Partida Rol por web

En cuanto oyeron aquél chillido, los tres se precipitaron por el corredor para encontrar a Mawi y averiguar por qué había gritado. No tardaron mucho en llegar a una sala amplia, y la luz del orbe iluminó algo que les puso los pelos de punta. La arbórea estaba allí... pero estaba arrinconada por un ser tremendo que la amenazaba con una porra de madera tan alta y gruesa como uno de ellos. Era un trol, y por la forma en que gruñía, no parecía tener buenas intenciones.

Aquella criatura enorme se dio la vuelta con lentitud al oír llegar a los tres compañeros y frunció su enorme ceño. Se colocó entre ellos y Mawi, y abrió mucho la fétida boca.

—¡¡¡WAAAAAAARGH!!!

El aullido que emitió reverberó en toda la estancia, tan alto que casi tuvieron que taparse los oídos. Entonces, el trol dio un paso hacia ellos...

Puaj...

El penetrante olor descompuso a la chica casi tanto como aquella horrible visión. Ylva apartó la mirada y miró de nuevo al pasillo antes de posar la mirada sobre la pequeña arbórea, que estaba entre el troll y la pared. Si había un momento para salir corriendo... desde luego no era aquel. O eso es lo que debió pasar por la cabeza de la chica. La chica abrió el arco y apuntó directamente a la cara del troll. Al fin y al cabo, habían conseguido salir bien librados del enfrentamiento con los esqueletos. No podía ser peor, al fin y al cabo el troll sentía dolor y sangraba.

—Glyr...— aunque hablaba rápido, la voz sonaba calmada, pero la tensión era más que patente— Tengo ganchos y cuerda. Engánchalos en el pasillo, de un extremo a otro para que cuando nos persiga tropiece.

La niña buscó la mirada de Merial, esperando que esta la apoyase. Ellos no tendrían problema para sortear aquella trampa, pero si Glyrhel fijaba bien la cuerda, aquel troll se pegaría un buen trompazo. Solo necesitaban dar la oportunidad a Mawi para que se escabullese... mientras Merial y ella lanzaban flechas.

— No puede ser peor que los esqueletos— murmuró entre dientes.

Un grito similar al que habían escuchado antes de emprender aquella carrera había antecedido al encuentro con la sombría silueta que había confesado ser el responsable de su encierro y el macabro juego del que parecían formar parte. Con aquel precedente, el segundo grito y lo que encontraran al acudir en auxilio de Mawi no podía ser bueno, y tan pronto Glyrhel contempló la criatura que se reveló ante ellos gracias al glauco brillo del orbe mágico, deseó haber estado a oscuras para no tener que ver que estaba en lo cierto. Y todo cuando de nuevo cuando se había hecho ilusiones con la magia.

- S... Sí...- asintió a Ylva conteniendo en la garganta un grito que luchaba por escapar. Una reacción que el mismo hubiera deseado poner en práctica, pero no podía. No debía. Además no estaba de acuerdo con su amiga: podía ser peor que los esqueletos, mucho peor. Es más, aún siendo igual de malo, ya era lo suficientemente malo.

Glyrhel corrió tratando de dominar el pánico, hacia uno de los lados del pasillo. Al llegar a la pared, buscó algún lugar en el que enganchar la cuerda y en pocos segundos lo logró. Solo faltaba enganchar el otro extremo. Mientras tanto, Ylva y Merial le cubrían con sus arcos. La flecha de Ylva se clavó en uno de los hombros del trol, mientras que la de Merial repiqueteó al caer al suelo de piedra. La elfa estaba tan nerviosa que el proyectil se le había caído de las manos. Se esforzó por sacar otra flecha del carcaj lo antes posible.

El trol, furioso por aquél ataque, se lanzó hacia delante para vengarse. Se movía con lentitud... pero sería mejor no dejarse acorralar por él.

Mawi sabía que era el momento de moverse... pero parecía tan asustada que sólo pudo temblar de pies a cabeza, apretada contra la pared de piedra de la sala.

—Ay... aah... ay —gemía, mientras veía cómo el trol daba la vuelta y se dirigía hacia los chicos.

—¡Merial, Noreste! —Ylva no sabía si Merial entendería aquella referencia o entre los elfos usaban otras pero indicó con un movimiento de cabeza la dirección a la que quería que se moviese la elfa antes de moverse al lado opuesto, para tratar de confundir al troll. Ivar, uno de los exploradores del clan le había enseñado, bajo la atenta mirada de Gunnar, aquella forma de indicar el objetivo cuando apenas tenía fuerza para abrir el arco y se le había quedado grabado a fuego. Desde su posición, la niña disparó otra flecha, sin pensar siquiera en la posibilidad de que la macabra sombra pudiese hacer de las suyas.

—¡Corre Mawi!

Glyrhel enganchó como pudo la cuerda a uno de los extremos del pasillo sin dejar de mirar con desesperación a su espalda. Temía el momento en que aquella criatura recorriera la distancia que les separaba, y aunque las manos le temblaban mientras anudaba la cuerda, la desesperación por salvar la vida pareció darle la resolución que necesitaba para hacerlo lo mejor que podía.

Sin perder de vista al enemigo corrió hasta la otra pared para e intentó hacer lo mismo.

Esperaba que funcionara. Lo deseaba con todas sus fuerzas, pero a medida que cumplía la tarea, los peores desenlaces posibles se le pasaban por la cabeza. En el más simple de todos ellos, y por ende más probable, la cuerda o sus agarres no resistían la descomunal fuerza del trol y seguía su camino hasta alcanzarlos sin apenas ralentizar su avance.

Al escuchar la instrucción de Ylva, Merial corrió hacia el otro lado de la sala como si la vida le fuera en ello. Cosa que, por otro lado, podía ser verdad...

Mientras lo hacía, tensó una vez más el arco, obligándose a dominar sus nervios. Esta vez, el proyectil sí salió disparado de la cuerda. Y su trayectoria lo llevó directamente al cuello del aquél ser enorme y grotesco. Debió hacerle bastante daño, porque se llevó una mano a la herida y se tambaleó antes de lanzar un aullido y continuar andando hacia ellos.

Al ver que los chicos se movían, Mawi pareció superar su miedo. Aunque dudó al principio, después se movió hacia el lado de la estancia en el que estaba Ylva, intentando alcanzar a sus amigos para salir de allí cuanto antes y ponerse a salvo.

El trol estaba tan furioso que echaba espuma por la enorme boca, mientras apretaba los dientes podridos y fruncía mucho el ceño. La flecha de Merial le había hecho daño, y se dirigió hacia la elfa sin dudar para vengarse de aquella herida. Alzó el enorme garrote mientras se acercaba. Merial no iba a pasarlo bien si ese monstruo se acercaba más...

Ylva miró a Mawi. Se había dado cuenta de que, por su pequeño tamaño, la arbórea era mucho más lenta que ellos, aunque no tanto como el troll. La velocidad era su mayor ventaja ya que aquel bicho era absurdamente lento. Merial tenía espacio de sobra para moverse por el momento, pero si el troll se centraba en ella mientras Mawi corría, podía verse encerrada. La chica echó a correr hacia la arbórea, frenando casi a su lado. Ylva se giró e hizo un disparo rápido hacia el troll antes de agacharse y estirar el brazo hacia Mawi. Con las prisas, soltó la cuerda de golpe, haciendo que la flecha saliese completamente fuera de control y llevándose un golpe de la cuerda en el brazo. Cierto que no era la primera vez que le pasaba y que no era grave, pero aquel pellizco le hizo soltar una exclamación de dolor. Iba a quedarle un moratón enorme.

—Mawi, sube. ¡Rápido!— dijo sin perder de vista al troll—. ¡Vamos!

En cuclillas Glyrhel terminó de enganchar la cuerda y tan pronto acabó se puso en pie como un resorte. Con nerviosismo miró la trampa, que estaba lista, y al trol que se acercaba peligrosamente hacia la elfa y, por proximidad con ella, hacia él mismo.

- ¡Ya está!- gritó.- Venga... ¡Rápido!- las apremió.

Con cuidado pasó por encima de la cuerda presto a echar a correr por el pasillo tan pronto todas estuvieran listas. Aunque tal y como estaban colocados, tal y como veía la situación, no confiaba demasiado en que todo aquello acabara como habían esperado.

Tratando de llegar lo más rápido posible a donde Mawi estaba, Ylva no pudo concentrarse para disparar tan bien como sabía. La flecha se movió en la cuerda y se separó antes de que la skaldi soltara el tiro. Inmediatamente supo que algo había ido mal. El golpe de la cuerda en el brazó le dolió... pero el crujido que emitió el viejo arco le resultó aún más escalofriante. La flecha, desde luego, cayó a pocos pasos de distancia, totalmente inofensiva.

Mientras tanto, Glyrhel apremiaba a las chicas para que salieran de allí inmediatamente. La trampa estaba preparada, y ahora debían alejarse lo antes posible de allí.

Merial estaba tan ansiosa por salir de allí como sus compañeros... pero por el rabillo del ojo comprobó que Mawi aún no había alcanzado la salida de la sala. Sin embargo, la elfa tenía sus propios problemas, pues el trol se acercaba con intenciones asesinas y estaba a punto de acorralarla en la esquina de la estancia.

Corrió en la dirección opuesta, mientras alzaba el arco para disparar una vez más. El proyectil acertó el blanco y se clavó en un brazo del trol, que estaba cada vez más furioso. Por los gestos que la bestia hacía, las flechas de Merial estaban haciéndole bastante daño, pero aún así el trol no parecía que estuviera cerca de tambalearse...

Ver a Ylva tan cerca de ella pareció dar a Mawi el valor que necesitaba para seguir moviéndose. Corrió hasta llegar al lado de la skaldi, pero cuando vio que la cuerda del arco la había golpeado, gimió.

—¡¿Estás bien?!

El trol gruñía con sus ojos amarillos fijos en Merial. Nada parecía importarle aparte de acabar con aquella elfilla que le estaba haciendo tanto daño. Siguió moviéndose hacia ella, con lentitud pero sin detenerse. La tenía casi al alcance de su enorme porra...

Ylva palideció al oír aquel sonido que vaticinaba el final de su arco. Tenía que evitar usarlo, fuese como fuese... pero entonces el troll empezó a acorralar a Merial. La guardabosques aún tenía algo de espacio para moverse, pero un mal movimiento y ya no tendría espacio para maniobrar.

—Sí, sí, pero el arco...— La arquera miró su arco, tratando de ignorar el escozor y luego a Merial. De nada le servía no disparar por miedo a que se rompiese si la elfa se quedaba atrapada. La niña soltó el aire —Mawi, ponte detrás de mí y en cuanto dispare, súbete a mis hombros.

Si acertaba al troll, quizás este se volviese contra ella, y tendrían tiempo de sobra para salir. Si el arco se rompía... Bueno, Mawi estaría a su espalda, protegida de las astillas y quizás el ruido también despistase a su formidable enemigo. 

— Merial ¡Sur!¡Sur! ¡Te cubro!

Glyrhel no entendía demasiado bien lo que estaba pasando, y lo peor era que a medida que pasaban los segundos lo entendía aún menos. De ahí que no supiera muy bien qué hacer, además de la obvia razón que poco podía o sabía hacer más allá de lo que se le había terminado ocurriendo. Tampoco creía que sirviera de mucho, ni siquiera para distraerlo, pero viendo lo que hacían sus dos compañeras prefería hacer algo, por absurdo que fuera, antes de sentirse más inútil de lo que ya lo hacía.

- Eh, tú... Eh... ¡Estúpido!- gritó sin demasiado convencimiento al trol.- Eh... ¡Apestoso!

Creyendo que probablemente no le entendiera y que si lo hacía probablemente le ignorara, se agachó y tanteó el suelo en busca de una piedra, que probablemente ni notaría, para arrojársela.