Partida Rol por web

Tressa sabía que si el rey había insistido tanto en la rapidez de la entrega del mensaje debían ser noticias importantes, pero ahora entendía el porqué también le había ordenado que acompañara a la princesa en su viaje. Ahora que las cosas se habían puesto peor quizá necesite más ayuda.

- Princesa, olvidé mencionarlo antes. El rey me ha ordenado que le acompañe en su viaje, cree que necesitará mas protección.

No dijo nada respecto a las órdenes que la princesa formuló pues eran muy similares a las recomendaciones que él mismo había dicho con anterioridad. Por eso mismo se mantuvo en silencio dejando que el humo de su pipa fuera la única comunicación que emanara de su rostro. Cuando el capitán Gunnar preguntó por el motivo al traidor sobreviviente Strumni habló para todos.

—No quisiera yo ser pájaro de malas nuevas pero si había traidores en este grupo, cabe la posibilidad de que los haya también entre los hombres del rey—Sus espesas cejas se unieron mientras achinaba los ojos. No le gustaba decir eso ni a él mismo, pero debía comunicarlo si lo pensaba.

El skaldi traidor estaba tan débil que apenas podía hablar, pero sí estaba lo bastante despierto como para captar la amenazadora mirada del capitán Gunnar. Miró alrededor, y supo que no tenía ninguna oportunidad si no colaboraba. Respiró hondo.

—Teníamos que... capturar a la princesa —dijo—. Debíamos llevarla a Huskalat cuanto antes. El jarl Lognar nos prometió una recompensa si lo lográbamos.

Al oír aquello, Runi se puso tenso. El jarl Lognar había sido el cabecilla de una rebelión ocurrida hacía casi diez años, y que había tenido su centro en el puerto de Huskalat, el feudo de Lognar y su familia. El traidor había logrado unir a su causa al feudo de Veislepp y a los marinos de las islas del norte, pero el Rey Thoran se había enfrentado a él y sofocado la revuelta antes de que pasara a mayores. Lognar había huido a tierras del sur, pero los soldados del rey enano Grummdar lo habían matado mientras se resistía a ser capturado.

¿Aquello quería decir que el jarl renegado continuaba vivo? ¿O era sólo una treta para ocultar las verdaderas intenciones de los traidores que les habían atacado esa noche?

Al oír aquello, Gunnar se puso tenso. El jarl Lognar había sido el cabecilla de una rebelión ocurrida hacía casi diez años, y que había tenido su centro en el puerto de Huskalat, el feudo de Lognar y su familia. El traidor había logrado unir a su causa al feudo de Veislepp y a los marinos de las islas del norte, pero el Rey Thoran se había enfrentado a él y sofocado la revuelta antes de que pasara a mayores. Lognar había huido a tierras del sur, pero los soldados del rey enano Grummdar lo habían matado mientras se resistía a ser capturado.

¿Aquello quería decir que el jarl renegado continuaba vivo? ¿O era sólo una treta para ocultar las verdaderas intenciones de los traidores que les habían atacado esa noche?

Al oír aquello, Ingelyn se puso tensa. Ella era muy pequeña cuando todo había ocurrido, pero su padre le había contado que el jarl Lognar había sido el cabecilla de una rebelión ocurrida hacía casi diez años, y que había tenido su centro en el puerto de Huskalat, el feudo de Lognar y su familia. El traidor había logrado unir a su causa al feudo de Veislepp y a los marinos de las islas del norte, pero su padre se había enfrentado a él y sofocado la revuelta antes de que pasara a mayores. Lognar había huido a tierras del sur, pero los soldados del rey enano Grummdar lo habían matado mientras se resistía a ser capturado.

¿Aquello quería decir que el jarl renegado continuaba vivo? ¿O era sólo una treta para ocultar las verdaderas intenciones de los traidores que les habían atacado esa noche?

A Tressa, el nombre del jarl Lognar le resultaba dolorosamente familiar. Había sido el cabecilla de una rebelión ocurrida hacía casi diez años, y que había tenido su centro en el puerto de Huskalat, el feudo de Lognar y su familia. El traidor había logrado unir a su causa al feudo de Veislepp y a los marinos de las islas del norte, pero el Rey Thoran se había enfrentado a él y sofocado la revuelta antes de que pasara a mayores. Lognar había huido a tierras del sur, pero los soldados del rey enano Grummdar lo habían matado mientras se resistía a ser capturado.

Si Tressa no podía olvidar su nombre, era porque su padre y su madre habían muerto durante los combates de la revuelta, y lo único que había lamentado al enterarse de la muerte del traidor era no haber podido matarlo ella misma. ¿Aquello quería decir que el jarl renegado continuaba vivo? ¿O era sólo una treta para ocultar las verdaderas intenciones de los traidores que les habían atacado esa noche?

Ese nombre le resultaba conocido a Strumni. El jarl Lognar había sido el cabecilla de una rebelión ocurrida hacía casi diez años, y que había tenido su centro en el puerto de Huskalat, el feudo de Lognar y su familia. El Rey Thoran la había sofocado, pero Lognar había conseguido escapar a las tierras de los enanos. Allí, estos habían estado a punto de atraparlo, pero Lognar se había resistido y como resultado, había muerto. O al menos, eso había oído el montaraz enano...

¿Aquello quería decir que el jarl renegado continuaba vivo? ¿O era sólo una treta para ocultar las verdaderas intenciones de los traidores que les habían atacado esa noche?

—Eso es falso, Lognar está muerto. Los enanos acabamos con él cuando se negó a entregarse y opuso resistencia—dijo con una rotundidad poco habitual en él, el enano.

El montaraz observó al traidor, que mantenía una imagen lastimera debido a su precaria situación, y reprobó con sus ojos las palabras de éste, pues no las creía. Por primera vez desde que se inició el parlamento, Strumni retiró la pipa de su boca y se concentró en el enemigo derrotado para interactuar con él.

—Habla con más honradez de la que has demostrado hasta ahora y no resucites a muertos para justificar tus despreciables actos. Muchos buenos hombres han muerto hoy en un conflicto estéril. Hazles justicia y di la verdad.

—Lo sé, Tressa. Me alegro de tener a alguien con la confianza— hizo un gesto con la mano del pergamino para dar a entender que era una información que su padre le había dejado clara. Gunnar por su parte interrogó al soldado malherido y éste hizo una revelación absolutamente impactante que provocó la obvia desconfianza de Strumni.

—¿Y si... dice la verdad?— dijo Ingelyn, con una duda impregnada en su voz que seguramente muchos comprenderían.— Recuerda las palabras que compartiste conmigo, Strumni... ¿Sabemos realmente que Lognar fue ejecutado entonces?

Tressa frunció el ceño al oír el nombre de Lognar, la idea de que estuviera vivo no le hacía ninguna gracia. Se acercó al hombre malherido y mirándolo fijamente habló.

- ¿De verdad ese desgraciado sigue vivo o solo es una desesperada escusa para que no te rebanen la cabeza? - Dijo mientras se cruzaba de brazos.

No entendía como podía seguir vivo y escuchar las dudas de la princesa la inquietaba bastante. Alguien como él no debería de segur con vida y menos campar a sus anchas por ahí.

Gunnar frunció el ceño y su expresión se agrió como la leche, si es que aquello era posible.

— El traidor murió a manos de los guerreros del Rey Grummdar —miró a Strumni—. Y nuestro compañero lo confirma —Gunnar llevó, "casualmente", su mano hasta la empuñadura de su espada—. No preguntaré de nuevo. Todo será más fácil si nos dices la verdad.

Runi no dijo nada cuando escuchó el nombre que salió de la boca del traidor herido. Pero eso no quería decir que no le hubiese impactado e incluso preocupado. Al igual que los demás sabía la historia que había detrás de Lognar, y también había escuchado las noticias de su muerte. Le complacía no ser el único en conocerlas. Pero siempre había un atisbo de duda, siempre quedaba una pequeña esquirla en la mente que te decía que era posible.

Así que el viejo skaldi calló y esperó. Esperó a que el traidor herido hablase de nuevo y deseando que no insistiera en su versión. Pues lo que aquello implicaba era preocupante y muy peligroso.

Miró de reojo a Sven, pues el consejero también debía conocer todo aquello. Y le interesaba ver su reacción.

El skaldi traidor escuchó las acusaciones que se sucedían contra él después de haber dicho aquello. Ninguno de los presentes parecía creerle, y aquello no tenía buena pinta. El capitán parecía dispuesto a rematarle allí mismo.

—¡He dicho la verdad! —dijo tan fuerte como su debilitada voz le permitió—. Los enanos le dieron por muerto porque se despeñó en su huida, pero sobrevivió. Lleva todos estos años planeando cómo rebelarse de nuevo. Y esta vez tiene ayuda, aunque no sé en qué consiste. Algún tipo de magia...

Señaló al armario del que los primeros traidores habían salido.

—Eso es lo que nos permitió atacar desde dentro y fuera de la granja a la vez. Habíamos preparado esta emboscada para hacernos con la princesa y llevársela a Lognar, para que le sirviera como rehén contra su padre. Pero no sé más...

Mientras el traidor hablaba, el gesto de Sven se iba volviendo cada vez más sombrío. Él no parecía tan sorprendido como los demás por aquellas noticias.

—Es lo que temíamos —dijo—. El Rey Thoran y yo estábamos convencidos de que algo así se estaba cociendo. Pero él insistió en no revelar nada a nadie, no quería que su poder se viera cuestionado. Prefirió dejar que todo el mundo creyese que Lognar había muerto, pero él nunca se hubiera fiado de eso a menos que hubiera tenido el cadáver del traidor delante. Lo conocía demasiado bien...

Suspiró y se llevó dos dedos a la sien.

—Esto es grave. Según parece, Lognar estaba en tratos con ciertos enanos umgari antes de que se le diera por muerto. Enanos que siempre están al borde de la rebelión, pues consideran que es un deshonor para su pueblo relacionarse con otras razas y permitir que haya mercancías y sobre todo reliquias enanas en manos de pueblos como el nuestro.

Al decir aquello, miró especialmente a la princesa Ingelyn. No todos en la comitiva sabían lo que ella llevaba, pero sin duda, tampoco eran los únicos.

—Y algunos de aquellos enanos eran diestros en las artes mágicas. Artes oscuras, según se cuenta...

Parecía que Sven quería decir aún más cosas, pero el gesto amenazador que empezaba a formarse en el rostro de Mormnir y Gungnar le hizo callar de inmediato.

Al igual que sus compañeros enanos, Strumni empezaba a sentirse muy molesto con lo que el consejero skaldi estaba diciendo. ¿Enanos que practicaban magia? Sí, los había... pero podían contarse con los dedos de una mano. Y estaba dispuesto a jugarse la vida a que ninguno de ellos empleaba la magia oscura.

Sin embargo, no podía negar el resto del discurso de Sven. Era dolorosamente cierto que existía aquella facción elitista de enanos que opinaba que el reinado de Grummdar y sus antecesores era demasiado abierto, sobre todo en sus tratos con los humanos. Aunque de ahí a insinuar que hubiera una rebelión en ciernes...

Gunnar apartó la mano del pomo de su espada con lentitud, aquel hombre olía a miedo y los hombres que olían así rara vez decían mentiras. Al menos en lo que respectaba a Gunnar.

Luego escuchó con atención las palabras de Sven, sorprendido de verle y oírle tan... sincero. Definitivamente Gunnar no se lo esperaba. Tan pronto se calló, el capitán lanzó una cansada y conciliatoria sonrisa a los enanos.

— Todos tenemos ovejas negras, amigos... y, al menos aquí, todos hemos sido traicionados. Me gustaría que Sven continuara —dijo en el tono más tranquilizante que era capaz de utilizar.

Strumni escuchó mientras su boca se cerró en torno a la pipa otorgándole un gesto serio. Mormnir y Gungnar eran de sangre más caliente que la suya y por eso fue él el que se adelantó a hablar, para intentar minimizar el conflicto.

—Creo que no es el momento oportuno para hablar de rebelión entre los míos consejero y menos después de lo sucedido aquí hoy. Los enanos que saben usar y emplean la magia se cuentan con una mano y la posibilidad de que alguno de ellos use magia oscura es ínfima. Menor que la de que el jarl Lognar se salvara de despeñarse. Yo mismo avisé a la princesa Ingelyn de que en nuestro pueblo hay divisiones de opinión y al igual que yo y los míos no somos bien vistos aquí, algunos de los de mi pueblo pueden no ver con buenos ojos a los skaldi. A todos los skaldi, eso incluiría a Lognar—levantó la mano pidiendo calma a los otros dos enanos que le acompañaban antes de continuar hablando.

—Viva Lognar o no, es indiferente para nosotros. Debemos avanzar pronto y hacer que se realice una alianza entre los dos pueblos. Es vital para la supervivencia, nos guste a todos o no.

Runi se sorprendió de que Sven fuese tan comunicativo, aunque sin duda era el momento de serlo. Las noticias eran malas, y complicaban mucho la tarea que tenían por delante.
Al menos estaban de acuerdo en una cosa. En llegar cuanto antes a su destino.

-Tenéis razón maese Strumni. Lo importante es llegar todos sanos y salvos y forjar una alianza entre nuestros pueblos. Creo que eso es vital. En cuanto regresen los jovenes deberíamos ponernos de camino.-

No quiso entrar en el juego de que si los enanos tenían magia prohibida o no. Como dijo Gunnar, todos tienen sus ovejas negras. Lo mejor era dejarlo de lado y no sacar más rencillas.

-Me encargaré de preparar a los heridos para el camino, y algunos deberíamos descansar.-

Ellos tenían razón, quizá Lognar no tenga nada que ver con su objetivo. Que existieran posibilidades de que estuviera vivo no eran buenas noticias, pero quisiera o no, la misión era la misión. Tressa no era quien para decidir darle más importancia a la captura de un criminar posiblemente muerto que al futuro de un reino.

Decidió mantenerse en silencio y escuchar la conversación, sea lo que sea que decidieran ella los seguiría. Eso fue lo que le ordenó el rey, solo debía limitarse a obedecer esa simple orden.