Partida Rol por web

Reshi, que venía sacudido después del susto que les dio la sacerdotisa, tardó un poco en reaccionar y para cuando lo hizo, todo el mundo estaba ya en plena refriega.

La cabeza le iba a mil, demasiados conjuros, demasiadas posibilidades. Pero lo prioritario era salvar a la mujer.

—¡Tenebrae Vaporum!— gritó ya haciendo los movimientos pertinentes con el brazo con el que sostenía su cristal.

Quizás todos pudieran ver en la oscuridad, pero Nott y la prisonera seguro que no. Necesitaba igualar la situación y desorientar a los goblins. Una voluta de humo negro se formó entre los tres goblins, y comenzó a crecer con rapidez, envolviéndolos a ellos y a los enanos en combate.

—¡S-s-siga mi voz!—atinó a decirle a la mujer que tenía ahora una chance de huir.

Habiendo hecho su trabajo, prefirió quedarse en silencio en la situación, observándolo todo, para no estorbar y resultar de consideración y aprobación al grupo. Porque dos metros de figura desgarbada, mirando insistemente en la oscuridad con jadeos acompasados eran la descripción de tranquilizador. Lo único que hizo fue limitarse a fruncir el ceño, desaprobador, cuando fue llamado "maese" por el bardo; su condición era superior a aquella, y esperaba que tuviese mejor criterio en el futuro.

Esperanza frustrada cuando vio como alguien empezaba a lanzarse hacia el grupo.

-Hrmph.

Masculló desaprobador, una reacción no muy distinta al bardo, y se lanzó detrás de ellos. Había seguridad en un número y si se había roto la oportunidad de la infiltración discreta quizá podrían ponerle remedio si mataban de forma rápida (y con relativo silencio) a todo el mundo.

En momentos estuvo encima de los goblins, acercándose a los dos enanos con menor prisa pero grandes zancadas a cambio, acortando el paso y descargando la espada con brutalidad sobre una de aquellas criaturas, atravesando armadura, músculo y hueso como si no fueran ningún problema, atravesando de forma literal al cuerpo de una manera brutal: la clase de imagen que uno quizá hubiera imaginado de un brutal espadón de guerra, pero con dificultad de una espada de mano.

-Esto ha sido una inconveniencia.

Murmuró, la voz baja y rasposa a sus compañeros de matanza, y entonces la oscuridad se cirnió sobre ellos. En su interior, el gruñido desaprobador del noble volvió a escucharse, con mayor intensidad incluso.

Karag ha atacado a los goblins, cargando como buen enano bárbaro que és. De un golpe deja extremadamente malherido al goblin grande, al que Edirian termina de rematar dejándolo moribundo. Mientras Brummbar mataba a uno de los otros dos y Artorias el otro. Es entonces cuando Reshi lanza un conjuro cegando a todo el que se encuentra en la estancia para confundir al enemigo que casi está muerto.

El goblin grande empieza a escupir sangre mientras se arrastra por el suelo apartandose por donde puede y a medio camino entre gimotear y gruñir lastimosamente le ois decir – ¡Parar! ¡Yo suplico por vida, tener oro! ¡Nosotros poder hacer trato! ¡Hark desea vivir! Yo ser rey goblin de cuevas… Vosotros venir a por humanos? Podemos hacer trato! pero dejar vivir por favor... ¡Los ogros obligaron a Hark! ¡querían comernos!– El goblin, que dice llamarse Hark os está suplicando por su vida y ofreciendoos un trato para dejar que os vayáis de ahí con la gente de Piedra Nocturna. Las ratas no os atacan tampoco, lo que no sabés es si es porque no siguen ahí o porque Hark no les ha ordenado atacaros.
 

Edirian alza su púa, instintivamente entre Karag y el trasgo, como si temiera que el canibal fuera a asesinar al trasgo. Luego da un par de pasos adelante, mientras mira al líder Hark, pensativo. Es obvio que parece "dispuesto" a ayudar, ¿pero cuanto podrían fiarse de alguien así? No demasiado. Y si era el líder... Quizás les serviría para lo que había pensado desde el principio.

- Muy bien, quieres y vas a ayudarnos, ¿verdad Hark? - comentó Edirian, dejando que el cosquilleo de la magia recorriera el cuerpo mientras filtraba la sugestión hacia el trasgo.- Hazlo y te dejaremos ir, y te curaré esas heridas incluso. ¿Lo harás? ¿Nos ayudarás?

Luego se volvió hacia sus compañeros, mirando los cuerpos de los trasgos... Sabía que lo que iba a proponer era horrible, pero si alguno de los trasgos se decidía a entrar en la cueva, era la mejor forma de deshacerse de ellos.

- Las ratas tienen hambre... - indicó-. Y esos cadáveres llaman demasiado la atención. Hark, ¿donde están el resto de prisioneros? ¿Podrías hacer que los sacasen al exterior de las cuevas? Seguro que el resto de tus muchachos te obedecerían si les dices que aten a los prisioneros fuera porque quieres jugar con ellos, ¿a que sí? Y que se larguen de allí cuando terminen. ¿Lo harías por nosotros?

No ve una mierda... sabe que su martillo ha dado en hueso, rompiéndolo a base de bien, pero... está como un topo en el salón del trono de un castillo: la oscuridad mágica lo envuelve todo.

No obstante, oir, oye, y la voz del autoproclamado rey de los goblins, Hark, le orienta hacia donde debe estar... El desgraciado está suplicando por su vida... no, si por algo tienen fama de seres cobardes... Pero antes de ir en esa dirección, oye a Edirian... está planeando algo, así que... le deja hacer; es más sutil que él, y lo mismo, así puedan conseguir lo importante, que es salvar a los aldeanos, sin ponerles en más riesgo del que ya tienen...

... Eso sí, queda el problema de los ogros...

Por el momento, al no tener enemigos cerca a los que repartir las bendiciones de Tempus, decide solucionar un problema menor; de momento no servirá de mucho, pero cuando la magia se disipe, sí que ayudará a los humanos...

-Oh!, mi Señor Tempus, ilumina mi martillo, que tu blanca luz guié a los guerreros en la batalla, que odare más negra noche y nos enseñe el camino recto, alejando de nosotros los miedos a lo que no podemos ver....

Acto seguido, el martillo empieza a emitir luz, blanca y pura... Si bien queda compensada por la oscuridad mágica que les rodea, cuando aquella cese, el arma del enano iluminará cual antorcha

Reshi comienza a caminar entre la niebla, utilizando un truco para hacer ondular su capa, y colapsando la nube negra de forma tal que parezca haber sido absorvida por su persona. La luz del martillo proyecta sombras extrañas, pero los cuernos de Reshi, retorcidos en la irregular superficie de la roca natural, parecen particularmente siniestros. Parte importante de ser un noble es tener la apariencia y actitud de uno.

—Hark, rey de los goblins. Soy Reshi, de la casa Cassalanter, y él es parte de la familia Veltalar— presentó la sangre noble del grupo con una media sonrisa y una inclinación pequeña, dedicada de usual a aquellos menor rango. No se atrevió a dar el nombre de Artorias, desconociendo con exactitud sus posiciones relativas— Nos apena ver un noble esclavizado, y estamos dispuestos a colaborar. Hemos visto dos—levantó dos dedos para aclarar, dudando de la capacidad para contar del goblin— ogros salir de las cuevas hace poco ¿Hay alguno más?

Pudo ver como su hacha hacia un perfecto y brutal corte, justo cuando un arma pequeña y elegante atravesaba a su enemigo unos instantes después. De reojo pudo ver que era el culo flaco, quien le miraba con mala cara por alguna extraña razón. Estaba por dar otro golpe, pues quedaban muchos enemigos aun, cuando todo se volvió negro. No podía ver ni la punta de su torcida nariz y menos a sus enemigos.

-Voy a empezhar a dar hachazoz- dijo con toda la intención de empezar a dar golpes a diestro y siniestro esperando darle a las ratas, pero por suerte le horrible gimoteo del trasgo grande, le alertó hacia donde debía apuntar. Pero, tanto el goblin, como las palabras de los demás le hicieron desistir, mantuvo toda esa rabia rugiente que bullía en su interior todo lo que pudo, momento en el que cuando la oscuridad se disipó y la luz de Barba Partida dio sobre él, pudieron ver las venas de su rostro hinchadas y los dientes apretados, mientras sus ojos podrían llegar a matar si fueran armas. Desde su punto de vista, aun había enemigos, aunque no atacaran, así que se mantuvo bien alerta mientras los demás hablaban con esa basura.

Se tranquilizó un poco al ver a la humana a salvo, momento en el que relajó todo su cuerpo y sintió como cada musculo se agarrotaba por esa energía que no había sido utilizada. Incluso sentía que temblaban sus manos y el pecho se agitaba con fuerza.

-Hey guapa. ¿Eshtash bien?- preguntó con sus escasos modales, los cuales aumentaban al ver mujeres, de cualquier raza-. ¿Sabesh donde eshtan lo demash?- quizás no necesitaran al rey ese, pero por si acaso se acercó a la humana, quien seguramente notaria que tenía en frente a un aterrador enano cubierto de sangre y que segundo atrás parecía ser capaz de continuar la matanza.

La densa niebla que había invocado Reshi desaparece tan rápidamente como apareció. Aunque Nótt no se percató de nada hasta que una luz brillante y plateada provinente del martillo de Bummbar ilumina la estancia y permite a la sacerdotisa ver el panorama.

Edirian se apresura a "dialogar" a Hark, que cae presa del sutil conjuro del bardo sin darse cuenta. – Por supuesto, por supuesto, Hark ayudar con mucho gusto! – Dice mientras intenta levantarse. Su cara es un poema y lejos de estar agradecido de que no le hayais matado, os mira con cierto miedo. Cualquier movimiento por vuestra parte es respondido por un sobresalto, de puro instito de supervivéncia, pero no podéis culparle después de la tunda que le habéis dado. – Ratas no harán nada que hark no diga, estar tranquilos, si, ratas son buenas amigas de mi. –

Hark mira a Reshi mientras éste le interroga acerca de los Ogros – Zeñor Gaslanter, – dice simulando gran educación –Ogros salen a veces y volver horas más tarde, con comida o a veces sin comida y con alguna flecha de elfo, si... Ogros solo dos, goblins muchos, pero Ogros más fuertes que todos! 

Por otra parte la humana que estaba a punto de ser destrozada con toda seguridad por las ratas o los goblins mismos está junto a Karag, enano que no le inspira más confianza que un goblin debido a su aspecto, su olor y su forma de hablar. Está temblando y lo único que hace es mirar a todos lados con la mirada perdida de puro terror, seguramente ha sufrido un trauma dificil de olvidar la pobre muchacha. A simple vista parece estar bien, no tiene heridas, aunque está sucia y algún moratón de poca gravedad por su frágil cuerpo.

Volviendo con Hark, este se dirige ahora a Edirian otra vez. – Gentes de ciudad no fiarse de Hark, no querer llamar la atención de ogros, ogros no hacen caso de Hark... Ser mejor que ir vosotros, yo acompaño, yo guio si tu curas y goblins no ven a Hark herido, goblins no atacar a vosotros ni a prisioneros, yo prometer que no trampa, Hark querer vivir. Detrás de roca grande haber tesoro de Hark – Os dice señalando la roca por la cual habéis pasado todos por alto al ver la escena. Edirian sabe con toda certeza que el Goblin está bajo su conjuro y que puede fiarse de él.

Tras esas palabras y esperando a que le curéis, Hark os guiará hasta los prisioneros para que habléis con ellos y les contéis la situación.

Mientras los que tienen más fluidez de palabra interrogan, y consiguen doblegar la voluntad, del goblin, el clérigo se acerca a la mujer; está aterrorizada, y... Karag no se la va a comer, pero la pobre debe pensar que podría darse el caso; de modo que se arrodilla a su lado, portador de la luz que emana del martillo, e intenta calmarla con su mera presencia.

-No temas, mujer; hemos venido a liberaros y llevaros de vuelta a casa.

Escucha las palabras del rey de los goblins del lugar.... solo dos ogros... deben ser los que vieron salir antes; además.... también reparó en que dijo lo de las flechas élficas... eso le tranquilizó, en el sentido de que aquellos seguían morando en el lugar, en sus tierras, y no habían desaparecido.... Si los elfos abandonan un lugar, es que algo realmente grave,... o peor si cabe, está sucediendo; son tenazes y cabezudos como si de enanos se tratase, tenía que reconocerlo....

-Solo dos ogros; les hemos visto salir: una pareja... Por mí, si deseas que vayamos contigo y así calmar a los prisioneros, perfecto....

Aun pareciendo que el goblin estaba bajo control, no podía desconfiar... y por añadidura... no quería dejar pasar, a la salida, la ocasión de echar un vistazo al supuesto "tesoro" de esta rastrera criatura... había coincidido hacía tiempo con un cazador de goblins, y por sus relatos, sabía de la codicia de estos ... bueno, de "estos"; pero también de su dudoso criterio a la hora de acumular botines; lo mismo era una colección de botas rotas, lo mismo era oro, o lo mismo eran objetos sabrados que había que devolver a terreno consagrado, quien sabe...

—Los ogros han salido hace poco— explica para quienes no estuvieron frente a la entrada— si nos apuramos podremos retirar a la gente antes de que vuelvan. P-p-pero vamos a tener que lidiar con ellos tarde o temprano. Si no, nada les impedirá volver a tomar prisioneros.

Los ojos de Reshi se movían rápido de un lado a otro, mientras, mirando a la nada, trataba de trazar un plan.

—Brummbar ¿Puede encargarte del herido? Necesitaremos aliados—el mago se volteó, y comenzó a caminar en dirección a la mujer— Karag, ve a buscar el tesoro que ha dicho— le mandó, esperando que la joven se tranquilizara si ya no tenía un salvaje junto a ella.

—Mi estimada— se presentó poniendo la sonrisa más amable de la que era capaz— Soy Reshi Cassalanter, y venimos de parte de lady Nandar como grupo de rescate ¿Puedo saber su nombre?— dijo, esperando una respuesta que nunca llegó, por lo que la dejó para volver con su grupo— Eh... Nott ¿Quizás otra mujer la pueda hacer sentir más cómoda?

La mujer no parecía muy preparada para hablar, ni siquiera ante las melosas y confiables palabras de Barba Partida y Cuernos. Incluso le miraba con cierta desconfianza mezclada con terror, aunque esas miradas solía verlas más en enemigos que en gente que rescataba… aunque no es que hubiera rescatado a mucha gente en su corta vida. Quizás Culo Flaco o la Borrega tuviera más suerte con esas cosas. Se encogió de hombros y marchó hacia la roca, aunque no le gustó nada como se lo pidió Cuernos, dedicándole una peligrosa mirada.

-Claro…- dijo arrugando sus ojos y yendo hacia donde estaba la roca. Seguramente le quería sacar la oportunidad de hablar con la joven, con esos rasgos afeminados no debería poder conseguir mujer. Él no tenía la culpa de ser un enano tan atractivo, pero demostraría lo viril que era con esa roca. Si señor… Pero, al apoyar sus manos totalmente llenas de sangre en la superficie liza de la roca, estas resbalaron, eso sumado a cierta inmundicia del suelo que imperan afirmarse, evitaron que el forzudo enano moviera la pesada roca ni un solo centímetro-. Debe eshtar atoraa- murmuró visiblemente molesto…

Nótt había permanecido más atenta a saber qué tenía a su alrededor a base de adivinar por la textura de las cosas que tocaban sus manos que a lo que decían los otros. Escuchaba gritos, conversaciones sobre una mujer, ratas y vete a saber qué más, pero en algún momento que no logró adivinar entre giros de voces y el eco que la confundía de lugar, giró y caminó marcha atrás creyendo que era el lugar indicado.

Maldijo su condición humana por encima del resto, quienes deberían de ver una clériga andando hacia la bifurcación con los brazos extendidos, moviéndolos de un lado a otro intentando localizar la pared sin saber muy bien qué estaba haciendo, incluso llegó a tropezarse con una grieta que la tiró al suelo en una pose cómica.

¡E-estoy yendo! – Una luz a su espalda hizo que se girara y, aunque en realidad fuera obra de Brummbar, en su profunda confusión le cedió el regalo de visión a su diosa, restaurando la ruta y volviendo con ellos para ver por fin lo mismo que el resto.

Así fue como se topó por primera vez con la rehén asustada, acercándose a una distancia prudencial antes de extender su mano hacia la muchacha.

Mi nombre es Nótt, clériga de Selune.- Sonrió hacia la traumatizada mujer, intentando inspirar cierta confianza.- Venimos a ayudar, con nosotros estarás a salvo.

Hark, que mira como todos intentáis avasallar a la pobre humana, cada vez más aterrorizada, se rie de la escena entre espasmos de tos y cada vez que tose, un gargajo de sangre verdaderamente asqueroso sale de sus malolientes fauces recordandoos que no durará mucho en ése estado si tiene que ayudaros. – Bueno, vale, iré yo mismo a por prisioneros, el bueno de Hark cumple palabra, Hark lo ha prometido y Hark cumple, poder esperar fuera ahora antes de que ogros vuelvan, ogros no poder convencer igual que goblins. – Visto que no le curan, Hark se arrastra como puede hacia el túnel del Este mientras grita algo ininteligible, es el idioma goblin que para el que lo sepa diferenciar entre sus gruñidos y confusos siseos distinguirá algo como “¡Sacar prisioneros fuera, rápido!, vamos a divertir ahora antes que lleguen ogros”.

Mientras tanto, Nótt que por fín podía ver gracias a la luz del martillo de Brummbar, se acercó a la mujer y le susurró con una voz dulce, una voz tan suave y reconfortante que se diría que la mismísima Selune hablaba usando sus labios. La mujer parece entrar en razón y se abraza a la sacerdotisa – Bendita sea Selune, bendita sea Selune! sacadnos de aquí, se han comido a muchos, por favor… solo quiero volver con Lady Nandar… por favor... – sus sollozos puede hacer difícil comprender sus palabras, pero está claro que lo han pasado mal.
 

Si ya sabía su grupo que Nótt no estaba acostumbrada a las muestras de cariño ni sabía muy bien cómo hacerles frente, cuando recibió el abrazo inesperado y apretado de la mujer se quedó tan tiesa como un palo sin saber muy bien dónde poner las manos o qué gesto hacerle para reconfortarla. Estaba claro que estaba incómoda, tanto que miraba de un lado a otro con apuro esperando a que se soltara ella sola, aunque parecía que ese preciado momento no llegaba nunca.

No te preocupes, antes nos encontramos con ellos.- Dudaba que decir que Lady Nandar ahora estaba con los dioses fuera una buena idea, sobretodo porque podría caer en la histeria que antes mostraba. Era mejor esperar a que se calmara antes de revelar ciertos datos.- Chicos.- Miró a su grupo, algo que podía hacer gracias a que por fin había un poco de luz entre tanta oscuridad.- Si alguien no la lleva a la salida tendrá que venir con nosotros. Yo no puedo conducirla hacia el resto.- De reojo se dirigió a Edirian aunque rápidamente bajó hacia la muchacha, acariciando su nuca como si de un cachorro se tratase para reconfortarla. No sé dirá que no lo intenta.- Mi visión no es tan buena como la vuestra.

Asintió... estaba escuchando a Nótt... reconfortaba a la mujer, y... ciertamente, no era el mejor momento para contarle el triste destino de Lady Nandar. Todavía no. Cuando estuviesen a salvo, podrían hacerlo con calma. No hizo el menor gesto para ayudar, para sanar, al goblin... por lo que parecía, ya habían matado, se habían comido, a alguno de los prisioneros... bastante con que había refrenado su cólera... se podía dar con un canto en los dientes, si es que él no le hacía ese favor antes...

-Vámonos de aquí entonces... Los dos ogros de fuera, es posible que refresen e intenten entrar. Si es así, mejor enfrentarlos fuera.

... Pero según pasó junto a la "cámara del tesoro" de los goblins... no pudo evitar echar un vistazo.., descuidado, como quien no quiere la cosa; vió que Karag había intentado mover la piedra que bloqueaba el acceso...  se encogió de hombros y pensó..."por si acaso" ... se acercó y empujó... no se movía... Obviamente, debía tener algún tipo de truco...

Dió un par de palmadas a la fría piedra, y lo dejó correr; echó andar hacia la salida... había un par de ogros merodeando, y.... bueno, estaba enfadado... alguien tenía que llevarse un par de buenos hostiones de su parte....

-Salgamos... Nótt, Artorias.... Si alguno de los dos prefiere quedarse, traspasaré le conjuro de luz a un objeto que me indique... si no, les agradecería que me siguieran; en unos momentos esto estará más oscuro que la más negra noche.

Reshi puso cara de entre sorpresa y aprovación. Sabía que había magia de control mental, pero no esperaba que los efectos fueran tan fuertes. Él podía dormir a alguien, pero dar órdenes es algo diferente. Se ve que el bardo guardaba más que canciones y soliloquios sobre lo horrible de este trabajo.

Alzo los hombros mirando a nadie en particular al ver a los enanos fallar mover la piedra. No sabía por qué querrían moverla, pero si sabía que si ellos no pudieron, él probablemente tampoco. 

—Y-y-yo también iré fuera— dijo. Seguía tartamudeando, pero la lejanía de los ogros lo tranquilizaba un poco.

Artorias frunció el ceño y habló con la mujer, tras ser apartado de la nube de oscuridad que se había cernido repentinamente sobre ellos. Brujería antinatural: todos sabían que la oscuridad era dominio de shar y de los drow y era, por tanto, tabú usarla. O como mínimo de mal gusto.

-Mujer. Cálmese, es una orden. Estamos rescatando a vuestra ralea.

Dijo, y al no servir esto para calmar a la mujer (¡increíble pero cierto!) volvió a hablar con ella por unos instantes.

-He dicho que se calme. Haría bien en calmarse y darnos información.

…

-No es este un comportamiento racional. Modérese.

Hubo suerte de que Nott tomara el relevo y se encargara de todo con una aproximación humana y cálida en lugar de... lo que fuera que fuese que acababa de tratar de hacer. Fuera lo que fuese lo que había hecho y la razón por la que ella hubiese tenido éxito y él no, agradeció su intervención con una cortés inclinación de cabeza, como correspondía tratar a alguien de su casta y patrón beneficiario.

-La oscuridad natural de esta cueva no es un problema para mí: los ojos de un humano son débiles. Mi noble sangre no presenta tales deficiencias -explicó- Salgan y escolten a esta mujer, nosotros nos aseguraremos de que el trasgo cumpla su palabra y saquemos al resto de la plebe de esta cueva. Podemos ocuparnos del tesoro más tarde si ofrece resistencia, nuestra prioridad debería ser el rescate y la purga del resto.

No le gustaba demasiado la idea de tener que hacer piña con el enano, que le parecía un ser incivilizado, rudo, brutal y que vocalizaba muy mal las palabras, pero ser noble consistía en hacer sacrificios por el bien común. Cuando todo el mundo se giró, decidió tantear la piedra para comprobar hasta qué punto era resistente, y decidió descartarlo casi de inmediato: no tenían tanto tiempo en realidad, y no quería acabar provocando cualquier clase de desprendimiento y/o ruido.

Edirian observó al trasgo irse con una sonrisa descansada, apoyándose en la roca con alivio. Sabía que aquellas criaturas eran bestias malvadas y retorcidas, no le quedaba ni una duda. Pero una carnicería tampoco serviría de nada. Quizás algunos entre ellos fuesen más que bestias salvajes... Sea como sea, nunca estaba de más evitar una matanza.

- El sortilegio durará unas cuantas horas - comenta, y entonces alza su mano hacia la bestia malherida que se aleja. - Geri bles - susurra, dejando fluir la magia. Como bien ha pensado, muchas de aquellas criaturas eran bestias salvajes y aquel podía ser el peor de todos. Pero ha dado su palabra y dejarle morir sería demasiado retorcido.

Cuando Artorias avanza para seguirles le detiene un segundo, interponiéndose entre ellos.

- Recuerde que el sortilegio sigue funcionando... Hark quiere ayudarnos. Y todavía podría ayudarnos cuando hayamos liberado a los aldeanos. Y no, nuestra prioridad no es purgar nada, maese Veltalar. Una vez hayamos rescatado a los aldeanos les escoltaremos hacia Piedra Nocturna. 

Observa al grupo alejarse, y mira a Nótt decidir de nuevo separarse. Maldice pero no quiere volver a poner en peligro al grupo, así que se vuelve hacia la sacerdotisa.

- Vamos, chica luna - comenta alcanzándola. Quizás debería haber usado su magia con el explorador para asegurarse de que deje funcionar el plan sin iniciar una carnicería... Pero decidió confiar en él.

-Eshtupida roca- gruñó mirando la piedra con rabia, como si fuera un enemigo mortal al cual debía destruir a como dé lugar. Incluso dejo de prestarle atención a todo lo demás, oyendo de fondo la larga conversación de Artorias. Le debía gustar hablar o el sonido de su voz. Decidió que no podía dejarle ganar, así que se escupió en ambas manos, se frotó luego la saliva en ellas de forma concienzuda y apoyó las manos en la roca. Ahora sí que pudo moverla y se giró hacia los demás luciendo una radiante sonrisa-. Shi pude.

Echo un rápido vistazo al tesoro del trasgo, aunque en realidad le importaba muy poco. Pero como le habían “pedido” eso y se había quedado enojado con la roca, decidió ir hasta el final. Ya luego acompañaría a Artorias para no dejarle solo.

-Los Ogrosh van a volvé pronto- informó, pues iban hacia esa salida en un primer momento.