Partida Rol por web

- El plan está claro, pero tengo una idea de como encararlo - comentó el bardo en un susurro, mientras seguía vigilando que no se acercase nadie-, que evitaría un combate casi con toda seguridad. Y en cualquier caso, no nos causaría demasiado conflicto con lo que proponeis.

Señaló el camino del este negando.

- Descartemos esa ruta - comentó, volviéndose hacia el norte-. Si dices que los prisioneros están allí, ese es nuestro sendero. No hemos venido a otra cosa, menos aún a causar más estragos de los debidos. Si podemos capturar a uno de esos trasgos escondidos, quizás pueda persuadirle con magia para que nos allane el camino. Es un plan con pocos riesgos, si no funciona siempre podemos acabar con ellos - termina, sabiendo que eso quizás convenza al cazador aunque el propio Edirian no esté del todo convencido en que las cosas vayan a salir tan perfectas. "Pero no tenemos nada que perder". 

Acto seguido, se vuelve hacia Nótt, esbozando una sonrisa tranquila y convencida. Por un lado, sabe que ella quizás se oponga pero no es un mal plan, ni les expone más ante el peligro.

- Chica luna, creo que deberías avisar al resto del grupo para que te sigan hasta esta encrucijada. No mas allá, que llamarían demasiado la atención, pero este lugar es seguro. El maese Veltalar y yo avanzaremos a intentar reducir a los dos trasgoides que acechan por delante mientras traes los refuerzos por si el enemigo activase la alarma. Este lugar es defendible por un grupo reducido, y puede que les necesitemos... Aparte de que no me fio que esperen quietos sin hacer nada peligroso - sonríe-. Tienes las marcas de luz para volver. 

Lo que dijo Karag, aun no habiéndolo visto con sus propios ojos, le dió mala espina... MUY mala espina... Podría ser que...

-Mierda, no tenemos tiempo para sutilezas... Si lo que has visto es lo que podría ser, nos puede caer una buena, y lo mejor sería estar bajo tierra... no, no digo bajo dos palmos de tierra y creando malvas, sino en una cueva. A la mierda todo; Karag, te haces viejo como yo, si empiezas a dejar que la prudencia vaya por delante de tu barriga. Voy a por ese par de ogros que han salido; si son capaces de contarnos algo antes de que los despachemos, estupendo; si no, serán un probema menos.

-... u os quedáis imitando a nuestos primos de jardín, o me seguís en silencio...

... Brummbar y silencio no son términos que suelan coindicir en la misma frase, y menos en la misma acción, de modo que, lo que él piensa que es un andar sutil, silencioso, grácil cual aleteo de mariposa, es un cojunto de ruidos, aunque habría que saber qué tal andan de oído los ogros esos...

Se encogió de hombros y colocó su hacha sobre su hombro, si barba partida quería ir a por esos ogros... no iba a ser él quien se lo impidiera. Entendió el miedo que pudiera tener a esa cosa en lo alto, así que aceptó su decisión acompañándole a despachar a los dos ogros. Nunca había matado a uno y si se veían tan duros como parecían, sería un desafío.

Una última mirada a la cueva y siguió a su compañero, si iban con cuidado podrían atacarles sin que se dieran cuenta.

-¿Hablan ogro?- preguntó enarcando una ceja. Para él eran solo gruñidos y eso que sabía bastante sobre gruñidos.

... Buena pregunta.... Se volvió a Karag...

-No, ahora que lo comentas... tenía esperanza en que ellos hablen Común... De todos modos, si no entiendes lo que dicen, seguro que si suena como un insulto, es que es un insulto

... y se volvió de nuevo, para seguir tras los ogros... debían ser fáciles de encontrar.. .grandes, ruidosos, con olor a choto caducado...

Seguía sin ver un cagarro y las dos figuras que tenía de referencia y que podían ser Artorias y Edirian perfectamente, en un tonto descuido de mirar a otro lado, podrían ser ahora dos piedras muy juntas. No debí de haber venido, ha sido mala idea.- Ponía todo de sí para no perderse, siempre con una mano en una de las paredes y siguiendo de cerca el caminito improvisado de migas de pan lumínicas que esperaba llevarla hacia ellos o la salida dado el caso. Porque, a pesar de todo, tenía que fiarse de la vista más que del oído.

El eco continuado la confundía, creyendo que las distancias eran distintas a como las percibía. Los escuchaba cerca, luego detrás, incluso en alguna ocasión volteó el rostro hacia su derecha al pensar que habían retrocedido y ahora estaban ahí. Sólo sigue las migas, no pasa nada.- Tuvo la inercia de dar un respingo a un lado al escuchar algo escurrirse en sus pies, meciendo débilmente la tela de su vestido. Creyó, fruto de la paranoia de estar completamente a oscuras, que podría tratarse de algún animal, bicho o cosa asquerosa que dormía en esas cuevas aunque en realidad fuera una roca movida por la brisa.

Tomó aire para calmar sus nervios mientras se decía a sí misma que no era nada, que debía de seguir por el bien de los supervivientes cuando la escuchó. No era una voz imaginaria, no la había creado ni había eco, escuchando sus quejidos en su oído y sintiendo el aliento cálido en su nuca. Esa voz la llevó a la pesadilla, al lago que bañaba sus pies, a la incertidumbre, el amor de una niña al reencontrarse a su madre, a la paz y de seguido a la confusión, a la oscuridad, al dolor en su brazo ya curado y al más absoluto terror.

Se apartó de aquella presencia aterrada, mirando a todas partes y perdiendo por un segundo ese camino de migas que la llevarían a la salida de su repentino miedo, incluso por el rápido movimiento había desperdigado un poco del recorrido de pan haciendo que su sentimiento de pérdida fuera más constante.

Se llevó una mano a su brazo y apretó en el lugar donde había estado la marca sin saber si había vuelto al no poder verla mientras soltaba pequeños jadeos entrecortados.

¿Selune? – Susurró a la presencia en un hilo de voz. Sentía que estaba enfadada, algo que no entendía pero a la vez temía. ¿Y si todo lo que había hecho no servía de nada? ¿Y si era la deshonra para su clero?... ¿Y si el resto tenía razón y era ella el monstruo? Ese rechazo era su mayor miedo representado en una voz, una presencia, que ahora la atormentaba en la oscuridad de la cueva. Lo siento.- Pidió una disculpa sincera cargada de vergüenza y arrepentimiento, de confuso miedo, sintiéndose tan pequeña mientras reclamaba un perdón que ya no sabía si se merecía a su “madre”.

Nótt estaba con la espalda apoyada en la pared recuperando el aliento y con los ojos cristalinos cuando apareció el bardo. Su alma torturada agradecía esa breve compañía, aunque el mensaje que traía era muy distinto al que esperaba, dudando si lo correcto era seguir sus indicaciones. Has venido para esto. Tragó saliva y humedeció sus labios al notarlos completamente secos, dirigiendo su mirada hacia donde creía que estaba el camino de regreso aunque perfectamente podría ser una pared, y luego al techo buscando otra respuesta. Tal vez sea esto lo que quiera, una prueba de voluntad. Aquí y ahora.

Tened cuidado, y no os alejéis mucho.- Confirmó la petición de Ed antes de asentir y girarse para darle la espalda, llevándose una mano en el pecho mientras dejaba fluir su magia entre sus dedos recorriéndole la piel. En tus manos dejo mi vida Selune. Asumo las consecuencias. Sintió una presión en su interior, como si una mano de fríos huesos estrangulara su alma e hiciera un recorrido en la superficie en las uñas, imaginándose que habría aceptado el trato.

Alzó el rostro mostrando una decisión que no tenía, intentando erguirse con la fortaleza que necesitaba antes de avanzar siguiendo el recorrido de migas dirección a la entrada.

—No, pero de acuerdo a diferentes libros entre ellos unos cuantos escritos por el ilustre Volothamp Geddarm, la mayor parte de los ogroides deberían poder hablar gigante. La cuestión es ¿Alguno de ustedes dos puede? Imagino que es posible, teniendo en cuenta que son enanos.

Reshi estaba nervioso. Muy nervioso. Y cuando a Reshi le entran los nervios, se le suelta la lengua. Algo muy poco conveniente cuando hay que ser silenciosos.

-Hablo hachoide- murmuró con una media sonrisa enorme y descarada, que le hacía parecer un animal salvaje… quizás lo fuera. Su educación fue corta y rápida, enteramente realizada gracias a Barba Partida, todo lo demás lo aprendió por sí mismo. No sabía hablar muchos idiomas, incluso el común era bastante irregular, con acentos que solo los dioses sabrían de dónde venían y palabras sin sentido. Al menos ya no gruñía tanto y aprendió que olisquear a la gente no estaba muy bien visto.

Desde su punto de vista, aquello debía hacerse muy rápidamente, para poder volver con sus compañeros y ayudar en caso de problemas. A pesar de sus reticencias en entrar en cualquier grupo, siempre que lo hacía cuidaba de ellos… mientras le cayeran bien. De momento todos tenían algo interesante, incluso el culo flaco. Cuernos era divertido, como uno de esos perritos temblorosos que sabían tan bien.

Nótt se marcha, y la véis tanteando las paredes torpemente pero todo lo bien que le permite su limitada visión humana. En estos momentos de oscuridad y viendo a la sacerdotisa, seguramente estáis dando gracias a vuestra ascendéncia élfica.

Decidíis tomar el pasillo del norte, y decididamente os adentráis por un estrecho pasillo que enseguida vira hacia el oeste. A los pocos metros podéis ver a vuestra izquierda una gran roca que está tapando claramente una entrada a una estrecha cavidad entre las paredes. ^*1 Un poco más adelante y viendolo des de esta de esta encrucijada y trás una cavidad un tanto estrecha por la cual ese puede pasar, la caverna gana altura y a lo lejos (unos 40 pies) podéis ver entre la penumbra a lo que parecen ser 3 goblins que no prestan mucha atención a lo que pasa más allá de una jauría de unas 7 ratas gigantes que parecen disfrutar de un festín.^*2. Al fondo de la cueva y tras los goblins y las ratas (zona 9) parece haber una mujer humana acurrucada en un rincón.

Sales de la cueva torpemente y tropezando más de una vez. La luz del exterior te ciega unos instantes, pero enseguida recuperas la visión y diriges tus pasos deshaciendo el camino de ida hacia donde, esperas, tus compañeros estén montando guardia y no estén haciendo nada peligroso. A medida que te alejas de la cueva puedes sentir como el vínculo arcano que has materializado entre tú y Edirian sigue siendo fuerte y aunque notes el "tirón" en lo más profundo de tu alma, no parece que tenga unas consecuencias tan dolorosas como esperabas... de momento. Por otra parte la separación entre tú y el Bardo se hace sentir de otra manera que ya habíais expermientado al menos una vez antes, en el alcázar de Piedra Nocturna.

Esta vez, vuestras almas se atraen mutuamente, y podéis sentir el peso del otro. Puedes notar sus movimientos como si fueran hilos etéreos entre tus dedos y en tu pecho se va cociendo una sensación de ansiedad que va creciendo muy lentamente con cada paso que das alejándote de él. Como si hubieras dejado atrás una parte muy importante de ti misma, te encuentras frágil, vulnerable e incapaz de borrar de tu mente la presencia de Edirian.

Al cabo de unos pocos minutos, que has precibido como horas debido al doblemente gran esfuerzo que estás realizando, tus compañeros no están donde deberían estar. Estás segura de que estás en el sitio correcto, te acuerdas de ése nudo tan curioso del árbol donde te apoyaste y de la piedra partida que indicaba de alguna manera la dirección hacia las montañas y que os permitió orientaros. Un rápido vistazo a tu alrededor desvela un rastro claro de tres individuos marchándose en dirección este. "Deben de ser ellos", sigues sus pasos rápidamente y no tardas en alcanzar a Reshi y a Karag siguiendo a Brummbar que vá ligeramente más avanzado, parecen estar siguiendo algo o alguien aunque no de manera muy sigilosa por lo que parece...

Cuando Nott se marcha, puedes sentirlo y notarlo. Una vez más, vuestras almas se atraen mutuamente, y podéis sentir el peso del otro. Puedes notar sus movimientos como si fueran hilos etéreos entre tus dedos y en tu pecho se va cociendo una sensación de ansiedad que va creciendo muy lentamente con cada paso que da alejándote de tí. Como si se hubiera llevado una parte muy importante de ti mismo mismo, te encuentras frágil, vulnerable e incapaz de borrar de tu mente y tu alma la presencia de la sacerdotisa. Entre todo ese remolino de ansiedad y locura un pequeño pinchazo, apenas perceptible aparece muy fugazmente en tu pecho, tan efímeramente que hace que te preguntes si realmente has notado algo.

Neos parece afectado también de alguna manera, sus ojos cansados, de alguna manera parecen ser los tuyos propios.

Tras seguir el rastro claro de destrucción y del olor nauseabundo que desprendían tras ellos, un ruido nada disimulado y algo apresurado aparece Nótt a vuestra retaguardia. La sorpresa quizá os sobresalte pero la sacerdotisa parece cansada y afectada por la intensa caminata.

De los Ogros de momento no parece haber más rastro que su propia destrucción, rastro que empieza a desaparecer a medida que avanzáis. Quizá por no encontrar rastro de la fuente de sonido que los ha distraído sigan avanzando de forma más normal, y hasta quizá hayan aminorado la marcha

Íbamos olfateando la presa como una jauría de sabuesos, cuando Nött nos da el susto de nuestras vidas... cual pedus interruptus apareció detrás nuestro, en un momento en que ya Brumm pensaba que el rastro de los ogros se había ido, tan lejos como ellos, pues parecía que se habían alejado tanto de la entrada de la cueva, que no tendrían interés en volver...

-¡Por los Dioses, Nött, que me vas a matar de un susto!! Estamos siguiendo a una pareja de Ogros que han salido de la... Oye... ¿no tendrías que estar con ese otro par de jovenzuelos? ¿Que ha pasado?

... pues, en principio, había ido con ellos... lo mismo se ha dado cuenta de que son un par de aburridos y se viene al grupo donde está la juerga... quien sabe.

Pero parece que el rastro no desaparece, por fortuna, aunque tampoco tiene muy claro a qué distancia estarán los dos grandullones...

Antes de poder alejarse mucho más, la borrega estaba ahí con ellos, sudando copiosamente y tratando de meter aire en sus pulmones. Eso no traía muy buena pinta. Detrás no venía nadie más, así que solo podía asumir que los otros dos estaba bien muertos… ¡No habría más música!

-¿Qué ha pashao?- Karag lucia verdaderamente preocupado, casi como si se le estuviera por salir el corazón por la boca. Miró para el lado donde habían marchado los ogros, luego la cueva-. ¿Hay que ir a ayudarlesh?- al diablo los ogros, no podía dejar que la música se perdiera así (y por descarte aquel que la producía), de haber conocido el concepto de caja musical lo habría utilizado en esos momentos. Sobre el nuevo… tenia pinta de poder cuidarse solo y de momento no le desagradaba o agradaba en exceso.

Edirian permaneció adherido a la pared de la caverna, sujetando su viejo estoque con fuerza, mientras su mano izquierda se rascaba el pecho como si algo se hubiese clavado en él. No era la mejor de la situaciones. Estaba claro que aquella maldita conexión empezaba a afectarle más de lo que podía controlar, pero aun así... No era solo eso. 

Su magia no serviría en aquella situación, no sin cierto ingenio. "Necesitaría tener a uno de ellos aislado para poder hechizarlo" pensó, maldiciendo. Quizás una ilusión pudiese engañar a aquellas desagradables criaturas y hacerlas huir en desbandada, pero eso serviría para alertar al resto de trasgos de la cueva.

Tampoco creía que atacar fuese la mejor solución. Sí, podrían acabar con dos de los trasgos antes de que estos supiesen nada, pero el tercero podría dar la voz de alarma. "Tenemos que crear un ruido que tape la alarma y que al mismo tiempo no atraiga a nadie a..."

"Un momento" maldijo, deduciendo lo que estaban haciendo aquellas bestias. ¿Estaban alimentando a las ratas con los prisioneros? El ceño del semielfo se frunció mientras su mano apretaba el estoque con una rabia inusitada. Se detuvo, pensando: "Presta atención, no dejes que la rabia te ciegue". Observó la roca que bloqueaba la entrada. Sí, había criaturas escondidas allí, pero era muy posible que no les hubiesen descubierto aún. O...

- Decías que hay dos trasgos escondidos... ¿Y si están ahí? - señala en un susurro a la piedra que bloquea el acceso-. Si entramos y nos están esperando, pueden empujar esa piedra y bloquearnos la salida. Seríamos dos contra cinco de esas bestias, las ratas... Deberíamos atraerlos hacia la encrucijada de antes y acabar con ellos allí... Puedo usar una ilusión para hacerles venir y emboscarles. ¿Cómo lo ves? Si consiguieramos atraer a uno de ellos solo, podría evitar el combate y salir de aquí sin más, pero no veo forma con un grupo tan grande...

Cada paso que daba costaba más que el anterior, creyendo que el cansancio que la atraía dirección a la cueva acabaría por agotarla por completo, hincando una rodilla en el suelo por el sobresfuerzo. Buscó para ello siempre un apoyo para descansar, recuperando aire de la carrera que se había pegado y la fatiga mientras sentía cada respiración y movimiento del bardo como si fuera un reflejo de espejo que imitara su cuerpo. Creía que sus dedos se movían a la par que los suyos, incluso llegó a pensar en un parpadeo que el paisaje boscoso se había transformado en el lúgubre interior de la cueva, viendo los dispersos caminos con una extraña claridad que antes había necesitado. Pero, a pesar de todo eso, lo que más le incomodaba y no sabía cómo explicar es que se sentía desnuda.

Odiaba sentirse frágil y vulnerable, despojada de todas las armaduras físicas y mentales que llevaba encima para mostrar una confusa y asustada sacerdotisa perdida en un laberinto de incertidumbre y camino de cristales rotos. ¿Esta es tu prueba? – Había aceptado el trato y achacaría con las consecuencias, pero nunca llegó a imaginar que su madre diosa llegaría a esos niveles de forzada intimidad que ni la propia Nótt llegaba a conocer.

Con un poco de fuerza y mucha cabezonería, avanzó paso a paso hasta la entrada de la cueva para encontrarse cara el sol, obligándola a apartar la mirada a no esperar tal fogonazo. Cuando su vista se acostumbró a la luz natural, oteó buscando dónde estarían el enano, el mago y el futuro cadáver del enano número 2, teniendo unas ansias irrefrenables de quemarlos al ver que se habían alejado del punto de reunión. Selune, dame paciencia porque si me das fuerza los mato. – Más distancia conllevaba a más esfuerzo, más dolor y más ansiedad, mordiéndose el labio inferior para aguantar un quejido de cansancio.

No fue hasta que estuvo cerca y podrían escucharla cuando se permitió unos segundos para descansar, buscando el apoyo de un árbol cercano para prácticamente dejarse caer en su corteza, apoyando su cuerpo y aminorando el peso que sus pies cargaban. La joven sacerdotisa estaba visiblemente agotada, con algunas perlas de sudor surcando su frente y varios mechones de cabello humedecidos pegados en su piel. Su pecho se movía al son de los jadeos, necesitando recuperar aire.

Los han encontrado, a los prisioneros…- Tragó saliva notando que tenía la garganta seca mientras intentaba apartarse del árbol, pero la fatiga, ansiedad y agotamiento estaban venciendo la batalla.- Hay una encrucijada, allí es seguro estar y os necesitan. Tenemos que volver. Rápido.- Indicó esto último sin saber cuánto más aguantaría fuera de las cuevas.

Estaba en la mierda. Uno diría que había estado corriendo toda la mañana en la oscuridad de los túneles para poder dar con ellos. Pero no se habían marchado por tanto tiempo y mucho menos creía que fuera un tramo tan difícil. Pero no debía sorprenderle, esos humanos eran sumamente frágiles. No entendía como sobrevivía el día a día.

-Vamosh- dio un par de pasos en dirección a la cueva, se detuvo, miró hacia donde habían ido los ogros y luego miró a la borrega con el ceño fruncido-. Te llevo. No hay musho tiempo.

Se colocó el hacha en la espalda, bien sujeta y se acercó a la sacerdotisa para cargar con ella. Desde su punto de vista, necesitaba un descanso, pero sabía que esperar era una mala idea, tanto por los ogros, como por lo que podría estar pasando en la cueva. Como cuando se cargan a los cachorros para llevarlos dentro del cubil, Karag seguía ese ejemplo…. Aunque por suerte para Nott no usaría su boca para eso.

Si había algo más fuerte que una roca era la cabezonería de una mujer, rechazando cualquier tipo de ayuda, sobre todo viniendo de Karag, aunque fuera con buenas intenciones y, evidentemente, queriendo ir por su propio pie. Bastante le costaba mantener las apariencias sin éxito como para hacerse la víctima.

Os guiaré.- Dijo únicamente cuando se obligaba a apartarse del árbol y dejando como respuesta a la ayuda de Karag, empezando a liderar el camino de regreso si podía.

Le preocupaba enormemente el aspecto de Nótt... estaba notablemente fatigada; más de lo que cabría esperar por una carrera por buscarles...

-¿Te encuentras bien, chiquilla?

... le preguntó en voz baja, pero viendo como ella rechazaba la ayuda de Karag...  su orgullo la mantenía en movimiento, así que mejor dejárselo intacto y que nos guiase... tiempo habría para ayudarla...

-Bien, te seguimos. Seamos lógicos. Karag, síguela de cerca; la visión de un enano en una cueva es mejor que la de un humano en el salón mejor iluminado. Yo cerraré marcha, por si los brutos esos nos quieren soplar en la nuca. Reshi, como mago, tu lugar debe estar en medio, alejado de los combates físicos. Nótt... a la primera señal de peligro, no te vengas arriba, y deja que te adelante Karag.

Era hora de ser resolutivo, y eso nunca le había dado miedo a este viejo gruñón -bueno, no tan viejo, pero sí tan gruñón-