Partida Rol por web

Edrin permaneció un momento en silencio. Su expresión no reflejaba que la idea de Ylva le pareciese mala, buena, divertida, estúpida o descabellada. Simplemente, parecía serle completamente indiferente.

—"Khu", como en cuchillo y "mahr", como en marchar —dijo simplemente—. Prueba cuando quieras.

Todos se quedaron en silencio, esperando a que Ylva uniese aquellas dos sílabas para formar la palabra que Edrin les había enseñado. Merial y Mawi miraban expectantes, casi aguantando la respiración.

Mientras tanto, pudieron ver que el capitán enano que había acompañado a Uwa y Edrin cuando les habían recibido caminaba hacia ellos, aunque todavía estaba a bastantes pasos de donde se encontraban.

Ylva se concentró en las sílabas. No solo en pronunciarlas correctamente, sino también en sentirlas, como intentaba sentir cada parte de su cuerpo y de su arco cuando entrenaba. Ni siquiera la presencia cada vez más cercana del capitán logró desconcentrarla. 

Khu", como en cuchillo y "mahr" como en marchar.

—Hacha —dijo finalmente, pero no paró ahí. Si aquello era cosa de magia, la magia cuestión de voluntad y todos tenían un poquito en su interior, quizás pudiese pronunciar algo más en aquel extraño idioma sin que le hubiesen enseñado, igual que era capaz de comprenderlo— Puedo decir, hacha. Glyr, ¿qué significa hacha? 

Edrin escuchó a Ylva, pensativo.

—Una pronunciación muy buena —dijo—. Pero el resto de la frase ha sido en común. Parece que después de todo, no podéis hablar nuestro idioma, sólo entenderlo. Intrigante... 

Glyrhel había aguardado expectante a que Ylva pronunciara aquella palabra, y le había costado horrores no pronunciarla él mismo antes que su amiga. Es más, había pensado en, aunque fuera, susurrarlas un poquito, bien bajito, para escucharlas él solo y ver si ocurría algo. Y es que las ilusiones que se había hecho sobre lo que ocurriría una vez se pronunciara en nada terminó correspondiéndose a la realidad.

- Pues vaya...- musitó después del trompazo que se pegó tras dejar volar demasiado alto su imaginación.- ¿Y ahora qué?- preguntó encogiéndose de hombros.- Ah...

Se le había ocurrido algo que preguntar, pero el capitán estaba demasiado cerca, por lo que se arrimó un poco a Edrin dispuesto a realizar la pregunta de forma más discreta.

- Antes has hablado de los cuatro. De la anciana. La has llamado... Eh... ¿Aysha? ¿Qué sabes de ella?

Ylva puso una expresión de fastidio. Por un segundo se había ilusionado pensando que podría haber hecho algo mágico, pero hubiese sido demasiado. A Ylva no se le pasó por alto el gesto de su amigo, al acercarse más al enano y no tardó en comprender el motivo. Decidida a saber lo máximo posible en el poco tiempo que tendrían, se acercó a su vez.

— Y si no eres mago, ¿cómo es que estás a servicio de Uwa y sabes tanto? Pensaba que los magos solo tenían como ayudantes más cercanos a otros magos. 

Si a Edrin le molestaron las preguntas de los chicos, no lo demostró. Cada vez parecía más una estatua que no se inmutaba ante nada.

—Sí, Aysha —repitió el nombre con su voz monocorde, aunque creyeron notar una cierta reverencia en su tono—. Es una de los Cuatro Grandes, los magos más poderosos de Ormund. No se sabe mucho de ella, es la más misteriosa de los cuatro... pero puedo decirte que se cree que es humana, y que vaga de acá para allá por todo el mundo, entregada a una causa que sólo ella conoce. Bueno, puede que sus tres compañeros sepan algo... pero si es así, no lo sé con certeza. Quizá algún día puedas hablar con uno de ellos, Durdi. Es uno de los nuestros, un enano de Krar-Umgar... aunque también acostumbra a viajar...

Luego se volvió hacia Ylva.

—No soy mago... soy memorizador. Acompaño a los nobles de mi reino, y les asisto con mi memoria, por si necesitan recordar algun evento, acuerdo o ley cuyos detalles necesiten conocer. Quizá por eso mi señora ha decidido que me quede con vosotros, ha debido pensar que vuestras mentes jóvenes desearían saciar su curiosidad. Y creo que no se equivocaba. Pero tendremos que hablar más tarde, el capitán Snorri parece querer hablar con vosotros...

El oficial enano que les había recibido junto a Uwa y Edrin había llegado casi hasta ellos, y al hacerlo se apoyó en la pesada hacha que llevaba al cinto. Se inclinó un poco ante el enano anciano.

—Disculpa Edrin, pero me gustaría cambiar unas palabras con los chicos. Soy el capitán Snorri, oficial al mando de Kaz-Umzur —se presentó. Su voz era grave y segura—. Mi señora Uwa os ha dado ya la bienvenida, pero yo os la reitero. Espero que os sintáis bien acogidos aquí, y que la misión de vuestra princesa sea un éxito.

Al igual que Strumni, el capitán Snorri parecía inclinarse porque la alianza entre Skald y Krar-Umgar fructificara. Aquello era buena cosa.

—Trondni me ha comentado que mencionásteis un encuentro con la capitana Agga, y sus enanos —dijo—. ¿Es correcto? ¿Podríais contarme con detalle lo que recordéis de aquella conversación?

Ylva se quedó con la boca abierta cuando Edrin le explicó su cometido. ¡Vaya memoria tenía que tener! A su lado los bardos eran viejos despistados de los que olvidaban donde estaba el bastón que llevaban en las manos. Sin duda, era un enano impresionante. 

Aún no había salido de su asombro, cuando Snorri les alcanzó. Aunque la chiquilla al principio dio un respingo, la mención al trato con la princesa le tranquilizó. Que quisiera que su amiga llegase a un acuerdo significaba, sin lugar a dudas, que no era un enemigo. Sin embargo, la niña no respondió inmediatamente, en su lugar miró el hacha y volvió a repetir en voz baja la palabra que había aprendido, Khumahr. Así no la olvidaría.

—Encantada, señor Snorri. En realidad Agga le mencionó. Nos dijo que uno de sus exploradores habían visto cosas raras. Incluyendo muertos, como los que vimos nosotros. Nos dijo que usted había avisado al Rey Grummdar, que espero que esté bien y que Durdi venía a investigar.  Él era uno de los cuatro grandes magos, ¿no? ¡seguro que puede arreglar esto.— Ylva guardó silencio unos segundos. Snorri debía saber todo aquello, no tenía sentido que se lo contase, pero la realidad era que no habían tratado mucho con Agga— Luego partió a los Montes Blancos, pero Mormnir... ¿O era Normir? y Gungnar se quedaron aquí para ayudarnos. Siento no ser de más ayuda, pero nosotros no hablamos con ella. ¿Tu recuerdas algo más, Glyr?

Un memorizador... Curiosa profesión. Lo más parecido entre los humanos debía ser consejero, pero los consejeros no siempre tenían buena memoria y ni siquiera tenían por qué dar buenos consejos. En cualquier caso eso de dedicarse a ser un memorizador a Glyrhel debía ser tremendamente aburrido, aunque útil para saciar la curiosidad de un par de jovenzuelos. Por ello Glyrhel no tenía intención de desperdiciar aquella oportunidad tan pronto Snorri volviera a sus cosas y les dejara a solas.

- No, no, creo que no- respondió a Ylva, que había demostrado recordar todo mejor de lo que él mismo lo hubiera hecho. La verdad, ahora que lo pensaba, había estado más pendiente de los enanos en sí que de lo que decían.- Creo que eso es básicamente todo, señor Snorri- reiteró encogiéndose de hombros.

Al escuchar lo que dijo Ylva, Snorri pareció aliviado y enfadado a la vez. Aquella reacción contradictoria no parecía tener sentido, pero el capitán enano se explicó.

—Me alegra saber que Agga recibió mi mensaje... ¡pero ya sabía yo que no habría hecho lo que le dije, tan terca como de costumbre! Le pedí que os acompañase hasta la atalaya con sus guerreros, al menos hasta que vuestra comitiva hubiera estado a salvo en Kaz-Umzur. Pero seguro que pensó que no era para tanto, a pesar de que le insistí en lo importante de esta reunión.

Gruñó por lo bajo, pasándose una mano enguantada por el cráneo casi calvo.

—En fin... os prestó a un par de buenos guerreros. Espero que sirviese de algo y que estén acompañando a vuestra princesa. Pero tenemos que encontrarla lo antes posible. Al menos hay una buena noticia, me han informado de que una de las patrullas ha encontrado a algunos de los vuestros y les están escoltando hacia aquí. Ha sido una suerte que apareciéseis en ese túnel y nos contárais lo ocurrido. Seguramente hemos podido ahorrar bastante tiempo...

Trondni llegó corriendo en ese momento. No se habían dado cuenta de que se acercaba hasta que hubo estado prácticamente junto a ellos. Saludó a Snorri haciendo algo que casi podía haber pasado por un torpe gesto de firmes y habló con su voz jovial.

—Disculpad, capitán... pero Uwa quiere hablar con el chico y con la elfa —señaló a Glyrhel y a Merial—. Les espera arriba, en el mirador de la atalaya.

Glyrhel no pudo evitar mostrar su sorpresa, dirigiendo primero su mirada hacia Trondni e instantes después hacia Ylva, que había quedado fuera de aquella reunión. También Mawi, cierto, pero bueno.

- ¿Yo?

Por qué querían verle a él era algo que no sabía, pero si dejaba volar su imaginación podía encontrar muchas razones. Quizá fuera una cuestión relacionada con los viales, después de todo era a él a quien se los habían dado, ¿pero entonces por qué llamar también a la elfa? ¿Y si era porque quizá, y solo quizá, podía llegar a usar magia? Uwa era maga. A lo mejor... Pero no, no podía ser, o no creía por mucho que deseara que así fuera, después de todo eso no lo sabían más que Ylva, Merial y él mismo. En cualquier caso solo esperaba que no fuera nada malo.

- Vale. Supongo...- añadió mirando a su amiga.- ¿Sabes si es por algo en especial? Si se puede contar, claro.

Ylva miró a Snorri extrañada, pero no comentó nada de la reticencia de la enana para ceder a dos de sus hombres como escolta. Tan solo se encogió de hombros, en señal de que no sabía nada más. 

—¿Tardarán mucho en llegar? —preguntó la chica sin poder ocultar los deseos de ver de nuevo a sus compañeros. Antes de que pudiesen responder a su pregunta, el explorador enano vino a buscar a Glyrhel... Y Merial. Durante unos segundos, Ylva pareció sorprendida, pero no tardó en cambiar su expresión a una más aliviada. Seguramente fuese cosa del gran potencial mágico que tenía su amigo. ¡Si estaba claro que era único! Aunque lamentaba profundamente no poder ir con él a ver más cosas mágicas, la niña le apretó el brazo en señal de ánimo y espero a que Trodni contestase, aunque dudaba que le hubiesen dicho el motivo de la llamada.

—¿Mawi y yo podemos recorrer este lugar? Me gustaría conocer más de este sitio.

Quizás hasta descubriesen pasadizos secretos olvidados incluso por Edrin. ¡Eso sería genial! Además, así podría saber sobre los arbóreos, Mawi y su poder. A lo mejor incluso aprendía algún truco para comunicarse con las plantas o saber sobre el bosque gracias a ella. 

Trondni sonrió, mientras Merial caminaba hasta colocarse junto a él para seguirlo.

—Tratándose de Uwa, debe ser algo mágico —dijo—. La magia es lo único que le interesa... ¡casi no parece enana!

Estuvo a punto de reírse, pero la mirada que Snorri le lanzó tras hablar en ese tono de la sobrina del Rey hizo que se lo pensara mejor.

—Er... ¡lo siento, capitán! ¡Bueno, vamos!

Y se alejó junto con Glyrhel y Merial en dirección a la torre.

Ylva y Mawi se quedaron con Edrin y Snorri, observando alejarse a sus amigos. El capitán enano carraspeó y respondió entonces a la pregunta de Ylva.

—La verdad es que no creo que tarden demasiado —dijo—. Pero en los túneles, nunca se sabe. En cuanto a echar un vistazo... bueno, ya oísteis a Uwa. Sois huéspedes aquí, y eso significa que podéis moveros con cierta libertad. Simplemente, tratad de no estorbar a nadie, ni meteros en ningún sitio sin pedir primero permiso.

Hizo un gesto de saludo hacia Edrin.

—Nos veremos más tarde, tengo que volver a mi puesto de mando. Si tenéis cualquier problema, seguro que Edrin sabrá ayudaros.

Mientras el capitán enano se marchaba, Mawi se volvió hacia Ylva. La arbórea se frotaba las manos y se movía, inquieta.

—Y... Ylva —murmuró—. ¿Crees que habrán encontrado también a Wik y Kuwo...?

Mientras caminaban junto a Trondni, Merial miró hacia atrás un momento. Ylva y Mawi parecían hablar entre ellas al tiempo que el capitán enano se alejaba. La elfa se volvió hacia Glyrhel y le miró como si quisiera transmitirle su curiosidad por aquella extraña llamada.

—A lo mejor quiere enseñarnos magia —dijo—. Los enanos no suelen practicarla, pero se dice que los que lo hacen tienen poderes impresionantes. Y dominan todo lo que tiene que ver con la tierra, los metales y las rocas. Si Uwa es una maga enana, tal vez pueda provocar terremotos, crear lava... ¡o incluso transmutar oro!

Merial iba emocionándose más a medida que hablaba, pero una carcajada de Trondni la interrumpió.

—Creo que has oído demasiadas historias de hoguera, jovencita —rió Trondni—. Hay magos enanos, y en efecto son pocos. Pero no creo que tengan poderes tan fascinantes como esos. Bueno, quizá Durdi... ¡pero incluso en su caso, lo dudo!

Llegaron hasta la atalaya y empezaron a subir la escalera de piedra amplia y curvada que llevaba a los pisos superiores.

—Dime, chico —Trondni se volvió hacia Glyrhel mientras ascendían—. ¿Es verdad que tú también tienes poderes?

Ylva estaba meditando lo que hacer, y con cierta tristeza por haberse separado de Glyrhel cuando Mawi llamó su atención. Un simple vistazo le bastó para ver que estaba muy nerviosa y preocupada. La chica se agachó y la cogió las manos para que la mirase.

—Estoy segura de que están bien, Mawi. Los encontrarán —Ylva apretó ligeramente aquella curiosa piel y sonrió—. Y si no aparecen para cuando nos hayamos reunido, te ayudaré a buscarlos. Os lo prometí cuando nos encontramos, ¿te acuerdas? Bueno... Y ahora ¿Qué crees que podemos hacer? Glyrhel tiene mucha suerte de tener ese potencial mágico, pero eso no significa que nos tengamos que quedar quietas a esperar, ¿no?.

La chica se quedó callada unos segundos... Había tantas posibilidades... y seguro que no tenían suficiente tiempo para todo. Inconscientemente, miró la dirección por la que su amigo había salido. Tenía tantas ganas de seguirlo...

—¿Te apetece que exploremos la Atalaya? Quizás podamos salir al exterior un rato. ¡Así´podrías enseñarme como te comunicas con las plantas! Yo no podré hacerlo, pero me encantaría verlo. También podía ir a ver si pueden arreglarme el arco o prestarme uno mientras estamos aquí... pero ¡Salir es lo más importante!¿Qué te parece?