Partida Rol por web

El Inquisidor aborda a un empleado, pero éste cierra la ventanilla del mostrador. Lo intenta con otro, pero la gente le dice que se ponga a la cola. Finalmente no saca nada en limpio.

- Finalmente es Sastre quien accede a los directorios de personal. Cuesta dos horas de duro trabajo navegar a través de una serie de adeptos y superar una barrera burocrática tras otra, pero finalmente el antiguo Adepto Medicae averigua que el Prefecto no comienza su turno de servicio hasta las 8 de la mañana.

- Es gracias a un golpe de suerte que averigua además, dónde tiene su alojamiento. Es en una parte destinada a los altos cargos en el propio Auctoriate Porteus. Al comentárselo a sus compañeros, éstos averiguan que el lugar probablemente no tenga guardias a esta hora, pero sí un eficaz sistema de seguridad que implicará puertas blindadas impenetrables y pictograbadores.

- El Inquisidor recuerda que el Táctico Noctine es experto en cuanto se refiere a temas de burlar la seguridad, y el Sastre ha obtenido una retahíla de códigos que identifican con exactitud el apartamento del Prefecto y su rango administrativo, lo que podría facilitarle la tarea a Noctine.

- El problema será ir a buscar al Táctico y llevarlo hasta la parte del Porteus donde está el acceso a las dependencias de los directivos sin alertar a la Seguridad del Puerto que vigila el perímetro exterior y el primer anillo de acceso, el que está accesible al público en general.

- Vámonos. - Ordenó el Inquisidor en cuanto Sastre consiguió la información que deseaban. Necesitaban salir de aquella zona más vigilada, reunirse con el equipo de Noctine y establecer un nuevo plan ahora que sabían dónde encontrar al Prefecto corrupto.

- El Grupo Enoch se reúne con el Grupo Noctine en la avenida principal.

- El grupo regresa al edificio del Officio Auctoriate Porteus alcanza sin incidentes la entrada a la zona de altos cargos.

- La seguridad parece laxa, tal vez porque la entrada, fuertemente blindada, parece infranqueable. Posiblemente no se podría abrir ni siquiera con cortadores láser pesados.

El Inquisidor observó los alrededores y esperó a que el Acólito Noctine hiciera su labor. De él dependía que lograran entrar o que les pillaran con las manos en la masa, en cuyo caso la coartada se haría añicos y sería posible que tuvieran que dar más explicaciones de las deseadas. Y eso era algo que no le gustaría. Ni al Inquisidor, ni a Noctine, ni al resto de los Acólitos. A ninguno.

- Noctine localiza los sensores biométricos. Son sofisticados. Afortunadamente, cerca hay un panel de control que cree que sería factible desmontar y piratear.

Caradoc se toma su tiempo, confirmando los periodos en donde no pasa nadie y observando con atención. Llegado el momento que juzga más oportuno, se acerca al panel de control, e intenta cumplir las órdenes que se le han dado. 

- El Táctico Noctine utiliza un rezón de escalada y una punta del engranaje de juramentos bien falsificado para extraer el panel de control sin hacer saltar ninguna alarma. Manipula los cables de modo que los pictograbadores de la zona dejen de funcionar. Esto podría atraer a la Seguridad del Puerto, o quizá venga alguno a investigar que le haya visto manipular la tapa del panel justo antes de que se apagaran las pantallas.

- En todo caso, no es que quede mucho tiempo antes de que alguien se dé cuenta a la fuerza de que hay un fallo de corriente en los sistemas de seguridad de esta zona y acuda a investigar. Si os encuentran aquí será extremadamente sospechoso.

- El Táctico Noctine se da cuenta de que necesitaría un teclado portátil para acceder a los códigos, eso o una conexión de interfaz directo. El Tecnosacerdote Cantus no puede acercarse hasta aquí, pero su Servo-cráneo monotarea podría acercarse flotando en el aire y pasaría desapercibido en este lugar. Quizá lo más sensato sea pedirle por vox que lo envíe, y que se mantenga a la escucha remotamente para prestar asistencia técnica.

Caradoc miró la situación y asintió para sí. Era una cuestión de valorar riesgos... y realmente sin el servocráneo las posibilidades de obtener un éxito eran escasas. Muy escasas. Observó el lugar donde se encontraba, y de forma rápida memorizó el camino que habían tomado para llegar allí. Entonces llamó a Cantus por vox para indicarle la necesidad del servocráneo y el lugar donde debía mandarlo. Rápidamente cortó la comunicación.

De nada iba a servir obtener la información si mantenía una comunicación que, con casi total seguridad, iba a suponer que fueran interceptados y tuvieran que dar unas explicaciones que desde luego no era conveniente dar. 

Miro unos instantes a mis compañeros antes de empezar a trabajar.

- Si alguno tiene cualquier conocimiento sobre esta materia, datos burocráticos o cualesquiera que me puedan ayudar, sería bien recibidos. Con vuestro permiso, mi señor Inquisidor- digo en un susurro, con mis labios cubiertos por la máscara del arbitrador. Tras esto, doy unos momentos por si alguno de mis compañeros tiene datos que puedan ayudarme en mi empresa mientras musito en silencio una plegaria pidiendo la ayuda y misericordia de nuestro Sagrado Señor Emperador.

- Adelante. - Pidió el Inquisidor con un tono de voz más bajo de lo habitual. Era evidente que trataba de guardar discreción también. Eisengaard se mantuvo levemente apartado dejando al Táctico operar. Trató de que su cuerpo envuelto en la armadura de caparazón tapara la vista de cualquiera que tratara de fijarse en los movimientos de Noctine.

Si algún otro de los Acólitos tenía algo que decir o hacer, era el momento.

- Sastre procura toda la ayuda burocrática y de datos posibles al Táctico Noctine, mientras el Inquisidor y el Arbitrador procuran servir de pantalla para que no sea fácilmente visible lo que hace el ex-militar.

Caradoc asintió a las explicaciones de Sastre y pronto toda su atención estuvo en intentar acceder a los códigos para obtener toda la información relevante. Protegido de miradas indiscretas, armado con los conocimientos obtenidos y con su propia pericia, en absoluto desdeñable, sólo pudo rezar, mientras trabajaba, al Sagrado Emperador, esperando que su Mirada, les diera el triunfo en su empresa.