Partida Rol por web

El amor en los tiempos del Sida

20. Las amantes de las arañas

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03/01/2013, 17:03
Narración

7 de noviembre de 1984 - 13:30

Damara llevaba esperando en el feudo desde mediodía. Su hermana le había dicho que alguien había llamado para citarla allí a las doce. La sluagh era paciente y habiendo libros no tenía problema, pero dieron y media y todavía nadie se había dignado a acercarse. Al final, los tacones de Van Doren rompieron el silencio y levantaron una nube de polvo. Era de suponer que hubiese sido ella la citadora. Bernardette se apresuró a desaparecer mientras murmuraba algo malintencionado.

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03/01/2013, 17:11
Madame Van Doren

-Te he oído Bernardette -dijo al verla escabullirse, aunque no era cierto. La Madame se presentó en la biblioteca con el pelo suelto y un vestido granate-. ¿Damara? Ah, ahí estás... Justo a tiempo.

Van Doren le dedicó una sonrisa de color rojo oscuro antes de acercarse.

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03/01/2013, 17:46
Damara

Damara estuvo a punto de decirle que a tiempo había estado hacia más de media hora, pero se detuvo porque había aprendido que la puntualidad y la mayoría de los modales básicos no se aplicaban demasiado bien en el feudo y no le parecía adecuado intentar imponerlos sobre la gente. Cerró el libro con ambas manos y lo dejó a un lado, levantándose para recibirla:

-Madame -dijo como todo saludo. Aunque estaba segura de que su oficio conllevaba algún tipo de etiqueta, nunca había tenido muy claro cómo funcionaba en sus horas libres.

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03/01/2013, 18:23
Madame Van Doren

Van Doren fue dejando sus pertenencias en sillas y mesas hasta alcanzar a la sluagh. Lo último que se quitó de encima fue el bolso, que retuvo un instante entre las manos sin saber muy bien como saludar a la joven. Las peculiaridades de Damara siempre se escapaba a su entendimiento, pero la madame solía ser bastante comprensiva. Al final optó por ir al grano.

-Necesito que hagas algo por mi, pero no debes decirle nada a la prensa. Sería desastroso que Shyam y Calandra se enteraran. Catastrófico más bien -apuntó mirándola fijamente, dejando al fin el bolso en la primera superficie que vio a su alcance.

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03/01/2013, 18:37
Damara

Los ojos de Damara siguieron las manos de la mujer mientras regaba el sitio con sus pertenencias y pensó en su bufanda, cuidadosamente doblada debajo de su pequeño bolso, fuera de la vista de quien entrara. Se preguntó si aquello de cubrir la habitación con sus cosas también suponía una forma de dominación social.

-Me gustaría saber de qué se trata antes de decirte que sí -dijo con una pequeña sonrisa que desapareció casi al instante-, pero haré lo que pueda, si está en mi mano. Y por supuesto, seré discreta.

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03/01/2013, 18:49
Madame Van Doren

Van Doren le sostuvo la mirada con el ceño fruncido antes de relajar el gesto y sonreír de nuevo.

-De hecho hasta hace un momento estaba en tu mano -dijo mirando el libro que Damara acababa de dejar y dando un paso hacia delante-. Quiero que hables con los libros -La madame levantó una mano en el aire y asintió antes de que la joven dijera nada-. Lo se, lo se. Se que piensas que es una tarea muy complicada, pero debes hacerlo por mi... Averigua con qué libros estuvo hablando Garin la última vez que pasó por la biblioteca. Conociéndole probablemente fuese la primera y única vez que pisó esta sala, así que no debería ser complicado. Es pan comido.

La madame mantuvo las distancias, pero bajó el tono de su voz hasta hablar en susurros, como ya hiciera Damara.

-Lo más importante es la discreción. Nadie debe saber lo que hacemos con los libros.

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03/01/2013, 19:58
Damara

Ella arqueó una ceja, curiosa:

-Puedo hacerlo, sí.... pero me gustaría saber más. ¿Por qué tanto misterio? -preguntó rodeando la mesa y acercándose a ella-. Y no te preocupes, como ya te he dicho, soy muy discreta con todo tipo de información. ¿Sabes cuándo habló con los libros? Ellos piensan en el tiempo de una forma un poco distinta -dijo retirando una silla suavemente y ofreciéndole asiento con un gesto-, pero siempre está bien tener una idea aproximada.

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03/01/2013, 20:25
Eddie Castle

Un estruendo de botas con puntera de metal anunció que llegaba alguien. En el salón entró un redcap alto y ancho de espaldas vestido de cuero y acero. El pantalón, negro con antiguas manchas ya marrones y hebillas hasta por encima del ombligo, era la prenda más consistente de todas y no llegaba a cubrir el pecho blanco grisáceo y lleno de cicatrices. Los brazos estaban embutidos en guanteletes metálicos cubiertos de cristales, clavos, tachuelas y hasta alambre de espino. Una pesada hombrera llena de pinchos tintineaba en el hombro derecho al igual que los dos machetes que le colgaban de las caderas. El pelo rojo, ahora engominado y peinado hacia atrás, solía ser peinado en una cresta. En otros tiempos, Eddie se decoraba con pinturas de guerra o se cubría la cabeza con un casco hecho de hueso y hasta se ponía cadenas y piercings imposibles en la cara, pero el tiempo había pasado y las marcas más notables aparte de las cicatrices del pecho y los brazos eran las arrugas bajo sus ojos y en su frente.

Damara no lo conocía en persona, pues hacía tiempo que no venía al feudo, pero en otros tiempos aquel hombre era conocido como Ed el Rojo o directamente Red. Aquellos machetes habían probado la carne de muchos changelings y abierto los cráneos de tantos otros. Hubo un tiempo en que su nombre provocaba terror, pero para los changeling Infantiles y los Rebeldes más jóvenes ya no significaba nada.

-Hola -dijo entre dientes, puntiagudos y enormes y hechos para masticar toda clase de carnes y materiales-. ¿Estás lista ya?

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03/01/2013, 20:48
Madame Van Doren

-Gracias, cielo -dijo sentándose. No había tenido mucho tiempo para descansar estos últimos días, así que cualquier momento para reposar era bienvenido. Van Doren se cruzó de piernas, agarrándose el vestido para que no se le levantara, y esperó a que Damara tomase asiento a su lado antes de resolver sus dudas-. Debo de ser la primera en encontrar a Garin para que todo salga bien, así que por eso tomo tantas precauciones. Se donde está y donde estará, pero no logro ver lo más importante, el donde ha estado. Y para cuando voy a su encuentro ya se ha ido. Soy incapaz de llegar a tiempo, por eso necesito que los libros me cuenten su historia. Créeme, jugar con el destino es verdaderamente frustrante...

Van Doren se disponía a decirle cuando sospechaba que Garin había ido a la biblioteca por última vez, pero un sonido conocido vino del pasado para sorprenderla. La pooka se volvió para encontrarse con Eddie; parecía una vieja gloria de la música, pero aún así había algo en él que todavía titilaba con el brillo de tiempos mejores. Cuando la pooka consiguió reponerse de la impresión y de los recuerdos, se llevó una mano a la frente para frotarse la sien. El redcap había llegado demasiado pronto demasiado pronto.

-Hola Eddie... Solo tardaré un segundo. Espérame fuera.

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03/01/2013, 21:30
Eddie Castle

Eddie resopló un juramento y se dio media vuelta para esperarla en el recibidor.

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03/01/2013, 22:53
Damara

Damara decidió actuar como si el hijo secreto de un redcap y el cajón de la cubertería no acabara de llegar e irse sin decir ni su nombre. Esperó a que el tintineo de metal se alejara y tras un momento de silencio la animó a seguir:

-No creo que haya problemas -dijo levantándose y cogiendo el libro. Se lo puso sobre la cabeza en equilibrio y anduvo algunos pasos hacia atrás, perdiendo a Van Doren de vista un momento mientras recitaba un poema.

- Tiradas (1)

Notas de juego

8 éxitos, Damara se va a pasar un mes ahí metida charlando con los libros (◡‿◡)

-1 FdV

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04/01/2013, 15:12
Madame Van Doren

Van Doren frunció los labios y esperó a que Eddie cerrase la puerta tras de si para volverse hacia Damara, quién ya había comenzado a hacer su magia. La Madame observó con cara de aprobación como la joven conseguía andar sin que se le cayera el libro y asintió con la cabeza cuando desapareció detrás de una estantería.

-Sobre todo habla con los libros de medicina o magia chamánica -dijo esperando que la estuviera escuchando-. Siempre le han gustado mucho, en especial los poemas dedicados a los movimientos pulmonares.

Notas de juego

Not Bad

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04/01/2013, 15:59
Narración

A Damara no le costó nada dar con el libro adecuado. Fue preguntando balda por balda hasta dar con la que le indicaba Van Doren. Allí localizó, semioculto entre otros libros, un volumen cuya portada gritaba "hechicería" sólo con verlo. Bueno, al preguntarle también lo gritaba muy bajito. La sluagh escuchó lo que le decía:

-Un joven como tú me estuvo leyendo hace poco, sí. Sobre todo se fijaba en mis páginas centrales. Cuidado cuando me abras, que mis costuras ya no son las de antaño. Parezco una puerta vieja por más que intento evitar chirriar como una.

- Tiradas (1)
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05/01/2013, 03:20
Damara

Damara abrió el libro con cuidado, pasando la yema del dedo por el borde de las páginas.

-Te agradecemos muchísimo tu ayuda. Si me lo permites, podría volver pronto con algunos instrumentos y arreglar esas costuras, como pago a tu amabilidad -ofreció en voz baja, antes de volver junto a Van Doren.

Le tendió el libro con una educada y breve inclinación de cabeza:

-Este es el libro, Madame. Me ha dicho que consultó las páginas centrales, principalmente. Te ruego que lo trates con especial cuidado; está aquejado de costuras débiles.

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05/01/2013, 03:46
Narración

Van Doren vio que las páginas centrales correspondían a hechizos y cantrips elaborador de curación y protección. Lo más notable era el grabado de un especto envuelto en un sudario negro con una calavera como cara y una guadaña en una mano.

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05/01/2013, 04:25
Madame Van Doren

Van Doren cogió el libro con sumo cuidado y le dio vueltas para observarlo. Damara tenía razón, aquel manuscrito no pasaba por su mejor momento.

-Garin, maldito idiota... -murmuró pasando las uñas lacadas por el espeluznante grabado. Recordando que la joven seguí allí, cerró el libro y levantó la cabeza-. Gracias, has sido de mucha ayuda, como siempre. Trataré el libro como si fuera mi propio hijo, no te preocupes.

La Madame lo dejó sobre la mesa y se dispuso a recoger las cosas que había ido dejando por ahí: el pañuelo perfumado, la chaqueta y por último el bolso, que por suerte era lo suficientemente grande como para poder guardar el libro en él. Cuando consiguió deslizarlo con éxito sin dañar las puntas se acercó a Damara.

-Supongo que no debo recordarte el tema de la discreción -dijo alzando una ceja y lanzando uno de los extremos del pañuelo hacia atrás para terminar de enrollárselo en torno a la garganta-. Ahora te debo dos favores, así que aprovéchalos bien.

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07/01/2013, 03:09
Damara

Damara frunció el ceño un poco, preocupada, al ver que se disponía a llevarse el libro:

-Me conformo con que devuelvas el libro en cuanto puedas. No deberías moverlo demasiado... y le he prometido que le cosería las costuras.

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07/01/2013, 19:35
Madame Van Doren

-Te lo devolveré sin daño extra, ahí tienes tu primer favor. Todavía te queda uno -dijo y de despidió de Damara antes de salir por la puerta.

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07/01/2013, 19:38
Madame Van Doren

-¿Eddie?

Van Doren cerró la puerta y caminó hasta que dio con el redcap. A pesar de haberlo visto hacía escasos minutos todavía le chocaba el verlo así vestido. No podía negar que en cierta manera le daba morbo verle embutido en cuero y en alambre de espino, y que hubiera desechado la idea de hacerse una cresta como en los viejos tiempos le daba más puntos positivos. Sinceramente nunca le había gustado ese peinado. No le costaba recordar por que le había atraído tanto Eddie de joven, aunque aún así los trajes caros seguían quedándole mejor.

-Lo siento, Damara acostumbra a hablar demasiado y me ha enredado. Tengo que leer un artículo antes de salir y ver que ponen en la televisión, así que si me acompañas a mi dormitorio... -dijo deseando que no sonara tan mal en la cabeza de Eddie como lo hacía en la suya.

 

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07/01/2013, 19:53
Eddie Castle

-Joder, cómo te enrollas -se quejó él sin dejar de mirarse en el espejo vaporoso del pasillo. En su semblante feérico, la nariz enjuta y la boca grande se hacían más evidentes y los ojos tenían un brillo acerado y cruel, pero de algún modo seguía siendo atractivo. Eddie abrió los brazos y se palmeó los costados produciendo un tintineo con las cadenas y las hebillas-. Me siento rarísimo así vestido. Había olvidado lo que pesaba todo este metal encima. -El redcap apretó los mangos de los machetes entre los dedos-. Pero esto sí lo echaba de menos. Si pudiera solucionar la mitad de los quebraderos de cabeza que me da mi vida laboral así... Uf, todo sería más fácil. -Al decir lo del dormitorio, Eddie enarcó una ceja y sonrió de medio lado, pero se abstuvo de comentar nada. Con su bocaza, cualquier frase hubiese sonado ofensiva.