Partida Rol por web

Volker se encogió de hombros, cada cual tenía sus métodos. El mago había visto unas cuantas cosas en su vida -todas malas, dicho sea de paso- y había tomado nota.

Hammet se acercó al encadenado jovencito que tan mal rato le había hecho pasar.

- No te creo-

se limitó a decirle cuando escuchó que no había ningún texto.

Tenía que haberlo, lo que pasaba es que no querían decírselo.

Volker, espada en mano se agachó al lado del joven, empuñando su acero, le cortó el dedo meñique de la mano derecha y lo agitó delante de su cara.

-¡Esto es el principio!¡El principio nada más!, ¡Como sigáis tomándonos por imbéciles vais a desear no haber nacido!-

le gritó

-¡Dónde está ese puto texto!-

inquirió el mago al encadenado.

Berger dio un paso hacía atrás con los ojos abiertos como platos... algo le estaba sucediendo ya que la actitud del hombre distaba mucho de lo que pudiera ser considerado como "cuerdo". Boqueó torpemente y se llevó las manos a la cabeza totalmente confuso... no sabía que estaba pasando realmente, que estaba oyendo, si era real o el cansancio y hartazgo que el descarriado guardia de caminos sentía, pero tras unos minutos muy intensos para él, al final alzó la voz - me da igual... - dijo con un tono frío y calmado después de haber recuperado la compostura... al menos, en apariencia; - mi alma ya esta podrida

Después de aquel extraño evento, Magnus se unió a Volker colocándose a su lado - Chicos, queréis vivir, ¿no? pues tenéis una única posibilidad... siempre y cuando nos digáis donde está el texto 

!!!AAAAAAAAHHHhhhhhhh_{hhhhhhhhhhhhhhh....}!! Gritó el joven cuando el dedo fue seccionado con un desagradable sonido similar al de las alitas de pollo al cortar la alita del muslo. Crraagggg-clack. Luego el mago le enseñó el dedo cortado poniéndolo delante de su cara. El joven lo miraba con los ojos desorbitados. Menudo truco de magia. Debía estar pensando. Aquello era dolor físico puro y duro, el joven tenía la respiración agitada, miraba el dedo fijamente sin parpadear. Luego volvió en si mirando al mago y revolviéndose. ¡¡MALDITA SEAAA QUE NO SE NADAAA!! ¡¡Ninguno sabemos nada!! ¡¿PORQUE NO HACEIS CASO?! El joven había perdido un dedo y el nórdico había rasgado el vestido y la ropa interior de la joven, listo para enseñarle una nueva experiencia a aquella joven.

¡¡NOOOO!! ¡¡Animales!! Gritó la joven viendo casi encima al Nórdico a punto de sacar su miembro y a la vez como cortaban un dedo al que se había jugado la vida por ella. ¡Sois unos cerdos! ¡No hay ningún maldito Texto! ¡Dejarnos en paz de una vez! La joven no soltaba prenda, eso estaba claro, pese a tener al Nórdico a punto de tirársela de forma brutal ahí mismo, pues seguro que no tenía la delicadeza y consideración de hacérselo con mucha calma por ser la primera vez de la joven. Quizás es que no sabía lo que le esperaba a manos de aquel guerrero furioso.

- No queréis decir nada ¿eh?-

dijo el mago levantándose y observando alternativamente a los dos jóvenes.

Ellos lo habían querido, Volker había sido más que educado, primero había preguntado y luego... bueno, había pasado a la acción. Con los habituales métodos del Imperio, ni más ni menos.

Quizá tuvieran que dejar que el nórdico, con toda su brutalidad y salvajismo, obtuviera las respuestas.

Hammet se acercó a la joven y le destrozó el vestido.

RAAAAAAAAAAASssssssssss RAAAAAAAAAAAAAASsssssssssss

sonó la tela al romperse y caer al suelo.

El mago se encogió de hombros mientras observaba al nórdico.

Los ojos del Nórdico debieron abrirse de par en par y algo dentro de su ser se incendió. El mago arrancó de un tirón todo el vestido a la joven con sus fuertes manos, y esta quedó completamente desnuda aun atada a la silla. Sus turgentes senos estaban tensos, su cuerpo rosado y cálido estaba tan próximo al de Surga que este notaba el calor que irradiaba. Joven, en la flor de la vida, se encontraba bella y atractiva pese a estar encadenada. !NOOOOOOO! Gimió de miedo viendo lo que se aproximaba, pese a eso no soltó prenda, metafóricamente hablando claro está, y miraba a los presentes con una mezcla de odio y miedo en los ojos. Todo su cuerpo estaba al descubierto, y en un momento en el que se inclinó hacia delante intentado cerrar las piernas atadas a la altura de los tobillos a las patas de la silla, tanto Volker como Surga pudieron ver una extraña forma en su espalda. Fue momentáneo y fugaz, pues su espalda estaba apoyada contra el respaldo de la silla.

¡Ya la tenemos lista para nosotros!. Ahora es el momento. Nuestro premio está ahí, mojado y listo para tomarlo. No podrá resistirse más. ¡Por fin tras tantos meses una buena mujer para nosotros! Por fin....

- Un momento-

dijo Volker al ver algo extraño en la espalda de la joven. Tampoco es que los Mercenarios del Mal Camino hubieran registrado con todas las de la ley a los jóvenes, quizá aún tuvieran encima el condenado texto. De hecho, el mago -que tenía una malsana afición a devorar toda la letra impresa que caía en sus garras- había leído que a lo largo de los diversos conflictos en la historia del Imperio, y habían sido muchos, los oficiales de diversos ejércitos usaban correos y mensajeros con las claves cosidas a las ropas, escritas en papel liviano como la hoja de un árbol - para ser tragado en caso de ser capturado- o mediante tintas invisibles.

-¿Qué demonios es esto?-

inquirió mientras miraba con detenimiento la espalda de la prisionera.

La joven se encogió cuando Volker se le echó encima rápidamente. Aquello le dejó ver lo que tenía en la espalda. !Un dibujo! Oh por dios... !Es tan solo un dibujo que tengo desde niña! ¡Por favor! ¡BASTA! De los ojos de la joven corrían largos surcos de lágrimas que goteaban en su barbilla. Todo su pelo estaba erizado por el miedo. Era un conjunto de signos extraños de origen desconocido a simple vista, como si de un tatuaje tribal se tratara. Los dibujos estaban grabados en toda su espalda con tinta, y parecía realmente antigua.

La punta de la bota golpeó con fuerza el abdomen del chico... Magnus le pegó con pura rabia - Con que ningún texto eh, malnacido... créeme, a mi nadie me miente a la cara y sale indemne - pero no era momento para matarlo, prefirió esperar a que Volker le dijera algo mientras el propio Magnus se asomaba para ver el tatuaje

!!COOOooohhhh!! El joven, sin protección alguna, soltó todo al aire de sus pulmones mientras se encogía. Le costó un poco volver a respirar. Cuando lo hizo volvió a insistir. ¡¡No hay ningún... tex...texto!! !!Nosotros no tenemos ningún texto!! ¡¡Escapamos con lo puesto y entre ello no había documentos!! Al joven le costaba respirar. Veía a la joven humillada, totalmente desnuda y a punto de ser violada de la forma más extrema que había. Por un Nórdico. Seguía insistiendo en que no había nada. ¿Desconocería realmente lo que la joven tenía en la espalda? Desde su posición era incapaz de verlo. ¡Dejarla marchar por Sigmar! ¡Ella no ha hecho nada! Su dedo sangraba. ¡Piedad para mi compañera!

- Esto no es un simple dibujo querida, tiene todas las pintas de ser algo arcano y muy importante. Lo que estamos buscando, vamos-

dijo Volker mientras sonreía. Dado que habían registrado de arriba a abajo la condenada casa y torturado a los moradores que aún seguían con vida, aquello debía ser el texto que el señor Von Luster les había pedido que encontraran. Y qué mejor forma de protegerlo que tatuarlo en la espalda de una persona inocente.

Aunque claro, según la dudosa y discutible moralidad del mago, nadie era completamente inocente.

- Esperad, lo voy a copiar y lo estudiaré unos instantes con tranquilidad.-

les dijo a sus compañeros. Acto seguido, se acercó al cadáver del anciano y rasgó su camisa. La mojó en su sangre y volvió a la silla en la que estaba atada la prisionera.

Rebuscó entre sus enseres y sacó un libro de reducidas dimensiones, un tomo sobre magia y sus diversos usos, únicamente para iniciados, impreso en Altdorf con el Nihil Obstat del Colegio de Magia. Lo bueno, es que al impresor se le había ido la mano con el papel a la hora de encuadernarlo y tenía como unas veintipico páginas en blanco al final. Además de haberle salido sustancialmente más barato, al mago le servía para hacer anotaciones.

Volker usó la sangre del viejo a modo de tinta, y un dardo -que usaba para incrementar sus poderes mágicos- para copiar el texto. Los caracteres eran extraños aunque juraría que los había visto con anterioridad en aquellas incontables horas que el mago pasó en todo tipo de bibliotecas en su juventud.

Cuando estuvo copiado, esperó unos instantes a que la sangre se secara y le echó un vistazo. Tenía que estudiarlo brevemente para refrescar su memoria e intentar darle sentido.

- Dadme un poco de tiempo. Que estos - dijo señalando a los dos prisioneros - se estén tranquilos y calladitos mientras examino el texto-

les solicitó a sus compañeros.

Luego se apartó un poco y se sentó en una silla, observó con detenimiento los intrincados caracteres y rememoró sus antiguos estudios. En algún lugar en el fondo de su mente estaba la respuesta.

Volker había copiado el texto con sangre, una extraña elección del material, en su libro. Y nada más tenerlo bien escrito en sus páginas, se sentó en una de las silla apoyando en libro en la mesa y comenzó a darle vueltas. Pasaba las páginas de un lado a otro, hacía anotaciones, y murmuraba para sí mismo. ¿Aquello sería seguro? El texto parecía antiguo, unos iconos que no se habían visto en mucho tiempo, pero el mago era listo, y aquellos años entre libros le habían servido bien. Poco a poco comenzó a desentrañar lo que contenía el documento. Tanto Surga como Magnus le miraban con curiosidad. ¿Tan importante era un grupo de garabatos juntos? Aquello era muy extraño.

Volker rebuscó en los oscuros vericuetos de su mente, rememorando horas y horas de estudio en las diversas bibliotecas de Altdorf, los interminables exámenes y las duras pruebas a las que se veía sometido por los magos de más experiencia. Algo había quedado en su bien amueblada mente.

Poco a poco, el texto fue tomando forma en su cerebro, los extraños caracteres fueron convirtiéndose en una traducción en lengua clásica, mucho más comprensible para él, así podría sacarle todo el partido posible.

¡Creo que ya lo tengo!¡maldita sea, ¿esto no significa...? ¡Sí!

Tres cosas averiguó el mago del grupo en su detallado estudio de aquel texto en lengua antigua. La primera de ellas, era que aquel texto estaba imbuido de un gran poder. No el que había copiado, pues tras concentrarse e intentar sentir magia, todo el poder seguía viniendo del texto que la joven presentaba en su espalda, mientras que lo que él había copiado estaba muerto, vacío, sin brillo alguna de magia o poder. Eran solo palabras, palabras que se podrían convertir en poder si eran pronunciadas, pero que no estaba cargadas de ningún tipo de energía. En cambio... la espalda de la joven brillaba de poder.

La segunda era que el texto se trataba de un fragmento, solo una parte de algo mucho mayor, mucho más poderoso que en su conjunto, podría generar tal poder que era difícil de describir o hacerse una idea de hasta dónde podía llegar. Pero estaba claro que contenía conocimientos realmente importante, originales, sin filtrar con el paso del tiempo.

La tercera y de la que más provecho obtuvo fue que de entre las palabras que descifró de lo que había copiado, se encontraban las instrucciones para canalizar la disformidad y conjurar hechizos que estaban muy ligados con la muerte, y la vida. Tanto con una como con otra. Hacía referencia a métodos de resucitar a los muertos, de convertir la vida en muerte, y la muerte en vida. Rápidamente el mago pasó cada uno de esos hechizos a páginas de su libro, con sumo detalle y cuidado de no cometer error alguno.

Magnus asintió al mago mientras empezó a desnudar al chico por si poseía algún tatuaje también...

¡¿QUE?! !¿PERO QUE ESTAIS DICIENDO ANIMALES?! !!NO HABLAIS EN SERIO! NO LA TOQUEIS!! !NI SE OS OCURRA HACER ESO! El joven ser revolvía mientras Magnus lo desnudaba cortándole la ropa en jirones. Parecía no importarle lo más mínimo a aquel hombre lo que le pasara, pero aquello que había oído decir al Mago... aquello era inhumano. Su voz estaba plagada de angustia, miedo, agonía, frenesí. No podía dejar que eso pasara, pero estaba atado, y nada podía lograr contra las cadenas de metal que lo atrapaban.

No por favor… Susurró la joven sin voz con las lagrimas chorreando por su cara. Estaba abatida,  y lo único que la sujetaba a la silla eran las cadenas y los grilletes que le habían puesto. No…no….no…. No podía articular otra palabra, y ahí mismo, atada a una precaria silla, totalmente desnuda y encogida, aquella niña de 16 años parecía aun más joven y asustada, como una simple muchacha de aldea. Totalmente inocente en manos de unos monstruos que estaban planeando despellejarle la espalda.

     El nórdico miró al mago con las cejas enarcadas. Hizo un gesto a sus compañeros para que le siguieran a una zona apartada de la habitación y susurró para que los muchachos no pudiesen oírles. - ¿Quieres desollarla como a un cerdo? No seré yo quien te lo impida pero... ¿no afectará eso a su magia? Ese... texto del que hablas tiene poder, pero quizás solo lo mantenga mientras esté ligado a ella. De todas formas, tu eres el que entiende de éstas cosas y tu decides.