Partida Rol por web

Te acercas al ramo de rosas, que descansa en una pequeña vasija de agua, de la cual se nutre, por eso no se habría echado a perder... si hubieran pasado entre uno y tres dias, pero teniendo en cuenta que han pasado ya casi dos semanas, vas con la premisa de que normales no son...

Estudiando tanto los pétalos de sus rosas, como, sobre todo la seccion por la que se han cortado, enseguida ves algo que te llama la atención: los pequeños vasos por los que va la savia que alimenta a la planta, contienen sangre!!!

Es mas que probable que las plantas hayan recibido algún tipo de ritual nigromántico en el que han recibido sangre, y de ella se nutren, pese a estar cortadas, aunque ves signos de que la magia negra se va debilitando: no crees que aguanten mas de un mes, o antes, si se gasta la sangre que contiene. Entonces, se pudrirán, incluso a mas velocidad que si fueran flores normales...

En ese momento, te sorprende una cosa de ti mismo: estás pensando en la opción de alargar la vida de forma artificial como una opción!! Con una ligera desazón, desechas esos pensamientos, tan contrarios a lo que siempre te enseñó tu Maestro...

 No sabía que causaban estos pensamientos tan oscuros, pero me aleje de ellos, del mismo modo que me alejé del ramo de rosas, como si estuvieran ardiendo...

 Tras examinar detenidamente las rosas, mis ojos se abrieron como platos y retrocedí, entre aterrado y asqueado, mientras siseaba, lleno de furia:

 - ¡Abominación!.

Me pongo junto a nuestro hechicero con una mano sobre el pomo del espadón.

-¿Que pasa Anubis?- le pregunto con el deño fruncido y mirando hacia donde el mira. ¿El ramo de flores?.

 Mirando las flores, respondí a mi compañero:

 - Esas flores están como si hubiesen sido cogidas hoy mismo, cuando todos sabemos que han pasado ya casi dos semanas desde que fueron recogidas, así que las examiné, para ver si podía deducir que las mantenía frescas y, de paso, comprobar si era posible que tuvieran algún conjuro para que la chica quedara cautivada de su dueño. Lo que he descubierto es que los pequeños vasos por los que va la savia que alimenta a la planta... Contienen sangre.

Baigron desconecto de la conversacion con la humana, tratar de empatizar con la raza humana era algo que no se habia dado bien en la vida y la verdad es que ni magicamente hubiera podido ser capaz de comprender la mitad de la jerinzoga que la humana soltaba acerca de magos, embrujos, jovenes y demas.

Cuando Desdemona se acerca a el, Baigron asiente a la picara.

Esta mañana he sentido algo, hay algo que ha estado acechando todo el dia explico el draconiano aun puedo sentir su presencia de cuando en cuando, cuando entramos en el pueblo bajo pero no me he quitado la sensacion de encima, no me gusta Desdemona, no me gusta ser la presa.

Cuando Anubis solto la bomba de las flores de sangre, Baigron no pudo sino sisear amenazador.

Suena como algo que harian esos monstruos de abajo comento Baigron solo que no puedo llegar a comprender siquiera el motivo por que alguien cultivaria rosas rellenas de sangre.

Magia negra, Baigron! Muy poderosa. Exclamo consternado Kartag.

Deberiamos partir lo más rápidamente posible! Disculpad mi brusquedad, pero las arenas del tiempo corren en nuestra contra y al igual que Baigron, percibo una extraña sensación en el ambiente!

Dirigiendose a la madre de la joven desaparecida, exclama: Haremos todo lo posible, mi señora!

Saliendo con el resto de sus compañeros en dirección a la misteriosa torre del mago oscuro.

El minotauro había permanecido en silencio desde que habían encontrado a aquella mujer. Pero cuamdo Anubis hizo aquella averiguación y mentó la magia negra resopló de tal manera que dos círculos de aire salieron de sus ollares. 

Odio a los túnicas negras.

Zoak descolgó su enorme hacha de su espalda. Hoy tocaba escabechina de mago.

Escucho a Baigron -Tu sigue estando atento, nos servirá bastante, y tus sentidos están más agudizados que muchos de los de aquí y no me gustaría que nada nos pillase por sorpresa, ya bastantes tendremos me temo- miro a Anubis -¿Sabes si tiene eso algo que ver con la muchacha o si hace algo más que alimentarse de sangre? ¿o de donde sale esa sangre?-

 Miré a la madre, antes de decir, en voz mas baja, para no alarmarla todavía más de lo que está:

 - No estoy seguro... Se a usado la sangre para mantener las flores más frescas por más tiempo, es todo...

 La pobre mujer no necesita más de lo que ya tiene, sobre todo si sabe lo que estoy sospechando.

El aspirante a caballero pone cara de asco cuando el hechicero revela toda la información y, sin miedo, estira la mano cogiendo las flores de la mesa.

-Saquemos esto de aquí, menudo regalo más macabro...-hablo con normalidad aunque estoy bastante turbado, pero no queremos que Clara se vea más afectada. Busco un saco o una arpillera para meterlas.

El grito de Anubis, imprecando en dirección a las flores que estudiaba, hacen que la madre, espectante, abra, a una, los ojos y la boca, sin emitir sonido alguno, aunque su respiración se para. Lo que escucha sobre aquellas flores es demasiado para su ya torturada mente, y, como un ovillo, se desmorona sobre el suelo de paja, desmayada.

Una breve inspección, notando el pulso en su muñeca, le dice a Tarben que ha sido eso, un simple desmayo. En unos minutos, una vez la tensión pase, la mujer despertará.

 Al ver a la pobre mujer, solo puedo decir:

 - Vaya por los dioses...

Con movimientos decididos, Leviathan agarra un saco de arpillera que contiene unas cuantas cebollas rojas, lo vacía, y con un hábil movimiento del brazo, mete el ramo de rosas en él. Las gotas que caen al suelo, desde el contenedor de loza donde estaban, ensuciando la paja, pese a ser acuosas, ya se han teñido de un color carmesí bastante sospechoso que parece corroborar la información dada por el mago.

Tarben, arrodillado junto a la viuda, se dedica a abanicarla con un plato de loza, mientras moja en agua el trapo que tenia la mujer entre las manos, y se lo pone en la frente.

Los demás, con cara de estupefaccion, por las implicaciones del descubrimiento, empiezan a mirarse entre sí.

A los pocos minutos, la viuda Windfellow vuelve en sí, y con la ayuda de Tarben, vuelve a sentarse en la silla. Cuando se le pasa la desorientación inicial, gira la cabeza, nerviosa, hacia donde hace un momento estaban las flores, agradeciendo, con un gesto, que ya no estuvieran allí, como si con eso, todo se disipase, como una mala pesadilla, y su hija pudiese volver a entrar por la puerta en cualquier momento:

- Como pude ser tan necia..., lloriquea, con la cabeza entre las manos, debí darme cuenta de que flores... normales, se hubieran echado a perder en un par de dias... De pronto, levanta la cabeza, y dice, con una risa nerviosa, mientras las lagrimas se desbordan de sus ojos, inflamados por el llanto, el dolor, y la falta de sueño:

- Por favor, traigan a mi hija de vuelta!! TIENEN QUE TRARMELA!!!, momento en que se arrodilla, agarrando la túnica de Tarben: Tienen que traermela..., vuelve a balbucear, tras el grito, dejándose caer hasta el suelo, donde se agarra las rodillas, en posicion fetal, y queda con un llanto desolador.

Desde luego, el dolor de la madre es palpable por todos, que se miran unos a otros, con caras de circunstancia, mientras parecen decidir qué hacer al respecto.

Leviathan deja que sea Tarben quien se encargue de la crisis de la compungida madre, aunque tiene ganas de cogerla en brazos y decirle que nada va a pasar, sale de la casa decidido a traer a esa muchacha y pasar por la espada al responsable de todo esto. En otra dimensión le daría las flores a la humana-demonio como una gracia, pero el escudero con su clásico gesto serio sale agarrando el saco con fuerza.

Mira hacia donde cree que está la torre y señalando en esa dirección hace una promesa privada.

Kartag sale a la par que Leviathan y señalando con el dedo índice de su mano derecha le muestra dirección en la que recuerda que está la torre (en la que ya estaba fijandose el solámnico), exclamando: "Allí está nuestro objetivo Leviathan, no nos demoremoss! Recuerda que el Alcalde de la Villa nos dio hasta la tarde para avisar al oscuro Alguacil que tanto incomodamos!" "Compañeros, partamos con premura, con la promesa de que haremos cuanto este en nuestra mano, pues nuestro objetivo está cada vez más claro".

 Miré en dirección a la torre con gesto lúgubre:

 - Antes de llegar, tengo que avisaros de algo. Puede que no sea nada, pero debo de decíroslo de todas formas, por si acaso, pero cuando la madre no pueda escucharnos...

 Una vez que estábamos solos, les informé:

 - Creo que la sangre de las rosas... Es de vampiro. Creo que ese mal nacido tiene a un vampiro y usa su sangre para alargar su vida, sin llegar a convertirse en uno, eso explicaría su aparente juventud indefinida, aunque sigue siendo humano, ya que anda por el día. También explicarían las desapariciones: Necesita alimentar al vampiro que le suministra la sangre. Naturalmente es solo una teoría y no puedo estar completamente seguro, pero todos los indicios cuadran...

Miro a Anubis algo incrédula -¿En serio? ¿un vampiro? esto se pone cada vez mejor, ahora bien, sabiendo todo eso ¿vamos a ir así a la torre sin más? ¿a la aventura?- los miro -vale que somos siete y él uno pero.... muy poderoso ¿no? añadele un vampiro....-

¿Un vampiro puede morir? Vale que ya está muerto, pero me refiero para siempre. Por mucho vampiro que sea no creo que sobreviva cuando le separe la cabeza de los hombros.

El minotauro estaba rabioso. Todo aquello le había hecho recordar a su hermana y en la de calamidades que debía estar pasando. 

Con un bufido se puso en marcha.