Partida Rol por web

Dark Heresy 2Ed.: Negocios Oscuros.

Desoleum: Espaciopuerto de Port Gyre.

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04/09/2015, 12:23
Inquisición.

- El Táctico Noctine desactiva la seguridad de toda la zona de los alojamientos de los altos cargos: pictograbadores, ladrones de voz y movimiento, alarmas y defensas automatizadas.

- También hace que las ultra-pesadas compuertas se abran ante cualquiera excepto ante la Seguridad del Puerto y los Sancionarios de Desoleum.

- Calcula que el grupo tendrá libertad total de movimientos por la zona durante los próximos treinta minutos y que incluso podría ser razonablemente seguro llamar al resto del Equipo Inquisitorial para que acudan a esta posición.

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04/09/2015, 14:29
Caradoc Noctine, de la Casa Castess.

Mi señor... la seguridad estará desactivada durante los próximos treinta minutos. También estarán abiertas las compuertas y creo que podría ser... posible... que el resto del grupo no sea localizado. Si es vuestro deseo, puedo llamarlo. Como siempre, espero vuestras instrucciones- dice Caradoc al terminar- El Emperador ha tenido a bien concedernos el éxito en nuestra tarea. Él sea loado.

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04/09/2015, 15:17
Inquisidor Haldane Eisengaard.

Eisengaard lo meditó tan sólo un segundo. - Comuníquese con el resto del equipo. Que vengan cuanto antes de forma discreta. - Ordenó. Sí, era un riesgo tener al equipo al completo. Pero entre todos podrían presionar de forma mejor y más eficiente al Prefecto. Y si tenía seguridad, deberían dar buena cuenta de ella.

- Recuerden. Cuando hablemos con el Prefecto nada de mencionar a la Inquisición o sus rangos. No me pidan permiso u órdenes para nada. Yo no seré más que un soldado adicional contratado por ustedes. No debe saber quién está al mando. ¿Entendido? A todos los efectos, Enoch es la autoridad competente. -

Tras explicar sus órdenes, Eisengaard esperó deseando que el resto del equipo llegara cuanto antes y se pusieran todos a buscar al prefecto para acabar cuanto antes con aquella parte incómoda de la investigación.

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04/09/2015, 16:55
Caradoc Noctine, de la Casa Castess.

Asiento a las palabras del inquisidor y me pongo en contacto por vox con Cantus. Nuevamente las palabras son escuetas.

Venid. No hay servicios de vigilancia. Pero pueden seguir viéndoos. Estamos donde enviasteis al Servocráneo.

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05/09/2015, 12:25
Desoleum: Port Gyre.

- El Táctico Noctine desactiva el sistema de seguridad y cree que es seguro durante unos minutos que acuda el resto del Equipo. Así se lo dice al Inquisidor, quien da su autorización, y Noctine avisa al Tecnosacerdote Cantus para que acudan todos.

- Pocos minutos después llegan Dakka Cantus, Liri Nerva Ferris y el Iniciado Zariel Marius.

Notas de juego

// Entran en escena: Tecnosacerdote Cantus, Psíquica Ferris, Iniciado Marius.

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05/09/2015, 12:50
Liri Nerva Ferris.

Todo o nada. Vamos tomando todas las precauciones que podemos. Sorprende ver al Arbitrador sin su máscara. Aprendo sus rasgos de memoria, empapándome de ellos, pues dudo que en un futuro próximo vuelva a desprenderse de ella. Memorizo su voz natural, sin la distorsión de la máscara. Cuando nuestras miradas se cruzan, sonrío para transmitir confianza: su pequeño sacrificio no será en balde. Su gesto no puede ser desechado por una actuación incompetente... Ay, a veces parecemos profetas. El Inquisidorreparte instrucciones y deja el peso de las decisiones sobre el terreno a Enoch.

Me sitúo en retaguardia y espero, no sin cierta aprensión a que Noctinerealice su cometido. La preocupación la entierro a punta de fuerza de voluntad, pero los sentimientos son perversos y la inquietud tensa mis terminaciones nerviosas como cuerdas de arco, esas armas que empuñan las razas más primitivas.

Las puertas se abren y nos ponemos en marcha. La sensación de urgencia, de trabajar contrarreloj espolea nuestros músculos y, liderados por Sastre, llegamos a la cámara donde se halla el Prefecto. Centrada en vigilar la puerta, la escena trascurre a mis espaldas como una sucesión de órdenes, palabrotas y amenazas. Pasos precipitados y un sonido de descarga de láser rompen mi concentración. Confusa me giro y mi arma dispara, errática. Mi corazón late de manera tan atronadora que apenas si oigo el estruendo que la miríada de cristales rotos hacen al caer, como una lluvia a nuestro alrededor. Miro su resplandor, incapaz de soportar el peso que la culpa hace recaer en mis hombros. Nuevamente me convierto en un lastre para mis compañeros. No sé el tiempo que transcurre. Perdida en mil recuerdos, consciente de la mirada reprobatoria del Inquisidor, ayudo mecánicamente a disimular el cuerpo del Prefecto.

Me separo unos pasos y me concentro en una plegaria que ha de llegar a oídos del Emperador. Más centrada, me uno a la comitiva para lograr salir del edificio y alcanzar una posición segura donde continuar el interrogatorio.

Mientras Sastre realiza su curas, me acerco al Arbitrador y, con la cabeza gacha, murmuro una disculpa. Repito la acción para cada uno de mis compañeros. Luego me limito a vigilar.

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05/09/2015, 13:23
Inquisidor Haldane Eisengaard.

Eisengaard decidió evaluar a sus Acólitos. Dejó el peso de las decisiones a Enoch e indicó claramente que quería pasar desapercibido, como un guardaespaldas más. Desde luego no quería llamar la atención sobre sí mismo aunque estaba bastante seguro de que nadie les estaba observando.

En cuanto Noctine abrió las puertas el Inquisidor se sintió satisfecho aunque no dio muestras de ello. Había sido un trabajo eficiente. El grupo siguió los pasos de Sastre que parecía saber moverse por el lugar a la perfección. Se toparon con una patrulla de seguridad, pero actuando con normalidad, Noctine se hizo cargo de la situación. Eisengaard observó a Enoch, pero el Arbitrador parecía inseguro. Probablemente tendría que tener una charla con él en cuanto regresaran a la base.

Sin más problema llegaron hasta el despacho del Prefecto Anteshern... pero a partir de ahí fue todo un caos. Los Acólitos sucumbieron a los nervios. No mantuvieron el temple y se les fue todo de las manos. El Prefecto acabó con una herida de bala en la espalda y la psíquica Ferris disparó a una lámpara de araña causando un tremendo estruendo. Si no les habían descubierto aún, ahora seguro que sí. Como si no hubiera indicado expresamente que fueran discretos.

Para colmo de males, Sastre se descentró y le llamó Inquisidor... aunque rectificó rápidamente dirigiéndose a Enoch. Eisengaard sólo podía rezar porque Anteshern no atara cabos.

Al menos el plan de huida improvisado fue inteligente y funcionó a la perfección. Llegaron al Almacén y tenían un prisionero.

Lo malo, que la seguridad de la zona aumentaría en exceso. Aunque a Eisengaard aquello no le importaba. Lo primero era conseguir la información y ahora que tenían al Prefecto, él en persona podía encargarse de ello. Debían dar con el paradero de la lanzadera antes de que fuera tarde.

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05/09/2015, 17:00
Sastre.

Una vez alcanzado el almacén seguro, el Sastre se dejó caer contra uno de los mamaparos del vacío edificio, exhausto y con la respiración entrecortada. Había sido una carrera llena de miedos e inquietud, esperando encontrar en cualquier esquina a un piquete de Sancionadores con las armas empuñadas y una mirada asesina en sus rostros. El quirurgo levantó las manos que había dejado apoyadas en sus rodillas; temblaban.

Todo había sucedido demasiado rápido. Los detalles de la incursión se arremolinaban en su cabeza, desordenados pero diáfanos, como un montón de fotografías lanzadas al viento: el rojo desvaído de la alfombra de los pasillos; el vuelco al corazón al cruzar esa esquina y encontrarse frente a frente con la patrulla de Seguridad del Puerto; la camisa a medio abotonar del prefecto.

Todo había ido mal, pero sorprendentemente estaban a salvo y sin ninguna baja. El Sastre meneó la cabeza, dolorosamente consciente de que sus acciones podían haber condenado al fracaso toda la misión y haber dado como resultado la muerte de alguno de sus compañeros. Con un gesto vacilante, desenfundó su viejo revólver y lo observó en silencio, agarrado por los dos extremos con las dos manos, como si de una pequeña bestia desconocida y amenazante se tratara. No sabía qué le había pasado. Al empuñarlo en los aposentos del prefecto Anteshern había sentido una cálida seguridad, pero ahora su metálica superficie solo emanaba culpa y vergüenza. Por un instante, el atronador estallido de un disparo volvió a inundar sus oídos. Cuando el prefecto había empezado a hablar por el comunicador, el quirurgo sintió todos sus miedos concentrarse en la figura a medio vestir. Ese hombre podía arrebatarle la nueva vida que el Inquisidor Eisengaard le había brindado y, después de tantos años enclaustrado en un barrio de la Subcolmena trabajando clandestinamente para sobrevivir, tratando con la escoria de Desoleum por unos pocos scripts, la posibilidad de tener compañeros, de sentirse útil y valorado, de llevar a cabo una misión sagrada por el bien del Imperio, era un tesoro que el Sastre no estaba dispuesto a perder.

Pediría disculpas a su superior, contándole cómo los nervios le llevaron a apretar el gatillo sin proponérselo, pero en su fuero interno sabía que no había sido un descuido. Había disparado a matar. Su miedo a perder su nueva existencia se había convertido en un asesino que manejaba al quirurgo como a una marioneta, susurrándole al oído: ¿quieres volver a Las Tres Estacas?, ¿crees que ese Inquisidor seguirá necesitándote si la misión fracasa?, ¿quieres que regrese la soledad...? El estruendo del disparo le había devuelto a la realidad, haciéndole dolorosamente consciente de la gravedad de su acción. No pudo hacer más que intentar subsanar su error, taponando la herida del prefecto tan bien y tan rápido como le fue posible. Fue solo una solución transitoria, pero si no trabajaba en ese pulmón perforado, el único hombre que podía guiarles hasta la lanzadera clandestina de Zax Holthane moriría llevándose sus secretos con él.

El Sastre se reincorporó, guardó su arma e inspiró profundamente. Había trabajo que hacer.

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05/09/2015, 19:18
Tecnosacerdote Dakka Cantus.

Buscó en su base de datos implantada y halló la palabra. Esperpéntica. Esa era la palabra que mejor definía la misión acontecida en el espaciopuerto. Al igual que buscó y encontró la siguiente: Inverosímil, que definía muy bien el desenlace de dicha misión al lograrse con mayor éxito que otras muchas mejor preparadas.

Ya en sitio seguro el tecnosacerdote se mostró muy crítico, en su fuero interno, con el desarrollo de la misión. Mas no era él quien debía poner en tela de juicio la praxis y desarrollo de los acontecimientos.

Desde el comienzo las prisas, la improvisación y la falta de medios guiaron al grupo, superándose los escollos gracias al buen hacer en un principio, del Táctico Noctine, los conocimientos del Sastre y de cierto servocraneo. Después, como una contrarreloj en el que no hubiera un mañana, todos nosotros liderados por el quirurgo corrimos hacia el despacho del Prefecto. Gracias al Emperador, el encontronazo con una patrulla de seguridad, probablemente evitable, se saldó a nuestro favor por la presencia del Arbites Enoch y del disfrazado Noctine y por la mala actuación de los guardias, que prefirieron esquivar los asuntos de los Adeptus antes que preguntarse la anomalía de semejante grupo allí presente, dejándonos pasar.

De nuevo buscó en su memoria y halló la definición para el encuentro con el Prefecto: Hilarante. Desde el comienzo hasta el final, donde el grupo se halló con el mayor reto: qué hacer tras abrir la puerta. Nadie sabía qué hacer. Nadie sabía cómo abordar la crisis. Hacía falta una mascarada, una improvisación, una mentira para el siguiente paso y con toda seguridad el hombre necesario para ello languidecía en la enfermería de la base, con una pierna menos. 

El peso recayó sobre el Arbites Enoch que, frente a un decadente y sorprendido Prefecto intentó improvisar, con ningún éxito, una excusa para entrar en el despacho del funcionario, el cual dio la alarma. A su favor habría que decir, que de lo mentalmente perjudicado que se hallaba el Prefecto tras consumir drogas, normal en aquellos cerebros débiles no implantados, probablemente ni su mejor mentira ni su mejor diplomacia le hubieran servido. Mas le hubiera valido haber entrado a las bravas y haberlo abordado directamente, metiéndole el cañón de un fusil en la boca.

Tras pedir ayuda a seguridad y viéndose abordado por intimidantes extraños prefirió morir a colaborar con el grupo, iniciando una absurda huida "a ninguna parte", mientras se dio una división entre asertivos y agresivos dentro del grupo. Irónicamente el sanitario del grupo fue quien le disparó, tal vez aburrido por no tener a nadie a quien atender y creándose un paciente en el proceso.

Sólo el Dios Máquina supo por qué Liri decidió abatir a la barroca lámpara del techo. La única opción inteligible sería una ejecución al mal gusto ornamental. Por mi parte, como tecnosacerdote, me tuve que hacer cargo de las memorias informáticas presentes, pudiendo contener información importante. Una vez que las porto debo cargar con el "muerto", envuelto en sábanas. Nueva ironía que fuera yo quien cargara con la decadente y débil carne. Supongo que como porteador hice un gran trabajo.

Con los guardias alertados pisándonos los talones salimos del complejo, contra todo pronóstico, indemnes. Al menos en cuerpo. El orgullo quedó herido, al saberse triunfantes en gran medida por el azar o la intervención divina, y menos por nuestros méritos.

Con estos pensamientos el tecnosacerdote realizó una valoración de lo recientemente acontecido. La grabó y la guardó en su memoria cibernética, almacenándola en un archivo secundario. Sería conveniente analizar los errores para evitarlos en el futuro, pero Dakka Cantus valoró que su memoria principal debía reservarse para continuar trabajando en la misión. Buscó la palabra en su memoria y la hallo: Perseverar.

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06/09/2015, 10:12
Iniciado Zariel Marius.

Aquello había sido un desastre. Un desastre afortunado, pero un desastre al fin y al cabo. Al menos el Emperador había estado velando por ellos, y había conseguido que tuvieran éxito finalmente, ayudando a que protegieran parte de sus sagrados dominios de las malignas influencias externas. 

El trayecto hasta el despacho había ido bien. El táctico había logrado desactivar la seguridad, o eso parecía cuando llegaron a ese lugar, dándoles un plazo de tiempo para salir y entrar. Se cruzaron con una patrulla, pero la presencia de "dos" arbitradores, ya que Noctine llevaba la máscara de Enoch, fue más que suficiente para poder pasar sin muchas preguntas. Sin embargo, todo se torció al llegar al despacho. Las prisas les habían hecho esforzarse en llegar rápido a aquel lugar, pero ahora tenían un problema: ¿qué hacer? Nadie lo sabía.

Los minutos transcurrían en la puerta, hasta que finalmente se produjo la entrada. El prefecto Anteshern parecía estar esperando a alguien, pero evidentemente no a ellos. Enoch salió al paso con una excusa para su presencia allí, usando su autoridad como arbites, haciendo referencia a intrusos en aquel lugar pero pidiendo que no llamara a una patrulla... Palabras que el prefecto automáticamente ignoró delante de todos nosotros. Aquello sorprendió en cierto modo al iniciado, ni siquiera se había molestado en escucharles. Pero la mayor sorpresa vino cuando, a raíz de eso, salieron a relucir las armas.

En vez de colaborar y responder, aunque fuera por temor a su vida, inició, prácticamente en ropa de cama, una huida a ninguna parte al grito de que no le cogerían con vida. Hubo dos disparos, uno de Sastre, que derribó a aquel hombre, y otro de Liri, que atinó a una lámpara haciéndola pedazos y organizando un gran estruendo. Aquello, y la alarma del prefecto, no dieron plazo para mucho más. Enrollaron a su objetivo en unas sábanas para sacarlo de allí, mientras algunos registraban el lugar en busca de cualquier cosa útil para la investigación. El iniciado encontró lo que, con casi toda probabilidad, había fundido el cerebro del prefecto y había deteriorado su salud: obscura. 

Quizás les sería útil para sonsacarle información en las horas que estaban por venir...

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07/09/2015, 16:43
Sastre.

El Sastre cruzó el almacén hasta las viejas dependencias de secretaria: unos destartalados cubículos con mesas polvorientas y archivadores desvencijados. El cuerpo del prefecto había sido transportado hasta una de esas oficinas, envuelto todavía en la manta de su cama, manchada ya de sangre.

El quirurgo desplegó su kit médico en una mesilla accesoria, pidiendo a sus compañeros que auparan al paciente sobre una de los escritorios vacíos. Tras apartar el maltrecho y arrugado batín, la herida de la espalda quedó al descubierto. El Sastre limpió el agujero de entrada y el de salida tan bien como pudo, reseccionando la parte de tejido muerto que rodeaba los orificios. La sutura de las lesiones fue sencilla, pero al terminar la operación, el prefecto seguía inconsciente y la fiebre no parecía querer aflojar su presa.

- De momento es todo lo que puedo hacer -comentó el medicae a modo de escusa-. Ni el material del que dispongo es el más adecuado ni las condiciones higiénicas de esta... -continuó, haciendo un gesto vago hacia su alrededor-, sala de operaciones... son las más adecuadas.

- Tiradas (1)

Motivo: Medicae

Tirada: 1d100

Dificultad: 60-

Resultado: 88 (Fracaso)

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07/09/2015, 18:28
Caradoc Noctine, de la Casa Castess.

No había sido su falta. No esta vez. Había tomado las decisiones correctas para lograr acceder al interior del edificio, y posteriormente, había sido su rapidez mental la que había permitido escapar del indicado edificio, cuando todo intento de sutileza había desaparecido, sin riesgo real de ser descubiertos. 

Más no podía hacer. Era, sin embargo, evidente que debían hacer algo para poder mentir más correctamente. La sutileza demandaba la capacidad de engañar en aquellos supuestos que era necesario para cumplir sus deberes con la Inquisición, con el Imperio y con el Sagrado Dios Emperador.

Porque, rememorando lo ocurrido, el único fallo del equipo había sido carecer de alguien capacitado para engañar. Probablemente, viéndolo con perspectiva, hubieran debido entrar y capturar al prefecto Anteshern en vez de intentar obtener información. Fuera como fuese daba igual.

Habían accedido, gracias a que el Sagrado Emperador le había dado su bendición, al edificio. Habían llegado sin problemas a la habitación del prefecto. Y tan pronto Enoch había dicho que había intrusos todo se había echado a perder. El prefecto había dado la alarma, a pesar de los intentos que el propio táctico había realizado para evitarlo. Luego, los tiros, el desastre de la lámpara de techo estallando en pedazos, y una huida que solo la fortuna había hecho terminara bien, habían sido los epílogos de una aventura a la que sólo el éxito salvaba de ser un desastre. 

Pero bien está lo que bien acaba. Era su prisionero. Ahora lo que tocaba era sacarle la información precisa antes de cumplir la misión encomendada.

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08/09/2015, 00:02
Inquisidor Haldane Eisengaard.

- Esta bien. - Dijo la figura del Inquisidor a Sastre. - Déjelo, no sobrevivirá. - Añadió con cierto aire sombrío.

Acercó sus pasos hasta la mesa de operaciones donde reposaba el cuerpo del Prefecto. Eisengaard sujetó una especie de bisturí entre los dedos enguantados. Parecía imposible que fuera capaz de manejar aquello con la más mínima precisión con aquel armatoste de armadura.

- Es mi turno. - Continuó. - El que no tenga estómago puede marcharse. Les avisaré cuando tenga la información. - Recordaba claramente toda su época como Interrogador principal del antiguo Inquisidor. En ocasiones lo echaba de menos.

- Me gusta considerarme como una especie de artista. - Dijo en voz alta, casi más para sí que para el propio prisionero o los Acólitos que aun estaban presentes. - Pero las obras de arte llevan su tiempo. - El bisturí daba vueltas entre los dedos de forma ágil, como si fuera una extensión más del propio cuerpo. Su brillo relumbró un instante en los ojos de Anteshern. - Y hemos perdido demasiado tiempo. -

El casco se giró hacia abajo para mirar de cerca al Prefecto. - Hablará. Ya lo creo que hablará. Ni siquiera las drogas serán suficientes para disipar el dolor... créame. -

La herramienta se acercó peligrosamente a uno de los ojos del prefecto mientras la mano libre sujetaba la cabeza de Anteshern contra la mesa. - Puede decidir cuándo quiere que le deje de doler... -

Notas de juego

La idea es interrogarle como hacía antaño, y sacarle la información que necesitamos acerca de la lanzadera.

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08/09/2015, 00:16
Tecnosacerdote Dakka Cantus.

Estuve observando las entradas y salidas y ruido de cualquiera que se acercara. Si nuestro Inquisidor iba a empezar el interrogatorio, lo último que deseaba es que, por algún casual, los gritos atrajeran alguna atención no deseada. Finalmente decidí poner a mi servocraneo vigilando uno de los accesos, mientras yo observaba los otros.

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08/09/2015, 11:07
Caradoc Noctine, de la Casa Castess.

Caradoc asiente a las palabras del Inquisidor, y permanece en la sala, atento a lo que se pueda obtener del interrogatorio.

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08/09/2015, 11:29
Liri Nerva Ferris.

Me acerco al Inquisidor con paso firme y gesto decidido.

- Señor, os asistiré si me lo permitís.

Sé que pocas cosas hay que inspiren tanto terror como un Psíquico. Tal vez esta vez sí pueda ser útil a la célula.

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08/09/2015, 12:20
Sastre.

El Sastre contempló la figura acorazada del Inquisidor cerniéndose sobre el prefecto, como la sombra de la muerte. El quirurgo era un dador de vida, un individuo que había concentrado todos los esfuerzos de su existencia a la sanación de los heridos y enfermos. Comprobar como su nuevo jefe, aquel que representaba la mano del Emperador en la lucha contra la herejía, se convertía en una herramienta de dolor y muerte era algo que prefería no presenciar. Sabía que sus artes habían fracasado y que era momento de usar una nueva vía de trabajo, pero aún así dio media vuelta y abandonó la pequeña sala.

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08/09/2015, 12:44
Caradoc Noctine, de la Casa Castess.

Antes que Sastre salga, Caradoc pone su mano sobre su hombro.

Sastre, creo que no pude decírtelo antes... gracias por ser el instrumento del Emperador para salvar la vida de Jaq y mejorarnos a casi todos de nuestras heridas. Sin duda tu capacidad es extraordinaria- le comento en un susurro, para luego volver a quedarme mirando al Inquisidor.

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08/09/2015, 16:50
Inquisición.

Notas de juego

INTERROGATORIO:

- Se trata de conseguir sonsacarle algo antes de que muera, y ya está agonizando.

- Se requiere una tirada de Interrogatorio, la metodología "extrema" otorga un bono de +10 (aunque el que la emplee o esté presente en la misma estancia debe de tirar Voluntad +10 o ganar 1 Punto de Corrupción).

- La ayuda psíquica de Ferris puede proporcionar un bono adicional de +10 a la tirada, aunque entonces ella debe de realizar una tirada de Voluntad +10 adicional a la hecha para evitar ganar Corrupción para conseguir manifestar sus poderes disformes, pero sin perder el control de los mismos (algo difícil en una situación de tortura, debido al gusto por el sufrimiento que tiene las criaturas del Inmaterium).

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08/09/2015, 17:23
Caradoc Noctine, de la Casa Castess.

A pesar de su interés, al comprobar el cariz que toma el interrogatorio, el noble palidece de forma inevitable.

Mi señor inquisidor, os ruego me disculpéis, esperaré fuera. No creo que pueda ayudaros en esta tarea.

Si no se le dice lo contrario, Caradoc sale de la estancia.