Partida Rol por web

Tras dar un ultimo rodeo y girar el codo de una de las avenidas, comenzaron a ver el campamento: Un extenso pedazo de la ciudad estaba poblado de pies a cabeza por improvisadas tiendas de campaña, en una especie de plaza techada (cosa que agradecía mil veces la gente allí asentada debido a las nevadas y lluvias). En los lindes norte y sur del lugar podían divisarse enormes casonas, iguales entre si a no ser por los colores del dintel que eran todos distintos entre si. Azul, amarillo, rojo, marrón, blanco, verde, negro, violeta, gris, y un último en construcción cuyo color ya se definía como naranjo. Su arquitectura era simple, pero no descuidada, y por alguna razón incluso transmitía la sensación de ser acogedora.

No era dificil intuír que se trataba de los albergues para los inquilinos permanentes, que al parecer estaban repletos e incluso sobrepoblados. Como no, habían guardias allí también velando por el orden esencial en la ciudad. Pero además y superando a estos en número había gran cantidad de gente colaborando con los refugiados para mejorar su estancia...esta ayuda iba desde un simple modo de aprovechar el espacio al máximo, hasta entretener a los mas pequeños. Con la máxima prioridad se podía apreciar el tratado de enfermedades, por mas leves que fueran, haciendo incapié en la sanidad como otro punto fuerte del sitio.

- Utilizo el veneno para debilitar a miz enemigoz durante el combate. Señaló uno de los pequeños sacos que llevaba atado al cinto. - Ez muy útil cuando tienez que enfrentarte a adversarioz doz vecez máz grandez que tu. Sonreía de manera ostensible mientras movía de manera afirmativa el rostro. - Zi, muy útil. 

El goblin observó aquel bullicio de gente, y las innumerables cabañas. No tenía ni idea de lo que buscaban, y le hubiera costado trabajo encontrar cualquier cosa.

- ¿Por donde empezamos? Mientras se rascaba la cabeza. 

- Por aquí mismo -contestó Nauj.

Se dirigieron al meollo de aquella maraña de gente y tiendas de campaña, al bullicio que formaban los refugiados en aquel lugar. Caminaban lentamente, observando los horrores en los que, se adivinaba, habían sufrido el ataque de las tropas de D'Thyre en sus poblados y podían dar gracias de haber salido con vida, aunque fuese en aquel penoso estado.

También había refugiados con más suerte; debían haber huido a tiempo del implacable avance de los ejércitos del tirano y ahora sencillamente eran unos sintecho, acogidos en aquella bendita ciudad. Nauj se dirigió a uno de los guardias, que velaban por la seguridad del campamento.

- Perdone señor. Mi compañero y yo somos nuevos en la ciudad y nos han dirigido a este lugar. Venimos buscando refugio y acomodo para pasar las noches, como todos aquí y, a cambio, ofrecemos nuestra colaboración para lo que se pueda ayudar.

El encapuchado miró de soslayo la cara que ponía Bolg. La verdad es que él tampoco sabía por donde empezar, pero el ambiente circundante le sugirió que echar una mano sería una buena manera.

El goblin se interesaba por los distintos olores que flotaban en el lugar, le fascinaban todos aquellos aromas, ya fueran bueno o malos. Casi no se percató cuando se detuvieron junto al guardia. 

Bolg miró algo extrañado a su amigo cuando este se ofreció a prestar ayuda, pero no dijo nada. Nauj le había demostrado ya que se podía confiar en él, y que era un hombre con criterio, así que se dispuso a hacer lo que hiciera falta.

El guardia con el que se habían encarado era algo bajo y bastante barbudo, pero no un enano sino simplemente un humano con esas características. Este pasó de mirarlos cordialmente a sonerirles.

-Ah, ¡pues menuda voluntad la vuestra! Si estáis urgentes buscaré ya algún sitio donde podáis quedaros a descansar. Si estáis con energías, solo han de decir que saben hacer y os recomendaré donde empezar a ayudar.

El hombre masculló algo parecido a que hacen falta a saco curanderos, pero no se los dijo directamente.

- Me temo que si lo que necesitan son curanderos -respondió Nauj a las palabras que había mascullado el guardia- no vamos a servirles de gran ayuda. La imagen del Seryu atendiendo a la hermana del niño en aquella casona del bosque pasó por unos instantes por la mente del ermitaño, pensando en cuánta ayuda podría ofrecer el silfo en aquellas circunstancias y cuán poca podía ofrecer él.

- Pero si necesitan para algo dos pares de brazos que ayuden a paliar las desgracias de estas gentes -echó un vistazo alrededor- no duden en decirnoslo.

- Es mucho el mal que causa el Tirano y, si podemos ayudar en algo para sofocarlo, lo haremos.

Después cambió de tema.

- No tenemos urgencia de descanso ahora mismo, pues hemos descansado bien esta noche... si no fuese por el incidente del bombardeo, claro ... -Nauj miró la cara del guardia a ver si se le podía tirar de la lengua sobre aquel asunto. No quería enfadar a nadie como le pasó con la camarera, poniendo en duda la defensa mágica de Seiní.

- Pero sí que le agradeceríamos que nos indicase un lugar donde podamos pasar la próxima noche a cubierto, aunque todavía sea pronto y no sea aún el mediodía.

Miró a Bolg. El goblin parecía contento, disfrutando de todo aquello que era novedoso para ellos, husmeando los nuevos olores, deteniéndose en seco como tenía por costumbre para luego seguir como si nada hubiese pasado. Le miró tratando de obtener su aprobación a todo aquello y, de momento, obtuvo una amplia sonrisa que dejaba al descubierto todos aquellos dientes afilados.

-Bueno, pues tenéis a elegir. Curar a modo manual, con el metodo tradicional de vendajes y si eso hierbas y sus extractos. También esta la construcción, para eso siempre se necesita gente, o bueno, también podríais ayudar a cocinar, jajaja.

El hombre se dió vuelta dandoles la espalda unos momentos mirando alrededor cuando se escucharon unos ladridos. Un perro, cachorro, estaba ladrando con insistencia a una persona que pasaba por la calle lindera al sitio donde estaban. Era una figura alta y estilizada, de cabello casi tan negro como su piel. Aquel sujeto siguió avanzando como si el perro no exquistiera. El animal estaba bastante exaltado, y siguió ladrando hasta que dobló la esquina.

-Malditos drow, ni a lo perros les caen bien -comentó el guardia.

Bolg no acababa de entender en que podría ser útil él. Lo único que se le daba realmente bien, era matar y no parecía que eso fuera lo que necesitaran ahora mismo aquella gente.

Aun así estaba dispuesto a acompañar a Nauj a cualquier lado, y ayudarle en lo que se propusiera. Si eso significaba ponerse a cabar zanjas, lo haría.

Ante el comentario del guardia con respecto al drow, el goblin puso su atención sobre el individuo en cuestión. Intentó captar el olor que desprendía, pues no recordaba haber visto a ningún ser parecido en persona.

- ¿Porque dicez ezo de loz perroz y loz drow? Preguntó el pequeño guerrero al guardia.

-Un drow, ya sabes, un elfo oscuro. Suelen estar metidos en malas cosas... -contestó, rascandose la barbilla mientras aún miraba a donde se había ido aquella persona- Mmmm, espero que le tengan bien echado el ojo. Anda pequeño, eres bastante sociable, me alegra no tener que empezar problemas como cada vez que veo a un piel-verde -rió algo, de forma simpática.

Nauj apartó al goblin del guardia y se agachó para hablarle.

- Bolg amigo. No puedo pedirle a alguien de tu raza que sienta lástima, pero yo sí la tengo y por eso me he ofrecido a ayudar.

- Sé que mi misión no es ponerme a curar mutilados de guerra ni construir edificaciones para refugiados, pero estoy hecho un lío. Espero una señal que encauce mi camino y, de momento, sólo tengo mi sentimiento de pena hacia esta pobre gente.

- Las monedas se acaban y mejor reservarlas para otra ocasión en que nos sean más útiles. Yo creo que deberíamos pasar aquí las noches mientras decidamos permanecer en Seiní.

Hizo una pausa para preguntarle: ¿Qué opinas de todo esto? ¿Qué crees que deberíamos hacer?

El perro seguía ladrando enfurecido y el drow parecía haber dejado un rastro de malas vibraciones tras de él, que el humano había percibido en su interior. El goblin había olisqueado el aire a su paso y miraba con cara extrañada.

- ¿Qué te parece, Bolg? -acabó por preguntarle con la mirada anclada a lo lejos, por donde había desaparecido el elfo oscuro y con una nueva esperanza puesta en aquella extraña figura.- ¿Crees que deberíamos seguirle?

Bolg comprendía las palabras de su amigo, y no tenia nada que reprocharle, pero cuando sugirió seguir al drow, al pequeño goblin se le iluminó la expresión del rostro. Con la mirada buscó los ojos de Nauj.

- Zi, zi, zigamos al drow. La sonrisa del Bolg, dejó al descubierto los múltiples dientes afilados de su boca.

Aparentemente no había ninguna razón para seguir a aquel tipo, pero al guerrero le pareció más emocionante que dedicar el día a levantar cabañas y cavar zanjas.

- Vamoz, vamoz. El goblin se adelantó unos pasos en la dirección por la que se había ido el drow. Se detuvo en seco, y olfateó nerviosamente el aire. Luego volvió a avanzar unos pasos más. - Vamoz. Con la mano hacía señales a Nauj para que fuera junto a él antes que el rastro del drow se esfumara.

La rápida conformidad del goblin pilló a Nauj por sorpresa y apenas tuvo tiempo de dirigirse al guardia, mientras se apresuraba tras Bog para no perderle la pista entre el gentío:

- ¡Volveremos a pasar la noche! -le gritó- ¡Y por la mañana ayudaremos en lo que sea!

El guardia los observó, ya de lejos, rascándose la cabeza y preguntándose si aquella súbita prisa tenía algo que ver con el drow o si se había topado con un par de locos.

Nauj se había sacado un peso de encima. A pesar de sus solidarios sentimientos, también prefería lanzarse a la absurda persecución de un drow, sobre el que no tenían ninguna sospecha fundada, que unirse a los servicios sanitarios del campamento de refugiados.

Para su suerte, aquel individuo no se había alejado demasiado. Pudieron divisarlo a mitad de la calle siguiente con la espalda apoyada en la pared. Ahora pudieron contemplar por completo su figura, y apreciar detalles. El mas llamativo de todos, era que parecía no tener visión en uno de sus ojos, de un color azulado. O al menos eso indicaba el trozo de tela roja que lo cubría. Por lo demas, tenía rasgos sumamente delicados, pero a diferencia de los elfos normales, el carisma que llegaba a desprender se transformaba fácilmente en desconfianza. Y la verdad, con esa mancha de sangre en el cinto y la chaqueta, que estaba sobre una camisa rasgada en conjunto con el pentáculo que pendía del cuello.

En aquel momento, el drow se encontraba mirando distraídamente caer las gotas de la nieve que cedían a la temperatura pocos centímetros por delante de él resbalando de un tejado, sumido en sus pensamientos.

Ahora que habían alcanzado su objetivo, Bolg no sabía que hacer. Seguirlo había estado divertido, pero con que no tenían ninguna razón para hacerlo, el pequeño goblin se detuvo en una esquina observando al extraño.

- ¿Que hacemoz Nauj? Miró a su compañero con expresión interrogativa. - ¿Noz acercamoz y lo degollamoz, o noz prezentamoz y le preguntamoz que hace un "flacucho ozcuro" en Seiní? Claro que el Bolg sabía lo que respondería Nauj, y la risita que soltó el goblin, era prueba de que bromeaba con lo referente al degüello. Aunque si era menester, no tenía ningún inconveniente.

Nauj, en su camino persiguiendo a Bolg que perseguía al drow, se detuvo unos instantes para acariciar al cachorro de perro que continuaba ladrando, nervioso. Le rascó un poco tras las orejas tratando de calmarlo mientras mantenía la mirada fija en sus ojos. Cualquiera podía decir que parecía que el humano estaba entablando algún tipo de conversación con el animal, aunque tal cosa sonase absurda.

Con el cachorro más tranquilo, Nauj llegó junto a Bolg, que, oculto en una esquina, espiaba los movimientos del joven elfo.

- Sí Bolg, la primera opción es la mejor. Así es como lo haremos: yo me dirijo a él amistosamente y entablo conversación. Cuando esté distraído, tú te acercas por la espalda y le cortas de un tajo el cuello.

El humano miró los ojos abiertos como platos del goblin para luego añadir:

- Es broma Bolg. No sé que podemos hacer, como tampoco sé por qué le hemos seguido, pero ... te recuerdo que tú estabas conforme.

Nauj miraba al drow y, a la vez, trataba de aclarar sus percepciones. La presencia del extraño removía las fuerzas que el ermitaño sentía en su interior, pero no acababa de tener claro cuál era el motivo. Y eso le inquietaba.

Supongo que el cachorrillo no tendrá nada interesante que decirme, pero voy a tratar de usar mi poder de comunicación con los animales. ¿Hay algo interesante que pueda entender de los ladridos del perro?

Y lo entendió claramente, con un escalofrío. El pensamiento de aquel animal, estaba cargado de rabia y tristeza, condensado en unas pocas y bien calculadas palabras.

Mató a mi dueña.

Las palabras del cachorrilo rebotaban en la cabeza de Nauj: Mató a mi dueña ...

El pequeño perro no había comunicado nada más, ya era bastante para un animal tan joven haber sabido hacerse entender y había transmitido nítidamente su sentimiento de rabia y tristeza.

- Escucha Bolg, jum. Hay una cosa que ... -Nauj titubeó un poco al tratar de explicarse sin que el goblin lo tomase por loco- en fin ...

Y armándose de valor, le soltó de carrerilla: Aquel perro me ha dicho que ese drow mató a su dueña.

Ya estaba dicho, no sabía como se lo tomaría el piel verde pero, de todas formas, aquella revelación tampoco sentenciaba al elfo oscuro. ¿Quién era la dueña de aquel perro? ¿cuál sería el motivo del asesinato?

Pero, desde luego, daba muy, muy mala espina.

Bolg no acabó de comprender como podía haberle dicho nada un perro a Nauj... Así que lo miró extrañado. La mente del goblin tardó unos segundos en atar varios cabos, si su amigo podía convertirse en oso, ¿porque no comunicarse con las bestias? Era algo razonable, e incluso el chaman de la tribu predicaba en ocasiones su comunión con algunos animales. Claro está, que la mayoría, tomaba a Jothak el chaman por un loco.

- ¿Mató a zu dueña? Era algo sin relevancia, fue lo primero que se le pasó al goblin por la cabeza. - ¿Y no le haz preguntado el motivo? Fue lo primero que se le ocurrió decir.

Bolg miraba a Nauj algo desconcertado por todo aquella situación, empezaba a ponerse más nervioso de lo habitual, empezaba a sentirse impotente, y comenzó a hacer rechinar sus colmillos entre si.

- Sabez que, voy a averiguar como ze llama y que hace en Seiní. Si tiene algo que ver con tu búsqueda, lo mejor será averiguar quien demonios es. Dijo esto con el ceño fruncido y con cierta determinación.

Bolg salió de detrás de la esquina, y se dirigió tranquilamente hacia donde se encontraba el drow.

-Mmmm...

El drow no dijo nada al verle acercarse, solo se quedó observándole fríamente. Parecía poco interesado en lo que tuviera que decir Blog, y por momentos incluso despectivo. Pero el silencio era el muro que separaba aquellas conjeturas de terreno sólido. Su único gesto para con su interlocutor fue simplemente quitarse un mechón de cabello del rostro para verle bien.