Partida Rol por web

Con, diríase, renovadas fuerzas y preparados para la seguir a quienquiera que haya secuestrado a Silvanariel, el grupo recoge el petate. Cuando ya está saliendo por la puerta, Freya se da cuenta de que aún no ha realizado sus rezos matinales y así lo comunica a Selt, Malon y un somnoliento Kirir.
- ¿Sería mejor avanzar ahora o tal vez debería pedir la ayuda de Branchala antes de continuar?- pregunta a sus compañeros, pues aunque quiere seguir a su compañera no quiere hacerlo sin la bendición de la deidad.

Pues no se qué decirte, balbucea Malon. Cuanto antes nos pongamos en marcha, mejor, pero hacerlo con apoyo divino la verdad que mola más.

No hay tiempo, Freya, exclama Selt impaciente. Lo que quiera que se ha llevado a nuestra amiga no va a ponerse a rezar mientras buscamos, eso dalo por seguro.

Las grandes huellas pezuñas son profundas y están bien marcadas en el embarrado sendero; quienquiera que las hiciera no se ha molestado en ocultarse. Tras algo más de media hora de lento avance, encontráis que las huellas se juntan con otras más grandes (bastante más grandes diría Malon, que puede meter sus dos pies en vertical y no salirse de las mismas) y pesadas que venían en la otra dirección. Ahí, las huellas se juntan y se dirigen a través de una pequeña arboleda.

Vaya. Esto es preocupante, exclama Selt viendo que ya son dos los objetivos que el grupo está rastreando. Tomemos precauciones. Desenvaina su maza, embraza el escudo y reanuda la marcha.

¡Unas huellas más grandes! ¿Serán de un gigante? Nunca he visto un gigante, parlotea Malon, incapaz de ocultar su excitación.

Y se dispone a seguir el rastro alegremente.

Freya traga saliva...

¿Gigantes?

Intentando parecer tranquila, aunque con una sonrisa nerviosa, se pone en marcha detrás de sus compañeros.

Cita:

Sí, sí, parlotea Malon, encantado de la vida. Me han dicho que son de tamaño mayor que el de los ogros, lo que no sé es si serán carnívoros. Se rasca la cabeza por unos instantes paa continuar: Kirir, ¿tú habías visto alguna vez unas huellas semejantes?

Tras tomar la senda, y apenas avanzados un centenar de pies en la arboleda, escucháis pasos cerca del camino principal. Cuando os giráis descubrís un enorme minotauro, acompañado de lo que parece un humano mal aliñado: o un ratero o un hombre de los bosques. Ambos van bien pertrechados y armados y os miran intensamente.

¡Alto! ¿Quiénes sois y qué hacéis aquí?

Freya se para junto a Selt, un poco detrás de él, mirando a los dos individuos con una sonrisa tranquila en el rostro.

El minotauro lleva la mano a la empuñadura del hacha en un acto reflejo, mas tras unos instantes de incertidumbre y tras echar un vistazo a su alrededor, al parecer mas tranquilo, deja la empuñadura...

-Yo andar por donde darseme gana, quien se atreve a detenerme?- pregunta con una voz grave y profunda.

Oh, no es una detención, señor minotauro, es tan solo una pregunta. Estoy seguro de que mi compañero no quería parecer rudo al hacer la pregunta. Verá, estamos buscando a una amiga nuestra perdida y nos preguntábamos si Ustedes podían haberla visto.

Mientras el kender habla, el humano desharapado se esconde tras los músculos del minotauro y toma el arco de su espalda. Al tiempo que murmura algo solo audible por el ser monstruoso, coloca una flecha preparándose para disparar.

La sonrisa se esfuma del rostro de Freya, que no tarda mucho en sacar el escudo y ponerse delante de sus compañeros, mientras cierra los ojos y se prepara para murmurar algo... casi al instante, pronuncia sólo una palabra, mirando al individuo que se esconde detrás del minotauro.

- Deténte. Su voz es suave, tranquila... pero su mirada decidida y dura.

Freya se concentra en detener al humano, sin embargo, ya tarde se da cuenta de que este se haya demasiado lejos como para que pueda ser afectado por el encantamiento.