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[D&D 3.5] La Torre de las Almas Perdidas 2: El Plano de la L

Capitulo 8. Preguntas.

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26/09/2017, 09:17

-Tú sabrás -fue la brusca respuesta de Lyris a lo último que había dicho Sergei.

La maga estaba preocupada por el sol negro. Dejó que sus compañeros se ocuparan de los caracoles (aunque no las tenía todas consigo de que pudieran lograrlo, después del espectáculo del conejito) y ella sacó un grueso tomo de la mochila y empezó a consultar todo lo que sabía en relación a soles negros y otros ejemplos sobre aquellas incongruencias climáticas. La preocupación y ansiedad de Lyris se transmitía a través de la velocidad con la que la Ulmia volvía las páginas. ¿Sería un acontecimiento mágico, o habrían cambiado realmente de plano y estaban en alguna otra parte? 

Notas de juego

No sé si será Saber (Arcano) si es un efecto mágico, o Saber (los Planos) si hemos cambiado de plano. Pero en cualquier caso Lyris elige 10 en la tirada, para un total de 24 si es el primero o 20 si es el segundo. 

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26/09/2017, 10:03
Director

Mientras Lyris se dedicaba a estudiar sus tomos arcanos y los propios recuerdos y conocimientos de su mente Serge y Gwindra se dedicaron a cazar a aquellas bestias del tamaño de un albaricoque, con dolorosas pinzas y una puntiaguda y afilada punta. Se trataba de seres más rápidos de lo que en un principio habrían creído, tanto que casi les costó perseguirlos, aunque lo que realmente les puso en más dificultades fue a la hora de recogerlos del suelo, pues aquellas pinzas trataban de agarrar y seccionar todo lo que tenían por delante.

Finalmente fue la exploradora quien ideó una ingeniosa trampa para aquellos violentos caracoles ermitaños. Una trampa que no destacaba por lo ingeniosa que era, pero si resultó muy efectiva. Agarró un grueso y pesado pedrusco y al paso de uno de esos caracoles lo aplastó con este. Al levantar la piedra, los apéndices de aquel crustáceo aún se movían de una forma viscosa, pero ya no lo hacía a voluntad sino por un acto reflejo tras el traumatismo.

De esta manera se aprovisionaron con una docena de aquellos seres y tras retirar el caparazón descubrieron que se trataban de uno feísimos seres parecidos a langostas de mar pero con un color en todo su cuerpo algo liliáceo. El rintoriano sabía que las langostas se comían, aunque lo cierto era que nunca las había probado, pero había escuchado que se trataba de un delicioso manjar. Prepararon la olla y el fuego y cuando la nieve fundida empezó a hervir introdujeron aquellos crustáceos. Sólo esperaban que no fueran venenosos.

Mientras tanto Lyris seguía con su lectura. Tenía cierta idea del funcionamiento del universo y sus diferentes planos de existencia, pero la lectura de aquel manuscrito se la refrescó.

En lo referente a los planos:

Ella, la diosa primigenia no vive en ninguno de los planos de existencia, sino que Ella es al fin y al cabo un todo, la creación y el resto de dioses primigenios son las diferentes manifestaciones de su misma esencia. Dónde fueron a parar los dioses Primigenios conocidos como los Otros es un misterio. Podrían vivir en planos lejanos y desconocidos o bien simplemente haber desaparecido o estar en un plano superior a todo el sistema desde donde contemplan su creación.

Antes de la aparición de los Primeros, los planos así como los conocemos a día de hoy todavía no estaban definidos. Existía un plano material el cual aunque inmensamente grande era un plano finito que englobaba no sólo a los principales planetas, sus lunas y a Seyran (el astro solar), sino a todo el universo y se conectaba con el resto de planos a través de un único plano inmaterial llamado plano cósmico. A éstas alturas ya existían otros cuatro planos, el plano de fuego, el plano de aire, el plano de agua y el plano de tierra, los planos elementales, que eran las primeras realidades físicas creadas por Ella en sus sueños, de las cuales se basó para crear el plano material aportando un porcentaje de todos esos planos en su justa medida. Se sumaron a éstos seis primeros planos las otras dos realidades creadas por Ella para albergar las almas que abandonaban el plano Material, éstas fueron el Gran Abismo y el Vergel y al igual que los planos elementales y el de transición son planos infinitos.

Se suele representar el equilibrio planear con tres ruedas concéntricas, un total de diez y siete planos completos. La rueda interior, el núcleo está formado por un conjunto superpuesto del plano material, el Gran Abismo y el Vergel. A su alrededor en una segunda rueda se encuentran los cuatro planos elementales que son conocidos como planos interiores. Por último la tercera rueda se divida en nueve planos exteriores que corresponden a los alineamientos que configuran los caracteres de cada uno de los seres del universo y determinan su adhesión a una determinada tendencia ideológica y su perspectiva ética y moral. Desde estos planos y mediante portales se accede a semiplanos que no son otra cosa que las moradas de los dioses ascendidos conocidos como Preferidos.

Se trataba de una lectura muy densa de la que poco estaba extrayendo realmente. Podía ser que se encontrasen en el Gran Abismo, aunque lo cierto era que no lo creía. Por lo que sabía del lugar conocido por muchos como el infierno, no tenía mucho que ver con lo que les rodeaba. El Gran Abismo era un lugar al que viajaban las almas de los muertos que no habían seguido los designios de sus dioses y eran acompañados por los ángeles abisales hasta la nada más absoluta. Aquel lugar no era la nada aunque se pareciera bastante.

Tampoco se encontraban en un plano elemental, eso lo tenía muy claro, por lo tanto, de haber experimentado un viaje planar le quedaban dos opciones, la primera y menos probable era que hubieran viajado a otro mundo, con otras reglas físicas a través del plano cósmico y la segunda que era la que creía más probable, era que se encontrasen en uno de los nueve planos exteriores. De ser así, por lo que había visto se encontrarían en un plano caótico, donde las reglas físicas no solían atender a la lógica, como estaba pasando con las estrellas por ejemplo. Llegada a esa conclusión, no creía encontrarse en el plano caótico bueno, por la desolación que les rodeaba era evidente que la bondad no se mascaba en el ambiente, así que le quedaban dos opciones, el plano caótico neutral o la peor de todas, el caótico maligno.

 

 

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26/09/2017, 10:15
Runhadir

- Vas bien. - La voz del elfo sobresaltó a Lyris sacándola de sus más profundos pensamientos y retirando la mirada de su tomo arcano por un momento.

Miró hacia atrás encontrándose con Rundahir a su espalda. Había estado cotilleando el libro sin que ella se diera cuenta. La umnia cerró el tomo mientras miraba con cierto desdén a aquel elfo que parecía haber perdido la cabeza. A ningún mago le gustaba que otros ojearan sus libros, era algo privado,algo personal. No obstante, pese a aquel gesto y la mirada de la maga, el maestro de Gwindra no se dio por aludido.

- Es posible que hallamos viajado a otro plano. - Dijo aquel elfo mirando hacia el infinito. - Existen brechas cósmicas en el plano material. Son como portales que te trasladan en un instante a otro plano de existencia. Hace muchos años escuché hablar sobre un orbe negro. Un enorme orbe de oscuridad que presidía sobre la ciudad de la Demencia en el plano caótico maligno. - Entonces posó su mirada sobre Lyris. - No descarto que estemos allí.

El elfo parecía preocupado a la par que fascinado. La mirada que le dedicó a Lyris le produjo cierto escalofrío y cierta inquietud. Sus ojos parecían hablar más allá de sus palabras. Aquel elfo parecía haber enloquecido por completo aunque quizás fuera en ese momento cuando el elfo se había comportado y hablado de forma más coherente desde que Lyris le conocía. Pero algo oculto, algo oscuro, algo intrínseco en aquel elfo le decía a la intuición de la maga que no podía fiarse de él.

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26/09/2017, 10:21

Lyris dedicó unos instantes a apreciar la sutileza y gracilidad élficas mientras Gwindra mataba cangrejos a pedradas. Después, devolvió su atención a los libros. Cuando Runhadir apareció detrás de ella, cotilleando la información que estaba consultando, cerró el volumen de golpe y le dedicó una mirada asesina. 

Estaba incómodamente cerca de ella. Lyris odiaba que invadieran su espacio personal. 

-¿Y cómo sabes que voy bien? -dijo la maga en voz alta, para hacer partícipes Gwindra y Serge de la conversación que Runhadir había empezado con ella en privado-. ¿Qué sabes tú del plano caótico maligno, de la Ciudad de la Demencia y del Orbe Negro? ¿Dónde has aprendido todas esas cosas?

En las preguntas de Lyris podía leerse no sólo anhelo de información, sino también una acusación implícita contra Runhadir. Una vocecita en su interior, a la que no quería prestar demasiada atención, le decía que Runhadir había visitado la Ciudad de la Demencia antes.

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26/09/2017, 10:57
Gwindra D'Pasthel

Las langostas de nieve* tras haber sido aplastadas y examinadas, ya están en el cazo hirviente. Gwindra sacó unas pocas hierbas aromáticas* secas que había en un saquito en mi mochila, cogió una pizca y las eché al caldero. La suave fragancia a laurel inundó sus fosas nasales.

Observó como nuestro extraño acompañante Serge, tras haberme ayudado con la caza de las langostas de nieve, se sienta para evitar el dolor en su pie. Entonces la elfa oyó las voces que pega Lyris a Ruhandir y se acercó a ellos. ¿Pero que ocurre? ¿Qué coño le pasa al viejo?

-¿Que pasa Lyris? ¿Plano caótico maligno? ¿Ciudad de la demencia? ¿Orbe negro? Eso es que habéis descubierto algo. ¿Podríais iluminarnos por favor?-Gwindra lanzó la retahíla de preguntas intentando desviar la atención. No nos conviene que estos dos se peleen. No nos conviene que nadie se pelee.-Ruhandir, ¿Nos estás ocultando algo?-Le pregunto directamente al viejo.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Langostas de nieve: mi neologismo para estos seres.

*Hierbas aromáticas: licencia que me tomo, no lo tengo en el equipo pero creo que no sería nada descabellado en una exploradora.

Tiro saber (Naturaleza) para intentar averiguar algo de ellas, más allá de que sean criaturas extraplanarias o no, y si pudiesen tener algo venenoso.  (No sé si sería más adecuado supervivencia, pero la tirada sería mejor aún)

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26/09/2017, 23:34
Serge Leblanc

Dejó que Lyris se entretuviera con su lectura mientras él y Gwindra cazaban a aquellos bichos y los ponían a cocer. Se parecían a las langostas o a los bogavantes que se veían en los mercados de las ciudades costeras, por lo que el ladrón empezó a frotarse las manos con impaciencia.

 -Si estos bichos saben la mitad de bien que sus primos marins, tendremos un festín cherie.

La elfa colaboró añadiendo unas cuantas hierbas aromáticas al agua de cocer, lo que inundó el área alrededor del caldero con un agradable aroma. Casi, casi pudo olvidar dónde se encontraban por un fugaz instante. Lástima que el frío que le calaba hasta los huesos y el dolor de su pie le trajeran de vuelta en lo que se tarda en decir “guiso de cangrejos”. Tenía que acordarse más tarde de hervir algo más de agua tras limpiar el caldero para poder lavarse bien la herida. Lo último que deseaba era pillarse una infección sin la seguridad de una ciudad cerca.

Y hablando de ciudades… Durante la conversación que Lyris mantenía con el otro elfo se había mencionado una ciudad.

 -¿Es que habéis averiguado ya donde estamos? ¿Es l'enfer? Apostaría el agujero de mi botte a que estamos en el mismísimo infierno.

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27/09/2017, 11:05
Runhadir

- ¡No, canalla leproso! - Habló Runhadir descolocando por completo a Gwindra, quien nunca hubiera pensado que su hasta la fecha afable y educado mentor pudiera hablarse así a alguien. - ¡No estás en el infierno todavía para desgracia tuya! - El elfo rió e forma descontrolada mientras sus ojos desorbitados miraban con locura a Serge.

El elfo se giró entonces hacia Lyris mirándola de una forma intimidante. Avanzó varios pasos hacia ella y la maga no pudo evitar titubear y dar un paso atrás preparándose para lo peor. Sin embargo cuando se llevó la mano instintivamente a la daga que permanecía oculta entre sus pertenencias la mirada de Runhadir se desvió hacía aquella mano amenazante y detuvo su marcha.

- ¿Soles oscuros? - Rió para dentro el ellfo. - Si no fuera porque son pajarracos estúpidos quienes os han desvelado tal cosa... no es un sol. ¡Es un orbe! - Gritó con la fuerza de mil demonios. - ¿Quieres saber que es la ciudad de la Demencia, dónde he aprendido esas cosas?

En ese instante Runhadir se giró como un resorte hacia Gwindra y le mostró sus dientes los cuales rechinaban con rabia y odio. Con una inusitada velocidad el elfo se colocó junto a su discípula y le agarró de ambos hombros juntando su cara a escasos centímetros de la suya. Los ojos del elfo parecían reflejar que su propietario había perdido por completo la cordura y un la arquera notó como si un aura maligna estuviera envolviendo a su maestro de alguna forma.

- ¿Si te he ocultado algo, querida? - Dijo casi entre gruñidos el elfo. - ¡Claro que te he escondido algo! ¡Desde el primer momento en que me hice cargo de ti, te escondí algo! ¡Eres el pago, querida, tú eres el pago!

En ese momento aquel elfo empezó a pronunciar unas extrañas palabras en un idioma totalmente desconocido para todos. Gwindra sintió una terrible amenaza en aquellas palabras aunque no las entendiera y por un instante se quedó totalmente paralizada, pero pudo reaccionar tratando de apartar al que fuera su mentor. No obstante, en ese momento sintió como se clavaban las uñas de Runhadir en sus hombros causándole agudas punzadas de dolor.

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27/09/2017, 11:23
Gwindra D'Pasthel

Miro a Runhadir con los ojos abiertos como platos. Jamás le había oído hablar así, hasta a un zombi lo trataba mejor mi mentor. Si es que este ser es mi mentor.

-¡Oye! Runha...- Mi protesta se pierde al callarme cuando mi maestro se dirige a la maga y ésta, asustada, echa mano de la daga. ¿Qué pretende hacer con la daga? Runhadir podría vencerla en un cuerpo a cuerpo muy rápidamente. Pero parece que el simple gesto le hizo detenerse. cuando iba a volver a hablar para decir algo del  ORBE que él había nombrado, se gira hacia  mí. Me atrapa con sus manos y empieza a decir cosas sin sentido.

-¿El pago? ¿¡Qué pago viejo loco!?- Le contesto mientras me agarra los hombros. Por unos instantes me siento bloqueada. No entiendo que ocurre ni que le ha pasado a mi afable, cariñoso, tranquilo y disciplinado mentor. Actúa como un demente. Parece que haya tocado un orbe de dragón maldito*. Entonces empieza a salmodiar en una lengua desconocida para mí. Cuando consigo reaccionar, me lo quito de encima, sintiendo sus uñas (¿garras?) clavarse en mis hombros. Entonces, le intento dar un puñetazo para quitármelo de encima y cerrarle la boca. Me inquietan esas palabras.

-¡Quita joder! ¡Y cállate!

Notas de juego

*No sé si me salgo mucho de la ambientación, la única ambientación de D&D que conozco algo es la de relatos de la lanza.

¿tiro ataque?

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27/09/2017, 13:33

Lyris envaró la espalda cuando el elfo echó la mano a la daga. A su mente había acudido uno de los sortilegios defensivos que podía salvarle la vida. La pregunta era ¿podría pronunciarlo más rápido de lo que el elfo tardaría en desenvainar y apuñalarla?

La maga se levantó en cuanto Runhadir se lanzó sobre Gwindra, poniendo distancia entre el elfo demente y su persona. 

¿Era el momento adecuado para provocar una pelea? Probablemente. La lógica dictaba que ya no podían viajar con ese peligro en potencia. Esperaba que sus compareños lo vieran del mismo modo. Especialmente la elfa. Sus sentimientos hacia el que había sido su mentor podrían nublarle el juicio y hacer que cometiera una estupidez.

-El pago al Preferido, ¿verdad? Eres sólo una marioneta del malvado dios que gobierna este semiplano -lo provocó Lyris, a la vez que trataba de explicar lo delicado de la situación a Gwindra y Serge-. Por eso sabes tantas cosas de este lugar. El conocimiento te ha vuelto loco. ¿Qué te ha prometido, Runhadir? ¿Qué es tan valioso como para entregar el alma de una persona que te quiere, que cree y confía en ti?

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27/09/2017, 15:14
Serge Leblanc

Genial, los cangrejos aún no estaban hechos del todo y el caos ya se había desatado en el campamento. Que no es que Serge no se esperara una pelea, de hecho contaba con una cuando llegara el momento de repartir a aquellos bichos en raciones, pero esto… Aunque también era cierto que el mentor de su compañera ya empezaba a mostrarse un poco demasiado raro. Incluso para un elfo.

Runhadir le llamó leproso, empezó a despotricar en voz alta y se abalanzó sobre Gwyndra. Y en el momento en el que la elfa forcejeaba para alejarle, el ladrón cogió su pobre y malherida bota y la lanzó contra la cara del elfo con toda la fuerza de la que era capaz en ese momento. Porque si Serge Leblanc tenía que ponerse del lado de alguien, sin duda elegía el bando de la gente cuerda.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si la tirada no procede o está incorrecta, avísame y corrijo master.

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28/09/2017, 08:59
Runhadir

La bota de Serge impactó contra la nuca de Runhadir haciendo que la presa que mantenía sobre Gwindra menguase y le despistara el tiempo suficiente como para que su aprendiz le propinara un soberano puñetazo en el rostro. El anciano elfo cayó de bruces al suelo y pareció perder todo aquel ímpetu que había mantenido durante unos instantes para intimidar y acorralar a su aprendiz y para insultar y vejar a Serge.

El elfo dolorido se puso a cuatro patas y desde esa posición se toco el labio que al parecer le estaba sangrando. Tardó unos instantes en reaccionar, quizás más de la cuenta. Parecía estar urdiendo algo y fue en el momento en el que Lyris y Serge miraron a Gwindra esperando en ella mayor comprensión de lo que estaba haciendo aquel anciano y a la vez se dijeron con la mirada que lo mejor sería abalanzarse sobre él y reducirlo cuando por fin el elfo habló de nuevo.

- Estás muy equivocada niñita. - Dijo al fin Runhadir dirigiéndose a Lyrisy sentándose en el suelo apoyando todo el peso de su espalda en los brazos. - Este lugar no es un semiplano ni está gobernado por un dios. Es el gran Mago Rojo quien gobierna este plano. - Mostró entonces enfado en el rostro y apretó los dientes con fuerza, tensando los músculos del cuello. - ¡Yo no debería estar aquí! - Gritó al cielo. - ¡El pago era ella, no yo! - Gritó aún más fuerte. - ¡Tú... - Señaló a Lyris. - ...y tú...- señaló a Serge. - ...debéis ser pagos también!

Rundahir se puso en pie y empezó a hablar de nuevo en aquella oscura lengua que ninguno de los presentes comprendía. El elfo alzaba los brazos hacia el cielo y gritaba cada vez con más fuerza. Parecía enfadado, indignado, pero no con Gwindra, ni con Serge, ni siquiera con Lyris, sino con otra persona, un ente superior que no se encontraba entre ellos. Fuera como fuera, Rundahir parecía ahora totalmente fuera de sí, parecía encontrarse en otro lugar totalmete ajeno a lo que sucedía a su alrededor.

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28/09/2017, 11:25
Gwindra D'Pasthel

Ira. Sintió ira. Me ha vendido. Este maldito hijo de puta, que era como un segundo padre para mí, me ha vendido a  no se que mago rojo. Gwindra, mientras el elfo seguía con su letanía, sacó su espada de su funda lentamente. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Levantó lentamente la espada hasta que la punta tocó la garganta de su antiguo mentor.

-Cállate.- Dijo Gwindra de forma calmada y sin levantar la voz, pero en un tono que helaría la sangre al más valiente. Miró a sus otros dos compañeros-Atadle.-No admite réplica. -Tenemos que interrogarle y averiguar lo que podemos. Luego seguramente le mataré por lo que ha hecho.

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28/09/2017, 19:00
Serge Leblanc

El ladrón suspiró cuando Gwindra les dijo que ataran al otro elfo.

 -Aunque se dejara atar, ¿de verdad crees que va a parler?

Aún así, Serge sacó la cuerda de seda que tenía en su equipaje y se acercó a Runhadir.

 -Si le cortaras el cuello ahora nos ahorraríamos temps y disgustos.

Porque evidentemente aquel hombre se había vuelto totalmente loco. Loco y peligroso. El ladrón le agarró de las manos con intención de empezar a atarle e inmovilizarle todo lo bien que pudiera, procurando estar listo para saltar hacia atrás en caso de que el elfo se revolviera y quisiera atacarle.

Notas de juego

Si tengo que tirar algo, avísame master.

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28/09/2017, 19:55

Por una vez y sin que sirviera de precedente, estaba de acuerdo con Serge. Lo mejor que podían hacer era matarlo, aquí y ahora. Era peligroso por partida doble. No sólo podía atacarlos, como había estado a punto de hacer. Lo que más preocupaba a Lyris era que pudiera atraer atención indeseada. Como la del Mago Rojo que había mencionado.

No estaba segura de que la información que pudieran obtener de él fuera a ser fiable. Tan pronto decía que podían haber viajado al semiplano caótico maligno como se desdecía diciendo que no estaban en un semiplano. Estaba completamente ido, y dudaba que pudieran hilar los retazos inconexos de verdad que había entre tanta confusión. Ella prefería confiar en su conocimiento y en su instinto.

Y como no tenía una cuerda, se dedicó a contemplar cómo se desarrollaba la escena. Tensa como la cuerda del arco de Gwindra. En su opinión, y rara vez se equivocaba, aquello no iba a acabar bien.

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29/09/2017, 09:26
Director

Cuando Gwindra le ordenó callar Runhadir calló. No dijo nada más, ninguna locura o blasfemia volvió a salir de su boca mientras Serge utilizaba su cuerda para inmovilizarlo. El rostro del elfo mutó de nuevo. Su expresión de locura extrema, casi demoníaca cambió por una mucho más amable aunque a la vez vacía de sentimientos, tanto buenos como malos. El elfo parecía estar inmerso en cierta catatonía. Miraba hacia adelante sin mover los ojos y casi no pestañeaba. No parecía reaccionar ante ningún estímulo externo y se tornó en un ser dócil y manejable.

Contra todo pronóstico el elfo se dejó maniatar sin aponer resistencia alguna. Quizás no plantó cara ya que se veía muerto de no colaborar, aunque a tener de la locura de la que había hecho gala instantes atrás, no parecía la opción más probable, pues pensar en su integridad física requería de cierto raciocinio que Runhadir parecía haber perdido por completo. Una vez bien sujeto y atendiendo a las peticiones de Gwindra pese a la oposición de Serge y la de Lyris a que aquel ruhín traidor siguiera respirando un solo instante más, comenzaron a interrogarle.

Lo cierto era que parecía que por muchas preguntas que le hicieran no respondería a ninguna y en esa ocasión no lo haría de forma deliberada, sino porque parecía que había perdido por completo la cordura y la iniciativa sobre su propio cuerpo. Como era de esperar cuando se le realizaron las primeras preguntas, las cuales iba en la misma dirección que las anteriores, el mago rojo, el orbe oscuro, aquel plano... Runhadir no dijo nada, ni ta siquiera miró a quien le hablaba y si lo miró fue sólo por pura casualidad y porque su interlocutor se interpuso en la trayectoria fija de su mirada.

 

Notas de juego

Turno de transición. Qué hacéis con el elfo? A dónde vais ahora? (aunque es difícil elegir entre tundra y tundra).

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29/09/2017, 09:42
Gwindra D'Pasthel

-Repito. ¿Quién es el Mago Rojo?-Joder maldita sea. -¡Contesta viejo loco!

Gwindra estaba a punto de hacer una locura. Maldita sea. Este viejo loco me está sacando de mis casillas.

-Empecemos de nuevo. ¿Qué te ha ofrecido el Mago Rojo a cambio de mi vida?.

Silencio. Gwindra tensó sus músculos. Estaba a punto de darle una hostia al viejo.

Entonces Gwindra separó la mano de la espada y se acercó al viejo, con todas las precauciones. Le dijo a Serge:

-Sujétalo, no me vaya a morder o algo, por favor.

Cuando su compañero lo sujeta, Gwindra procedió a registrar al viejo y quitarle todo aquello que pueda serle de utilidad o pueda darles alguna pista. Si llevase un contrato con un mago rojo sería genial.

Una vez acabo de registrarle, miro lo que llevase el viejo mientras pruebo una langosta de nieve, que ya deben de estar cocidas, y bebo el líquido, que debe de ser sabroso. Y llevarse algo caliente a la panza por una vez.

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29/09/2017, 22:08
Director

Rundahir no habló, de hecho ni abrió la boca. Mucho menos trató de morder a Gwindra mientras le registraba. Parecía que aquel viejo lunático se había convertido en un manso conejito blanco y no precisamente de los que la misma Gwindra había tratado de cazar durante su estancia en aquella tundra helada perteneciente o no a un plano paralelo al que la había visto crecer.

Entre las pertenencias del explorador su discípula localizó una daga oculta en su bota,cuyo filo era de color verde. El mérito de tal hallazgo era escaso pues bien sabía la elfa donde se encontraba aquel arma. Gwindra la conocía bien, era uno de los objetos más apreciados por su maestro, un filo de adamantita que siempre era útil en una tierra hostil; eso solía decirle su maestro. Localizó un trozo de yesca y pedernal y un silbato para hacer señales a los pájaros en uno de los bolsillos de su casaca. Colgando de una cadena pasada por su cuello observó un curioso amuleto con forma esférica y de un color morado oscuro que nunca antes había visto. En su cinturón pendía en una vaina una espada larga que solía utilizar en batalla, ligera y con un buen filo.

Una vez quedó satisfecha con aquel cacheo superficial, se dispuesto a rebuscar en el resto de sus posesiones. Agarró la mochila de su mentor, en su interior se hallaba una manta de invierno, un odre lleno de agua, una olla y utensilios para cocinar, varios anzuelos e hilo de pesca, una bolsa llena de abrojos, una pequeña bolsita con tres rocas con varios agujeros hechos sin duda de forma premeditada. Junto a su bolsa se hallaba el carcaj y el arco largo compuesto de su maestro, junto a su carcaj.  Por suerte y por desgracia no encontró nada parecido a un contrato o nada que desvelase la veracidad de todas las sandeces que había soltado Runhaidr por su boca en las últimas horas.

El caldo que resultó de la cocción de aquellas bestias adquirió un tono rojizo. Los crustáceos que se hirvieron en el interior de la nieve derretida parecieron fundirse como si de hielo se tratara, pues ni un solo caparazón pudieron localizar una vez empezaron a degustar aquella sopa. No obstante, era evidente que aquellos seres habían dado sabor a aquel caldo, pues su color y su olor a marisco no admitían duda alguna. El sabor no era del todo malo, en parte gracias a las hierbas aportadas por Gwindra, aunque si algo amargo. La nota positiva era que por su apariencia, si no era venenoso cosa que acabarían por comprobar tarde o temprano, resultaría hasta nutritivo. 

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29/09/2017, 22:18
Serge Leblanc

Había sido sorprendentemente fácil amarrar al elfo… Serge ya empezaba a temerse que tendría que acabar acuchillando al mentor de Gwindra para mantenerlo quieto en el sitio, pero lo cierto es que se había dejado atar como si fuera un manso corderito. Lástima que las facilidades acabaran ahí, ya que del mismo modo que había dejado de moverse, había dejado de hablar.

Sujetó a Runhadir cuando la elfa se lo pidió y en cuanto ella terminó de registrarle y fue al caldero para empezar a comer, Serge Leblanc aprovechó para quitarle las botas al mentor élfico.

 -Muchas gracias, mon vieux.

Con las botas del elfo en la mano, se acercó al caldero junto a Gwindra, observando aquella especie de sopa con atención. Era la primera vez en su vida que veía a unas langostas convertirse en puré ellas solas, pero bueno, al menos no tenía pinta de ser venenoso mortal. Aunque siempre podían dárselo de probar a Runhadir y ver qué tal le sentaba, por si acaso.

 -¿Qué tal está de sabor? ¿Notas una sensación desagradable en la langue o algo? Porque si es así, deberías escupirlo y deberíamos darle un peu a tu ex-mentor, a ver si es venenoso o algo. Que unos bichos con un caparazón como ese y unas pinzas tan fort no tienen necesidad alguna de veneno, pero en este lugar... Je ne sais pas qué esperarme.

Notas de juego

Mon vieux significa literalmente "mi viejo", pero el significado que se le da es de "viejo amigo".

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30/09/2017, 10:16
Gwindra D'Pasthel

Gwindra probó la sopa. No me agrada mucho el sabor, pero es comestible. O eso parece, veremos como lo acepta mi estómago. Pero el simple hecho de meter algo caliente le hizo recobrar energías. 

gwindra se sentó al lado del viejo y le fué dando cucharadas. No lo voy a dejar morir de hambre. Yo no soy cruel ni malvada.

-Se come-Se encojió de hombros. Sigue observando todo lo que le he quitado al viejo. El talismán le da miedo. Las piedras no sabe para que valdrán. Cosas extrañas, y más extraño aún que nunca se las haya visto a Rundahir.

-Lyris, ¿podría pedirte un favor? Dado que eres la persona más versada en artes arcanas en kilómetros a la redonda, ¿podrías echarle un ojo a las cosas de Rundahir, especialmente a estas, y ver si son mágicas o si puedes averiguar algo de ellas? No quisiera que nos llevásemos una sorpresa con algún objeto maldito o yo que sé...-Le dijo a la arcana señalándole los objetos que estan en una pila delante de mi.

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30/09/2017, 12:05

-Calculo que existirá un diez por ciento de probabilidad de que los cangrejos sean venenosos -comentó Lyris en tono ligero.

Su estómago rugió a modo de protesta. Ya había gastado todas sus provisiones en el deambular por la tundra, y tenía un hambre feroz.

-Pero no creo que sea mortal, en todo caso.

Probó la sopa, con más aprehensión que otra cosa. Por lo menos estaba caliente.

Enarcó una ceja ante el último comentario de Gwindra. Lo hubiera tomado como un cumplido, de no ser porque les rodeaban kilómetros y kilómetros de tundra deshabitada. 

-¿Estás segura de que quieres saberlo? -preguntó a su vez Lyris sin hacer además de recoger ninguno de los objetos-. La magia es como las personas. Hay algunas que es un placer conocer, pero otras de las que es mejor mantenerse alejado.

Si Gwindra insistía, Lyris lanzaría un sencillo encantamiento para detectar auras mágicas.

Notas de juego

Lanzo detectar magia y echo un vistazo, no sólo a los objetos que ha señalado Gwindra, sino también a Runhadir, a mis compañeros y en derredor.