Partida Rol por web

Aquello iba a ser desagradable, Marius lo sabía. Pero tenía el deber de permanecer allí, y así lo expresó el iniciado.

-Es un siervo del Emperador, aunque haya fallado en su misión y se haya dejado tentar por los placeres terrenales. Es mi deber orar por su alma y por que llegue al seno del Emperador, así que permaneceré aquí. 

El casco de la servoarmadura giró de repente y encaró sus ojos hacia Enoch. El inquisidor le miró fijamente sin dejar de sujetar con una mano la cabeza del Prefecto.

- Acólito Enoch. - Dijo en el mismo tono distorsionado por el casco. Extendió la mano del bisturí hacia el arbitrador. - ¿Hace los honores? - No era una pregunta retórica... Pero tampoco una orden, ¿o tal vez sí? Quizá era una prueba, o quizá sólo quería comprobar si el Acólito estaba cómodo en esa situación o si era capaz de hacer lo que había que hacer.

LIRI NERVA FERRIS:

- Aunque no lo has especificado, interpreto que logras controlar tus poderes, pero que una parte inconfesablemente oscura de ti se siente atraída por la tortura.

- Ganas 1 punto de Corrupción. Proporcionas un bono de +10 en el Interrogatorio.

En vista de que el inquisidor parece prescindir de las formalidades para ir al grano, el hace lo mismo.

Enoch observa al Inquisidor y el brazo que le tiende. ¿Será esta una prueba más de su Fe al Emperador? ¿O quizá le está dando una oportunidad de redimirse ante el ridículo de la operación para conseguir información del Prefecto?
En cualquier caso no puede desaprovechar la oportunidad. Extiende su brazo también y alcanza la herramienta.
Por un instante se queda observándola entre sus dedos.
- Le haré hablar, Inquisidor. - Pronuncia con sumo respeto.
Concentrado, se centra en la labor que tiene entre manos. Aquel indeseable les dirá qué negocios ha hecho con Zax Holthane y dónde está la lanzadera que utilizaba el traficante.

Y el proceso empezó. Desagradable, sangriento y terriblemente cruel. Pero aquello no era de la incumbencia de Zariel. De hecho, él ni siquiera estaba allí por eso, ni para ver aquello. Conforme se preparaba el instrumental, él mismo se preparaba mentalmente, intentando recordar con precisión los salmos. Y en cuanto el primer corte tuvo lugar y el primer grito se alzó, también se elevó su voz, proclamando la gloria del Emperador y rogando por que acogiera el alma de aquel pobre pecador, aquel hijo descarriado que se le devolvía a Él en la muerte. 

INTERROGATORIO DEL PREFECTO:

- El interrogatorio del agonizante alto cargo del Officio Auctoriate Porteus es un éxito. Quizá sea debido a la presencia del Iniciado Zariel Marius, pero el hombre confiesa la verdad entre estertores.

- Confiesa que Zax Holthane le sobornó hace tiempo con una rara cepa de Obscura extraordinariamente cara para "oscureciera" los registros sobre los aterrizajes y despegues de una lanzadera concreta.

- La última vez que Holthane hizo uso de la lanzadera fue hace más de cinco meses, pero un extraño encapuchado con la túnica roja y obvios implantes biónicos de un Tecno-Sacerdote contactó recientemente con Anteshern, ofreciéndole un pago a cambio de oscurecer el origen de la lanzadera. La próxima llegada de la lanzadera se espera ese mismo día, probablemente en muy poco tiempo, tal vez menos de una hora...

- Anteshern no tiene ni idea de cuál es la carga, pero piensa que debe de ser una mercancía altamente ilegal, controlada, o en el mejor de los casos de alta tarifa. El punto de origen de la lanzadera es realmente algún lugar de dentro del sistema, con los registros adulterados indicando que cada vez llega en una astronave distinta. En definitiva, no tiene idea de cómo las mercancías son traídas realmente al sistema.

- El plan de los contrabandistas es que la lanzadera 341 Beta-Sky haga su descenso en la plataforma Tertius-9, y desde ahí seguramente querrán descargar la carga a los túneles, haciendo como si hubiera sido un descenso sin carga.

INICIADO MARIUS:

- Pese a lo crudo de la escena, mantienes tu alma pura gracias a tu fe indisoluble en el Emperador y en Sus Santos.

- Sin embargo, todo el asunto te deja mareado y nauseado.

- Es precisamente tu profunda repulsa ante esto lo que evita que ganes Corrupción.

INQUISIDOR EISENHORN:

- Esto no debería de afectarte, eres un Inquisidor a fin de cuentas. Sin embargo, quizá una parte oscura de tu alma se regodea con esta tortura.

- Ganas 1 punto de Corrupción.

ARBITRADOR ENOCH:

- No puedes evitarlo, disfrutas del sufrimiento agónico de este hereje. Tan sólo te lamentas de que esté ya tan malherido y de que no vaya a poder aguantar más.

- Ganas 1 punto de Corrupción.

- Mientras se produce la tortura, el Tecnosacerdote Cantus examina el material (principalmente placas de datos) incautado en el apartamento del Prefecto con algo de ayuda del Táctico Noctine.

- A primera vista es material inocuo y rutinario, que, sin embargo, si encuentran en vuestro poder es una prueba de culpabilidad en el secuestro, tortura y asesinato de Gaius Anteshern.

- Tecnosacerdote Cantus, Acólito Noctine... ¿Han encontrado alguna información útil? - Preguntó el Inquisidor una vez habían acabado su labor y tras reunirse de nuevo todo el equipo.

- Reúnan todas las pruebas. - Se refería también al cuerpo del Prefecto. - Prendan fuego a todo. No quiero ninguna evidencia que nos incrimine en nada. Nos vamos. - Sentenció.

Se dirigió hasta la puerta del almacén y esperó a que el resto del equipo estuviera listo antes de comenzar a explicar.

- Tenemos la ubicación de la lanzadera. Llega hoy mismo y descenderá a la plataforma Tertius-9. Ignoramos cuántos herejes habrá o qué armamento tendrán, así que esperamos resistencia hostil. - Explicó. - Necesitamos hacernos con esa lanzadera, no importa el precio. La mercancía que transporte es ilegal y seguramente haya algún artefacto Xenos de contrabando. Además en el terminal de la nave seguramente podremos localizar las coordenadas reales de su origen y averiguar la procedencia de estos cargamentos. -

La figura del Inquisidor observó a todos los presentes. - ¿Alguna pregunta? -

El táctico asintió a las indicaciones del inquisidor. No era la primera vez que se ocupaba de algo así. Después de todo, la experiencia en el escuadrón de limpieza del anterior inquisidor debía servir de algo. 

- No había ninguna información útil. Sólo material rutinario. Procederé a destruir la totalidad del mismo.

Tras las palabras Caradoc se ocupa de la eliminación con minuciosa precisión. Placas de datos, el cuerpo, los trajes, y todo lo que llevara el prefecto, es amontonado en una de las zonas del amplio refugio que, ahora, vuelve a demostrar su conveniencia. 

Una fábrica industrial abandonada es el lugar perfecto para eliminar un cuerpo y unos bienes. Caradoc era una persona lógica, y no era la primera vez que lo hacía, con lo que se pone a ello, vigilando no dejar pruebas ni residuos, y que el fuego no se vea desde fuera (usando fuego sólo si no tiene otro medio químico con que deshacerse de las pruebas).

El Sastre negó con la cabeza cuando el Inquisidor preguntó si había alguna duda. Ante sus ojos, la imponente figura acorazada parecía haber crecido de tamaño. Un aura de amenaza rodeaba al hombre de la servoarmadura. El quirurgo sabía que lo que había ocurrido al otro lado de la puerta, en esa pequeña oficina abandonada, había sido crudo, sucio y sangriento. La mano del Emperador era implacable y estoica, capaz de las atrocidades más deleznables por el bien del Imperio. No debes olvidar eso, Sastre... es por el bien del Imperio.

El medicae acompañó a Noctine y le prestó una mano en la desagradecida tarea de eliminar las pruebas. No tenían ningún tipo de disolvente químico que les ayudara a deshacerse del cuerpo del prefecto, así que no tendrían más remedio que emplear el fuego.

- No creo que una pequeña fogata dentro de un almacén vaya a llamar mucho la atención -le dijo al noble-. Después de todo, todo el Espaciopuerto está siempre cubierto por una neblina de polución y gases de las toberas de las lanzaderas...

-Nada útil como ha informado el acólito, rutina y pruebas de uno de sus crímenes. Afirmó a las palabras del inquisidor y me dispongo a ayudar a Caradoc a la eliminación de las pruebas y el cuerpo. Una vez acumulado todo, hago una plegaria silenciosa al Dios, pidiendo perdón por la tecnología que está apunto de pasar por las llamas y ser destruida.

No era la primera vez ni la última, en que debía destruir tecnología, aunque eso no hacía que esa acción no le pesara. Esperaba al menos que fuera perdonado algún día y pudiera perdonarse a si mismo, dando siempre por hecho que servir al emperador era mas importante que los pecados que siempre pudiera cometer.

Una vez terminado, volvió con los demás para continuar la misión y poder destruir la herejía que tantos problemas les estaba dando.

Marius salió del interrogatorio levemente pálido, probablemente más de lo normal. Pero, al fin y al cabo, entero. Aquello había sido horriblemente cruel, pero a veces era necesario ser cruel para salvaguardar a muchos justos. Hombres y mujeres de talante inquisitivo... Lo que, según las leyendas, había dado origen a la inquisición propiamente dicha. 

Ante las palabras del inquisidor volvió un poco en sí, y asintió dirigiéndose al vehículo y preparándose para partir. 

- Con ayuda de unos bidones grandes de plástico y de varias garrafas de ácido acumuladas en un rincón semivacío del gran almacén, el cuerpo y las pruebas son destruidos y eliminados por un desagüe en forma líquida.

- El Inquisidor sabe que queda menos de una hora y el tiempo está muy justo para llegar a tiempo a la plataforma Tertius.

- Vamos. - Ordenó Eisengaard mientras salía el primero del almacén. Confiaba en que estuvieran todos preparados. Tenían que llegar cuanto antes a la plataforma Tertius. No habría tiempo para palabras. Tendrían que actuar nada más llegar.