Partida Rol por web

Mientras Ygursaonac esperaba la respuesta de Aramail, Irulán contestó a Kayle:

—No es el tipo de hombre que recibe a sus visitas con bollos dulces y tazas de chocolate, si es eso a lo que te refieres —pensó un poco más—. Tenía un aprendiz. Un chico llamado Bel, tengo entendido que se encarga de hacerle los recados. Con el invierno tan próximo, seguro que lo encontráis por la ciudad haciendo acopio de provisiones. Si hay un modo de llegar hasta él sin arriesgarse a que os eche a los guardianes, es en compañía del chico.

-Todas las criaturas son misteriosas y diferentes a su manera.-Digo mirando al pseudodragón a los ojos.-Sin ir más lejos, yo soy un enano. Del clan puño de hierro para más señas. Mi clan es famoso en toda la costa de la espada desde hace siglos por el valor de sus guerreros. Son una fuerza temible embutida en acero y mithril. Pero miradme a mi. Yo no se empuñar un hacha de guerra, jamas me he puesto una armadura de metal, he vivido toda la vida en el bosque sin echar de menos la mina en un solo instante.

Paro un instante, respiro hondo y miro las piedrecillas que tengo en las manos.

-Si, se puede luchar contra tu naturaleza. Se puede ser de un modo diferente al que tus padres fueron y no sentir verguenza. Es duro, pero es posible. Con todo el caracter siempre deja huella y no se puede huir de quienes somos. Puede ser bueno o malo, pero siempre será un dragón. Intentará comprar, seducir o engañar a quien se le acerque para conseguir sus fines, esa es su única diversion en una vida tan larga. Lo único que cambia es cuál es el fin que persigue...

Y un dragon en sus condiciones da igual lo bueno o malo que sea, solo quiere una cosa... libertad.

Paro de hablar unos instantes y mis ojos recorren a cada uno de los presentes para sopesar sus reacciones. La verdad, no espero que entiendan mis palabras, sobre todo el enano. Los de mi raza han demostrado tener una mente muy organizada, y los conceptos enano y druida van en cajones separados. En ese instante el tema del nigromante centra mi atencion.

-Si podemos rastrearlo por la ciudad debemos encontrarlo cuanto antes. Quiza Kayle, aunque sus estudios se centren en otras ramas de la magia, pueda conseguir mantener las protecciones. Yo quiza pueda ser de ayuda. La magia de la vida y de la muerte no se diferencian demasiado. Además, si el chico es util podría acompañarnos.

Céfiro resopló por lo bajito y Kayle le sacó la lengua disimuladamente. Sin embargo al enano lo escuchó con mucha atención. Es decir, hasta que la mencionó a ella. La genasí tragó saliva de forma imperceptible y rebulló incómoda en el sitio como si de pronto no supiera qué hacer con las manos así que finalmente lo que hizo fue agarrarse un codo a la espalda.

—Creo que e... es una buena idea—dijo atropellándose en alguna palabra—. Es decir, lo de rastrear a ese Bel por la ciudad.

Carraspeó.

—¿Y qué hacemos con Fasber? ¿Le dejamos el asunto a la guardia mientras o... ? Bueno, decid vosotros lo que queréis hacer.

Volvió a carraspear y desvió la vista ligeramente.

 Erra malvado si había realizado vilezas en el pasado...y si buscaba la redención verdaderra, entonces quizás sus caminos volvierran a cruzarse. A Glimgmar aquella discusión no le hubiese resultado tan satisfactorría si el nombre de Fasber no hubiese vuelto a ser prronunciado.

 De entrre todo cuanto tenían que llevar a cabo, encontrarla, erra, sin duda, una de sus preferrencias, sino la única en aquel instante:

 - La brruja que me asegurró que Fasber había vuelto a su hogar es la misma que tiene un contrrato firmado por ella que le lega la tienda que tenían en propiedad junto con mi herrería, un préstamo de su hospitalidad y amabilidad conmigo.

 Sé que todo cuando dejó escrito en una carta de despedida, es una advertencia, una petición de ayuda. Pues me trata de una forma extraña, demasiado parra ser la verderra Fasber. O es ella pidiendo mi ayuda, o es una artimaña de esa arrpía.

 sin embargo, existe un contrrato firmado que ella estaba dispuesta a defender ante las autorridades de Nesmé como completamente legal.

 Glimgmar comenzaba a estructurar sus posibilidades.

 ....Los enanos somos astutos, no ha debido jugar con nosotrros...oh no, porque aquello que no podemos conseguir es posible que alguno de nuestrros muchos compañerros y amigos puedan hacerlo...

 No sonreí, sin embargo, estaba determinado a solucionar los dos problemas de un solo golpe.

 - Tal vez pudiesemos, en última instancia, llevarla ante las autorridades. O indagar en busca de sus contactos. Estaba demasiado segurra, es posible que tenga algún aliado poderroso. el mismo aliado poderroso del que estabamos hablando.

 Tampoco me extrañarría que el brrrujo que capturramos conociese a la arpía que quierre quitarme la herrerría.

 Me crucé de brazos y asentí como si la razón estuviese tras mis suposiciones.

 - Son hipótesis - declarré - sospechas.

 Tenemos que ponernos manos a la obrra.

 Perro no tengo duda, ya me que da en la narriz que es así - se golpeó la narriz con el índice y frunció el ceño, luego mesó su barba aún con los brazos cruzados - que el asunto de Fasber y el de los esclavistas está relacionado.

 Aunque en el caso de los Loviarritas sólo capturrasen niiñas... - ladeó ligeramente la cabeza y concluyó - evidentemente, cualquier otro hubiese levantado sospechas entrre ellas o hubiese sido menos apetecible.

 Tal vez el clérrigo que estaba con ellas pueda dar cuenta de alguna conversación que escuchó mientras allí estuvo.

 O incluso la valiente hija de Nanthleene, aunque no me gustarría obligarla a pasar por recordar el mal trago que tuvo que soportar.

 Di un pisotón en el suelo y apreté los puños que ahora caían al flanco de mi grueso cuerpo dispuestos, preparados parra empuñar hacha y escudo.

 - ¿Y bien? ¿Nos ponemos en maaarrrcha?

 No estarría mal encontrar un centrro de operraciones...y si es necesarrio enviar alguna información falsa, yo probarría con la arpía con la que ahorra comparto MI hogar - ejem...y el de Fasber. - Tal vez alguien desee comprrar un esclavo sin que se enterren las autorridades...

 ya saben, un anzuelo que ese monstruoso lucio quierra morder.

—Interesante respuesta —admitió el pseudodragón, refiriéndose a las palabras de Aramil.

—Bien, yo diría que tenéis muchas cosas que hacer por Nesmé y por sus gentes y lo cierto es que yo también estoy bastante ocupada. Así que ¿podemos dar esta reunión por terminada? —pareció caer en la cuenta de algo y añadió:—. Por supuesto, aunque estéis actuando de incógnito recibiréis un sueldo por vuestra labor. No es que sea demasiado, pero bastará para cubrir vuestros gastos. Avanzad en las investigaciones propuestas y recibiréis las adecuadas gratificaciones.

A partir de ahora  y gracias al sueldo estable que os proporciona Irulán, dispondréis de vuestro propio apartamento, casa pequeña o similar en Nesmé. Si vais a vuestra casa podéis conseguir cualquier objeto no mágico por valor de 1 po. No necesitáis pagar ninguna comida, bebida, tasa o impuesto por valor de 1 po o menos.

Si ya tuviérais casa propia en la ciudad, este sueldo os permitiría cambiaros a algo mejor, o a abrir un pequeño comercio a vuestra discrección.

Debéis decidir qué misión queréis hacer a continuación.

-Por mi parte si, podemos concluir.-Digo asintiendo. En mi interior estoy agradecido por el salario que nos conceden, aunque soy perfectamente consciente de que nada es gratis. No al menos en una ciudad. El riesgo que corremos bien nos hace merecedores de este premio, y por mi parte me acerca más a mis metas, así que no opongo una sola objección.

Ardreth suspiró y frunció el ceño pensativo; temía perder para siempre a la gnoma si el asunto de Fasber resultaba no tener nada que ver con el de los esclavistas. La idea de equivocarse de sitio en el que buscar mientras ella se pudría atada y amordazada en algún agujero como el enano había insinuado le daba escalofríos. Aún así en aquel momento no había otra línea mejor que seguir, y aquel dinero seguro que le servía para comprarse unas buenas espadas que le permitieran ir al rescate de la gnoma.

-Contad conmigo -dijo entrelazando su voz a la de Aramil, quien antes había logrado dejarlo un poco melancólico con su discurso sobre las naturalezas personales y los orígenes de uno mismo, algo que afectaba al elfo muy de cerca.

—¿En marrrrrcha a dónde?—Kayle se encogió de hombros con simpleza—. ¿Qué hacemos primero? No podemos estar en dos sitios a la vez.

—Corregidme si me equivoco pero... —apuntó Céfiro levantando un pequeño dedo brumoso—. ¿No habéis olvidado el pequeño, minúsculo, insignificante, chiquito, nimio pero CRUCIAL detalle de que no tiene mucho sentido rescatar épicamente a alguien si luego viene un dragón blanco y se lo come junto con toda la ciudad?.

Kayle suspiró y se peinó la ondulante melena hacia atrás con una mano como si todo aquel asunto la incomodase de sobremanera.

—Qui... tando la peculiaridad con la que mi Familiar dice las cosas, creo que tiene parte de razón—dijo mirando fijamente las punteras de sus botas—. No quiero abandonar a Fasber, ¿vale? Cuanto antes sepa que esa salvaguarda va a seguir durando, más tranquila me quedaré.

Levantó ligeramente la mirada mientras se rascaba la nuca.

—¿No podríamos hacer las dos cosas a la vez? E-Es decir, buscar pistas de Fasber mientras arreglamos el asunto del nigromante. Lo segundo no puede llevar mucho.

—Podemos dejar que el Sargento Hakkon y sus caballeros de brillante armadura busquen pistas de nuestra gnoma favorita por Nesmé mientras arreglamos el asunto del nigromante en un pis pas. Luego volvemos, nos cuenta lo que ha descubierto, nos centramos en buscarla, la encontramos, le pegamos tres patadas en el culo a la arpía arrugada de Beellanna para sacarla fuera de la tienda y todos contentos.

Kayle se lo quedó mirando largamente y el pequeño elemental de aire se encogió de hombros.

—Lo de las patadas en el culo es opcional.

-No es por molestar, pero... -dijo de pronto el semielfo con el ceño fruncido tras escuchar a la genasí y a su familiar-. Creía que lo importante eran los esclavistas y Fasber hasta que ha salido el tema del dragón. Me considero una persona de palabra, pero la que le he dado a la Vocal no incluye dragones, así que si se decide ir primero en busca de ese nigromante me temo que no voy a acompañaros. Mi deber está en otra parte.

Por primera vez desde que había entrado no parecía confuso ni perdido, sino bastante decidido y seguro de sus palabras. Ardreth no entendía como podían poner por delante de Fasber y unos esclavistas a un dragón atado que no iba a volar a ninguna parte y a un Nigromante desconocido. El mismo estaba deseando ver a ese dragón, pero no podría disfrutar el momento sin saber nada del paradero de la gnoma.

Tabin se despidió de la vocal y se quedó mirando al salón vacío brevemente mientras intentaba imaginar dónde estaría Morgan y qué estaría haciendo. Escucharlo todo, seguro. Con una sonrisa triste siguió a sus compañeros cuando buscaron un lugar más tranquilo en el que hablar del tema.

Lo cierto era que el tema del dragón la desasosegaba. No iba a negar que preferiría no haberlo conocido, pero ahora su responsabilidad era hacer algo al respecto. El tema de los esclavistas también le hacía un nudo en el estómago, y si bien el tema de Fasber le daba algo de pena, no podía dejar de considerarlo algo secundario. No conocía mucho a la gnoma y, como ya habían apuntado, había guardias para buscarla. Ellos tenían algo más peligroso de lo que ocuparse. Dragones. Ugh.

-Yo creo que Kayle tiene razón. Lo del dragón suena bastante peligroso y no me gustaría que se desencadenara.

-Pos claro.-Digo asintiendo.-Imaginarse que el dragón se escapa en mitad de la investigacion. El nigromante es viejo y podria morir en cualquier momento... Si se carga la ciudad, ni esclavistas, ni gnoma ni leches.

Además, es una tonteria que te separes de nosotros, Ardreth, si la gnoma está metida en algo raro tu solo no adelantarías gran cosa. Entre todos...

- Es evidente que el asunto del drragón ha calado muy hondo. Y de ahí mi prreocupación, si debiamos liberrarlo o no erra algo que no debía tomarse a la ligerra...

 Una pena que Kayle no pudiese hablar con él...estoy segurro de que parra bien o parra mal, podía habernos concedido algo más de información.

 Sopesé mesandome la barba con cautela. Las palabras del enenano me sorprendieron, erra un ataque improvisado contrra lo razonable, aunque todos allí parrecían evidenciarlo de otrra forma. Si, el dragón podía ser una amenaza, ¿pero por qué ahorra erra tan importante parra ellos? ¿Por qué de repente que pudiese quedar liberrado era tan catastrófico cuando antes, sólo a unos pocos les importó que estuviese o no confinado?

 A Glimgmar se le escapaba como pensaban aquellos compañerros, más aún cuando no erra, ni por asomo, el más sabio de todos ellos.

 - Perro olvidais que Payne puede vigilarlo.

 Ha estado al cuidado de la Señorra del látigo todo este tiempo. Tal vez debamos que siga cumpliendo su lavor conteniendolo. Lo han hecho muy bien hasta ahorra. - Payne podía encargarse mientras resolvían otros asuntos, les erra leal a pesar de su historria y Glimgmar le brindaba al culto la posibilidad de ser un efectivo importante parra Nesmé...limpiar su rostro ante la gente que tanto las criticaba.

 Glimgmar no erra un Loviarrita, y preferría no adentrarse demasiado en cultos que parra él erran lejanos e incomprensibles. Se quedaba con lo importante, Payne había sido una ayuda en el pasado, incondicional, y podía seguir siendolo.

 - No hay por qué preocuparse.

 Sin embargo, cada día que pase las pistas más recientes de los desaparrecidos, y de los esclavistas, quedarrán aún más alejadas.

 Si centramos nuestros esfuerzos en el nigromante, cuando cualquierra en la guardia podría encargarse de enviarle una notificación, o tal vez de asegurrarnos la manera de reforzar su prisión más adelante, los esclavistas se saldrán con la suya.

 La desaparrición más reciente es la de Fasber, tenemos pruebas ante nosotros que podemos usar en este momento, pero no más tarde.

 ¿cuánta gente serrá esclavizada y quien sabe que horrores más?

 Ardreth no está solo. - dijo casi enfadado en ese instante, con voz ronca e hinchando el pecho. - ¡está conmigo!

 Lo más sencillo parra la guardia, y lo úncio de lo que podía encargarse realmente, erra de asegurrarse que el nigromante estaba bien, o de encontrar la información necesarría parra perpetuar la prisión del dragón mientras su aliada Payne cuidaba de que en su "cubil" no ocurriese nada. Sin embargo, enviar a la guardia a por los esclavistas o a por Fasber, si realemnte estaba relacionado, serría perder el tiempo, porque...podían estar comprados y no adelantarían nada, sólo retrocederrían y le darían pie a los criminales parra establecerse con más fuerza y solidez en su querrida Nesmé.

 Me crucé de brazos, no serría fácil convencerme de lo contrarrio.

 - Fasber es la prriorridad, como los esclavistas y sus victimas...parra eso hemos aceptado lo dicho por la vocal. - sentenció, dando a entender que serría poco responsable decirle a la vocal que se encargarrían y luego desdeñar sus responsabilidades e irse para entretenerse con asuntos que, de momento, estaban bajo control.

-Tres contra dos.-Digo al escuchar al enano.-Creo que la mayoría ha hablado. Si de verdad queréis conseguir resultados, vamos todos juntos. Si queréis fallar... podéis ir por vuestra cuenta. Yo me voy a buscar al nigromante.

Dicho esto, comienzo a andar en dirección a la calle. A los dos pasos me detengo y me doy la vuelta.

-Kayle, Tabin, ¿Venís?

Kayle no paraba de cambiar el peso del cuerpo de pierna. Se sentía mal con aquel asunto. Incómoda de verdad.

—Glimgmar... —dijo agachándose un poco para quedar a la altura del enano—. Payne y las demás loviataritas han podido vigilar y mantener al dragón a raya hasta ahora porque está encadenado. Encadenado no le queda más remedio que obedecer al silbato. Pero un dragón libre vuela, y si vuela puede escapar.

Entendía la preocupación del enano dolorosamente bien, más de lo que le gustaría admitir, así que era incapaz de molestarse porque se agarrara a un clavo ardiendo.

—Adreth no está solo, y tampoco está contigo, está con todos. O... bueno, conmigo también al menos—carraspeó, se rasco la nuca y añadió:—. Pero es crucial que nos aseguremos de que la salvaguarda que mantiene cerradas las cadenas de Mirmulmar seguirá firme aun si Uldinus muere. Hay magia de por medio, no se puede mandar a cualquiera a solucionar eso. Es un asunto en el que está en juego toda la ciudad, y Fasber vive en ella, ¿no? Nesmé es su hogar

Suspiró, el hablar de mantener cerradas unas cadenas era una frase que le dejaba un sabor de boca realmente nauseabundo.

—No te preocupes por las pistas. El sargento Hakkon nos puede ayudar; es un buen hombre y sabe hacer su trabajo. Él puede buscarlas mientras nosotros atamos el cabo suelto del nigromante. No nos llevará mucho y estaremos haciendo las dos cosas a la vez: Asegurarnos de que el dragón no es una amenaza y buscando pistas sobre Fasber.

Puso una mano sobre uno de los hombros del enano, las manos de Kayle estaban más frías de lo normal al tacto pero, a fin de cuentas, poco se nota algo así con una armadura puesta.

—Te doy mi palabra de que te ayudaré, no pienso parar hasta encontrarla y que recuperéis vuestra tienda—le prometió—. Por eso, cuanto antes nos ocupemos del asunto del dragón, antes nos podremos poner a trabajar con las pistas que Hakkon haya encontrado.

-Además, es probable que Satara pueda rastrearla si conseguimos encontrar algo que le perteneciese... y los rastros no seenfrian mucho a partir del segundo o tercer día. ¿Qué te parece? ¿Nos ocupamos del dragón y luego rastreamos?

-Sí. Un minuto.

La semielfa buscó a Ulfe y se acercó a él con gesto triste.