Partida Rol por web

Un instante después de desaparecer "Sonrisitas", Merial se adelantó y se asomó a las puertas abiertas de la sala. Al llegar a la última, llamó a los demás.

—Aquí hay un corredor que baja —dijo—. ¿Deberíamos... hacer caso a ese ser?

Runi deseó que en verdad aquellos amigos de Mawi estuviesen con la princesa. Así al menos no estaría sola por si se encontraba en grandes dificultades. Pero cuando la elfa señaló el corredor se centró en la misión.

-Mucho me temo que no tenemos más opciones. Hasta ahora nos ha ayudado, a su manera y por sus intereses, pero lo ha hecho. No veo motivos para desconfiar a estas alturas, al menos hasta que demos con la princesa. Luego será otro cantar.-

Miró a los demás fijandose en lo jovenes que parecían todos salvo Strumni. Incluso la elfa que seguramente tendría más años que él se la veía de esa manera. Suspiró cansado mientras pensaba en qué hacia allí con ellos, que seguramente sería más útil con Gunnar que no allí con aquellos polluelos.

-Venga. Sigamos.-

Ylva relajó los músculos cuando aquella sombra desapareció. Ahora que parecía que la amenaza se había ido no era necesario tratar de llamar su atención, por lo que, como quien no quería la cosa, volvió a acercarse a los magos. La niña miró primero a Runi y luego a Merial, que había lanzado aquella advertencia al aire.

—No creo que nos mienta —dijo pensativa mirando los túneles. Parecían sacados de algún cuento sobre caballeros y damas encarceladas que su madre siempre le contaba. Y casi siempre había alguna trampa.— Pero también dijo que estos túneles no eran como nada que conozcamos... ¿Y si para bajar hay que subir? O quizás uno de estos suba unos metros antes de bajar o algo así ¿no? Además quizás Wik y Kuwo estén con Mara y con Ilwen... Al fin y al cabo estaban con nosotros cuando Sonrisitas nos durmió.

La niña se agachó con cuidado al lado de uno de los túneles que aparentemente no bajaban, buscando alguna señal que indicase que alguien había pasado recientemente. Mientras los miraba, la niña sintió como una cuerda restallaba en su cerebro, lanzando como si de una flecha se tratase una idea. Algo loca, algo absurda, pero totalmente rebosante de lógica para la muchacha.

—¡Mawi! ¡Elige tú el camino!

Una vez Sonrisitas desapareció, buena parte de la tensión que su presencia había exaltado, se marchó con él. Quedaba un poco en el ambiente que aún no llegó a desvanecerse del todo, principalmente debido a la desconfianza que sus palabras habían despertado.

- Yo, por mí, bajamos. Puede que haya mentido, pero también puede que lo haya dicho pensando que pensaríamos que mentía, así que supongo que da un poco igual. Pero que Mawi elija el camino... ¿Por?

Entonces cayó en la cuenta de algo y con cierto sonrojo se giró hacia la arbórea.

- Esto... Eh... No quiero decir que no puedas hacerlo, Mawi. No me entiendas mal. No, no es eso- se explicó.- Solo, solo quiero saber qué se le ha ocurrido a Ylva. ¿Quizá piensa que puedes sentir a tus amigos? ¿Es eso posible?

Mawi pareció confundida cuando Ylva le propuso que eligiese el camino, y Merial frunció el ceño sin comprender.

—Sí, ¿por qué crees que Mawi debería...? 

Pero entonces abrió mucho los ojos y sonrió, asintiendo con fuerza.

—¡Claro, qué tonta soy! ¿Cómo no se me ha ocurrido a mí? ¡Ylva, eres genial! —Merial se volvió hacia la arbórea y la animó a que hiciera caso a la skaldi—. Tiene razón, Mawi. Lo mejor es que tú escojas camino. ¡Recuerda tu poder! ¡Seguro que si eres tú la que nos dice por dónde ir, encontraremos a la princesa!

Mawi comprendió por fin la idea de Ylva y su rostro reflejó su sorpresa durante un momento, pero enseguida volvió a parecer preocupada.

—Pero... pero mi poder no funciona siempre —dijo—. No puedo controlarlo, ocurre por sí mismo. A veces tengo mucha suerte y otras veces no. Creo que... depende de cuánto lo necesite en cada momento...

Era evidente que la arbórea temía que todos confiaran en ella y acabase por meter la pata o guiarles hacia algún peligro.

¡Cómo podía habérsele olvidado! Ylva tenía toda la razón del mundo. Mawi podía hacerlo, si es que su poder funcionaba en aquel momento. ¿Pero por qué no? Además aún no haciéndolo poco importaba, era mejor que confiar ciegamente en la sinceridad de Sonrisitas.

- Tranquila, Mawi, de veras. Tú puedes hacerlo. Ya verás- intentó calmarla.- Tenemos que elegir un camino y ninguno sabemos el correcto, pero prefiero seguir el que tú indiques a uno cualquiera.

Quizá su poder funcionara como lo magia. Si así era, no perdía nada compartiendo los escasos rudimentos que conocía sobre magia, aquellos que había aprendido sobre la marcha con Merial y Uwa.

- No sé. Cierra los ojos, respira profundamente, concéntrate y... Y señala el primero que te parezca. El que mejor haga que te sientas.

Ylva se volvió hacia Glyrhel sonriendo como si lo de la arbórea fuese más obvio que la adivinanza del color del caballo blanco de Oleg. 

La skaldi se acercó a Mawi y se agachó a su lado, repleta de confianza.

—Bueno. Pero hagamos caso a Sonrisitas o no, esto es cuestión de suerte –razonó la chica– No hay forma de saber si el túnel que baja luego, sube o al revés. Mejor que elija alguien que a veces tiene suerte, de manera casi milagrosa a que lo hagamos nosotros.

La desaparición del llamado Sonrisitas le alivió ligeramente, pese a que por el momento no tenía motivo alguno para desconfiar de ese ser y que a efectos tangibles su ayuda les había servido a todos para avanzar en el camino, irradiaba un mal que era complicado de ignorar. Asintió a las palabras del viejo mago pues para él avanzar siguiendo el consejo de la sombra parlante también era la mejor opción.

—Hasta ahora sus intervenciones aunque molestas han sido siempre de gran ayuda. Nos abrió la puerta, nos indicó el camino y al parecer ha vuelto aquí para hacer lo mismo. No se me escapa que algo debe de sacar de que nosotros nos acerquemos a nuestro objetivo pero hasta el momento no se me ocurre el qué —dijo con total franqueza—. Siento que me repito pero... no tenemos tiempo que perder.

Tras finalizar aquellas palabras generalizadas para el grupo escuchó a los jóvenes debatir sobre algo que le era ajeno. Prestando atención a sus menores se enteró de que quizás ellos tuvieran más conocimiento de la situación.

—Si crees que puedes hacerlo, te seguiremos Mawi —dijo mientras asentía para dar confianza a la arbórea. 

Mawi, abrumada por la confianza que todos le mostraban, tragó saliva y con pasos dubitativos se paseó por delante de las tres puertas. Se detuvo un momento en la que daba al camino que bajaba... pero luego pasó de largo. Finalmente, ante la puerta de la derecha, señaló con su corto brazo de color verdoso.

—Yo iría por aquí... —dijo en voz baja.

El corredor en cuestión se internaba en la oscuridad, sin subir ni bajar. Parecía simplemente un pasadizo más.

—¡Genial! Pues vamos por allí. No te preocupes Mawi. Todo irá bien. Antes de que te des cuenta, Wik estará pasmado por lo que has hecho y Kuwo refunfuñará que eres una inconsciente. Ya lo verás 

Ylva preparó el arco y, con confianza, caminó por el túnel que la arbórea había indicado. Había prometido a su padre que encontraría a la Ingelyn y lo haría. Estaba convencida de que el encuentro con Mawi no era casual y, si era cierto que tenía una extraña suerte, debía significar algo que se hubiese despertado a su lado. 

Emocionado, Glyrhel contuvo el aliento esperando percibir algo especial y espectacular, cualquier cosa que pudiera delatar el uso de aquella habilidad tan especial que poseía la arbórea. Para él, en su imaginación, la magia siempre había sido eso, estallidos y pirotecnia, pero poco a poco había empezado a aprender que era algo más que eso, que también poseía sus sutilezas.

- ¿Ya? Pues vaya...- Se dijo a sí mismo tras comprobar que nada había ocurrido antes o después de elegir la puerta.

A pesar de ello, y del temor e inquietud que en él despertaba lo que pudieran llegar a encontrar, estaba deseando cruzarla porque era la única manera de comprobar que los poderes de Mawi funcionaban.

- Sí, no te preocupes- animó a la arbórea.- ¡Vamos!- alentó al resto, aunque cauto, él mismo solo se animo a cruzar el umbral tras su amiga Ylva.

—Pues ese será nuestro camino entonces —dijo el enano en referencia a lo indicado por Mawi, la chica arbórea. Si ella indicaba ese camino las oportunidades de éxito crecían. 

Ballesta en mano el enano inició la marcha, fuera lo que fuese a lo que se tuvieran que enfrentar, Strumni estaba más que dispuesto. Con su mano libre se caló la capucha de su capa enana todo lo que pudo para conseguir pasar lo más desapercibido posible.

Miró a los jóvenes con cierta envidia por sus ganas y empuje, se les notaba deseosos y sin miedo a nada. Recordaba haber sido así años atrás, muchos años atrás. Poco o nada quedaba ya de aquel enano y sin embargo en aquel túnel remoto, con una situación adversa sobre ellos se dejó animar por la juventud. Si ellos estaban tan convencidos quizás todo fuera a salir bien.

Runi no sabía a qué se referían los chicos, pero estaban lo suficientemente convencidos de que aquello saldría bien como tratar de convencerlos siquiera. Así que miró a Strumni y se encogió de hombros.

-No tenemos nada que perder.-

Ya estoy viejo para estas cosas- Pensaba mientras seguía a los demás por el túnel que les indicaba la chica arbórea. Si era la decisión correcta o no lo descubrirían más adelante. Pero lo cierto es que así tenían más oportunidades.

Sin dudarlo, el grupo decidió seguir el instinto de Mawi y tomar aquél camino. Se colocaron en aquella formación y salieron de la sala de la maquinaria enana. Pero no bien el último de ellos hubo puesto el pie en el pasillo, la puerta dorada se cerró a sus espaldas. Una vez más no podían volver atrás.

Resignados, continuaron adelante, sabiendo que aquello estaba muy lejos de ser casual. Alguien les dirigía y cerraba la retirada a sus espaldas. ¿Con qué intención? Eso no podían saberlo, así que sería mejor desterrarlo de sus mentes por el momento...

Recorrieron el pasillo amplio y ornamentado al que habían accedido, y no tardaron mucho en enfrentarse a su primera decisión. El corredor acababa abruptamente, y dos arcos se abrían a ambos lados del mismo. El de la izquierda daba acceso a un pasillo que continuaba a la misma altura, mientras que el por el de la derecha se podía ver una escalera que descendía en curva hacia la oscuridad. Era el momento de decidir si hacían caso al consejo de "Sonrisitas"...

Ylva había avanzado unos metros por delante de Runi y Glyrhel, como precaución, con paso rápido pero sin dejar de mirar a su alrededor. Como si quisiera beberse cada rincón de aquella estancia. No era solo que buscase algún rastro de la princesa, o que estuviese tratando de memorizar el camino para no perderse. Quería grabar aquella imagen y aquel lugar en la memoria para siempre. Recordar los olores de la roca húmeda, el sonido de los pasos en el suelo y como rebotaba por la estancia.

—Mawi, ¿por donde? —preguntó la chica mirando a la arbórea y dispuesta a salir como alma que lleva el diablo por dónde su pequeña amiga señalase. Si la arbórea dudaba, ella tenía claro que seguiría las indicaciones de Sonrisitas.— ¿Podemos ya bajar o seguimos por el otro camino?

Se detuvo ante la bifurcación del camino, debían elegir entre ir a un lado o a otro, algo que le exasperaba. Recordaba a la perfección el consejo dado por el ser de sombras y temía por si debían seguirlo o no. Con dudas en la mente miró a Mawi esperando a que ella pudiera resolver las dudas que tenían. Sin embargo tampoco quería cargar todo el peso de las decisiones en ella.

—En caso de duda creo que deberíamos bajar, es la única referencia real que tenemos —dijo señalando el camino que descendía. No es que fuera una gran ayuda, claro estaba, pero era lo único que tenían en aquel momento.

Intentando ser de más ayuda y abarcar más tareas que únicamente la de señalar lo obvio, se dispuso a observar su entorno en busca de algún rastro o pista que pudiera servir de ayuda al grupo. Cualquier pequeña cosa en un lugar tan poco transitado como aquel podía marcar la diferencia.

Strumni no tuvo que buscar mucho antes de encontrar algo interesante. Y fue precisamente en el corredor que bajaba. En uno de los muros, los sillares de roca estaban marcados por dos profundos surcos separados entre sí casi un palmo. Parecía como si algún tipo de extraña criatura hubiese arañado violentamente la pared. 

¿Pero qué criatura podría dejar esas marcas en la piedra? No podía ser muy grande, el corredor era ancho pero tampoco exageradamente. Y si no había sido alguna criatura extraña, ¿qué podía haber sido...?

Sus pesquisas le llevaron a internarse un poco en el camino que descendía, allí algo llamó su atención de forma poderosa. El enano elevó su mano y se puso de puntillas para llegar a alcanzar una marca que había en la pared de roca. Se sorprendió con la profundidad de la hendidura y miró hacia el grupo para hablarles.

—Algo o alguien ha hecho estas grietas, no puede determinar mucho más de ellas pero han pasado por aquí. Creo que es el camino que debemos seguir —dijo mirando a sus compañeros y esperando la reacción de estos ante su reciente descubrimiento.

Una nueva bifurcación, y una nueva decisión. Tampoco es que fuera a ser todo fácil claro está. Ylva volvió a cargar la responsabilidad sobre los hombros de la árborea. Pero tampoco era justo para ella, así que cuando Strumni dio con otros métodos más mundanos para decidir se alegró.

-Parece ser que tenemos una pista, y además del camino que parece bajar. Creo que la decisión está clara.-

Una vez más parecía que la sombra les había ayudado, y eso le preocupaba aun más al viejo skaldi. Estaba claro que se las iba a cobrar en algún momento del futuro, y no sabía si iban a poder hacerlo. Pero al menos, de momento, no tenían que preocuparse de ello.