Partida Rol por web

El amor en los tiempos del Sida

12. En buena compañía

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04/12/2012, 01:54
Narración

6 de noviembre de 1984 - 10:25

Tal y como Van Doren le había dicho la noche anterior por teléfono, tenía que visitar su local esa mañana para hablar sobre el trabajo que iba a encontrarle. Contra todo pronóstico, Shyam se encontró una hermosa casita con un jardín bien cuidado en una zona buena de la ciudad. Las cortinas estaban echadas en todas las ventanas, pero por lo demás era un hogar como cualquier otro. Sin embargo, al entrar se dio cuenta de que estaba en un negocio digno de un Oscuro. La decoración del pasillo era en rojo y negro y la luz bastante mortecina. Una chica de color escuchó su excusa para estar allí a esas horas de la mañana y lo envió a la cocina. La casa dormía, ¿qué otra cosa si no? A nadie en su sano juicio le apetecía recibir latigazos a las diez de la mañana. O bueno, quizá no.

La cocina era lo suficientemente grande para que cupieran dos o tres personas a la vez. Había una barra americana donde poder tomar un café, que era precisamente lo que hacía una joven pelirroja. Le sonrió y eso la hizo más bonita si cabía.

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04/12/2012, 02:00
Rose Morrison

La joven debía de rondar la veintena, no mucho más. Tenía la piel pálida y el pelo muy rojo. La nariz, respingona, sobresalía graciosamente. Sus ojos se achinaban cuando sonreía. Shyam no le cupo duda: se encontraba frente a una Kinain con una fuerte herencia feérica. Por su aspecto, diría que se trataba de una Kinain pooka por esa cualidad mona y algo salvaje.

-Hola -dijo, afable-. Tú debes de ser el chico del que me habló la jefa anoche. Me dijo que te diera café y que la esperases. Se acostó tarde. Las sesiones de la noche son siempre las más duras y largas, es normal que necesite descansar. Por cierto, me llamo Rose.

Le tendió una taza de café humeante y lo invitó a sentarse junto a ella.

-No sé qué hace la jefa, que últimamente no hacen más que venir chicos guapos por la mañana. Eres el tercero ya.

- Tiradas (1)
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04/12/2012, 02:22
Shyam

De alguna manera, Shyam envidiaba ese toque de distinción que Van Doren tenía y que había sabido transmitir a aquella casa. Era algo que no todas las personas eran capaces de tener: identidad propia, carácter y fortaleza. Había viajado mucho y conocido a mucha gente, y esas cosas se podían apreciar a simple vista, como aquella casa encantadora con doble fondo. Tenía vida propia. Cuando había sido joven él también se había sumergido en ensoñaciones pensando que tenía ese rasgo fuerte y brillante, pero con los años se había dado cuenta de que la mayor parte de su triunfo era gracias a su atractivo que, de todos modos, tampoco estaba mal. Valoraba ese rasgo de personalidad en los demás, pero no se menospreciaba por ello. Él tenía otro tipo de encantos y cualidades, y se sentía satisfecho con ellos.

Al entrar en la casa sintió respeto, pero no el que infunda el temor sino el conocimiento. Nunca había sentido interés en aquellas prácticas, pero había conocido a gente que sí por lo que no se le hacía del todo extraño aquel lugar. Aun así, notaba la presencia de la pooka en aquel lugar casi del mismo modo que si estuviera presente, y eso le resultaba inquietante. Ya le había pasado antes con Eddi y su corby. Parecían cortados por un patrón similar. Recorrió los pasillos husmeando con la mirada hasta que el olor a café lo despistó. Después lo hizo su sonrisa.

-Hola -respondió con una sonrisa atontada-. Yo soy Andrew.

Su soltura y naturalidad le resultaron encantadoras. Aceptó la taza caliente y tomó asiento donde le indicó.

-Si hubiera sabido de la presencia del servicio me habría pasado antes como cliente antes de pedir trabajo -bromeó, esta vez sí, con aquella sonrisa que robaba almas. O algo así le había dicho alguien alguna vez. Carraspeó y adoptó algo más de seriedad. No le pareció muy profesional tontear con jovencitas del lugar donde iba a trabajar. En general, ya no le parecía muy correcto tontear con nadie-. Lamento que te haya hecho cargo de atenderme. De haberlo sabido habría venido más tarde.

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04/12/2012, 02:54
Rose Morrison

-¿De veras? -preguntó ella, ensimismada por su sonrisa. Se la devolvió mirando sus labios y luego sus ojos, dos de las partes más atractivas de su anatomía-. No sabía que los chicos así de guapos tuviesen esa clase de fetiches. Cosas que se aprenden trabajando aquí, supongo.

Dio un sorbo a su café y negó con la cabeza.

-Ah, no, no... Aunque lo parezca, en realidad no tengo mucho que hacer. La jefa me tiene aquí para recibir a las visitas y hacer como que limpio. De las dos, prefiero la primera. Mucho mejor que bregar con el polvo y otros fluidos, tú ya me entiendes.

Rose se pasó una mano por el pelo, coqueteando discretamente.

-¿Y qué intenciones tienes con ella? -preguntó, inocente-. Tengo que preocuparme por su bienestar, ¿entiendes?

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04/12/2012, 03:07
Shyam

Shyam probó el café mientras escuchaba. Le sentó bien aquel calor reconfortante, y la bebida sirvió de pretexto para no mirar tanto a la kinain. Sintió cierto alivio al descubrir que Rose no pertenecía al servicio habitual, sino que hacía trabajos de mantenimiento, probablemente cercanos a los que él iba a desempeñar. Bueno, eso le daba sin duda infinidad de ocasiones para seguir conociéndola, aunque una parte de sí seguía empeñándose en recordarle que aquello no estaba del todo bien.

Rió animadamente ante su repentina preocupación por Van Doren. Dudaba que esa mujer llegase a necesitar la protección de nadie.

-Claro, claro. -dijo asintiendo con la cabeza. Sus rizos se movieron al unísono y él los colocó tras las orejas puntiagudas-. Todo el mundo se preocupa por sus jefes. Pero, la verdad es que probablemente haga algún trabajo parecido al tuyo. No me va mucho la temática de este lugar, aunque tiene su encanto -admitió.

Echó un vistazo alrededor y su rostro volvió a encontrarse con el de Rose. Sonrió y se inclinó ligeramente hacia ella adquiriendo un tono confidencial.

-Eres una kinain tan lista como guapa, ¿eh? -asió la taza de café con la diestra y sobre la otra apoyó el mentón. Ahora que el sarpullido quimérico ya no estaba, ni aquella horrible tos, se sentía mucho más seguro de sí mismo-. Van Doren olvidó comentar ese detalle.

Notas de juego

Doy por hecho que al ser kinain sabrá lo que es.

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04/12/2012, 12:56
Rose Morrison

Rose parpadeó con cierta confusión, aunque intentó disimularla.

-Perdón, ¿una qué? Espero que sea sinónimo de chica encantadora...

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04/12/2012, 13:39
Shyam

Shyam se quedó perplejo, pero supo salir rápido de aquel enredo. No era la primera ni la última vez que metía la pata, aunque le resultaba imposible que Van Doren no se hubiese dado cuenta de ese detalle. Y si lo sabía y no tenía intención de hacérselo saber, acababa de liarla aún más.

-Es una palabra gaélica. Para definir a las hadas que vivían allí en la época de los celtas. -explicó, dándole un giro radical a la conversación. Se giró de cuerpo entero en la silla hacia ella y siguió relatando, entusiasmado-. También se les llamaba Aos Sí o Daoine Sídhe, y la gente creía que habitaban en los túmulos y en un lugar muy lejos, más allá del océano Atlántico. Pero kinanin suena más... encantador -le dio un sorbo al café-. He viajado mucho por el mundo.

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04/12/2012, 13:52
Rose Morrison

Rose hizo una pose de pin-up de los años cincuenta mientras le miraba pícara.

-Así que un hada. De todos los piropos que me han echado, éste es el más curioso y el más interesante. Ya quisiera ser una de esas hadas y hacer lo que quisiera, engañar a los humanos para que me diesen regalos y tener poderes mágicos. -Dejó de contonearse y se inclinó hacia delante-. ¿Has conocido a muchas de esas kinain en tus viajes, Andrew?

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04/12/2012, 14:05
Shyam

Se sonrió.

-Algunas he conocido, sí -al menos en ese tema no se vio obligado a mentir-. Pero eso fue en otro tiempo.

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04/12/2012, 14:33
Rose Morrison

-De modo que ahora estás soltero... -ronroneó Rose-. Bien, bien, creo que esta conversación está dando fruto. Espero que la jefa no se despierte hasta que haya terminado de escuchar todas esas cosas bonitas que me dices...

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04/12/2012, 14:41
Shyam

Era tonto por creer que aquello podía llegar a buen puerto. Al final llegaba a ese punto en el que dar un paso más suponía hablar o callarse, y esta vez prefirió optar por lo segundo. No tenía muchas ganas de espantar a nadie o de que lo mirasen como un apestado, haciendo gestos tan molestos como usar un pañuelo para taparse la boca o evitar incluso darle la mano. Quería preservar la buena impresión que había causado, y atesorar aquel buen recuerdo de una Rose encantadora y juguetona.

-Creo que por hoy se acabaron las cosas bonitas -dijo, resignado. Iba a añadir otra zalamería aludiendo a que era imposible cumplir esa afirmación si ella no desaparecía de aquella cocina, pero se mordió la lengua-. Aunque ha resultado una grata sorpresa venir aquí.

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04/12/2012, 20:47
Rose Morrison

-Lo mismo digo. Pero si vas a trabajar aquí, nos veremos a menudo. Eso me gusta... -sonrió ella, sibilina.

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04/12/2012, 20:56
Shyam

Shyam le devolvió la sonrisa.

-Ya... A mí también -respondió poco entusiasmado, aunque en el fondo le encantaba saber lo interesada que estaba. Sus dedos tamborilearon sobre la cerámica de la taza, pensativo- Eso sería... genial. Pero no creo que te siga interesando mucho más tiempo, la verdad.

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05/12/2012, 12:15
Rose Morrison

-¿Porque soy una voluble Kinain y dispongo de los mortales como más me apetece? -preguntó juguetona-. Digamos que puedo hacer la excepción por una vez... dado que el chico es extremadamente apuesto.

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05/12/2012, 13:02
Shyam

Shyam se rió al pensar que él sí que había sido un verdadero golfo durante la mayor parte de su vida. Se le hizo raro pensar en alguien que le dejase de lado, en vez de al revés.

-Gracias, pero no. No es nada de eso. Es cosa mía -Se pasó la mano por el pelo, indeciso, y terminó rascándose el cuello. La miró, al menos durante las primeras palabras-. Verás, es que estoy... padezco una enfermedad. Soy seropositivo, así que, eso, mejor dejar las cosas claras. No me gusta crearme expectativas donde no las hay, y mucho menos hacer daño a nadie -dijo, muy atento a la superficie espumosa de su café.

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05/12/2012, 15:07
Rose Morrison

Rose abrió la boca y por un momento pareció incapaz de decir nada. Luego murmuró:

-Yo me prostituí durante un año y cogí clamidia y ladillas. Me había ido de casa y no sabía qué hacer.

La chica había dicho esto con total naturalidad, como si hablase del tiempo. Alargó una mano y le apretó el brazo a Shyam, entre consolándolo y dándole confianza. Ahora su expresión era grave.

-Podría tenerlo también. ¿Es grave?

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05/12/2012, 15:16
Shyam

Shyam levantó la cabeza y la miró anonadado. En el fondo, muy en el fondo, se sintió mala persona por considerar la mera posibilidad de que estuviese contagiada también. Pero aquel pensamiento se vio despachado al cerciorarse de que, nuevamente, la gente no tenía ni idea de lo que hacía en su vida privada. Aunque si se había tenido que prostituir, probablemente no habría sido por gusto.

Con timidez, pues apenas la conocía de unos minutos, le cogió la mano. Apartó cualquier tipo de prejuicio para sacar al Shyam comprensivo, amable, y de mirada intensa, que transmitía las malas noticias.

-Lamento decirte que sí lo es. Deberías hacerte las pruebas en cuanto tengas un rato libre, por precaución -Sus dedos acariciaron el dorso de su mano-. ¿Has pasado alguna gripe grave y persistente después de eso?

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05/12/2012, 15:41
Rose Morrison

-Siempre he tenido buena salud, excepto por lo de los bichitos. Oh, ¿puedes creerlo? Me da más vergüenza que sepas eso que cualquier otra cosa. No tengo miedo por el sida, la verdad. Dudo que lo tenga. Es una enfermedad que a las mujeres no nos afecta... tanto. -Rose le cogió la mano-. Tengo miedo por ti. ¿Estás bien?

Había dejado de coquetear de un modo evidente, pero sus ojos continuaban transmitiendo interés. Al menos no rehuía el contacto de un enfermo.

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05/12/2012, 15:49
Narración

Cuando Van Doren bajó a la cocina vio a Rose cogiendo la mano de Shyam entre las suyas y hablándole muy de cerca. Un par de tazas a medio beber humeaban sobre la encimera.

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05/12/2012, 15:54
Madame Van Doren

Aquella visión hizo que palideciera bajo una ligera capa de maquillaje. La madame ni siquiera había pensado en la posibilidad de que aquello pudiese ocurrir al invitar al sidhe al Terciopelo Rojo, pero debía haberlo imaginado. A Van Doren le gustaba Shyam, como a todo el mundo. Le parecía un hombre sensato y muy atractivo, y siempre esperaba una sonrisa o un guiño; esas cosas que la hacían sentirse joven. Nunca había fantaseado con que tuvieran algo, no era ese el caso, pero el verle ahí sentado, sonriendo y sujetando la mano de Rose, le hacía sentirse vieja, muy vieja.

"Rose..." pensó dándose cuenta tras el shock de lo que en realidad estaba viendo. Su hija estaba haciendo manitas con un enfermo de sida.