Partida Rol por web

"No se si era el mi enciclopedia lo que buscabamos, y tampoco pude ver la cara de nuestros captores...
pero parece que los recuerdos cuadran".

"¿Qué es eso de Gae Bolga ?" - preguntó dirigiendose a Olíndica.

Olíndica señaló su lanza - Esta es la Gae Bolga.

Los elfos asintieron tras escuchar vuestros relatos, se levantaron e hicieron un gesto hacia la puerta, invitando al grupo a seguirles.

Tras caminar por varias escaleras de madera y cuerda llegaron al suelo del pantano y avanzaron hasta el exterior del poblado. Una pequeña multitud de elfos del pantano estaba reunida allí en un reflexivo silencio sólo roto por alguna conversación en voz baja aquí o allá. La atmósfera era triste y la temblorosa luz que se colaba entre las copas de los árboles no mejoraba la situación. Daba la impresión de que hasta los sonidos de la fauna del pantano eran más quedos.

El grupo avanzó junto a los líderes elfos hasta un lugar donde había un par de pequeños agujeros recientemente excavados en el suelo. Les señalaron donde colocarse y empezaron una breve ceremonia en élfico.

El significado de las palabras se les escapaba, pero se pudo apreciar tristeza y emoción. Hubo un gesto hacia el grupo y algunas miradas clavadas en ellos cambiaron de la desconfianza al respeto. En cierto momento dos parejas se acercaron y entregaron a Denji lo que parecían dos pequeñas semillas que brillaban con una tímida luz verdosa. Ambas fueran introducidas en los agujeros y cubiertas con esmero por Denji. La ceremonia continuó unos minutos más. Después se hizo el silencio y la multitud empezó a volver al poblado.

- Gracias por asistir a la despedida - dijo Alana, que acababa de aparecer al lado del grupo - La vuelta del alma a la tierra es una parte importante de la cultura de mi pueblo. Ahora podrán echar raíces cerca de sus seres queridos -

Hizo una pausa para intentar ahogar la emoción de su voz y, quitándose una bandolera que llevaba cruzada a la espalda, empezó a buscar algo en su interior.

- Este mapa os guiará fuera del pantano por una ruta segura y os dejará en el camino del norte - dijo extrayendo el documento y ofreciéndolo al grupo - una vez estéis fuera, cualquier cosa que podáis hacer para ayudarnos será muy apreciada por mi pueblo, aunque ya habéis hecho suficiente.

Volvió a buscar en la mochila y extrajo las dos espadas que había rescatado de los cadáveres de sus compañeros.

- Las familias de Tharen y Jerail han querido que las tengáis vosotros - explicó mientras os daba las armas - Ellos ya no las necesitan y vosotros, quizá, podáis usarlas para arreglar esta situación -

- Da las gracias a las familias de nuestra parte, es un gran honor. Esperamos poder ayudaros y arreglar todo esto.- dijo Triss, dando un tímido abrazo a Alana y recogiendo las espadas.

- Tenemos dos espadas y un mapa entonces, si queréis cada uno nos quedamos con una cosa. Por ejemplo Olíndica y yo una espada cada una y Elrohir el mapa.

- "Me parece bien el reparto, aprovechareis mejor las armas que yo" - Dijo cogiendo el mapa..

Se apoyó en un banco cercano y examinó el mapa, quería echarle un vistazo antes de partir por si necesitaba información.

El mapa no era una obra de arte, pero servía a su cometido. Indicaba una ruta a través del pantano mediante pictogramas que indicaban hitos del trayecto, tales como rocas con formas singulares o árboles en distintas disposiciones.

Una vez en el exterior podía verse el camino del norte, marcado con este nombre, que se perdía más allá de los límites del mapa. En dirección Este una flecha marcaba Villatormenta. En la dirección opuesta no había ninguna indicación, aunque por la conversación previa Elrohir sabía que daba acceso al resto del reino.

El mediano creía que podría seguirlo sin problemas. Además, ahora sabía que el límite norte del pantano estaba cerca, así que aunque se perdieran podrían caminar en esa dirección y, antes o después, saldrían de la espesura. 

Olíndica cogió la espada y se la colgó como pudo en el cinturón. -Gracias por todo Alana, haremos todo lo que podamos.

- Nos espera un camino dificil - dijo a sus compañeros - cuando lo veas claro nos ponemos en marcha.

"Nos vendría bien algo para hacer fuego, algunas raciones para el viaje ... y quizá alguna cuerda"

"¿ Nos podéis proporcionar algo ?" - Dijo dirigiéndose a la elfa.

Alana sonrió tras escuchar la pregunta del mediano y cogió la bandolera.

- Veo que la fama de los medianos en lo que respecta a comida es bien merecida - dijo con tono algo burlón - Aquí hay provisiones suficientes para sobrevivir unos días, además de un pedernal - añadió ofreciéndole la mochila. Dadme un momento y os conseguiré una cuerda.

La elfa se alejó y el grupo se quedó sumido en sus pensamientos. Las visiones que habían tenido no eran en absoluto tranquilizadoras y, quizá fuera la opresiva atmósfera del pantano, pero presentían que a partir de ese momento la situación sólo iba a empeorar.

Tras unos minutos Alana volvió con el grupo y les entregó un rollo de cuerda de un color verde oscuro. Tenía unos 6 metros de longitud y era menos pesada que una soga convencional.

- Id con cuidado - dijo a modo de despedida mientras les observaba internarse entre los árboles.