Partida Rol por web

Volker voló contra el anciano y arremetió contra él desde su posición, anulando la ventaja de superioridad numérica que suponía aquel peligroso combate para el patrulla de caminos. !CHAS-CHAS! Hizo el arma del mago al encontrarse la carne al descubierto del anciano. Nada pudo hacer para evitar el golpe, y la sangre manó de su brazo lacerado. !Arrrggg! Gruñó mientras fulminaba a Volker con la mirada. Sabían que sería casi imposible salir de ahí con vida. Que Morr acoja mi alma desgraciados. Murmuró mientras aguantaba firme.

¡AHORA! - gritó triunfal abalanzándose contra el anciano que Volker había herido al acudir en su ayuda... era la mejor oportunidad que tendría para tratar de acabar con el asqueroso anciano, por ello, tras meditarlo un instante, lanzó un lanzazo directamente hacía el

Berger se retorció como una víbora y abandonó su postura defensiva como un rayo. Su lanza atravesó la garganta del anciano que abrió mucho los ojos, viendo como todo había acabado para él. Seguía con vida, ensartado y sin perder su horizontalidad. Los brazos extendidos, la espada cayendo de sus dedos sin fuerza, la sangre brotando.

!!NOOOOoooooo!! !!Cerdos!! Gritó cuando vio morir a aquel anciano. Forcejeaba sin dejar de intentar soltarse, sabía que había que salir de ahí. Tan solo quedaba la pobre anciana. La anciana... La anciana seguía peleando, espada en mano, lanzó un tajo brutal contra Magus que aun seguía con la lanza en la mano.

     Surga vio con deleite que la batalla se decantaba a favor de sus camaradas al fin. Solo tenía que mantener bien sujeta a la joven hasta que sus compinches dieran buena cuenta de la maldita vieja. Los músculos de sus brazos se hincharon haciendo que la presa se volviese mas férrea si cabe. Pronto todo habría acabado por suerte para ellos, que lo estaban pasando realmente mal. Aunque vio la terrible herida que Magnus había sufrido en la mano, eso no minó su determinación de mantener a la cautiva a buen recaudo.

-¡Ya son nuestros muchachos!-

gritó el mago al ver como Magnus rebanaba el pescuezo del abuelo con su lanza. No obstante, la vieja restante lanzó un mandoble contra el brazo de Berger con dolorosas consecuencias para él. Aquello tenía que acabar cuanto antes, o los Mercenarios del Mal Camino no lo contarían.

Volker alzó su acero y lo descargó en una barrida horizontal al nivel del cuello de la peligrosa anciana con el claro objetivo de decapitarla ahí mismo y pasar a asuntos más serios.

El hombre mayor cayó hacia atrás cuando Berger perdió el control de la mano que sujetaba la lanza. El anciano se llevó las manos al hasta que le salía de la nuez, y cayó hacia atrás como un tronco. Ahí quedó tumbado boca arriba, con el palo de la lanza sobresaliendo como el asta de una bandera. El corte había provenido de la anciana que apenas podía ver con los ojos manchados de sangre que le goteaba desde la fea herida de la frente. Volker, como siempre, fue inmisericorde. El tajo que le lanzó con su espada fue brutal y la abrió en canal desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda. Sus tripas quedaron al descubierto y su caja torácica se abrió. La anciana quedó tumbada boca abajo. La estancia olía a matadero. Sura por su parte no se amedrentó. Y arto de tantos juegos con la chica y la pérdida de la "gloria" (o lo que los nórdicos lo consideraban así) apretó con todas sus fuerzas a la joven, que dejó de luchas dolorida cuando un siniestro crujido resonó en la sala proveniente de entre los brazos del Nórdico.

Berger recibió sin ningún tipo de estoicismo el último acto de vida de aquella anciana del demonio; Magnus no llegó a gritar esta vez, solo sangró, apretó la mandíbula con fuerza y unas lagrimas de pura frustración y dolor resbalaron por sus mejillas... no era ningún héroe ni un paladín de sigmar, era un hombre con ambiciones que después del asalto de los pieles verdes y ahora con esto empezaba a tener serias dudas sobre si merecía la pena seguir con el encargo.

Anadeó hacía la pared más cercana donde se dejó caer sobre el suelo sangrando profusamente por el brazo... su mirada estaba perdida, aunque vivo, notaba demasiado bien como la sangre y por extensión la vida, se iba escapando poco a poco...

     Surga estaba contento de seguir con vida, pero no del aspecto que tenían las heridas de sus compañeros. El grupo estaba mas tocado a cada paso que daba y eso no era bueno. - Mago, trae cuerda para atar a ésta ramera y que podamos echar un vistazo a vuestras heridas. No tienen buena pinta...

- Bien, no perdáis de vista al mamón durmiente; voy a echar un vistazo.-

dijo Volker cuando escuchó las palabras del nórdico. El mago rebuscó por todas partes, abrió cajones, miró en las paredes -en las casas campesinas solían colgarse aperos de labranza y demás enseres para tenerlos a mano- y, en suma, buscó cordel para atar y amordazar a la joven.

- Compañero - dijo mirando a Magnus sin decir su nombre -coge la pistola del viejo y la pólvora que tenga, nos vendrá bien; recárgala como puedas, por favor. Y tranquilo, tengo algo con lo que te repondrás un poco.-

le sugirió a Berger.

Magnus estaba rendido y se dejó caer en el suelo exhausto. Los dos ancianos estaban muertos y el joven guerrero estaba atado con las manos a la espalda con un cinturón de cuero bastante resistente. No sería fácil para el escapar de esa atadura. Justo en ese momento comenzaba a despertarse y a moverse sin comprender que es lo que había pasado, y por qué estaba tirado en el suelo y no podía moverse. Sura continuaba reteniendo a la joven sin ningún problema pues parecía realmente abatida y sin fuerzas. Volker buscó por la habitación y encontró unos grilletes en un cajón, junto con otros elementos como cadenas y algunas dagas.

La búsqueda del mago había sido fructífera, tenía elementos más que suficientes para atar en corto a los prisioneros. Se guardó las dagas y tomó las cadenas y los grilletes. Luego se acercó al joven, que acababa de despertarse y usó la cadena que había encontrado para atar sus manos con fuerza; también usó la misma cadena para atar sus piernas, juntas y flexionadas hacia atrás, de manera que el peligoso sujeto quedara inmovilizado.

Luego se acercó a la joven, que había dejado de resistirse ante la fuerza inhumana de Surga, y usó los grilletes para atar sus manos. Se acercó al viejo y rompió su camisa en un largo jirón, que utilizó para amordazar a la chica, así no haría magia.

Acto seguido, tomó la pistola y registró los cadáveres del viejo y su señora, por si tuvieran algo de utilidad.

Se acercó a Magnus, que estaba bastante malherido.

- Toma- dijo entregándole un par de viales, a todas luces, pociones que reestablecerían su salud en parte -esto te sentará bien. Te recomiendo que laves y vendes tus heridas, así sanarás con mayor rapidez- También le entregó la pistola del viejo, él sabría utilizarla.

La prioridad del mago del grupo fue clara. Que aquella situación no se volviera a repetir. Así que con muy buen juicio, encadenó al joven guerrero y luego puso los grilletes a la joven, de forma que Surga pudo soltar su presa y descansar de todo el esfuerzo que había supuesto mantener apresada a aquella joven ardilla, que ahora se mantenía dócil y amordazada. Lo habían conseguido, por fin habían reducido a un par de jóvenes y dos ancianos. La batalla, por llamarla de alguna manera había sido ganada. Pero.. ¿Que había de su objetivo? ¿Habría sido todo un malentendido?

- Bueno señores, a lo nuestro- dijo Volker a sus compañeros. -yo me encargo de registrar esta habitación- comentó mientras señalaba la primera estancia a la izquierda, según se entraba.

El mago entró en el lugar, espada en mano y lo primero que hizo fuer deshacer las camas, separó la las mantas de los colchones y los rajó para inspeccionar su contenido. Luego hizo lo mismo con las almohadas. Observó el escaso mobiliario y comenzó a abrir cajones y a vaciarlos en el suelo, a comprobar los armarios y a revisar toda la ropa que fue apareciendo. Luego tanteó el suelo, por si había algún escondite oculto así como la madera de los muebles, dando leves golpecitos con el pomo de su espada para comprobar si sonaba hueco.

Finalmente se detuvo. Tomó conciencia de su delicado estado de salud y se decidió a repararlo un poco, sacó el último vial curativo y se lo tomó de un trago. Al instante se sintió algo recuperado, si bien era cierto que requeriría de descanso para estar totalmente repuesto.

Todos los objetos fueron arrojados por el suelo, buscando algo que pudiera ser útil, o más bien, que fuera lo que les habían ordenado buscar. Herramientas, instrumentos, frascos con comida y especias, mantas, sabanas, ropa, objetos personales, de costura... todo fue arrojado al suelo por el mago que buscaba con sus manos como si fueran las garras de un gato acelerado con café. No había nada de lo que estaban buscando, y a parte de instrumentos de cocina y otros objetos domésticos en los que el grupo no estaría interesado más que para hacerse una tortilla, no el mago no encontró nada.

En la sala común donde se encontraban los dos prisioneros, la joven lloraba silenciosamente hecha un ovillo mientras se agarraba las costillas en un abrazo silencioso. Mientras el joven era todo lo contrario. Se movía como un cocodrilo atado fuera del agua intentando desprenderse de sus ataduras y rodando por el suelo, maldiciendo e insultando a los presentes en varias lenguas, escupiéndolos o intentando alcanzarlos con sus salivazos mientras sus ojos se encendía como carbones. Nadie parecía hacerle mucho caso, pues atado era realmente difícil que supusiera una amenaza.

Gracias - llegó a decir observando los viales que le había entregado, se estaba manejando con su mano torpe, la izquierda, y se sentía realmente estúpido y torpe, pero no le quedaba otra... bebió el contenido de las pociones ofrecidas, esperando no tener que consumir más de esos brebajes alquimicos... estaba harto ya

¿Y bien caballeros? Creo que tendré que teneros en movimiento a base de enemigos.

     El nórdico se unió a la búsqueda del tesoro emprendida por el mago con algo de desgana. Después de todo Volker era el concienzudo del grupo con todos sus estudios y demás. Si duda era un hombre mas atento a los pequeños a los detalles que el berseker, cuyos puntos fuertes eran otros...

Magnus se bebió una de las pociones que tenía y se levantó trabajosamente. Fue a buscar a su caballo, cogió la cuerda que tenía en las alforjas de su yegua y después de acariciarle el amplío cuello del animal. 

Sin más se metió dentro de la casa nuevamente dispuesto a atar a la chica a una silla, donde poder sentarla y hablar con ella largamente - ayudadme a atarla, vamos... tenemos información que sacar - les dijo a sus compañeros a la vez que empezaba a buscar por la sala y las habitaciones, tendrían, por una vez, tiempo para estar tranquilos

El mago rebuscó en las habitaciones que quedaban: mismo procedimiento, colchones al suelo y rajados, comprobación de almohadas, cajones reventados y contenido por doquier, apertura de armarios y cacheo de la ropa a conciencia.

No apareció lo que estaban buscando.

Volker regresó donde Magnus había situado a la joven.

- No hay nada-

se limitó a decir.

Luego miró al joven encadenado con una torcida sonrisa; aquél energúmeno casi había conseguido quitarle la vida al mago y eso no iba a perdonárselo.

- Creo que vamos a tener que hablar muy seriamente contigo-

dijo mientras señalaba a la chica.