Partida Rol por web

-Viendo el plan, creo que me voy a quedar y voy a optar por esa pizza -respondió él cogiendo el teléfono del salón-. ¿No quieres que vaya a frotarte la espalda como en los viejos tiempos?

-No -le dijo antes de entrar al baño.

Una vez dentro Van Doren comenzó un ritual al que se sometía siempre que quería desnudarse. Su forma de vestir era tan compleja que si quería hacerlo bien debía saber que prenda había que quitar la primera y cual debía ser el orden de las siguientes. Por supuesto ella lo controlaba perfectamente, así que sus habilidosas manos aflojaron el lazo de su corsé con delicadeza y precisión milimétrica. Después desapareció todo lo demás.

Su rizos se desplegaron por su espalda cuando se agachó para coger una toalla en la que envolverse esperando a que la bañera se llenase de agua caliente. La pooka limpió el vaho acumulado en espejo tras la ducha de Eddie para mirarse el rostro: tenía unas ojeras tremendas y el maquillaje desastroso. Conociéndole le sorprendía que el redcap no le hubiera dicho el espanto que daba. Eddie no tenía mucho en el baño, así que tuvo que conformarse con un poco de crema aftershave y un algodón para limpiarse la cara. Cuando terminó las fibras se habían empapado de todo el maquillaje bajo el que solía esconderse. Sin el colorete con el que se pronunciaba los pómulos y las sombras de las mejillas parecía tener la cara más regordeta, y sin los ojos perfilados su rostro parecía mucho más amable. Sin maquillaje era capaz de rejuvenecer unos años, pero también perdía fuerza. Así solo veía a la Anne que se miraba en el espejo en casa de sus padres.

Van Doren cerró el grifo antes de que el agua se desbordara y dejó la toalla en un sitio que pudiera alcanzar desde la bañera ante de meterse en el agua.

Van Doren escuchó cómo Eddie pedía la pizza (el tamaño más grande con extra de atún y de aceitunas. Eddie podía comerse una cantidad increíble de aceitunas de una sentada) y luego llamaba a su secretaria para poner sus cosas en orden. A juzgar por su tono, el redcap parecía algo desesperado por volver a su trabajo. Cuando colgó le escuchó acercarse a la puerta pero no hacer nada más.

Van Doren se sonrió detrás de la cortina de baño y dobló las rodillas para meter la cabeza bajo el agua. Se enjabonó el pelo y el cuerpo y apoyó la cabeza sobre la cerámica cerrando los ojos, respirando el agradable olor del jabón y las sales aromáticas. Sabía que Eddie estaba al otro lado de la puerta, pero no le importaba.

-Cuéntame cómo ha sido el viaje por el Ensueño -pidió Eddie pegado a la puerta.

Van Doren frunció el ceño y se miró las rodillas. Desde que había vuelto tenía la sensación de haber hecho "algo" en el Ensueño, pero no tenía muy claro el qué o con quién, aunque se olía lo primero por las imágenes borrosas que veía cuando se concentraba lo suficiente.

-No ha estado mal -enrojeció-. Al menos me acuerdo de todo. Había un nigromante con cara de gaviota que nos intentó atraer a un precipicio con canciones de Madonna, árboles de fuego, pookas caníbales, redcaps vegetarianos... Lo normal, ya sabes el tono de las fiestas del Ensueño. De lo único de lo que me arrepiento es de no haber vendido a Silveth al mono bicéfalo.

-Al menos sabes que yo puedo convertirlo en bicéfalo de un machetazo si me lo pides -dijo él entre dientes. Dejó pasar unos segundos en silencio y preguntó, dubitativo-. ¿Te acuerdas de si... eh... te metiste en uno de mis sueños por casualidad?

El temblor en la voz de Eddie hizo que Van Doren levantase la cabeza... ¿Y si había sido él el protagonista de sus recuerdos? Tenía muy vívida la imagen de unos dientes afilados, pero recordaba la escena más azul que roja.

-Mmm... No lo se, ¿por?

-Porque hablé contigo y fue muy, muy real. Parecías tú. Me ordenaste que buscase a tu hija y... bueno, la conversación fue bastante... tú. Pensaba que me lo estaba inventando, pero cuando mejor se ponía el sueño, se convirtió en pesadilla y me desperté. Joder, aquello podía echar abajo hasta la erección más potente...

-Puede que lo fuera o puede que no. Si te mandé ir a la floristería es probable que hablásemos de verdad. Debía haber sabido que Rose estaba en peligro de alguna manera, después de todo la señal de Radio María es más fuerte en el ensueño. ¿Qué... pasó?

-Digamos que fue asqueroso. No sé cómo, pero te transformaste en un cadáver putrefacto y con muy mal aliento mientras me dabas el mejor beso que me han dado en los últimos tres años -Eddie suspiró-. Todavía me dan ganas de gritar cuando lo recuerdo. ¿Por qué demonios lo hiciste?

-¿Intentar despertarte? Me suena a que es algo que haría si quisiera que fueses urgentemente a buscar un par de entradas para ver ABBA antes de que se acabasen. Siento haber hecho que te meases en las sábanas.

Van Doren se movió en el agua y se aclaró con la pera de la ducha.

-¿El mejor beso en tres años, dices? -se sonrió frotándose el cabello hasta quitar todos los restos de jabón. Después de todo quizás era eso lo que recordaba.

-El mejor.

Llamaron al timbre. A regañadientes, Eddie fue a abrir al pizzero y avisó a Van Doren de que la pizza estaba lista para ser comida. El redcap había dejado la caja sobre la barra americana del salón y ya iba por su tercer trozo cuando la pooka terminó de arreglarse y salir. Por suerte, la pizza era del tamaño de la mesa de la cocina, por lo que tenían de sobra para ambos incluso con el apetito de Eddie.

-Oh, sí. Pizza. Las porquerías que me dieron en la mazmorra se me están olvidando a cada bocado que doy.

Van Doren prefería no salir a tener que volver a ponerse su ropa sucia, así que se cubrió con un albornoz ligero que encontró colgado de la puerta del baño y salió con su ropa en las manos.

-¿Te importa que eche esto a lavar? Tenías secadora, ¿no? -Van Doren metió su ropa en la máquina a excepción del cersé y aprovechó para hacerle un favor y meter también la que tenía en la cesta de la ropa sucia. La pooka puso un programa rápido y apoyó los codos en la encimera para ver de que eran las pizzas.

Eddie siempre se pedía lo más fuerte y raro que encontraba, sabores agridulces, muy salados o picantes, pero al parecer se había acordado de ella comprando una pizza que un ciudadano medio llamaría "normal", y además estaba entera. Van Doren cogió una porción, mordió la punta con la boca y la masticó sin dejar de mirarle.

-¿Has estado con alguien desde que lo dejamos?

-¿Y tú? ¿Has estado con alguien? -preguntó él con la boca llena.

-Varios, uno detrás de otro y sin parar -dijo con la boca llena antes de darse cuenta y taparse la boca con la mano-. Mira lo que me haces hacer, cuando estoy contigo se me van las maneras de viaje al Caribe.

-Yo he tenido alguna cosa, pero nada serio. Las humanas me aburren y las changeling me tienen miedo. -Eddie se encogió de hombros-. Me he acostumbrado, la verdad. Aparte de contigo, nunca quise estar con nadie de veras. Supongo que sigue siendo igual. -El redcap frunció el ceño y la miró seriamente-. ¿Recuerdas algo de lo que hablamos en mi sueño? ¿Algo de lo que te dije?

Antes de darse cuenta ya iba por su segunda porción y solo le quedaba rezar porque no le fuera más al trasero... Parecía que el nudo que se le había puesto en el estómago era más un agujero negro que un tapón. No todos los días le decían esas cosas, y menos sin palabras soeces entre medias.

-Como te puedes imaginar me acuerdo de todo, dientes incluidos.

Eddie soltó un gruñido de aprobación y sacó de la nevera un par de latas de cerveza.

-Si te portas bien, igual un día te lo cuento.

-Yo he tenido un par de pares de amantes, pero ninguno duró mucho. A uno le hizo mucha gracia la idea del sadomasoquismo, pero nunca se lo tomó en serio. El sexo estaba bien, pero al final le di el finiquito. Y al otro digamos que le gustó demasiado. El BDSM es mi pasión, pero ya sabes que no me gusta criar bebés, y ese tipo no era capaz de hacer nada por su cuenta. Ahora está entre mis sectarios y estoy mejor así, yo le doy un poco de sangre a la semana y todos somos más felices. De hecho parece hasta más inteligente cuando no sales con él, te lo tengo que presentar algún día, está igual de podrido de dinero que tu y  está buscando alguna empresa en la que invertir. Se le nota en la mirada que ha fichado el Terciopelo. Creo que solo me faltan una sesión más para que me suplique que me lleve todo su dinero.

La pooka se limpió grasa de los labios con la servilleta antes de llevarse la lata de cerveza abierta a la boca. Van Doren dio un par de tragos seguidos para refrescarse por lo salada que estaba la pizza.

-Hay más, pero ya es secreto de estado. Anda, dime lo que pasó en el ensueño... Después de todo estaba allí, tengo derecho a saberlo por ley.