Partida Rol por web

Kartag observaba desde el montículo a la enorme bestia llamada Akromm y como el destino parecía sonreír a sus compañeros al ver que ninguno de ellos caía bajo su poderosa y mortal hacha. Baigron arriesgando su pellejo ataco al malvado ogro consiguiendo herirlo. Anubis por su parte lanzo un conjuro sobre la bestia y aun así se mantenía en pie. Maldita sea! Es formidable, pensó el monje. Con rabia y furia, cargo hacia la espalda de Akromm con la intención de flanquear con Baigron y así tener cierta ventaja en el combate, golpeando la nuca con su guante armado. Su cuello parecía ser muy duro. La próxima vez golpearía más fuerte, se prometió el seguidor de la Mantis.

La mirada de odio que desprendía Zoak hizo temerse lo peor a Kartag. Parecía dispuesto a morir buscando vengar a sus compañeros caídos. Siseando, el draconiano exclamo con frialdad: Gusano! Hoy es el día en que acaba tu pérfido reinado!

Akromm parecía como poseído, manejando el enorme garrote de guerra con una brutalidad destructora. Sin embargo, las heridas y el cansancio, que se apreciaba en su sonora respiración, le hacían cometer pequeños errores y le impedían corregirlos con la celeridad con la que solía. Zoak, completamente concentrado en su rival, respondía a los brutales ataques, sin parar un solo segundo de moverse, conectando pequeños golpes con su sable flamígero, sabedor de que un solo golpe del enorme caudillo ogro, podría enviarle al sueño eterno, y no se lo podía permitir. Aún no, la vida de su hermana dependía de él. Cuando vió que Baigron cargaba contra Akromm, comenzó una serie vertiginosa de cortes, mientras giraba hacia su izquierda, con la idea de que el guerrero ogro mostrase su flanco contra el draconiano. El ogro de las profundidades pareció caer en la trampa, pero en el último momentose frenó, lanzando un brutal golpe contra Baigron, aprovechando su mayor envergadura. Sin embargo, el clerigo de la guerra draconiano esquivó el mortal golpe, colandose bajo el arco de la gran clava a la vez que pretendía empalar con su espada élfica al condenado ogro. Sin embargo, este consiguió esquivar la mayor parte del daño que  el draconiano esperaba inflingirle, visto el voraz apetito de la hoja por los goblinoides, pero para para decepción de Baigron, apenas consiguió provocar una herida ligera en su enorme pecho.

Kartag, una vez recuperado, al menos parcialmente, de sus heridas, aprovechó el ataque de Baigron para colarse por la espalda de su enorme enemigo, al que había visto abatir a Leviathan, y conectó un poderoso puñetazo en su cuello con el guantelete metálico. El cuello de Akromm era poderoso, pero aun así, algo crujió por dentro, sacando un gruñido de dolor de las fauces del ogro, que escupió un cuajarón sanguinoleto.

Entonces, cuidadosamente colocada por Anubis, que había llegado hasta el carromato donde continuaba inconsciente el joven Asthor, llegó una esfera de apenas diez centímetros de diámetro, que golpeó en un antebrazo de Akromm, que volvió a gruñir, esta vez de dolor, mientras una pequeña nubecilla acre se levantaba hacia las alturas, tiñendo de un olor fetido a carne abrasada la fina lluvia que caía.

El movimiento de "Dador de Muerte" era cada vez menos fluido, pero, pese a las numerosas heridas recibidas, aun se las compuso para levantar su peligrosa arma, y hacer un barrido para mantener a sus enemigos a distancia, a la par que bramaba con fuerza. Sus ojos, aquellos ojos enrojecidos, con las pupilas amarillas, seguían prometiendo muerte y dolor...

¡¡¡ Turno de Zoak !!! Despues, Desdemona comienza el 6º round de combate!!

Su ira no había ido disminuyendo, al ver que conseguía evitar los golpes del asqueroso ogro, ni siquiera al ver que sus compañeros se habían unido y, aunque poco a poco, sumaban heridas al vapuleado (que no derrotado) Akromm. En su mente, no podía dejar de escuchar los lamentos de su hermana, quizá torturada por uno de aquellos malnacidos sacerdotes de Sargas, pero tampoco podía quitarse la imagen del rubio Tarben, su compañero de armas, al que se dio cuenta, con un punzada de dolor visceral, que echaría de menos. Era el contrapunto perfecto contra el cabezota de Leviathan.

Por todo ellos continuó moviendose sin descanso, sin cejar en un momento su presión sobre el ogro, que pese a su mayor tamaño, parecía tener que retroceder ante el ataque combinado de los heroes. Cuando el ogro cometió el error de abrir mucho el ángulo de su ataque con su gran clava, Zoak arremetió con un golpe lateral contra las costillas expuestas de Akromm, ya dañadas por el ataque de Baigron. Para su frustración, movió el mango de su arma, y desvió lo justo el ataque del minotauro. Aprovechando el empuje, Zoak trató de asestar una cornada tras su fallido ataque, pero apenas sirvió para que Akromm le enviara un revés con su arma, que le hizo retroceder...

¡¡¡ Cambio de Turno !!! Empieza el turno 6: le toca a Desdemona !!

Parecía que le ogro era inmortal, por más esfuerzos de sus compañeros no conseguían abatirlo, aunque parecía no estar ya en las mejores condiciones, además ahora que los demás habían caído, eran cuatro contra uno, desde la lejanía poco podía hacer, ya que por lo visto el ogro estaba bien pertrechado contra sus virotes y no quería arriesgarse a dar a alguno de sus compañeros que estaban cuerpo a cuerpo.Pero igual si estaba entretenido con sus compañeros un ataque furtivo por la espalda podía funcionar y así dar algo de apoyo y ayuda, así que echo a correr hacia allí.

Torciendo ligeramente el morro, Desdemona decidió que el beneficio no compensaba el riesgo, así que guardó su ballesta a su espalda, y decidió que lo mejor sería acercarse. Desde allí, aprovechando que sus compañeros hostigaban al gigante de piel cerulea, trataría de meter un golpe mortal, sin que el desgraciado se diese cuenta.

Tratando de poner su globo de oscuridad entre ella y el ogro, se lanzó a la carrera, cuesta abajo por la ladera, manteniendose agachada solo en los momentos en los que la marea del combate hacía que Akromm se girase hacia su posición. Sería un milagro que la viese, en cualquier caso, pues el poderoso ogro se las veia y se las deseaba para mantener su posición, evitando los filos encantados de Zoak y Baigron, el demoledor guantelete del monje draconiano.Su respiración se había convertido casi en una tormenta, mientras los colmillos que sobresalían de sus labios inferiores lanzaban espumarajos rojizos con cada resuello. Aun así, los ultimos segundos de combate se habían convertido en un intercambio de golpes mas orientados a abrir la guardia del contrario, que a conseguir un golpe mortal. Akromm pasaba su atención de aquel condendado minotauro, a los dos hombres dragon, aunque parecía dirigir su ira contra el astado. Tras un quiebro leve hacia un lado, levantó la enorme clava sobre sus poderosos hombros, dispuesto a lanzar un contraataque mortal. Si se quitaba de encima al sarnoso hombre-toro, quizá pudiese hacerse con aquellos dos reptilianos, despues de todo.

Sin embargo, sus ojos se congelaron, muy abiertos, mostrando un sentimiento que rara vez se había podido ver en el poderoso ogro: el miedo. Y no les costó a sus enemigos entender por qué, cuando quedó paralizado en aquella postura, dispuesto a dar el golpe mortal, como una estatua de un gran guerrero!!

Pese a verle paralizado, los heroes pudieron ver que el pertinaz ogro luchaba contra aquella fuerza invisible que le contenía: sus ojos se inyectaron en sangre, mientra un ligero temblor sacudía sus ralos pelos. Incluso alguno pensó que, de alguna forma, el ogro se había hinchado, del odio que parecía reconcentrar en aquellos segundos de inmovilidad.

Zoak, Baigron y Kartag aprovecharon para tratar de golpear al titan, dispuestos a acabar el combate, pero, en el ultimo segundo, el persistente ogro rompió la magia que le contenía, y sus golpes no generaron el daño esperado:

— OARKÛNNTT!!! ÖKTO UN^H EJHTKÂÂÂÂTTTTT!!!! — gritó el ogro, quizá en su idioma, con una voz incluso mas inhumana que la que le habían escuchado hasta ahora, mientras movía el pesado garrote como si apenas pesara, poseído por una ira que amenazaba con consumirle, pero que había borrado de un plumazo todo su cansancio!!

¡¡¡ Turno de Baigron, Kartag, Anubis y Zoak!!! Despues empieza el turno 7 con el turno de Desdemona !!

Kartag aprovecho el momento de confusión y volvió a atacar lanzando sus mortales puñetazos pero el poderoso Akromm parecía estar echo de otra pasta esquivando sus golpes. Escupiendo arengo al resto para que lo diera todo, sabedor de que la furia del ogro seria capaz de acabar con ellos. Acabad con la bestia! Buscando con la mirada a Anubis, profirió: Lanza lo mas grandeee! Musitando una plegaria pidió a los dioses de la justicia y el bien que intercedieran e imprimieran fuerza a los brazos de sus compañeros. Un soplo de aire golpeo el escamoso rostro de Kartag al ver como Zoak se disponía a arremeter con su sable flamígero.

¡Malditos seais tu y toda tu estirpe!, siseo con furia Baigron al ogro, bastante sorprendido por como la espada magica no habia cortado profundamente en la carne del maldito monstruo. Por lo visto la magia no era la adecuada contra este tipo de criatura y por ello el filo carecia de la letalidad extra que la magia le proporcinaba.

Aun asi, una espada es una espada y dando gracias mentales a sus compañeros por el apoyo, Baigron se echo encima del ogro, dispuesto a machacarlo a golpes todo lo que pudiera antes de que la magia sobre el se agotara y sus rabiosos golpes acabaran matandolos a todos.

Era una desesperada carrera contra el reloj.

Aprovechando su superioridad, y que el ogro maliciento acaba de eliminar los últimos rescoldos de la parálisis que le había entumecido, pretendiendo dejarlo a merced de sus enemigos, Zoak amagó un ataque frontal, a lo que Akromm respondió levantando su enorme clava para interceptarlo, momento en que Kartag y Baigron se lanzaron contra los flancos de su enemigo con garras y acero. Sin embargo, el ogro, fuera de sí, se las compuso para ni siquiera notar los potentes puñetazos de Kartag, que quizá había intentado acabar la pelea por la via rápida, previendo el peligro que suponía tener a un enemigo como el ogro de las profundidades, en berserk. Baigron prefirió asegurar el golpe, antes de basarlo en la fuerza, y la espada élfica, pese a no tener con el ogro el apetito voraz que había tenido contra la bruja hobgoblin, penetró con facilidad entre las capas de pieles superpuestas que protegían a Akromm, clavandose con fuerza en su costado. El ogro apenas gruñó ante el golpe, intoxicado por la rabia que ahora guiaba sus músculos, pero al retirar al espada, protegiendose con el escudo para desviar el golpe lateral del ogro, el draconiano pudo ver como la sangre manaba, negra, espesandose al contacto de las pieles.

Solo una breve mirada hacia el draconiano, de fastidio, fue todo lo que Akromm dispensó a Baigron, pues solo tenía ojos para el "engendro de ogro" con cuernos que tenía delante, pero fue todo lo que Zoak sabía que podía esperar como distraccion, así que posó una rodilla al suelo, y bajo la linea de flotación del ogro, asestó una estocada a fondo. Akromm la vió venir muy tarde, además de que contrincante la había ejecutado con suma rapidez, y por debajo de la linea en que podía manejar su poderosa maza con facilidad, así que, de nuevo, notó el aguijó mágico clavándose esta vez cerca de su ingle. Como dolía el condenado!! Y mas aun cuando olió, escuchó, y sobre todo sintió, como su carne se chamuscaba con el inclemente fuego.

El ogro se tambaleó cuando el minotauro retiró su chisporroteante sable en llamas, y Zoak lo vió claro: era ahora o nunca!! Manteniendo bajo el sable, y el escudo, a un lado del cuerpo, Zoak arremetió con su único cuerno, dispuesto a destripar al odioso ogro de piel pálida. Pero este aun no estaba muerto, aunque sin duda se encontraba cerca de estarlo, y ese tambaleo no había sido mas que una treta. Dando un paso lateral, el ogro lanzó una patada hacia el minotauro, lanzando a su cara barró que se estaba acumulado con la pertinaz aunque ligera lluvia. Zoak se vió enceguecido, cuando el barro le golpeó en al cara, y su siguiente paso lo hizo donde Akromm había levantando la hierba fresca, lo que le hizo resbalar. Solo una agilidad y una fuerza asombrosa evitaron que su cuerno se clavara en el suelo, haciendole caer. Para cuando Akromm contratacó, el valeroso Zoak estaba ya en posición, con el escudo por delante, agitando la testud para eliminar los últimos restos de barro y briznas de hierba.

Zoak, respirando pesadamente también, sonrió con rabia. Había caído en la trampa del asqueroso ogro, y casi lo había lamentado con su vida, pero no se le escapó que, en la treta de Akromm había mucho de verdad: solo la rabia que consumía al ogro evitaba que este cayese muerto sobre la hierba de la colina desolada por la explosion de la torre.

¡¡¡ Turno de Anubis !!! Despues empieza el turno 7 con el turno de Desdemona !!

Miro a mis compañeros con una mezcla de frustración e impotencia. Pese a las súplicas de Kartag, no veo cómo podría yo conseguir acabar con el ogro cuando los esfuerzos combinados de mis aguerridos camaradas no han bastado para poner fin a su existencia.

Hago un rápido repaso mental de los conjuros que todavía no he consumido esta jornada, pero los pocos que me restan los considero más peligrosos para mis compañeros que para nuestro común adversario. No me queda pues más remedio que recurrir a un truco menor para tratar de entorpecer los ataques del ogro y dar así a los míos la oportunidad de sobrevivir a su furia.

Me basta una palabra para crear una pequeña e inofensiva explosión de luz brillante ante los ojos de Akromm con el fin de deslumbrarle.

Tenía que ayudarlos sin exponerse demasiado, era ágil, pero un golpe de esos la dejaría muy dañada o la mataría, era mejor seguir a distancia y apoyarlos desde lejos. Así que volvió a cargar su ballesta, por suerte el ogro estaba ocupado con sus amigos, así que el ataque furtivo era de lo más propicio, si tan solo consiguiese encontrar un punto vital, en toda esa mole.

El baile mortal continuaba bajo el chirimiri omnipresente, y las respiraciones rotas, y las imprecaciones imprecisas hablaban de que el resultado, incierto, podía acabar con mas de uno tumbado para siempre sobre la hierba teñida de carmesí.

Anubis vió como los ataques de sus compañeros no eran todo lo efectivos que podrían haber sido, y con un nudo en la garganta pudo ver como Akromm entraba en un estado de frenesí que le hacía incluso crecer por encima de los 2,70m que ya lucía de por sí. Conocía historias sobre los Bárbaros de las Llanuras que rodeaban Solace, la ciudad que le vio nacer, y entre ellas, alguna sobre el estado de "extasis" o "comunión" con su Espíritu de la Guerra, que les permitía luchar muy por encima de sus posibilidades, haciendolos casi invencibles. Pero había un pago por todo eso, que era el poco tiempo que podían mantenerlo, y el cansancio que les embargaba cuando este éxtasis acababa... Meneó la cabeza, no era tiempo de reflexión, pero su arsenal mágico menguaba, y encima sabía que, muy posiblemente, necesitaría de esas exiguas existencias para enfrentarse a otro posible enemigo, un enemigo que, hasta el momento parecía estar ayudandoles. Decidió tratar de molestar al ogro de las profundidades, dando a sus compañeros la brecha en las defensas que parecían necesitar. Con una breves palabras en el arcano lenguaje de la magia, invocó un sortilegio de llamarada ante los ojos de Akromm. Sin embargo, aunque le hizo parpadear y enarbolar una defensa contra ese ataque, el ogro no resultó deslumbrado por el fogonazo.

Desdemona, que había estado asomandose de su propia area de oscuridad, no lo dudó, el peligro de acercarase al cuerpo a cuerpo con Akromm era excesivo. Además, ella dominaba la ballesta como nadie, así que cargó de nuevo un virote y, aprovechando los movimientos de sus  compañeros, lanzó uno hacia la zona en que las pieles del ogro parecían mas débiles. Sin embargo, su disparo no fue lo certero que le hubiera a la planar y golpeó contra una de las tallas metálicas que unian la armadura de pieles, levantando una chispa.

Contra todo pronóstico, el ogro había conseguido resistir el empuje combinado de su ataque, a ahora, entre imprecaciones y escupitajos sanguinolentos, parecía empezar a contener a sus enemigos, lanzando golpes con su gran clava cada vez mas peligrosos.

Entonces, tras una brutal andanada de golpes laterales que culminó con un poderoso golpe sobre el escudo de Baigron que le hizo recular un par de metros, Akromm lanzó su verdadero ataque contra Zoak, dispuesto a clavarlo sobre el suelo. El minotauro no lo rehuyó, moviendo su escudo a una posición alta, dispuesto a enterrar su sable flamígero en las entrañas del ogro como retribución, en caso de que tuviera que morir...

..., pero nunca llegó a producirse esa situación, porque unas rasposas palabras pronunciadas en el idioma de la magia, que los draconianos enseguida entendieron como provenientes de un bozak (al igual que Anubis, que estaba al tanto de su posición estimada), fueron la antesala a una lengua de fuego que surgió justo encima del ogro, cayendo sobre ella con ferocidad. Con un alarido de puro dolor, Akromm cayó sobre Zoak, que esquivó su ciego golpe, hundiendo su espada hasta la empuñadura en el pecho de su odiado enemigo, que ya silencioso, cayó como un fardo sobre la embarrada y ensangrentada por igual, hierba de la colina.

En ese momento, la magia que mantenía invisible al bozak se deshizo como la niebla ante el sol de la mañana, permitiendo que todos vieran al inesperado aliado que les había permitido acabar con Akromm sin mas baja: allí estaba, con una varita negra en la mano, alguien a quien solo antes había visto Kartag, al que el aire se empeñó en abandonar sus pulmones, el Hijo del Bronce!!!

Corrió hacia donde estaban sus compañeros una vez que vio al Ogro caer. En absoluto reparo en la figura negra que los había ayudado, ahora mismo en su cabeza solo había un pensamiento y realmente angustioso. Miro a Baigron -¿Y Tarben?- pregunto en un hilo de voz, pues aunque sabia la repuesta su mente se negaba a creerla y su corazón le latía con fuerza en los oídos.

Una vez más, el draconiano Túnica Negra se muestra ante mis ojos y aunque reconozco que su ayuda ha resultado decisiva para alzarnos con la victoria sobre el ogro, no puedo mostrarme ingenuo sabiendo como sé cuáles son sus pretensiones y la firmeza con que mis compañeros intentarán oponerse a ellas.

Es por ello que no dudo en rebuscar entre mis pertenencias hasta hallar el vial de poción metamágica y beber de él hasta apurar la última gota de su contenido. Temo que cualquier ayuda sea poca contra un potencial enemigo que puede resultar aún más formidable que el que acabamos de derrotar.

El líquido desciende por mi garganta como un torrente de energía sobrenatural, agudizando mi mente en un instante en el que casi puedo sentir la mirada de Solinari, mi dios, posándose en mí.

El impacto del hacha contra el escudo de Baigron hizo recular a Baigron hacia atras, incapaz de absorber del todo la fuerza del ogro de los demonios. Baigron sintio el golpe, su brazo temblo con fuerza por la sacudida, haciendole perder un poco el ritmo del combate; enseguida el draconiano se dio cuenta de que no era mas que una finta y que el verdadero ataque era contra Zoak.

Por el rabillo del ojo y casi de manera instintiva, un flash de luz hizo que Baigron alzara su escudo protegiendose de tanto la luz como de lo que pudiera significar. Tenia todas las pintas de ser alguna clase de conjuro pero Baigron estaba con la atencion en el maldito ogro y no pudo prestar atencion a nada mas.

El cadaver del ogro callo como un arbol talado, cuando la luz frio su cuerpo como una patata al fuego. Eso habia sido inesperado. Con un paso algo flojo, Baigron hinco profundamente la espada magica que portaba en la parte de atras de la cabeza del ogro, destrozandole el cerebro. Luego, Baigron decapitaria al bastardo y quemaria su cuerpo; no era la primera vez que veia en la Infraoscuridad como los esclavos muertos acababan como esclavos no-muertos.

Hincando rodilla en tierra por las heridas y el cansancio acumulado, Baigron jadeo silbante, observando al recien llegado que habia acabado con el ogro. Esto podia ser solo la llegada de aun mas problemas y el draconiano estaba acumulando las pocas fuerzas que le quedaban para hacer honor a la fama de su raza y lanzarse en una carrera brutal sobre el hechicero, preveniendo mas magia.

Las palabras de Desdemona llamaron su atencion y el draconiano observo a su compañera, habia verguenza en los ojos de Baigron, el cabalero habia caido y Baigron se sentia culpable por ello.

No lo consigio, siseo Baigron, mirando a Desdemona. Los guerreros de ese bastardo, escupio Baigron al cadaver del ogro, acabaron con el, pero algo...extraño ha pasado, ahora el es una estatuila de ese ajedrez del demonio que buscaban.

Como si un le hubiesen dado un puñetazo, reculo, y dejó que escuchar después de "No lo consiguió" miro a Baigron, pero no lo miraba a él, la mirada de la tifling estaba perdida en algún lugar del infinito. Salio corriendo tan rápido como le daban sus esbeltas piernas, en busca del cadáver de Tarben.

Los reptilianos ojos del bozak pasaron alternativamente de uno a otro integrante del grupo, mientras su bífida lengua sobresalía de sus puntiagudos dientes, como si quisiera detectar en el ambiente algún detalle mas de lo que su aguda vista le mostraba:

— Bienhallados, amigos!! — el bozak, en un Comun rasposo — No es necesario que me deis las gracias, el mundo será un lugar mejor sin ese tal Akromm... — continuó, mientras Desdemona y Baigron cuchicheaban, despues de que Baigron descabezara al cadaver del ogro, a lo que el bozak de negra túnica respondió con un una sonrisa tirante — Sin embargo, tal y como trasladé a mi colega de la Túnica Blanca aquí presente, agradeceré vuestra colaboración en el asunto que me ha traído aquí...

Pese a que su tono sonaba distendido, al bozak de negra túnica le quedaba claro que la desconfianza era la tónica dominante en los los compañeros del mago, incluso del propio mago en primer lugar, que se bebió una pocima mientras su mirada no se desplazaba un centímetro del cuerpo del draconiano.

— Bien, hablaré claro, pues el tiempo, pese a que pueda durar toda la eternidad, a veces es un bien finito que hay que cuidar: estais al borde del colapso, y sin duda debo aplaudir vuestro empeño en esta empresa, no solo casi derrotando al Ogro y sus huestes, si no también saliendo vivos de los secretos de la Torre... — continuó, en tono bajo y pausado, aunque rasposo, como si sus cuerdas vocales estuviesen a punto de romperse, tras horas gritando a pleno pulmón.

— Ahora, dadme la estatuilla de Khas, y daré por saldada vuestra deuda. No es mal precio, teniendo en cuenta que la muerte hubiese abrazado, sin duda, a vuestro querido compañero minotauro en siguiente lugar, sin mi inestimable ayuda... — Una sonrisa apareció en sus labios, mientras Zoak, respirando pesadamente tras la muerte de Akromm, miraba de forma interrogativa a Anubis, como instandole a explicar aquella sorpresiva aparición. No le gustaban los magos, pero menos aun los de negra túnica, a menudo ligados al engaño y el embuste de los poderes del Mal.

Desdemona, llamo Baigron a la estresada mujer; cubriendo la distancia entre los dos gracias a la inhumana velocidad que los de la raza de Baigron tenian; entregandole la mochila de Tarben. Dentro esta la figura en la que se transformo Tarben al morir, informo, esta vez en susurros, para acto seguido volverse hacia el recien llegado.

¿Casi derrotado?, ¿Deuda?. Pregunto Baigron a todas luces para nada convencido del discuroso del tunica negra. Explicaos, por favor.

Una fria sonrisa acudió a los labios del bozak ante las palabras de su congenere baaz, cuyas escamas broncineas parecían brillar casi con un brillo interior:

— Los tuyos nunca se caracterizaron por tener muchas entendederas... — dijo, con un deje de crueldad y arrogancia, antes de, con unos elegantes aleteos, elevarse unos metros por encima del suelo:

— Como??!! — pensaron, al unísono Baigron y Kartag, sabedores de que, de todos los draconianos, solo los plateados sivak eran capaces de volar, y no precisamente con mucha elegancia. Pero ese bozak, al que Kartag conocía como Hijo del Bronce, se paró a 5 metros por encima de la herbosa colina, meneando perezosamente las alas.

— Casi, porque sin mi ayuda, el lugarteniente del ogro hubiera opuesto resistencia a la carga del minotauro, y porque, sin mi ayuda en la lucha contra Akromm, muy probablemente, nuestro querido amigo astado quizá se hubiera unido al solámnico en la muerte — dijo, sin ningún miramiento, señalando lcon un leve movimiento de la cabeza, la esfera de oscuridad donde Desdemona y Kartag sabían que Leviathan había caido —  Y deuda porque, por supuesto, mi ayuda debe ser compensada...

Por toda respuesta, volvió a sonreir, mostrando los afilados y amarillentos colmillos, mientras su lengua bífida salía y entraba de su boca. Una de sus manos acabadas en garras agarraba aun, con destreza, la extraña varita negra.

— Y ahora, entregadme la figurita de Khas, y seguiré mi camino. El resto, os lo podeis quedar, bien lo habeis merecido... — dijo, mirando de nuevo a Baigron, mientras hablaba en voz baja con Desdemona. La planar había iniciado una carrera, al parecer hacia la torre, pero el clerigo la había cogido por la manga, dandole las funestas nuevas que el corazón de Desdemona ya había empezado a intuir.

Algo no encaja aqui...siseo Baigron confuso ante la exhibicion de vuelo del nuevo draconiano pero su confusion dio paso a la sorpresa y el desden ante la desfatachez del recien llegado. La arrogancia de este Hijo del Bronce era tan grande como su ego al parecer.

¿Os parece esto una maldita broma?, la ira borboteaba, contenida a duras penas en la voz de Baigron. ¿Acaso creeis que esto es una clase de ridicula obra de teatro?, ¿que con aparecer con un genial golpe de efecto, todo el mundo va a hincar rodilla ante el "heroe" y colmarle de halagos y recompensas?.

Vuestra "deuda" no es mas que conveniencia; con vuestras palabras se puede ver que podriais haber intervenido mucho antes, podriais haber salvado a nuestro compañero Solamnico, podrias haber hecho mucho mas y eso sin duda os hubiera pintado de manera mucho mas positiva.

Pero habeis esperado hasta el momento adecuado para intervenir y forjar una mas que beneficiosa para vos, "deuda". Baigron estaba ya mas que harto de situaciones similares, en la infraoscuridad era practicamente el pan de cada dia entre esos malditos drow.

Manipulaciones y mas manipulaciones, sean de dioses o de dragones, a estas alturas ya todo era lo mismo para Baigron.

Asi que ahorradme vuesta condescendencia y arrogancia, practicamente escupio Baigron, no sois mas que otro peon de alguien en busca del dichoso ajedrez de los demonios y vuestra tardia intervencion; si bien ha sido de gran ayuda; no es mas que un pobre intento de manipulacion.

No teneis ningun derecho a nada, si bien, seria un insulto a nuestros compañañeros caidos y sus tradiciones, el no ofreceros la oportunidad de decirnos, quien sois y que quereis del ajedrez.