Partida Rol por web

Cuando consigo controlar mi caballo lo suficiente como para montarlo, la niebla de la muerte nos envuelve con mayor presencia. Mi mente supersticiosa lo achaca a la falta de la protección espiritual del predicador. Le observo junto al indio, parece que vayan directos a la boca del lobo. Hubo un tiempo en que habría corrido junto a ellos. Pero la experiencia de mi vida ha demostrado que los ideales son tan solo ilusiones motivadoras que casi siempre te arrastran a un mal final.
Mi montura se agita nerviosa. De la niebla, surgen dos formas. Esta vez no son indios. Juraría haber visto a uno de ellos ayer en el salón, pero ahora su rostro parece estar formando una mueca demoníaca. Sus intenciones no son mejores que las de los salvajes. Ahora entiendo mejor que nunca que la tribu que nos ataca es fruto de una maldición. Una maldición imparable que convierte enemigos en aliados. Descargo una de las pocas balas que contiene el tambor de mi arma haciendo que el cuerpo caiga inanimado. El frío sobrenatural y el ruido de la detonación de mi revólver asustan a mi caballo, que se encabrita. Enfundo y agarro las riendas con las dos manos. Realmente está asustado. Sus ojos están desorbitados. El miedo se contagia pronto entre nuestras bestias. Debo emplearme a fondo para no caer.  – Maldito animal, no me tirarás! – Castigo al caballo obligándolo a obedecer mis órdenes. Sé que es cruel, pero de no hacerlo, la vida de ambos sucumbiría. – Alejémonos de aquí! –
Confío en que el Sheriff pueda razonar un plan de huida, si es que su caballo no lo tira, en caso negativo, salgo raudo de la zona. Quizá la idea de refugiarme en la cámara del banco no sea tan descabellada. Incluso cabría mi caballo.

El caballo se encabrita, no solo por las detonaciones de las armas sino por la oscuridad que nos envuelve. Le aterroriza, algo que no desconozco pues un escalofrío recorre mi espina al tiempo. El appalosa jaspeado corvetea antes de almafarse y amusgar el rostro, lanza un quejido y cuando apoya las patas delanteras parece enlomarse para cocear y echarnos de la silla. Es en ese momento que clavo espuelas ligeramente en los flancos, balanceo el cuerpo y equilibro mientras hago uso de las riendas y toda mi frialdad para arrendar al caballo. Por un momento parece entablarse pero finalmente obedece mi mando y tan solo atabalea piafando con dureza el suelo.

Apenas lo consigo decido sin más dilación la acción a seguir. - Hay que intentarlo. Dirijo el robusto alazán, que más parece carnero que otra cosa, hacia el lugar donde se encuentran Denspec y el indio. Recuerdo de mi tiempo en el ejército lo que una carga de caballería puede hacer, incluso si solo es uno o dos, al fin y al cabo son cerca de cuatrocientos kilos al galope, o en este caso al trote largo. - Antonio, Abraham... seguidme. ¡es todos o ninguno! - clavo espuelas y embisto a los salvajes que están rodeando a nuestros compañeros - ¡Agárrate bien! le pido a Live. No me detengo tras el atropello pues no puedo llevar a más, pero espero que Antonio así lo haga y que alguno de ellos consiga subir al caballo del oficial en medio del caos.

Live se abraza al cuerpo de James con fuerza. El caballo se encabrita bajo sus piernas que aprietan el lomo de la criatura hasta cortar la circulación de los muslos de la joven.
Esá muy asustada, pero el aroma a sudor masculino de los cabellos rubios del sheriff, la reconforta.
Al menos, no moriré sola -piensa casi lista para dicho momento.
¡Qué distinta se siente! Hace a penas unas horas era una mujer de negocios, decidida, imparable, con exuberantes damas a su cargo y pretendientes a sus pies... Ahora no parece más que la niña que en realidad es. Se siente resignada.
¿Y luego? -se pregunta-. ¿Qué pasará si lo conseguimos?
El pueblo es ahora un infierno. Su saloon no es más que polvo. Sin dinero, sin socio. La muerte no resulta tan mala salida...
¡¡No!! -Ella es una superviviente nata.
Reza. Reza, aún sin creer en Dios, reza con todas sus fuerzas. Pronto despertará de esta pesadilla.

Ajeno a lo que ocurre a sus espaldas, el predicador parece decidido a intentar salvar a aquel hombre. La ira y la frustración se han apoderado de él y se reflejan en su rostro tomando la forma de una máscara horrible, decorada por gotitas de sangre negra. -¡YA BASTA! ¡Bestias inhumanas! ¡En el nombre de Dios! ¡Volved a vuestro agujero!

Golpea con el hacha a las dos criaturas que se han abalanzado sobre el militar, en un desesperado intento de salvar la vida de esa persona.

Tu instinto de supervivencia y tu cabecita te dice que salves tu vida... no estas tan loco como para seguir al sheriff en su cruzada loca y ya has conseguido domar al caballo asi que solo tienes que salir de alli como sea, ademas seguro que esta gente distrae a los endemoniados...

El Predicador golpea con rabia a otro de los seres que devoran la sangre y el cuerpo del capitan caido. Desde atras y mientras lanza sus oraciones, el endemoniado cae con la cabeza reventada a un lado pero aun sus fauces mastican carne y visceras por igual.

Ichii hace lo propio pero alrededor se congregan mas y mas de esos seres malditos cerrandoos cualquier tipo de huida. El capitan esta ensangrentado pero parece que aun vive aunque ha perdido el conocimiento.

De repente unos gritos por detras os alertan... es el sheriff James a caballo, arremetiendo contra los poseidos que os cierran la huida. El caballo, bien entrenado, logra golpear a varios y apartarlos en su carrera hasta llegar a toda velocidad hacia vuestra posicion con la srta Live a su grupa. Quiza solo tengais esa oportunidad para intentar huir de alli pero solo uno de vosotros podria lograrlo y, por supuesto, mucho menos el capitan.

Tras el sheriff os parece ver otro jinete pero aun no avanza hacia vosotros y Antonio que ha decidido no arriesgar mas su vida y luchar por salvarse el mismo.

...las cosas no pintan nada bien para el Predicador y el joven guerrero indio y las sombras a vuestro alrededor se ciernen mas y mas cerca para intentar devoraros...

El sheriff espolea su caballo en dirección a las bestias. Su intención es muy noble, pero creo que no es consciente de que lleva en la grupa a una dama. Un sólo caballo no podrá con ellos dós y aquellos a quienes quiera rescatar. Mientras Garner medita si seguir los pasos del hombre de ley, los espectros merodean la zona. En el fondo de mi alma aún se conserva algo de bondad para unirme al sheriff, pero el paso del tiempo y la mala vida han conseguido eclipsarlo y aumentar mi instinto de superviviencia. Sin pensarlo dos veces, golpeo con los talones a mi montura para salir de este lugar maldito. - Sálvese señor Garner, o corra a ayudar a Hugh - El caballo agradece ponerse en movimiento y libera su tensión con la carrera. Los rugidos se perciben más bajos a cada zancada de mi animal. No puedo reprimir la angustia y la culpabilidad, pero no vale la pena sufrir por ello. He visto morir a todos mis camaradas y alguien debe permanecer vivo para recordarlos.

Localizo la entrada al banco entre las ruinas del pueblo. La cámara será suficiente para protegernos a mi montura y a mí hasta que salga el sol. Después, veré si puedo ofrecer mi ayuda o huiré de este lugar maldito. La distancia hasta el banco no parece cubrirse nunca.

Rapidamente espoleas al caballo y te alejas entre las brumas de la noche intentando que estas no logren aferrarte a ti o a tu caballo, sin embargo parece que todos estan demasiado ocupados con el resto de tus compañeros como para dedicar el menor tiempo a perseguirte.

Coger el camino hacia el pueblo es sencillo y ya vislumbras los restos de las edificaciones pero...

El tiempo se detiene durante un momento y Denspec por fin comprende cuál es el destino que le aguarda inmediatamente. Las lágrimas afloran a sus ojos y sonríe con toda su alma, mientras sostiene ante sí la cruz de plomo que él mismo hizo con las balas que no disparó aquel día. El Señor, en su infinita misericordia, no solo le perdonó sino que le dio la oportunidad de redimir sus pecados. El mayor regalo vino mucho tiempo después, cuando comenzó a aceptar el daño que había hecho y a perdonarse a sí mismo lo que había hecho.

Sí, desde que construyó con sus propias manos la parroquia, intentó guiar a los habitantes de Dead Town. De inculcarles la Palabra escrita por los hombres y transmitida por los Santos. De darles consejo y consuelo en los momentos difíciles. De poner orden en la taberna cuando algún borracho perdía el norte. Y, desde que aquellas criaturas salieron a la noche, permaneció junto a su rebaño, vaya sí lo hizo, puede estar orgulloso. Demos gracias al Señor.

Por eso, coge un cartucho de dinamita del bolsillo de la chaqueta y se prepara para encenderlo para llevarse con él a tantas criatuas como pueda. Él ya ha vivido mucho, y con ese último gesto tendrá la oportunidad de salvar varias vidas. 

-¡Vamos indio, sube al caballo antes de que sea tarde! ¡Conservad vuestra vida! ¡Salvad vuestras almas!

Entonces, comienza a rezar con una voz profunda y serena, con toda la fuerza que tiene dentro. Con toda su alma. Alejará a aquellas criaturas hasta que los otros hayan escapado. Entonces, bueno, quizás pueda arrastrar al capitán hasta la parroquia y protegerse allí. Si no...la dinamita les dará a los dos, tanto predicador como capitán, un final digno.

El caos inunda su universo. Las cosas cada vez van a peor.
¿Qué podemos hacer para sobrevivir? -pregunta al nocivo aire de la noche, inundado de muerte.
Abrazada al cuerpo del sherif piensa en sus pecados, por primera vez en mucho tiempo.
Dime cómo puedo ayudarte -suplica al jinete.
Sin balas, como un paquete en la grupa del podenco, Live se siente sencillamente inútil...

Una y otra vez golpeó sin cesar, levantando y descargando su hacha. Girando el brazo, la muñeca, volteando a un lado y otro. Vio que las infames criaturas estaban devorando ya al caballo y habían derribado al hombre blanco. Aquello enfureció más si cabe su rabia, y, cuando llegó armado con un hacha el hombre chamán para ayudarle, eso le dio más fuerzas. La energía renovada en su castigado y dolorido cuerpo.

No fue consciente de otra cosa, que de matar a toda criatura maligna que los acosaban, intentando llegar hasta el oficial caído. Suponía que los demás se habían marchado, al galope en los caballos. Eso estaba bien, en particular por las chicas, al menos ellas escaparían de esta locura, de esta muerte atroz e inhumana.

Entonces Ichii vio al sheriff junto con una de las mujeres, cabalgando hacia los dos, derribando a los indios poseídos. Atónito, escuchó al predicador, más o menos comprendió lo que quería decirle. Miró al herido, al caballo y sus jinetes, al brujo de los blancos. Se quedó así, suspenso unos momentos, con su tomahawk en alto, sin comprender del todo. Una voz le habló en su interior desde el lejano mundo de los espíritus: su abuelo.

Y gritó:

-¡No! ¡No! Ichii guerrero, no abandona una batalla.

Luego vociferó algo más en su propia lengua. Y siguió al lado del predicador.

Con Antonio huido hacia DeadTown, Abraham intentando seguir al sheriff evitando que le derriben y Philips en lo alto del campanario, la accion se centra por completo en el pequeño circulo de muerte que han creado el capitan de caballeria (derribado y medio devorado), el Predicador y el guerrero indio con la llegada hasta ellos del sheriff y Live a su espalda.

Todo ocurre rapidamente... quiza menos de lo que deberia haber sido pero, aun asi, tan veloz como las balas. Al ver que nadie decide intentar huir por el paso abierto por James este logra atravesar a duras penas hasta el otro lado de la pelea, apartando en su atropello a un par mas de endemoniados seres y quedando del otro lado, a la carrera, en direccion a DeadTown. Es entonces cuando el Predicador saca un cartucho de dinamita y decide encenderlo mientras Ichii sigue golpeando a diestro y siniestro.

Las criaturas parecen saborear aun el alma del devoto y todas, obviando al resto del grupo, saltan sobre ellos enfurecidas, dispuestas a devorar tanto al clerigo como a su acompañante indio. En cuestion de segundos la oscuridad les rodea.

Para cuando James y Live, seguidos de Abraham y Sofi, estan entrando en DeadTown (con Antonio llegando al edificio del banco), la explosion de la dinamita hace un sonoro y violento boquete en la capa de sombras que lo envuelve todo.

Los caballos se encabritan por un momento pero lograis detenerlos. Parece que con la explosion y la muerte de vuestros dos compañeros la noche queda rota, saciada, silenciosa nuevamente...

Para cuando James, Live, Abraham y Sofi llegan a las puertas del banco, Antonio ya se encuentra en su interior...

Los seres se echan sobre vosotros con una rabia digna del mismisimo diablo. Vas a encender la dinamita cuando uno de los seres cae sobre ti y te derriba, haciendo que esta caiga al suelo. Ichii golpea sin cesar pero son mas y mas y ves como rapidamente es cubierto por varios de esos engendros y tambien cae al suelo.
Forcejeas con las uñas y dientes del salvaje, que resulta ser un vecino de DeadTown, Charly. Con sus ojos inyectados en maldad trata de devorarte pero logras finalmente apartarlo justo a tiempo para recoger el cartucho de dinamita y encenderlo.

Mientras la mecha se consume caen sobre ti mas y mas seres endemoniados. Es legion. De tus manos vuelve a caer el cartucho y rueda entre la multitud mientras varios de ellos se lanzan sobre ti, te aferran, muerden e intentan arrancar tus miembros cuando, de repente, la explosion de la dinamita sume todo en una luz cegadora que te hace desfallecer.

Cuando despiertas apenas sientes tu cuerpo. Estas a oscuras pero dirias que pequeños haces de luz hieren tus cansados ojos. Que es esto? donde estas? has muerto?

Sientes el enorme peso sobre tu cuerpo y apenas puedes respirar cuando notas como algo se mueve sobre ti y la luz se hace mas y mas fuerte...

El sacerdote o mago de rostro palido no esta dispuesto a abandonar a los suyos y decide coger un artefacto extraño entre sus manos. Estas demasiado ocupado usando tu tomahawk para evitar que esos endemoniados se acerquen a el o a ti y cada vez son mas y mas... demasiados. Pero tu eres un guerrero Arakua, un hombre. Nada debes temer de la sangre o la muerte y menos porque estas demostrando a tus ancestros el digno guerrero que eres. Extrañamente te fijas en que cada vez son menos los seres que son "tus hermanos" y cada vez mas los "rostros palidos" que os atacan.

De repente uno de ellos cae sobre ti, aprovechando un flanco, derribandote un momento, lo suficiente para que otro mas se lance encima tuyo y forcejeis, lanzando dentelladas y arañando tu cuerpo sin cesar. Por suerte eres fuerte, no mas que ellos, pero si mas inteligente. Ruedas con rapidez y liberas la mano de tu arma para cortarle el cuello de un tajo. Logras incorporarte pero alli estan, mas y mas, y el "Predicador" ha desaparecido entre varios seres que parecen devorarle vivo. Es el fin?

Sigue golpeando pero te empujan, te golpean, te hieren. Cuando crees que va a acabar todo y rezas a tus dioses para unirte a tus ancestros en el mas alla algo ocurre, una gran explosion que te lanza por los aires como al resto de seres que, por suerte, amortiguan el impacto de la onda expansiva. Vuelas hasta golpearte con el suelo y quedar sumido en la mas profunda noche...

Cuando abres los ojos te duele todo el cuerpo. Tus heridas son feas, mordiscos, arañazos, tajos... pero no parece que nada que te impida levantarte. Ya es de dia y estas rodeado de cuerpo muertos y despedazados por doquier.

Al alzar la vista al sol te das cuenta de que deben haber pasado unas horas. Todo a tu alrededor es muerte, sangre, carne quemada. Que ha hecho todo esto? la magia del sacerdote rostro palido? Son capaces de muchas cosas con sus armas... quiza sea una de ellas...

Antes de que aun estes en condiciones para andar te das cuenta de que entre los muertos y la pila de restos "humanos" algo se mueve, como intentando salir de su presidio...

El caballo golpea con sus cascos el terreno arenoso con su galope. El letrero polvoriento y oscurecido por la nocturnidad del banco aparece a un lado de la vía principal del pueblo. Detengo la montura y desciendo con la agilidad que me permiten mis casandos músculos. La noche parece depejada de esas cosas por esta zona. Aunque supongo que si acaban con los supervivientes no cesarán en su búsqueda de almas, y eso les llevará por aquí. Un último vistazo al firmamento antes de entrar, el fresco aumenta y eso indica la proximidad del alba. Desenfundo el maltrecho revólver y tiro de las riendas de mi animal hasta entrar en edificio de caudales.

Una explosión se oye en las proximidades. El caballo se agita nervioso, pero la protección de los muros del banco amortigua la onda expansiva. Deben haber usado la dinamita. No consigo ver nada sospechoso, así que prosigo con el sonido de los cascos golpeando la madera de los tablones detrás mío. Recuerdo mis otros asaltos a bancos, que pasan por mi mente de forma acelerada. Algunas veces con gente en su interior, otras, a oscuras como ahora pero siempre con mis compañeros. La soledad me hace sentir un tanto vulnerable. Por fín, la cámara, pero ahora no quiero sacar nada, más bien al contrario. Lo primero de todo tras atar la montura es saber si está abierta o si tengo que hacer uso de mi oído con la rueda de combinaciones. También, en el caso de tener llave, localizar la caja fuerte donde puede estar guardada. - Vamos viejo, no te rindas ahora! -

Sin perder ni un detalle de lo que pasa desde mi posición privilegiada sigo esperando que llegue el sol y con el una oportunidad .La explosión me despierta de ensoñamiento y me devuelve a la dura realidad, si han utilizado la dinamita es que las cosas se han puesto duras, a nadie en sus sano juicio le apetece jugar con eso .Bueno , estaba aquel irlandés loco.¿Cómo se llamaba?Mallory , John Mallory..Un tipo curioso, no fumaba pero siempre tenia un puro encendido en la boca para poder encender las mechas..Agáchate maldito!Eso es lo que siempre decía y tenias interés en ponerte a cubierto porque el infierno se desataba en cuestión de segundos.¿Qué fue de él?. Ya me acuerdo, voló por los aires por una bala perdida que normalmente solo le hubiera producido un simple rasguño, fue mala suerte que impactara en uno de los cartuchos que solía llevar bajo el gabán.No encontramos mucho que enterrar.Bueno , de mi tampoco quedara mucho si no consigo escapar