entonces estáis en vuestro derecho. Os quejáis y no aportáis soluciones, como si solo quisierais entorpecer al grupo. 

-Cruzaré el camino, así tenga que ir yo solo, porque esa es mi misión. No pretendo tener a nadie ligado a mi por circunstancias que no son propias a ellos y su propio destino. El reino natural me envía. Echad un vistazo a vuestro alrededor: Cuando las tropas de D´Thyre lleguen, si es que no lo han hecho ya, no quedará nada. La tierra yerma congelará nuestros corazones, y la naturaleza encogerá su presencia en el mundo. La energía del planeta se reducirá, y todos nos veremos envueltos en una era incierta de Caos y destrucción

-No quiero escuchar una queja mas, nos detendremos en el primer lugar con atisbo de comida, y entonces, aquellos que no quieran seguir, tendrán libertad de marcharse.  Somos un grupo, y, como tal, debemos de acatar una serie de normas para llevarnos bien. La primera es no quejarse por todo.

Luego, simplemente, después de un silencio, siguió avanzando. Por instinto apretó la mano de la muchacha. Cuando se giró tuvo que esconder por un segundo un rostro de dolor. Sabía que era lo que tenía que hacer, pero su naturaleza le impedía en cierto modo ser así. Solo tardó unos segundos: Aquello había sido por un bien mayor. Debía de seguir, estaba seguro de ello. Ellos le importaban, pero debía de comprender que no todos luchaban por ellos mismos, por lo que sentían en sus corazones. Así que avanzó con la muchacha de la mano. Durante unos segundos después de que el bastón no tuviera contacto con el suelo, aquella planta se marchitó y murió.

-Por favor, Inzar, guíanos en el camino. Y, de paso, si puedes iluminarme con las leyendas e historias del lugar, si sabes alguna, te lo agradecería en demasía.

Caminaba en silencio, con la cabeza ligeramente agachada, sumida en mis pensamientos y aún algo disgustada por la actitud de los demás. Aquella actitud negativa, me desanimaba, incluso llegaba a pensar que éste viaje había sido un error y que de el no saldría nada bueno.

Seryu se detuvo de forma inesperada, por lo cual yo también me detuve. Podía sentir una energía diferente por parte suya y al percatarme de la expresión de su rostro, sabía que había llegado a su límite, la paciencia se había agotado.

Permanezo en silencio, observándolo y depronto aquel ruido y sensación extraña en mis pies, hicieron que me sobresaltara y ponerme a la defensiva, pero ésta reacción no duró mucho, pues, al fin comprendía de qué se trataba. Aquel bastón suyo era el causante de ello y yo, estaba fascinada por lo ocurrido.

De mi boca no salía palabra alguna, solo fijé la mirada en la planta espinosa, pero escuchaba con atención lo que decía. Estaba de acuerdo con su argumento y él sabía que estaba de su lado, que opinaba exactamente igual que él. No había nada que agregar, todo había quedado claro, el que quisiera continuaba y nos seguía, yo lo haría, yo le seguiría hasta el final, por ello, comienzo a caminar nuevamente a su lado y de su mano.

Los ánimos habían reducido notoriamente, pero debíamos continuar. Al sentir presión en la mano que él sujetaba, le respondo de igual forma, seguido de una caricia en su mejilla con mi mano libre -no cruzarás el camino solo- le dedico una ligera sonrisa, algo triste pues sabía como se sentía -estaré contigo hasta el fin de mis días- y sin importarme la presencia de los demás, deposito un beso en la mejilla que acariciaba -lo prometí y lo cumpliré- le susurro cerca a su oído.

Y tras sonreír una vez mas, vuelvo a mi posición, esperando respuesta por parte de Inzar.

- Entiendo Inzar -le contestó Nauj cuando éste le aclaró que sí que se encontraban donde él pensaba- Lo siento, había entendido mal tus anteriores palabras y me sentí confundido.

Y fue entonces cuando el mago detuvo la marcha, les miró duramente y les habló de aquella forma. Nauj se quedó sorprendido por aquello y cuando el silfo dio por concluida su charla y se disponía de nuevo a iniciar la marcha, el encapuchado le detuvo.

- Me sorprenden tus palabras Seryu. Entiendo que cuando hablas de quejicas y de los que tratan de entorpecer al grupo, sólo puedes estar refiriendote a Bolg y a mí. ¿Por qué nos dices eso, Seryu? ¿Qué hemos hecho que te haya molestado?

¿Que nos entretuviésemos ayudando a una niña, quizás? ¿que yo le preguntase a Inzar donde estábamos al sentirme sorprendido? ¿que os preguntase a dónde nos dirigíamos? ¿Todo eso es quejarse y no aportar soluciones? ¿O lo que os molesta es el comentario de Bolg acerca de las provisiones? Tan sólo hablábamos entre nostros de que no disponíamos de ellas. Por cierto... -Nauj, extrajo un gran fruto de su morral- encontré un par de éstos en unos árboles junto al camino. ¿Alguien gusta? -les ofreció al resto, a la vez que abría el fruto por la mitad y mostraba su carne jugosa.

Al revés te lo voy a preguntar Seryu -y miró entonces también a Syara- Si vuestra desconfianza hacia nosotros es tal que preferiríais que nos separásemos del grupo, decidlo antes de que los problemas lleguen a más.

Tras una pausa, añadió:

- Tuvimos una charla en la habitación de Inzar, Seryu ¿recuerdas? Allí te conté cuál era mi misión y comprendimos que los motivos que nos mueven a ti y a mí son parecidos.

Podemos formar un buen grupo, lo presiento, pero sólo si nos tenemos confianza. -y al decir esto último, los miró a todos y, en particular, detuvo su mirada por un instante en Bolg. Después, concluyó:

Antes dije que deberíamos dejar claros nuestros sentimientos. Sólo yo lo he hecho. Os vuelvo a pedir que os manifestéis, si preferís continuar sólos vuestro camino, decidlo ahora.

-Mi deseo no es continuar solo. Todo tiene un momento, y las respuestas serán halladas en el momento en que la naturaleza designe ello. Es, por tanto, una tontería quejarse por falta de alimentos y de guía, una falta que ofrece al grupo, solo desconfianza alimentada por algunas personas de este grupo, que lo pasan bien observando este tipo de comportarmientos.

-La niña humana no tiene nada que ver con esto, pero, ya que lo pones así, casi ponéis en riesgo la vida de una criatura humana. Una vida que vivirá en el futuro, en el futuro por el que luchamos. No le debemos negar la posibilidad de existir en un mundo lleno de vida y armonía. Casi la exponéis a una guerra que no es la suya.

Siguió avanzando, ahora mas tranquilo, después de que la muchacha le diera aquel beso en la mejilla, haciéndolo sentirse mucho mejor.

-Nauj, me incomodan mucho estas situaciones, quebrantan la armonía del grupo, y si comenzamos a ponernos trabas entre nosotros, entonces no se como vamos a combatir contra los enemigos si no podemos confiar en los que tenemos como aliados. Y yo no me siento seguro con uno de vosotros, porque aun no me ha demostrado la confianza que requiero, es mas, me ha demostrado que se reirá y alimentará la desconfianza del grupo en general.  

Bolg se sintió ajeno a los discursos que pronunciaron sus compañeros, pues aveces utilizaban palabras que no entendía o ne le interesaban. Así que tomando agradecido una porción de la fruta encontrada por Nauj, se sentó y la degustó sin demasiados reparos, a la espera que retomaran la marcha.

Solo cuando se produjo un incómodo silencio, el goblin se percató que habían estado ablando de él. Con los ojos como platos y la boca llena miró a sus compañeros, se puso en pie y tragó lo que aun tenía en la boca.

- ¿Oz preocupa un pobre goblin? El rostro del guerrero parecía sorprendido. - ¿Oz referís a mi cuando habláiz de molestiaz y eztorboz?¿No fui yo quien oz ayudó a recuperar eze "adorno" que lleváis entre laz manoz? No, Bolg ez bueno, Bolg no traiciona a zuz amigoz. No oz preocupéiz por Bolg, Bolg zolo ez un goblin. Hizo una ligera reverencia hacia Seryu.

- Zi queréiz que Bolg calle, se callará. Bolg aprendió, hace mucho, a obedecer al macho de la tribu, zi Bolg zabe. Bolg zabe quien ez el líder y quien manda. Con las orejas gachas el guerrero hablaba con su voz aguda.

- No oz ofendáiz zi Bolg no entiende algunaz cozaz, laz coztumbrez y actitudez de los patilargoz zon confuzaz para un goblin.

- ¿Continuamoz?

 No dijo nada, sabía lo que pensar, y por ahora no las tenía todas para confiar en Bolg.

Sin embargo, siguió avanzando luego de aquel paro en el camino.

-Disculpad si he sido brusco. Ha tenido que ser así.

Entonces, apoyado con una mano en el bastón, y con la otra aferrando la mano de Syara, siguió avanzando, hacia delante, manteniendo el grupo junto.

Nos disponíamos a continuar nuestro camino, pero una vez era interrumpido, ésta vez por Nauj. Sin soltar su mano, me giro para escuchar y observar al encapuchado.

-Creo que todos dejamos claros nuestros sentimientos, Nauj. Está mas que claro que no confió en el goblin, por los sucesos ocurridos con Inzar y por ello pensé que podría traernos problemas tarde que temprano, pero aún así decidí en darle una oportunidad ya que es tú amigo y confías en él, además prometió comportarse, dejando a un lado el encuentro que tanto desea con Inzar.

Hago una pausa y ahora mi mirada estaba fija en Bolg

-Si, brindaste tu ayuda, pero el hecho de querer enfrentarte con uno de mis compañeros y sentir poco o ningún afecto por otro, me hace desconfiar. La confianza se gana poco a poco, quizás algún día te ganes la mía. Y no, no me preocupas- sonrío con suficiencia -tan solo deseo tranquilidad y paz en éste viaje, para así estar preparados y concentrados en nuestra misión.

Miro nuevamente a Nauj

-Creo que está todo claro y agradezco el alimento que nos ofreces, brindaselo a tu amigo, a Bolg, que alparecer está hambriento- le dedico una ligera sonrisa a Nauj y me giro, para continuar nuestro camino.

Comenzamos a avanzar, aún sostenía su mano y no pensaba en soltarla. Lo miro al escuchar su voz y sonrío, pero no digo nada, no tenía nada que disculparle pues opinaba igual que él.

- Disculpa mi señora. Dijo Bolg con otra reverencia, y no añadió nada más, pero el goblin caminaba alegre junto a Nauj, con una sonrisa de oreja a oreja.

Parecía feliz el pequeño goblin.

- A esta, le cortaré la lengua mientras duerme, y la bañaré con la sangre de su amante. Que maravilloso será verla despertar y que no pueda emitir sonido de dolor alguno... Si Bolg será bueno, muuuy bueno.

La mente retorcida del goblin había encontrado otra víctima para desquitarse, pues a cada minuto que andaba con aquella gente, menos le importaban sus estúpidas metas y palabras. Solo quería verlos morir.

Pero sabía que no sería fácil, y hasta que llegara el momento, Bolg sería bueno, mas o menos.

Bolg sonreía con todas estas ideas en su mente, mientras caminaba junto a Nauj. A él no lo mataría, él era su amigo.

Nauj escuchó las explicaciones. Sintió la tentación de aclararle al mago que la vida de la niña nunca estuvo en riesgo, al menos por su parte, pues él nunca apostó por dejarla cruzar el portal, pero decidió no darle más vueltas al asunto. Syara había sido franca y clara: no se fiaban del goblin. Algo muy razonable desde luego; no debía dar mucha tranquilidad el compartir el camino con alguien cuyo objetivo en la vida era saciar su sed de venganza para con uno de ellos.

Y por último estaba Bolg, al principio como ausente de todo y ahora con el semblante feliz. No sabía qué resultaba más tranquilizador, si el Bolg combativo, insultante y desdeñoso o aquél otro Bolg irónicamente sumiso.

Ya no había más que hablar. Lo importante ahora era continuar con su búsqueda, y sólo el tiempo le diría a cada cual si había acertado con sus decisiones.

- Como quieras, Syara. Tengo otros dos frutos más, si alguien quiere sólo tiene que pedirlo.

Nauj comenzó a mordisquear la otra mitad del fruto que, por una parte, saciaba bastante, pero por otra dejaba las manos manchadas de un zumo pringoso, y siguió andando junto con los demás.

Inzar también se veía algo desconcertado por la repentina actitud alegre del goblin. Se rascó la nariz por toda respuesta y optó por seguir avanzando cuando se calmó el ambiente. Se notaba que no solía andar en grupo, y prefería quedarse al margen de las disputas que fueran surgiendo. Gajes de la companía, pero no estaba tan mal a pesar de todo.

Estaban cada vez mas cerca de su objetivo. Curiosamente empezaron a ver algunas personas cada tanto. Pero estaban yendo en dirección opuesta a la suya, y con bastante prisa. Probablemente en nada comenzarían a avistar el pueblo, y habiendo resuelto sus problemas parecía que todo iba a pedir boca en aquella pintoresca e improvisada companía. El camino se había vuelto un sendero algo mas estrecho, y la arboleda había ganado algo de terreno estando mas cerca de los lados del camino. El sonido de las cortinas de hojas chocandose con suma delicadeza entre si al son del viento era el único sonido que marcaba presencia, así como los pasos de cada uno de ellos.

Algo comenzó a parecerte diferente, sin embargo. La brisa arrastraba un aroma que conocías bien. Demasiado bien de hecho. Humo, que emergía probablemente de madera ardiendo. Y sangre...aún era muy leve como para que los demas lo percibieran probablemente, pero para ti estaba claro.

Bolg percibió el olor a humo y a sangre. Cosa que no entusiasmó al pequeño guerrero, pues suponía que pronto habría problemas. Miles de ideas acudieron a la cabeza del goblin, y en muchas de ellas sus compañeros aparecían degollados por fantasmales asaltantes.

Bolg se sonrió.

Pero aun no era el momento, no, el quería saborear sus muertes, y por supuesto ser directo causante. Además, la misión de Nauj, ni siquiera había empezado, y no se arriesgaría a que algo le ocurriese.

Una sonrisa floreció en el rostro del goblin, tras detenerse unos segundos y olfatear el aire nerviosamente.

- Algo no va bien... Murmuró Bolg a sus compañeros. - Huelo a muerte. Eztar atentoz, puez zi noz dirigimoz a alguna población... Giró sobre si mismo frenéticamente para volver a mirar al frente con las orejas hacia atrás como un animal en peligro.

- Zi vamoz hacia algún pueblo, creo que llegaremoz tarde para zalvarlo... La voz sibilante del goblin era casi un susurro, mientras desenfundaba sus armas listo para seguir la marcha.

El rostro del muchacho se crispó.

Soltó la mano de la muchacha mientras que, de manera natural, su cuerpo reunía la magia elemental a una velocidad fluida y constante.

Miró a los demás, no alzó la voz, no hizo nada, solo habló.

-No nos dividiremos. A partir de ahora, entramos en un campo de batalla, y es importante que nos mantengamos en grupo. La formación es la siguiente: 

Las lineas delanteras estarán compuestas de Nauj y Syara. A nuestro grupo, ellos aportan la resistencia necesaria para mantenerse en la primera linea. 

Bolg e Inzar, irán justo detrás, uno al lado de Nauj, y otro al lado de Syara, y yo estaré en medio, de modo que puedo desarrollar mis hechizos de protección de manera lógica, coherente y sin duda alguna perfectamente factible. Ese es el método. 

Las distancias que nos separarán no serán apenas de 1 metro: El suficiente espacio como para lograr combatir y a la vez proteger a los suyos, no estando a demasiada distancia de los mismos. ¿Ha quedado entendido?

No había mas tiempo, así que se colocó en un lugar cubierto entre los muchachos y él. De este modo, estaba preparado.

-Inician la carrera tanto Syara como Nauj. Bolg, supera tu sed de sangre. Puede que no encontremos enemigos, pero hay que concienciarse para todo. ¡Vamos!

Al mismo tiempo, preparaba su energía, canalizada en aquel bastón para todo lo que pudiera suceder.

Olía a muerte y al goblin le hacía feliz y yo debía confiar en alguien como él, bueno, no era tiempo para esas cosas, el tiempo diría si podría confiar en él o no, lo importante ahora era encontrar personas y con vida en aquel pueblo. Esperaba que Bolg estuviese equivocado.

Con un seco asentimiento afirmativo de cabeza, sigo las instrocciones de Seryu, confiando en su plan. Camino en dirección hacia mi lugar correspondiente, mirando hacia el pueblo y a las personas que parecían huir de éste.

Comienzo a caminar, a un paso normal, a la defensiva, preparada para atacar y defender a mi grupo.

Bolg no dijo nada. Agazapado y atentó, oteaba el horizonte mientras olfateaba el aire con los músculos tensos.

Bolg ni se inmutó ante las órdenes de Seryu, parecía no haberlas oído, y permanecía junto a Nauj, a la espera que este hablara y le indicara que es lo que quería hacer.

La sonrisa del goblin había desaparecido hacía rato, su rostro reflejaba ahora la concentración antes de un combate.