Partida Rol por web

Colocando la espada en posición avanzo tras el Hobgoblin que queda, aprovechando la ventaja que me brinda este al atacar a Leviathan. Una plegaria se empieza a formar en mi mente, y siento el poder divino de mi Dios acumulandose en mi interior, y concentrarse en el brazo que sostiene la espada. Mientras busco una brecha en las defensas del maligno Hobgoblin, busco con la mirada a mi amigo y compañero, haciéndole partícipe de mis intenciones: muevo a Skull Slayer de un lado a otro, completamente concentrado en el poder que se acumula en mi, en mi rival y en mi compañero.

En un momento. Leviathan es consciente de mi mirada, y ahí aprovecho a asentir, y depues miro del nuevo al enorme globinoide: en el momento apropiado, el poder de Kiri-Jolith caerá implacable sobre él...

Con un movimiento fluido, y sin apenas problemas para mantener el Conjuro, Anubis se fija un nuevo objetivo: - El Hobgoblin que queda en pie, así que se acerca lentamente, mientras levanta una mano, y con un ligero movimiento, hace que las luces chisporroteantes, aparezcan justo delante de la linea de visión del goblinoide. El intento de quitarlas con el dorso de su guantelete de escamas le da a Anubis la pista de que el conjuro ha funcionado:

- Todo vuestro, Caballeros!!, dice con voz firme, bajando la mano.

Tarben, imprimiendo velocidad a sus piernas, da un pequeño rodeo, y se coloca en posición preferente, al otro lado de Leviathan, con una mirada de concentración que augura que debe estar preparando algo. Aunque finta al Hobgoblin, tratando de acompasarse a los ataques de su compañero de Orden, no malgasta fuerzas, si no que mira fijamente a su compañero para, en un momento en que ambos cruzan miradas, asentir. Sea lo que sea, ocurrirá en breve, aunque el Hobgoblin, mas pendiente de las luces que molestan su vision acostumbrada a a la oscuridad, ni siquiera se percata de la sutil señal, y se prepara a enfrentarse a los dos solamnicos, volteando la espada por encima de su cabeza.

Al otro lado de la terraza, Kartag, harto de las maniobras evasivas del Chaman, se coloca en frente de los goblins que le protegen, y, haciendo uso de un ancestral y heredado poder dracónico, exhala un torrente de ácido por la boca, impactando de lleno con el goblin que habia ante él, que, desconociendo que los draconianos pudieran usar Arma de Aliento, no acierta mas que a parpadear, Espada Corta en mano. Un sonido chisporroteante acalla el aullido que habia iniciado al sentir como el ácido empezaba a deshacer su carne, y entre espasmos cae hacia atras, haciendo de escudo para su compañero, que se agacha tras su malogrado compañero, empujandole cuando nota que gotitas del caustico icor empiezan a caer sobre él. Detrás, una maldición en idioma goblin indica que tampoco el Chaman se esperaba ese poder en un Draconiano Kapak, pero queda protegido por la mata, algunas de cuyas hojas se comban al contacto con el aliento del Monje.

Dentro de la Oscuridad, y lejos de las miradas de los demás contendientes, Desdemona se enfrenta al único goblin vivo que queda, que, con mirada viciosa mete una estocada a fondo, mientras grita en su idioma:

- ^* Grutth ûhtkë, Mörtkith!!! Inh greetïk orrëtkk!!! ^*

Pero la enigmatica figura, poseyendo una destreza sin igual, hace una pequeña pirueta, mientras, como de la nada, un virote de ballesta aparece en su mano izquierda, y una sonrisa siniestra luce en su rostro, los ojos rojos, brillantes, augurando una muerte cercana al infeliz goblin...

La suerte del Hobgoblin estaba mas que decidida: los solamnicos le habian ganado la posición, ese apestoso mago no paraba de conjurar esos brillos ante sus ojos, y para colmo, su superior, el Chaman, había desaparecido!!:

- No es justo, mi señor Orkrust!! Me esperaba la gloria, y ahora estos inferiores humanos la van a truncar??!! No lo permitiréeee!!!, pensaba el enorme goblinoide, mientras trataba de mantener a raya al enorme nemesis de su raza, que habia acabado con dos de sus compañeros, y el que tenía pinta de clerigo. Pero claro, su instinto de supervivencia le hacia controlar mas al gigante con la enorme espada, así que, cuando dió un salto hacia atrás para evitarla, perdió el tiempo que necesitaba para tratar de parar el tajo que, a la orden de: - Siente la justicia del Bisonte!!!, le lanzó el menos corpulento de de los Solamnicos. Dicho tajo, rodeado de una luz blanca, limpia como la nieve virgen, le seccionó la pierna a la altura de la rodilla izquierda, que es la que tenia retrasada, entrando por detrás. Él no lo vió, pero el ataque del Clerigo, pese a su gravedad, no era mas que el principio del fin, así que, cuando cayó sobre el muñon, que ya regaba el suelo de la terraza con los golpes de su potente corazón, la espada, el enorme espadón del gigante, le seccionaba la cabeza de un limpio tajo. Despues de eso, oscuridad... Oscuridad eterna...

La compenetración entre los Escuderos de la Corona fué impecable. A un gesto de Tarben, Leviathan amagó con un golpe temerario hacia abajo, que obligó al Hobgoblin a levantar el escudo, y a tratar de imprimir al golpe, una trayectoria oblicua, pues parar ese espadón con fuerza bruta era mas que arriesgado. En ese momento, Tarben dio salida al poder divino acumulado en su brazo para, lanzar un tajo que seccionó la rodilla del Hobgoblin de atras a delante. Al caer sobre la pierna seccionada, Leviathan tuvo el camino franco para decapitar al ultimo de los guardaespaldas del Chaman.

Tras el golpe de Leviathan, Sir Tarben eleva su espada al cielo, en una señal, tanto de victoria, como de agradecimiento al Dios que le guia en la batalla.

El goblin, antes de atacarte, grita en su idioma:

- ^* Grutth ûhtkë, Mörtkith!!! Inh greetïk orrëtkk!!! ^*, que significa:

- ^* Te destriparé, zorra!! Violaré tu cadaver aun caliente!!! ^*

Los dos goblins que quedan protegiendo al Chaman, miran a la mata, en la que el Chaman canturrea, mientras traquetea los huesos de su vara, se miran entre ellos, y miran a Kartag. El odio en sus ojos puede a la naturaleza, por lo general, cobarde propia de su raza, y con un chillido agudo, se lanzan, compenetrados, a tratar de derribar al ya herido Draconiano Kapak. El que salió de detrás del escudo viviente contra el acido, rodea la posición Kartag y, ganando una posición ventajosa, lanza un tajo bajo que abre una herida en la pantorrilla del Draconiano que, sabiendo que se arriesgaba, se lanza a bloquear el ataque del otro goblin, al que ya se estaba enfrentando, evitando, con un siseo, esta vez sí, que su espada llegue incluso a acercarse a su cuerpo.

Baigron maldijo, su espada no se estaba cobrando las victimas que deberia, en vez de eso, el azar y el destino parecia empecinado en mantenerlo en un estado de frustracion constante, esta vez con un arbol; un maldito arbol que se habia interpuesto entre su objetivo y el.

Dando un paso al frente, Baigron trazo un arco con Fleshrend, poniendo todas sus fuerzas en el impacto, dispuesto a despachar a otro de los obstaculos que quedaban entre el y su objetivo, el tres veces maldito chaman.

Visiblemente molesto por no poder haber acabado ya con el chaman, el Draconiano Baaz decide acabar con aquellos que se interponen entre él y su objetivo, que, a sus ojos reptilianos, no podria escapar, por mucho que se escondiese entre la maleza. Así que, con un rápido movimiento, se coloca a distancia de uno de los goblins que hostigaban a su desconocido congénere, y le asesta una estocada que acaba con la infeliz criatura hecha un giñapo, a sus pies, su vida diluyendose en un charco de sangre sobre el suelo de la montaña...

Viendo que ya solo quedaba uno con ella, decidió acabar pronto con él -Háblame en común quiero reírme un poco más antes de acabar contigo- dijo burlándose de lo mal que hablaban común. 

Desdemona, sientiéndose ya vencedora, trata de pinchar un poco al goblin, antes de mandarle a dormir el sueño eterno, junto a sus dos compañeros, y con una sonrisa burlona, descarga la ballesta, pero el goblin estaba lejos de amilanarse, queriendo llevarse toda la gloria para sí mismo capturando a la hembra, segun los deseos del Chaman, y salta hacia un lado en el ultimo momento, tras lo que amenaza de nuevo a la embozada, y le dice en Común:

- Bieenn, hembrrra quiere: Kîskrrt viola antes de muerte!!, obligando a Desdemona a esquivar la hoja con una ligera finta lateral.

El Chaman, por su parte, al fin libre del hostigamiento de los draconianos, acaba de traquetear con la vara, tras lo que se escurre de la mata medio quemada por el acido del aliento del Kapak, y enfila, con un movimiento rápido de sus cortas piernas, camino al norte, quizá al camino de piedras que sube por el risco...

Habían terminado con los grandes, pero todavía quedaban las pequeñas ratas y aquellos reptilianos junto a la extraña hembra. 

Zoak atacó al más cercano. Un pequeño goblin que se enfrentaba a uno de los draconianos. Al minotauro no le importó que estuviera de espaldas, el mejor enemigo era el que estaba muerto, y en eso Zoak no tenía dudas. 

Tras caer los Hobgoblins, lo más duro estaba hecho, pero Zoak, como guerrero que era sabía que, hasta que no cayese el último enemigo, la tarea no estaba hecha, así que, imprimiendo velocidad a sus piernas, se acercó al goblin que más cerca le pillaba. El pobre diablo, que atacaba a uno de los Draconianos, apenas fue consciente de la presencia del Minotauro hasta que este estuvo encima de él, y para entonces era tarde. Invocando el fuego de la mágica espada, Zoak atravesó al goblin como si fuese de mantequilla, mientras el fuego iba cauterizando la hemorragia que, a buen seguro, debía de tener la criatura, que, tras el tirón por parte de Zoak, caso al suelo, muerto.

 Me acerco rapidamente al chaman,  hasta una distancia desde la que poder lanzarle, mas adelante, una serie inocua de luces, que espero que le distraiga hasta que mis compañeros le eliminen...

Viendo despejada la zona sur del combate, Anubis tiene claro su siguiente objetivo, así que, bordeando el cadaver de los Hobgoblins caidos, pasa al lado de Zoak, que acaba de abatir a otro de los goblins, y, a la carrera, se acerca al Chaman, que intenta, con escaso éxito, dejar atras a sus enemigos. Una vez ve claro que no se le irá, el aprendiz de Mago empieza a modelar sus poderes, para, en el caso de que sus compañeros no abatan al goblin antes, usar su magia contra él.

Kartag, viendo que el chaman intenta huir, sale en su persecución con la clara intención de que no escape. Cuando se encuentra a su altura, le lanza un puñetazo en el pecho, con la intención de pararlo, exclamando en común:

Alto chaman!

Cual era tu misión aquí en esta planicie, que sucia magia negra llevaste acabo!

Habla y quizas vivas!

El Chaman amenazaba con huir, toda vez que su pequeño ejercito estaba siendo derrotado, pero Kartag, el Kapak, no pensaba dejar opción a esa posibilidad. No despues de tantos kilometros recorridos, y tantos dias invertidos. Además de esas visiones que le habían guiado hasta allí..., y el calor en el bolsillo interno de su túnica, que se iba volviendo insoportable!! El Kapak podía notar la vibración incluso sin plantar la garra a través del material.

En cuatro grandes zancadas, el desgarbado kapak reduce la distancia con el achaparrado Goblin que, viendole venir, trata de defenderse con su vara perlada de huesos, pero un potente golpe en el pecho hace que el aire abandone, en un momento, los pulmones del Chaman, haciendo que su capucha se deslice hacia atras, dejando ver una cara saturada de tatuajes, con jirones de pelo apelmazado al azar, y apenas nada de carne en una cara cadaverica, con piel amarillenta y tirante.

Las palabras del Kapak, las primeras que se le han oido pronunciar, y en idioma Común, sacan del estupor al goblin, que mira, con sus ojos amarillentos, con pupila morada, a los ojos reptilianos del Draconiano: dos razas antaño hermanadas por la Reina Oscura, Takhisis, y ahora enfrentadas, en muchos casos, en casos como este. Pareciera que trata de evaluar sus posibilidades, ahora que el monje enguantado se le ha echado encima.

Miro al chaman con ira. El muy cobarde estaba huyendo, y sabía que él es cabaz de correr más de lo que yo puedo correr con la armadura que portaba. Parecía que aquellos a los que auxiliamos estaban dando buena cuenta de él, en especial ese que combatía con sus puños armados.  La ira crecía y me hacía sentirme impotente, pues tampoco pues ni siquiera mi dios podía ayudarme en ese momento a cazar a ese enjendro. Ofuscado en mi propio malestar llego a darme cuenta que en el borde de la oscuridad todavía quedaba un goblin. El que se enfrentaba contra esa mujer tan rara.

No tardé ni medio segundo en dirigirme a por ese ser.  Corrí hacia el goblin quedandome justo al otro lado de la misteriosa dama y asesté un fuerte espadazo que impactó certero en el hombro del goblin y se hundió lo suficiente en su caja torácica como para hacer una muy fea herida.

El pequeño ser proferia insultos y estocadas por igual a Desdemona, esperando entrar por fin en su extraña guardia, en la que usaba aquella maldita ballesta como escudo, o eso le parecía!! La enigmática figura desviaba cada rudo ataque, segura de sí misma. Si aquel goblin seguía aún vivo, era porque aún no había decidido acabar con él. Pero se estaba empezando a cansar, pues los goblins la hostigaban, y no podía vislumbrar quien había venido en su ayuda... o había sido coincidencia la aparición de aquellos que estaban acabando con los goblins, más allá de su oscuridad??

De pronto, del borde de aquella oscuridad emerge, con un grito de guerra un humano rubio, con armadura, y un extraño blasón, que a la chica le suena, pero no es capaz de ubicar, dadas las circunstancias. El humano llega a la carga, y de un certero espadazo desmembra el hombro del goblin que la importuna. La pobre criatura deja caer la espada, y cae de rodillas, aunque no llega más que a girarse ligeramente antes de que el dolor le haga perder el conocimiento. Pese a que Tarben no se ha especializado en el tratamiento de heridas, puede ver que la herida no ha matado al goblin o, al menos, no de momento...

El enorme escudero observa el campo de batalla y asiente con satisfacción. El combate se ha desarrollado satisfactoriamente para ellos, sin bien el minotauro necesita atención, Zoak es duro como las piedras de afilar. Colocándome el espadón en el hombro me dirijo hacia donde está uno de los hijos de los dragones y Anubis. El chaman sigue vivo y sería interesante hablar con él. Las visiones nos han traído hasta este combate y quiera saber porqué.

- Dracononiano, no mates al chaman, necesito hacerle alguna pregunta- mi voz resuena potente, mientras paso a paso me acerco al esmirriado y herido, lider de los goblins, el espadón, de más de dos metros de pesado acero, descansa en mi hombro liviano, como el hatillo del peregrino. La sangre de sus guardaespaldas chorrea por su hoja hasta la empuñadura. Mientras, mi cuerpo y mi rostro libre de heridas o un simple rasguño, clava los ojos en el chaman. Mientras me acerco. Paso a paso.