Partida Rol por web

Nadie respondió a Rolo, pero ese momento reparó en que la luz era similar a la que había visto en la visión que le asaltó en el campo de batalla, antes de liberar a sus compañeros.

-Aquellas visiones en el campo de batalla parecían recuerdos, o quizá premoniciones sobre la empresa que debían afrontar, pero ahora parecía estar en una realidad distinta.

+Si esta es otra alucinación de la misma naturaleza, quizá sea algo que esté por ocurrir. -Dijo con voz queda, hablando consigo mismo como acostumbraba a hacer. +Quizá estoy previendo nuestra llegada al Tártaro... o a lugares más profundos, tal como Atenea le dijo a Kainos que debíamos hacer. ¿Es posible que sea un lugar tan tranquilo como éste escenario que [...]

-Mientras divagaba recorría la cubierta en zigzag desde popa hacia proa, rebuscando caulquier detalle en el barco, asomándose por la borda cuando la alcanzaba, y otenado el orizonte cada tanto.

La cubierta estaba tal cual la recordaba, pero completamente desierta. El barco permanecía inmovil, suspendido sobre un mar sin olas que se extendía hasta donde llegaba la vista reflejando el cielo como un espejo perfecto. El patrón hexagonal del cielo reflejado en el mar generaba la sensación de que el barco flotaba en el centro de una esfera hecha de facetas hexagonales.

Al asomarse por uno de los laterales vio que el casco del Regalo se afilaba hasta el punto donde debería estar el agua y luego volvía a ensancharse hasta llegar a la baranda de un barco idéntico, que colgaba cabezabajo al otro lado del espejo infinito.

Sin embargo, Rolo notó que algo no encajaba. Al mirar hacia el otro barco no había otro Rolo devolviéndole la mirada.

Elrohir estaba completamente bloqueado.

"¿Que? Yo no he oído nada" - mintió.

Pasoron unos treinta segundos. TOC. Otro golpe. Y poco otro más. Eran más bien suaves y no parecía pusieran en jaque la integridad de la nave.

- ¿Seguro que no hay nada señor? - preguntó Alexandros una segunda vez.

"No... me encuentro muy bien... "

"¿Puedes mirar tu? - dijo mientras vomitaba de nuevo, esta vez sobre la cubierta.

- Sacando medio cuerpo hasta que su centro de gravedad se bamboleaba dentro y fuera del barco, estiró el brazo todo lo que pudo para intentar tocar el agua. Mantuvo esa tensión durante unos segundos antes de darse cuenta de lo ridícula que era la situación: el agua estaba aún a varios metros de su mano.

Se incorporó de nuevo y, tras vacilar un momento, apoyó las manos sobre la borda para darse un pequeño impulso. Subió una rodilla primero y apoyó el pie contrario. Con las manos aún apoyadas para asegurarse de mantener el equilibrio, se puso de cuclillas sobre el canto del parapeto dando la espalda a la nave, se irguió con calma y, una vez de pie, asomó la cabeza cuidadosamente. Su reflejo seguía ausente. Miró al horizonte y respiró profundamente; cerró los ojos; levantó el pie izquierdo; de nuevo una breve vacilación... y dio un paso al frente.

- Eh, vale, de acuerdo señor. Tome el timón mientras yo me asomo - dijo el chico - mejor no perder impulso, vamos con muy buen viento.

Elrohir se levantó tembloroso y agarró las palas que Alexandros le ofrecía. En cuanto pasaron de mano notó la presión que el mar ejercía sobre ellas. No hacía falta una fuerza enorme para manejarlas, pero sí un esfuerzo constante. Se sorprendió de que Alexandros estuviese aguantando aparentemente tan bien.

El muchacho recorrió la cubierta, asomándose por los laterales mirando hacia el agua.

- Parece que no hay nada - dijo mientras caminaba a lo largo de una de las bandas - oh, ahí hay algo flotando - añadió señalando a pocos metros de distancia del casco - parece algo de madera, quizá sea un tronco a la deriva -

Elrohir se dio cuenta de que, curiosamente, desde el punto de vista del timonel no se veían demasiado bien el area que rodeaba el barco directamente, y la vela impedía ver qué había justo delante.

El joven siguío caminando por la banda y escudriñando el mar con el ceño fruncido, tratando de ver en la oscuridad.

- Ahí hay algo más que flota, también parece madera. Y un poco más allá hay algo también - dijo en voz alta mientras miraba y seguía caminando - Debemos haber chocado contra algo similar. Es extraño, de dónde habrán salido tantas.... -

El chico permaneció inmovil y en silencio durante un instante y luego se giró rápidamente con cara de espanto.

- VIRE A ESTRIBOR SEÑOR ELROHIR!!! AH ESTRIBOR!!! - gritó mientras echaba a correr hacia la parte trasera del barco.
 

Rolo se dejó caer y notó como si se zambuyese en el agua. Abrió los ojos y se encontró completamente sumergido, zarandeado por una violenta corriente. Todo estaba oscuro y no sabía hacia dónde estaba el cielo y donde el fondo del mar. Se tranquilizó y vio que las burbujas de aire que exalaba seguián cierta dirección, así que la siguió y pronto su cabeza rompió la superficie del mar.

La superficie estaba embravecida y las frías y negras olas le arrastraban de un lado a otro. Nubes oscuras cubrían el cielo y el sonido de truenos le llegaba desde todas direcciones. Un relámpago azulado cortó las nubes no demasiado lejos de él y se estrelló en el mar.

No había rastro del Regalo.

- Una ráfaga de pánico le atravesó la espina dorsal, rápida e intensa como una corriente eléctrica, advirtiéndole de que no debía permitir que la situación le sobrepasase.

En constante forcejeo con la marea que intentaba hundirle con cada ola, miró a su alrededor buscando algo a lo que agarrarse, o alguna figura en el horizonte que le indicase una dirección hacia la que nadar.

Elrohir recordó la breve charla preparatoria que habían tenido con Alexandros, sin embargo no recordaba la palabra "estribor".

Asomó un poco la cabeza a ver si divisaba algo en el mar, pero no vio nada

"¡¡ ¿Qué significa estribor? !!" - le gritó.

Alexandros corría hacia la popa mientras gesticulaba y gritaba - ¡HACIA LA.... -

Con un crujido de maderas la velociad del Regalo diminuyó súbitamente, haciendo que Elrohir y Alexandros se precipitaran sobre la cubierta. El extremo frontal del barco se levantó sobre las olas mientras terminaba de detenerse, quedando la cubierta inclinada hacia atrás, haciendo que diferentes objetos que descansaban sobre ella empezaran a desplazarse hacia atrás.

Las negras aguas subían y bajaban, dificulatando la vista de Rolo, que por más que lo intentaba no veía nada en el horizonte. Otro relámpago rasgó la oscuridad, impactando sobre las olas no demasiado lejos de él.

Momentos después, el hoplita pareció ver una silueta surgiendo entre las olas. Parecía un islote, pero cada que vez que su cabeza sobresalía entre las olas era más y más grande. Llegó un momento que la silueta era tan grande que seguiá siendo visible incluso cuando la cabeza de rolo estaba rodeada de agua más alta. Y luego siguió creciendo. Otro relámpago restalló, revelando una gigantesca forma alargada surgiendo del agua. Parecía una serpiente colosal, o quizá algún tipo de gusano monstruoso. Otro relámpago, esta vez detrás de Rolo, iluminó a la criatura. Tenía una piel resbaladiza y desagradable, de un color gris ceniciento, y no parecía tener ojos. La cadencia de los relámpagos aumentó, de forma que Rolo pudo observar la aterradora figura con más detalle, y también pudo observar cómo el monstruo se volvía y apuntaba su horrible hocico hacia él.

Las fauces de la criatura se abrieron en cuatro partes, como los pétalos de una flor indescriptiblemente repulsiva, y de ellos salió un rugido prácticamente idéntico a los truenos que había eschado hasta ese momento. Mientras bramaba, un fulgor eléctrico empezaba a surgir desde las garganta del coloso, que con sorprendente rapidez lanzó su ciclópeo cuerpo hacia Rolo.

Rolo despertó entre gritos y se encontró rodando por la cubierta del Regalo. Chocó contra una de las bandas de la nave y una cajón de madera le golpeó en el pecho antes de seguir rodando hacia la popa, dirección en la que él mismo habría seguido rodando de no haberse agarrado a uno de los tablones del barco.

Las maderas y los cabos del Regalo crujían, la parte delantera del barco (la proa según le había enseñado Alexandros) estaba mucho más arriba que la popa. El cielo estaba cuajado de estrellas.
 

Triss despertó al escuchar a Alexandros gritar. Sin entender qué ocurría se incorporó e inmediatamente escuchó un fuerte crujido de maderas procedente del barco. El Regalo se inclinaba, empujándola hacia un lateral y hacia atrás. Escuchó a Rolo gritar y vió su cuerpo precipitarse contra una de las bandas y cómo un cajón de madera rodaba hacia él, se estrellaba contra su pecho y luego seguía rodando hacia la popa del barco.

Las maderas y los cabos del Regalo crujían, la parte delantera del barco (la proa según les había enseñado Alexandros) estaba mucho más arriba que la popa y los objetos situados sobre la cubiera rodaban hacia allí. Alexandros y Elrohir también estaban en el suelo, sujetándose a lo que podían encontrar.

El cielo estrellado, con una potente luna, daban a la cubierta un tinte entre grisaceo y azulado, que combinada con lo estraño y repentino de la situación conferían a la escena un aspecto onírico. Pero era poderosamente real.

La proa del Regalo bajó lentamente, reduciendo la inclinacióin de la cubierta, que no volvió a estar horizontal del todo. Las maderas de la nave y los cabos crujían, y el avance del barco parecía haberse detenido por completo.

- ¡¿Están todos bien?! - preguntó Alexandros con cara de preocupación- ¡Había algo delante de nosotros y lo hemos embestido!

Triss se palpó el cuerpo y se movió un poco para verificar que no notaba sangre ni dolor:

- Yo estoy bien. ¿Habéis visto contra qué hemos chocado?

Ella misma miró alrededor, a ver si con la luz de la luna se veía algo.

Elrohir estaba conmocionado.

Se habia precipitado contra la popa del barco y una tinaja habia impactado a escasos centrimetros de su cabeza, haciendose añicos, algunos de los cuales le habian hecho cortes en la cara.

Esquivando los restos esparcidos por la cubierta gateó hasta la borda de la embarcación y, timidamente, echo un vistazo a la proa por fuera, para intentar identificar el origen de la colisión.

Elrohir oteó por encima de la baranda. El Regalo tenía su proa, literalmente, encima de los restos de otro barco. El casco de la embarcación estaba semihundido, girado sobre uno de los costados y con la mitad de la cubierta sumergida. El mástil, con el soporte de la vela roto, surgía del centro de la cubierta como una lanza y se había enredado en los cabos del Regalo y atravesado su vela.

Pasmado ante tan insolita escena, Elrohir oteó por los alrededores en busca de los tripulantes de la otra embarcación, si esque aun seguían por ahi.

Escudriñando las olas, A unos 30 metros, Elrohir creyó ver la blanca piel de una persona rompiendo la superficie del mar. Parecía estar asida a algo, quizá un pedazo del naufragio. Parecía agitar un brazo, aunque con poca energía, y aguzando el oído parecía que gritaba un ronco "EEEEEH!" por encima del rumor del mar.