Partida Rol por web

-Se supone que no debemos salirnos de la Senda -dijo Calandra, tajante-. Ya lo dijo Ashi, que iban a tratar de engañarnos para que saliéramos. ¿A que lo dijiste? Bueno, pues noticias de la pitonisa Calandra, ese cubo es para llevar nuestras cabezas cuando termine con nosotros. Prefiero arriesgarme con Bombalurina y Carbucketty.

No le gustaban los paletos de pueblo, y no iba a permitir que ningún amigo suyo pusiera su vida en manos de uno.

-Estoy con Calandra. Por poco que me apetezca encontrarme a esos pookas otra vez, la primera regla es no dejar la Senda, ¿no? Aunque si los demás decidís que deberíamos hacerle caso a un caballero que acabamos de conocer y que nos ha disparado antes de decirnos hola, me atendré por supuesto a la democracia de la mayoría -dijo lanzándole una mirada de soslayo al nocker.

Tenía clara la forma de conseguir que todo el mundo quisiera ir por la senda de Plata.

-Yo me apunto a ir con él, en el peor de los casos será entretenido, y en el mejor acortaremos viaje.

Nadim observó al nocker con curiosidad mal disimulada

Sea como sea, quedarnos aquí no parece una opción, o volverán a aparecer nuestros queridos amigos felinos Se giró hacia Ashantii Eres el guía. ¿Qué opinas?

Después de que Van Doren declarase su preferencia por continuar en la Senda, Ashantii procedió a dar su opinión:

-Aunque no dudo de tu palabra, amigo nocker, mi experiencia como viajero me ha enseñado que salir de la Senda es un grave error. Puede que lo hagamos una vez y no ocurra nada, pero antes o después sucede algo malo -dijo con calma-. Seguiremos por aquí.

-Como queráis. Yo ya sus he dicho que el bosque es más peligroso que el atajo -contestó Proinsias agitando la mano.

Decidido pues

Dando la conversación por finalizada, Nadim se giró hacia la senda y se dispuso a partir de nuevo, con los demás

-Sí, sí. Te dejamos con tu cubo.

Calandra hizo un gesto desdeñoso con la mano, se giró y reanudó la marcha por la Senda de Plata.

-Perfecto.

Con una amplia sonrisa en la boca, me giro con los demás y me acerco al grupo, era de esperar que siguiéramos por las senda de plata, al fin y al cabo era un camino seguro. Aunque lo cierto es, que en algún momento tendríamos que salir de la misma, el manantial, la fuente, o lo que quiera que fueran las aguas de la Vida, no se iba a encontrar en medio de nuestro camino. por un instante me pregunto si hemos tomado la decisión adecuada, ciertamente era la más segura, pero quién no apuesta no gana.

El grupo dejó atrás al nocker y se internó aún más en el bosque. Debió de caer la noche, pues los sonidos a su alrededor se multiplicaron. Sonaban más sospechosos y desasosegadores que antes, si cabía, y cualquier crujido en los árboles o a sus espaldas significaba una respiración contenida. Y lo peor era que el bosque no tenía pinta de ir a acabarse pronto.

Llegaron a una zona plagada de árboles astillados y arañados. Aquí y allá colgaban huesos atados con cuerdas rudimentarias, muñecas de paja manchadas de sangre y hasta un cadáver que podría haber sido humano a medio comer. Una música rítmica y cánticos los esperaba más adelante. Allí, escondidos en los arbustos, pudieron ver que junto a la Senda había un campamento de pookas salvajes -entre diez y veinte- que bailaban y gruñían en un baile desenfrenado. Había una hoguera pequeña en el centro, y no muy lejos, atados a postes o metidos en jaulas de huesos, las futuras víctimas. Damara pudo contarles todo lo que veía gracias a sus sentidos sensibles. Podía distinguir que quienes estaban dentro de esas jaulas esperando a ser devorados eran otros pookas. Uno tenía orejas largas y una naricilla rosada, otro un collar de lana alrededor del cuello. Herbívoros, todos ellos, que alimentarían a la manada de cazadores más fuerte y más dura.

Nadim tuvo una arcada

Esto no está bien

Su tono no sugería nada, simplemente enunciaba un hecho. Si pensaba que debían hacer algo al respecto o ignorar aquella horrible escena, no lo dijo. Aunque a lo largo del camino su humor había ido mejorando, aún seguía actuando de manera algo apática y sombría. Ni siquiera los ingeniosos comentarios de sus compañeros ni los breves intentos de entablar alguna conversación, por pequeña que fuera, parecían haber hecho demasiado efecto

Tenemos suerte de que no nos hayan visto

Me llevo un dedo a los labios indicando que guardo silencio. "A tomar por culo vuestras normas". Me acerco al borde de la Senda, y cogiendo un poco de la tierra del Ensueño me la froto por los brazos como un cazador hace para ocultar su olor.  Tejo el Cantrip en torno a nosotros, sabiendo que mis actos forzarían a los demás a actuar, quería darles tanta ventaja como fuera posible.

Después camino hacia los herbivoros con intención de liberarlos, paso sin miedo, demostrando a mis compañeros que es seguro y les indico que ataquen, o cojan posiciones.

Damara respiró hondo. Trenzar raíces no se le había dado mal la última vez, así que decidió probar de nuevo. En el peor de los casos dejaría a algunos inmobilizados lo suficiente para dar un pequeño respiro al grupo. Tomó un mechón de cabello y empezó a trenzarlo mientras se concentraba, susurrando las últimas frases de 'El Barril de Amontillado'. Si todo salía bien, después llegaría el fuego...

La Madame parecía perdida cuando la gente comenzó a actuar. De repente dejó de ver a algunos de sus compañeros y pudo sentir como la misma magia la imbuía a ella. También escuchó los gritos de los pookas carnívoros cuando unas raíces les atraparon. No era difícil suponer lo que estaba pasando, pero la pooka hubiera agradecido poder trazar un plan y hablar de lo que iban a hacer antes de empezar nada. Pequeños hábitos sin importancia.

Van Doren resopló y caminó entre las hojas secas descuidadamente; los gritos de los pookas le servían como tapadera. Como era de esperar, la Madame utilizó sus habilidades adquiridas durante años de practicar el arte del bondage oriental para soltar las cuerdas en un santiamén.

-Propongo que nos metamos dentro de las jaulas para despistar -susurró a la vez que habría una de las puertas de echas con ramas. Si todo salía bien, perfecto. Pero con suerte, si algo salía mal, esos dos pooka llamarían la atención más que ellos.

Los pooka salvajes gruñeron y aullaron al ser retenidos por las raices de Damara. Los que quedaban sueltos se alejaron sorprendidos para volver poco después e intentar soltar a sus compañeros, mientras otros buscaban alrededor la causa de tal problema.

Al escaparse los herbívoros, los otros trataron de darles caza. Pero en la oscuridad y en medio de tal caos no pudieron cogerlos.

Espada en mano, Calandra acompañó a Van Doren y la ayudó a soltar a los pookas. Quiso fijarse hacia dónde iban (no le hubiera importado que le considerasen sus salvadores y pasasen un rato adorándoles), pero les perdió en la oscuridad.

-Nos llama Ashantii, preciosa. Vámonos. Os cubro.

Revoloteó hasta subirse a una de las jaulas para vigilar que nadie se acercase a Van Doren ni a Silveth.

Nadim había desenfundado el cuchillo, pero decidió no acercarse a los Pookas. Sin embargo, comenzó a murmurar Brillaba, brumeando negro, el sol; agiliscosos giroscaban los limazones banerrando por las váparas lejanas; mimosos se fruncían los borogobios mientras el momio rantas murgiflaba. ¡Cuídate del Galimatazo, hijo mío! ¡Guárdate de los dientes que trituran y de las zarpas que desgarran! ¡Cuídate del pájaro Jubo-Jubo y que no te agarre el frumioso Zamarrajo!

Shyam no dijo nada al respecto, pero notó el glamour afectándole y supo que 'había sido seleccionado'. No quería, ni siquiera le habían pedido su opinión para ello. Sencillamente ya estaba en el ajo y tenía que defender a sus compañeros, de modo que desenvainó el arma y se preparó por si había algún incidente.

La sucesión de cantrips pareció enloquecer a los pooka. Ante la imposibilidad de cazar y matar al enemigo eligieron la huida. Desperdigados y sin orden, los pooka salieron corriendo en todas direcciones entre rugidos y chillidos medio humanos y medio animales. Aquellos que no podían salir por patas se quedaron hechos un nudo de raíces y miembros temblorosos mientras miraban hacia arriba llenos de terror.

Ashantii les instó a abandonar la escena mientras aún podían. Corriendo de nuevo por la Senda de la Plata descubrieron que tras una curva salían del enorme bosque y bajaban una colina verde hasta un puerto. La Senda continuaba por el mar como una línea de boyas hasta una puerta visible en el horizonte. El sol ya había salido y su reflejo hacía que el mar pareciese un espejo.

El eshu caminó por el muelle hasta encontrar un barco lo suficientemente grande para todos. Había botes de remos, góndolas, galeones, esquifes, piraguas y toda clase de naves diferentes. Se decantó por una lancha a motor de un vivo color azul con llamaradas verdes.

Indicó al grupo cómo soltar los amarres y la mejor manera de subir a bordo. Cuando todo el mundo estaba ya en sus puestos y el eshu encendió el motor, empezó a explicar el siguiente paso.

-Cuando atravesemos el Paso estaremos en el Ensueño Lejano. Allí las cosas se van a poner mucho más duras que aquí. Esto es un reflejo del Mundo Gris, pero en el Ensueño Lejano las leyes de la lógica no tienen tanto peso. Además, los Pasos hacia el Ensueño Profundo son raros y es posible que tengamos que pasar varios días allí antes de encontrar uno. -Gotas de agua los salpicaban a todos y un pequeño arcoiris brillaba en la zona del motor, allá donde la refracción hacía su magia-. Ya os advertí que empezaríais a recordar cosas y que cambiaríais. Tengo que recordaros vuestra misión. Por mucho que os atraiga la idea de abandonaros a los recuerdos de vuestras antiguas vidas, no os dejéis llevar. Hemos de encontrar las Aguas y volver. No olvidéis que no es importante lo que fuerais antaño: sois amigos y compañeros ahora, ¿de acuerdo?